El incendio del Reichstag

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

El 27 de febrero de 1933 estalló en llamas el Reichstag (parlamento alemán) en Berlín. Fue una gran provocación planeada por los jerarcas nazis. Era la señal para empezar la más bárbara represión contra el movimiento obrero y popular de Alemania. El 9 de marzo fueron detenidos los dirigentes comunistas búlgaros Jorge Dimitrov, Vasil Tanev y Blagoi Popov. Se les acusó de haber participado en el incendio el Reichstag.

LA MADRE

Al conocer esta falsa acusación la madre de Dimitrov, Paraskeva Doseva, a pesar de su avanzada edad, se lanzó con todas sus energías a promover la campaña solidaria. Se trasladó a Lepzig y Berlín para presenciar el juicio. Después se dirigió a París, donde participó en una gran concentración exigiendo la libertad de los dirigentes comunistas búlgaros encarcelados en Alemania. Pronunció en esa ocasión un encendido y conmovedor discurso.
Y esa ejemplar mujer búlgara pudo comprobar que sus esfuerzos, unidos a los de millones de hombres de toda la tierra no fueron inútiles. Presenció cómo su hijo, de acusado se transformó en acusador, demolió los argumentos fascistas y puso a la hiena parda en el sillón de los acusados.

DE ACUSADO SE TRANSFORMA EN ACUSADOR

Jorge Dimitrov

El juicio del incendio del Reichstag, contra Jorge Dimitrov, fue conocido como el proceso de Leipzig, recogiendo el nombre de la ciudad en la que se desarrolló el juzgamiento.
En el proceso el camarada Dimitrov jugó un rol destacado, demostró la firmeza de las convicciones comunistas, la astucia y la inteligencia de los revolucionarios, el heroísmo y la rebeldía de los marxista leninistas, a la vez, convirtió al juicio en una tribuna en donde desenmascaró al fascismo y las intensiones políticas de Hitler, logró convertir al acusado en acusador y demostró la naturaleza de clase del gobierno alemán.
Jorge Dimitrov dijo en su discurso ante el Tribunal, pronunciado el 16 de diciembre de 1933: “Me defiendo a mí mismo, como comunista acusado. Defiendo mi honor personal de comunista, mi honor de revolucionario. Defiendo mis ideas, mis convicciones comunistas. Defiendo el sentido y el contenido de mi vida. Por esta razón, cada palabra pronunciada por mí ante el tribunal es, por decirlo así, sangre de mi sangre y carne de mi carne. Cada palabra mía es la expresión de mi indignación más profunda contra esta injusta acusación, contra el hecho de que se impute a los comunistas un crimen tan anticomunista.”

DERROTÓ A LOS FASCISTAS EN SU PROPIA CANCHA

Una tras otra fueron las artimañas de los nazis para doblegar el acero comunista, por meses Dimitrov fue aislado de sus familiares y camaradas, en varias ocasiones fue puesto grilletes en las manos y los pies, le impusieron abogados seguidores de Hitler, razón por la cual decidió impulsar su propia defensa señalando que “…decidí defenderme yo mismo. Puesto que no necesito de la miel, ni el veneno de la elocuencia del defensor que se me impuso, me he defendido todo el tiempo sin la ayuda del abogado”.
El 23 de diciembre de 1933, al terminar el juicio, Jorge Dimitrov, fue declarado inocente. Convirtiéndose este acontecimiento en la primera victoria de los comunistas contra el fascismo, a la vez, Jorge Dimitrov constituyó un ejemplo de temple y convicción para muchos revolucionarios.
Fue dejado en libertad, junto a Tanev y Popov el 27 de febrero de 1934. Ello ocurrió bajo la presión de la solidaridad de la Unión Soviética, quien les otorgó, estando en manos nazis, la ciudadanía soviética.

DIRIGENTE DE LA III INTERNACIONAL

Dimitrov permaneció en la URSS. Fue elegido para el Presídium de la Internacional Comunista. En su VII Congreso, inaugurado en Moscú el 23 de julio de 1935, Dimitrov fue elegido su Secretario General y el 2 de agosto leyó su histórico Informe “La ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional Comunista”. Allí planteó que ante los peligros del fascismo y de la guerra, los comunistas debían organizar en todos los países los amplios frentes populares antifascistas.
Entre los 513 delegados en representación 65 partidos comunistas, estuvo Carlos Contreras Labarca, Secretario General del Partido Comunista de Chile. Este país fue uno de las tres naciones de la tierra que no sólo constituyeron los frentes populares, sino que conquistaron con ellos el Gobierno. Los otros dos: España y Francia.
En el VII Congreso de la Internacional Comunista, Dimitrov fue elegido Secretario General
En 1937 fue electo diputado al Soviet Supremo de la URSS.
Escribió numerosos trabajos contra el fascismo y sus métodos. Por ejemplo, ‘El fascismo es la guerra’.

PRESIDENTE DE BULGARIA

Tras la Segunda Guerra Mundial y con el apoyo del Ejército Rojo los nazis fueron barridos de Bulgaria. Jorge Dimitrov retornó a su país. Resultó elegido diputado por el Frente Democrático, que ganó las elecciones por mayoría absoluta. En 1946 los búlgaros declararon en referéndum su deseo de establecer la república, poniendo fin a la monarquía de Simeón II. Al año siguiente el Partido Comunista Búlgaro (BKP) conquistó el poder, nacionalizando la economía.
Dimitrov fue elegido secretario general del PC Búlgaro y Presidente de Bulgaria.

Dimitrov en el Segundo Congreso del Frente de la Patria, Bulgaria, febrero de 1948

Tras una larga enfermedad, fue enviado a un hospital a la Unión Soviética, donde falleció el 2 de julio de 1949. En su honor fue construido un Mausoleo en Sofía, donde permaneció con todos los honores hasta la caída de la República Popular de Bulgaria en 1990.

SOFÍA, OCTUBRE DE 1986

Era a comienzos de octubre de 1986. Marcia y yo, culminábamos una visita a Bulgaria, invitados por el Partido de Dimitrov. Habíamos pasado unos días maravillosos en el balneario de Varna, a orillas del tranquilo Mar Negro. Después volamos a Sofía, la capital de ese hermoso país. Allí tuvimos la oportunidad de conocer la casa donde vivió Jorge Dimitrov, convertida en museo. Pero lo más emocionante e inolvidable de esa visita fue el momento en que depositamos una ofrenda floral en nombre de los combatientes antifascistas chilenos, en el mausoleo en homenaje a quien derrotó a los nazis en sus propios tribunales.

Mausoleo de Jorge Dimitrov, Sofía, Bulgaria

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