Recordando al hijo del salitre: Elías Lafertte

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

“Fue recto, fue grande, fue claro,
fue puro como una vertiente:
del pueblo y de su desamparo
salió su fuerza combatiente.
Así la lucha fue su gloria
y entregó al pueblo su conquista.
Su epitafio será su historia:
“Aquí descansa un comunista”.
Porque esta lucha no termina
con una vida ni una muerte,
esta bandera no se inclina.
Y tu corazón que germina
no tiene fin, Elías Lafertte”.

(Pablo Neruda: “Corona para mi Maestro”)

Es viernes 17 de febrero de 1961. Estamos en plena campaña parlamentaria. Conociendo la crítica salud del compañero Lafertte, estamos reunidos en Temuco, en la sede de la Dirección Regional Cautín del Partido Comunista, ubicado en la esquina de las calles Bulnes y Miraflores Escuchamos radio. El informativo de las 21 horas trajo el comunicado que tanto temíamos:

-Ha muerto Elías Lafertte Gaviño, presidente del Partido Comunista de Chile.

Un compañero apaga la radio. Se hace un silencio impresionante. Por muchas mejillas corren lágrimas. De pronto una voz enronquecida rompe el silencio:

– Compañero Elías Lafertte…
– ¡Presente, ahora y siempre!, respondemos.

¿Quién era ese obrero cuya muerte estremeció a sus camaradas?

Elías Lafertte Gaviño fue uno de los grandes de Chile. Un líder, un combatiente y un gran compañero.

Lo conocí hace 67 años, cuando yo era militante de las Juventudes Comunistas. Recuerdo que en una primaveral mañana de octubre de 1950, llegué al viejo edificio donde estaba nuestra pensión en Santiago. Encontré a Jaraquemada, uno de los cuatro estudiantes de Llo-Lleo que allí vivíamos. Me dijo que en “Democracia”, periódico que había reemplazado al clausurado “El Siglo”, se informaba que ese día, daba una charla el compañero Elías Lafertte. Era a las 19,30 en el teatro Sicchel.

CUÁNDO Y CÓMO CONOCÍ A ELÍAS LAFERTTE

Decidimos concurrir. Eran las 7 y 10 de la tarde cuando llegamos al Teatro del Sindicato de la Compañía Chilena de Electricidad, ubicado en Catedral esquina Sotomayor. Ninguno de los dos conocíamos físicamente al camarada Lafertte.  Había gente esperando. La mayoría formaba un grupo, que conversaba animadamente. Nos acercamos. Un compañero, ya de edad, comentó:

– Ahora con el famoso aceite adulterado, andamos todos como aviones a chorro…

Risas.

El camarada que habló, seguramente un obrero, se refería al escándalo que había estallado por esos días. Los empresarios distribuidores del aceite comestible, en complicidad con las autoridades, lo habían adulterado para obtener mayores ganancias. Esto produjo serios trastornos digestivos a buena parte de la población. Miré el reloj. Eran casi las 19:30 y el conferencista – pensé- aún no llega. En ese momento alguien levantó la voz:

– Compañeros, propongo que pasemos a la sala y comencemos. Compañero Elías, dijo dirigiéndose al que había estado hablando del aceite, pase usted, por favor.

Nos miramos con Jaraquemada.

Habíamos imaginado que el presidente del Partido Comunista llegaría cuando todo estuviera listo, para entrar en medio de los aplausos. Pero el camarada Lafertte rompió nuestros prejuicios. El presidente y uno de los fundadores del Partido, senador de la República, ex dirigente de la FOCH, una de las grandes personalidades del país, había llegado de los primeros, con la modestia de un obrero consecuente.

Su charla fue sencilla, amena, plena de sabiduría. Aprendimos mucho.

Esa noche de octubre de 1950, Elías Lafertte nos dio una clase magistral de cómo deber ser un dirigente comunista: tener profundos conocimientos, ser modesto, fraternal, alegre, optimista.

EL AMANECER DE UN LÍDER

Por entonces, Elías Lafertte tenía 64 años de edad, pues había nacido en Salamanca, un 19 de diciembre de 1886. Pudo estudiar sólo dos cursos en una escuela. Desde los 11 años debió trabajar. Fue monaguillo y obrero del salitre.  En 1911 conoció a Luis Emilio Recabarren: El 4 de junio de 1912 participó en Iquique en la fundación del Partido Comunista de Chile. Fue candidato a la Presidencia de la República en tres ocasiones: en 1927, 1931 y 1932. En 1937, estando desterrado en México, resultó elegido senador por las provincias de Tarapacá y Antofagasta. Siendo reelegido en 1945.

EN EL PUERTO ROJO

Lo vi por segunda vez en San Antonio. Fue en una tarde de febrero de 1952.

Después de desfilar por calle Centenario, con cantos y consignas, con rojas banderas agitadas por la brisa marina, llegamos a la plaza del puerto. Allí proclamaríamos al candidato del Frente del Pueblo, al compañero Salvador Allende Gossens.

Abrió el mitin el presidente del Comando Comunal Allendista. Luego se anunció al Presidente del Partido Comunista.

La mayoría de los asistentes cantamos La Internacional, levantando el puño derecho. Era nuestro saludo y homenaje al dirigente obrero; pero también un desafío al traidor.

Habló el camarada Lafertte, arrancando aplausos cuando se lanzó contra el “Judas de La Moneda”, Gabriel González Videla que, luego de llegar a La Moneda en brazos del pueblo, traicionó el Programa que había prometido e inició, en octubre de 1947, la persecución contra los comunistas, los que más trabajaron por su candidatura.
La emoción nos embargó cuando Lafertte afirmó:

– Parafraseando al escritor español, podemos decirle al traidor: ¡los muertos que vos matasteis, gozan de buena salud!

– Entonces la plaza de San Antonio estalló con la consigna tantas veces repetida:

¡Y que fue… y que fue, aquí estamos otra vez!

Cerró el acto, el compañero Salvador Allende, un verdadero educador de masas.

EN LA QUINTA CONFERENCIA DE LAS JJ CC DE CHILE

Entre el 26 y 29 de marzo de 1959 tuvo lugar la Quinta Conferencia Nacional de las Juventudes Comunistas. Se realizó en la sede del Comité Central del Partido, ubicada en Teatinos 416. Se inició con el Informe leído por Manuel Cantero, dirigente máximo de los jóvenes comunistas. Al día siguiente, y con la presencia del compañero Elías Lafertte, se entregaron los informes de los Secretarios de los Comités Regionales. Me correspondió intervenir en segundo lugar. Relaté el trabajo de los jóvenes comunistas de la provincia de Cautín. Le di a mi informe un tono ligeramente poético. En octavo lugar intervino la secretaria del Comité Regional de Atacama. Habló, entre otras cosas, del excelente trabajo que realizan hacia los jóvenes del mineral de Huantemé.

En la tarde de ese viernes 27 de marzo, me correspondió presidir la sesión plenaria. Ofrezco la palabra al camarada Lafertte.  En su intervención valoró los avances de los jóvenes comunistas. Puso varios ejemplos. Se refirió en especial al trabajo hacia los jóvenes mineros de Huantemé. De improviso se volvió hacia mí y me dijo:

-Compañero Iván, usted que nos habló tan bellamente de su provincia y que es profesor de Historia y Geografía, ¿nos puede decir dónde está Huantemé?

Me tomó de sorpresa. No alcancé a responder, cuando surgieron de la sala los gritos de:

-No sabe… no sabe … no sabe… (Comenzaron los de Valparaíso “picados” con nosotros los de Cautín. Luego los siguieron otros).

Estallaron las risas. Yo muerto de vergüenza, deseaba enterrarme ahí mismo. Pero, debía seguir presidiendo.

ME TIENDE SU MANO PROLETARIA

El domingo 29 de marzo de 1959 se clausuró la Quinta Conferencia con un almuerzo en el Parque Rosedal. En un momento se acercó a mí el camarada Lafertte:

-Compañero Iván, me dice, he observado que usted no se siente bien. ¿Qué le pasa? Si son mis palabras del viernes la causa de su problema, le ruego que me disculpe. No tuve la menor intención de herirlo. Todo lo contrario. Me tiende su mano proletaria. La estrecho con respeto, agradeciéndole sus palabras.

Así era el camarada Lafertte. Con una natural picardía y un especial sentido del humor. Firme en sus principios. Sensible. Muy humano. Super tierno, como decimos ahora. En esa Quinta Conferencia recibí una nueva lección de este comunista ejemplar.

EN EL CUARTO CONGRESO DE LAS JJ CC

Entre el 20 y el 23 de febrero de 1960 tuvo lugar el Cuarto Congreso Nacional de las Juventudes Comunistas de Chile.  En una de sus sesiones asistió el compañero Elías Lafertte. Intervino con el entusiasmo y pasión de siempre. Nos habló de la importancia de los métodos juveniles, que los jóvenes deben cantar.

– A propósito de esto – dijo- estoy seguro que en esta sala hay jóvenes comunistas con inquietudes artísticas, músicos y poetas. A ver, camaradas, les ruego ponerse de pie los que cultivan estas artes.
Algunos compañeros se miraron sorprendidos, indecisos. Les hicimos señas, animándolos, con cierta picardía. Luego de titubear brevemente, unos diez compañeros se pusieron de pie. Estaban algo cohibidos, pero no podían disimular un poquitín de orgullo. Artistas, al fin y al cabo. Lafertte enfatizó lo importante que es para las Juventudes Comunistas y el Partido contar con esos valiosos militantes. Luego disparó: ¡Cómo es posible que, habiendo tantos creadores entre nosotros, no se compongan nuevas creaciones y se sigan cantando las viejas canciones de la Guerra Civil española!
Los “artistas” se sentaron un tanto acholados. Algunos no pudimos contener la risa.

A SANTIAGO LOS BOLETOS

Esa aciaga noche del 17 de febrero de 1961 nos reunimos como Directiva Regional del Partido, a la cual pertenecía por ser Secretario Político de las Juventudes Comunistas de Cautín. Se designó una delegación para asistir a los funerales. Viajamos en el tren nocturno del día siguiente, para llegar a la capital el 19 de febrero de 1961. Nos dirigimos a la sede del Comité Central del Partido, ubicada en Teatinos casi esquina Compañía.
En el salón principal está la capilla ardiente. A pesar de ser muy temprano, hay mucha gente.

HOMENAJE AL CAMARADA ELÍAS

Junto a la urna, que contenía los restos del compañero Lafertte, vimos hacer solemne guardia de honor a ocho dirigentes sindicales. Y se sucedieron las guardias. Cientos de hombres, mujeres y jóvenes militantes, amigos, de otras colectividades políticas y organizaciones sociales, independientes, rinden homenaje al hijo del salitre. Los comunistas de Cautín, también tenemos ese honor.

En la tarde, parte desde la sede del Comité Central una multitudinaria, triste, pero combativa columna hacia el Cementerio General. Somos miles.  Caminamos, con banderas del Partido y de las Juventudes Comunistas, cantando, gritando sin cesar:

– Compañero Elías Lafertte…

– ¡Presente, ahora y siempre!

LO DESPEDIMOS CON LA INTERNACIONAL Y EL CANTO A LA PAMPA

En la Plazoleta del Cementerio General, en avenida La Paz, un mitin de despedida, en la que intervinieron varios oradores. Luego, una delegación de 100 militantes, designados por el Comité Central, -entre los cuales tuve el honor de estar, por entonces era miembro del Comité Central de las Juventudes Comunistas- acompañamos los restos del camarada Lafertte, al interior del cementerio, hasta su tumba. Ahí le dimos el último adiós al inolvidable y querido compañero.  Entonamos La Internacional. También el Canto a la Pampa, canción en recuerdo de la masacre perpetrada por soldados del ejército y de la marina, en la Escuela Santa María de Iquique, el sábado 21 de diciembre de 1907. Allí, donde 54 años atrás, el entonces joven Elías había recibido su bautizo de fuego.

La Guerra del Salitre

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

“La Guerra de 1879 en que la clase gobernante de Chile anexó la región del salitre” (Luis Emilio Recabarren: “Pobres y ricos”.  Rengo, 1910).

Los historiadores burgueses llaman Guerra del Pacífico al conflicto bélico que, entre 1879 y 1883, desangró a Chile, Bolivia y Perú. Ello para ocultar la verdadera causa de la conflagración: el salitre.

El océano Pacífico es la mayor masa marítima del planeta. Su superficie abarca 180 millones de kilómetros cuadrados y sus aguas bañan tres continentes: América, Asia y Australia.

La guerra que nos preocupa se desarrolló en un mínimo rincón de ese océano y en su transcurso hubo sólo dos combates navales: el de Iquique, el 21 de mayo de 1879, y el de Punta de Angamos, el 8 de octubre del mismo año. Ambos duraron unas pocas horas y participaron seis naves. Dos peruanas, el Huáscar y la Independencia; cuatro chilenas, la Esmeralda, la Covadonga, el Cochrane y el Blanco Encalada. Posteriormente, la flota chilena surcó el Pacífico en tres ocasiones y sólo para transportar tropas. El escenario naval de ese conflicto abarcó desde Antofagasta a Pisco, unos 2 mil kilómetros.

CAUSAS DEL CONFLICTO

Historiadores alemanes denominan a esta conflagración Salpeterkrieg (Guerra del Salitre). Y es el nombre adecuado.
Durante años, el desierto de Atacama –al sur de Bolivia y al norte de Chile- fue despreciado por ambos países. Pero todo cambió al descubrirse el valor del salitre y que, en el desolado de Atacama, como también se le llamaba, existían importantes yacimientos de nitrato.

Comenzaron las discusiones sobre la frontera. El primer tratado de límites entre Chile y Bolivia, firmado en 1866, fijó como frontera el paralelo 24º latitud sur y dejó una zona compartida entre ambos países, el territorio comprendido entre los paralelos 23 y 25. Chile y Bolivia se repartirían por partes iguales las riquezas que se produjeran en esa franja.

En 1874 se suscribió un segundo tratado, que mantuvo la frontera en el paralelo 24, eliminándose la zona compartida. En compensación, Bolivia se comprometió a no alzar durante 25 años los impuestos “a las personas, industrias y capitales chilenos”.

CHILENOS EXPLOTAN SALITRE BOLIVIANO

En Antofagasta, territorio boliviano, se instaló la Compañía de Salitre de Antofagasta, de capitales chilenos, que el 1º de mayo de 1872 inició las exportaciones del “oro blanco” a Europa.
Más al norte, Perú puso en vigencia, con fecha 28 de marzo de 1875, una ley mediante la cual expropió las oficinas salitreras de Tarapacá, pagando a sus antiguos propietarios con certificados.

En 1879 el Presidente de Bolivia Tomás Frías fue derrocado por un golpe militar, encabezado por el general patriota Hilarión Daza. Este gravó con un impuesto de 10 centavos cada quintal de salitre exportado desde territorio boliviano. La Compañía de Salitre de Antofagasta se negó a cancelarlo. Entonces Daza ordenó el embargo y el remate de esa empresa.

DEFENDIENDO A CAPITALISTAS

El Gobierno chileno salió en defensa de los capitalistas connacionales. Rompió relaciones con Bolivia y el 14 de febrero de 1879, día señalado para el remate, 200 soldados al mando del coronel Emilio Sotomayor, invadieron suelo boliviano, ocuparon Antofagasta, impidiendo la subasta.

Ante este atropello a su soberanía, Bolivia declaró la guerra a Chile el 1º de marzo. Otro tanto hizo Perú, que había firmado un pacto con Bolivia.

El 5 de abril, Chile declaró la guerra a los aliados. Comenzó la conflagración con triunfos de las tropas chilenas, que hacia fines de 1879 tenían en sus manos la región de Tarapacá.

LA OTRA GUERRA

Pero en la región se libraba otra guerra secreta. Los protagonistas eran dos ingleses que no usaban fusiles ni cañones. Sus armas consistían en la especulación y la falta de escrúpulos.

Uno era Robert Harvey, que había llegado a Tarapacá en 1874.
Poco antes de la ocupación de esa provincia por los chilenos, el gobierno peruano lo había designado Inspector General de Salitreras. En 1880, fue confirmado en ese cargo por el gobierno de Chile, otorgándole amplias atribuciones. Recibía sueldo de los dos países y a ambos entregaba informes falsos.

John Thomas North, el “rey del salitre”

El otro británico, John Thomas North, llegó a Chile en 1866 con 10 libras esterlinas en los bolsillos. Trabajó como mecánico en la maestranza ferroviaria de Caldera. Después se trasladó a Tarapacá, donde se asoció con su compatriota Harvey.

Ambos aprovecharon la caótica situación producida por la guerra y, con triquiñuelas y engaños, compraron certificados que el gobierno peruano emitió al expropiar las salitreras, cuando se cotizaban a un 11% de su valor nominal. Pudieron hacer esas compras gracias a los generosos créditos que les otorgaron los bancos chilenos Edwards y Valparaíso.

EL SALITRE A MANOS IMPERIALISTAS

Aún no finalizaba la guerra cuando el gobierno chileno de Domingo Santa María decretó, el 28 de marzo de 1882, la entrega de títulos de propiedad definitiva a quienes tuviesen certificados salitreros. De esta forma fueron entregadas a particulares más de 80 oficinas salitreras. Otras 71 quedaron provisoriamente en manos del Estado chileno.

Algunos tenedores de certificados como John Thomas North, Robert Harvey y la Casa Gibbs, pasaron a ser propietarios de las más importantes y ricas oficinas salitreras, controlando la industria del nitrato y transformando el Norte Grande chileno en una factoría británica.

John Thomas North se convirtió en el “rey del salitre”, uno de los hombres más ricos del mundo. Fue dueño de numerosas oficinas salitreras, de los ferrocarriles y de una serie de otras empresas; monopolizó la distribución del agua potable y del comercio en la pampa, desde la harina y carbón hasta la carne y verduras. Fundó el Bank of Tarapacá and London Ltda. Tuvo a su servicio a abogados y parlamentarios liberales, conservadores y radicales. Hizo importantes inversiones en Inglaterra, Francia, Bélgica, Egipto, Australia y Brasil.

CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

El 10 de julio de 1883 se libró en Huamachuco, el último combate de una guerra en que murieron 23 mil soldados bolivianos, chilenos y peruanos. Chile conquistó dos provincias, Tarapacá y Antofagasta, pero el salitre, razón y motivo del conflicto, pasó en su mayor parte a manos de capitalistas británicos. Fue así como el imperialismo inglés clavó su lanza en Chile.

Con esta guerra de conquista, el territorio chileno se extendió al norte del río Copiapó, límite que tenía desde fines del siglo XVI. Creció en 180 mil kilómetros cuadrados, con una población que sumaba algo más 100 mil habitantes, de los cuales el 40% constituía la población activa. Hacia 1885 los obreros salitreros eran 4.571; en 1895 alcanzaban a 22.500 y en 1912, más de 40.000.
La guerra del salitre significó un aumento en cantidad y calidad del proletariado chileno.

A SEGUIR EL EJEMPLO DE RECABARREN

El historiador boliviano Guillermo Lora en su obra “Historia del Movimiento Obrero Boliviano”, escribió: “En 1919 la Federación Obrera de Chile, se dirigió a las organizaciones obreras bolivianas para estrechar relaciones y procurar una actuación coordinada:

“Debemos considerar, queridos compañeros, que todos los que pertenecemos a la clase trabajadora no podemos contar con más apoyo que el que puedan proporcionarnos nuestros hermanos y que jamás podremos conseguir el triunfo de nuestros ideales si no formamos un bloque único y sólido, capaz de oponer formal resistencia a ese monstruo fatídico y avasallador: la explotación capitalista… Por esto creo, estimadísimos compañeros, que sería de gran conveniencia para todos consolidar fuertemente el cariño que mutuamente se profesan las clases trabajadoras de Bolivia y Chile”.

Esta nota, redactada por Luis Emilio Recabarren, a sólo 26 años de haber finalizado la Guerra del Salitre, es una cabal expresión del internacionalismo proletario, que Marx y Engels proclamaron en el “Manifiesto del Partido Comunista”, cuando finalizaron este inmortal documento con la frase: “Proletarios de todos los países, uníos”.

LER

En nuestros días, ser consecuentes herederos de Recabarren es proclamar “Mar para Bolivia”. Devolver a ese país, parte de una región, que –al decir de Recabarren- la clase gobernante de Chile anexó.

La Central Única de Trabajadores de Chile

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

En el segundo semestre de 1950 comenzó un proceso de reestructuración y unificación del movimiento sindical obrero.
Hasta ese momento existían en el país dos centrales de trabajadores. Eran las dos CTCH. A ellas se agregaron otras dos agrupaciones de carácter nacional: en julio de 1950 nació el Movimiento Unitario de Trabajadores, MUNT, constituido por doce federaciones obreros de orientación anarcosindicalista: del cuero y calzado, de imprentas, unión en resistencia de estucadores, electrogas y metalúrgicos; en octubre se fundó el Comité Relacionador de Unidad Sindical, CRUS, compuesto de seis federaciones obreras de tendencia socialista: panificadores, ferroviarios, transporte colectivo, marítimos, beneficencia pública, química y farmacia.

Bernardo Araya Zuleta, Secretario General de la CTCH dirigida por el Partido Comunista. Es uno de los detenidos desaparecidos durante la cruel dictadura de Pinochet.

COMANDO CONTRA LAS ALZAS

En diciembre de 1950, convocado por la Federación de Estudiantes de Chile, FECH, se constituyó el Comando Nacional contra las alzas. Lo integraban la FECH, las dos CTCH, la Junta Nacional de Empleados de Chile, JUNECH; el MUNT, el CRUS y la Confederación de Jubilados.

Este Comando llamó para el 27 de junio de 1951 a un paro nacional contra las alzas, que alcanzó gran éxito.

Marcha del hambre. Santiago, agosto de 1951.

En agosto, se realizó una gran marcha contra el hambre, que culminó en una concentración en la Plaza de Artesanos. Intervinieron varios oradores del Comando, entre ellos el dirigente comunista Juan Vargas Puebla. Esta acción marcó un punto muy alto en la lucha popular contra el régimen. Pero, al día siguiente la policía descubrió el llamado “Complot de Colliguay”. Esta era una provocación aventurera, de no muy claro origen, en la cual se vieron involucrados algunos miembros del Comando Nacional contra las alzas y que tendría como fin el derrocamiento del gobierno de González Videla. El conocimiento de esa conjura sirvió de pretexto al Ejecutivo para desencadenar una nueva oleada represiva.

UN ANUNCIO TRASCENDENTAL

El 1° de mayo de 1952, en el acto del Día Internacional de los Trabajadores en Santiago, se hizo un anuncio trascendental: la formación de una Comisión de Unidad Sindical. Su objetivo, estudiar los caminos para organizar una central única de los trabajadores chilenos. La constituyeron delegados del Comité Nacional de Obreros y Empleados, de la Junta Nacional de Empleados de Chile y del MUNT.

El 14 de septiembre de 1952, en medio de la euforia del triunfo de Carlos Ibáñez en las elecciones presidenciales de diez días antes, el Partido Socialista Popular, junto a elementos independientes, organizó el Movimiento de Unidad Sindical, MUS. Ese mismo mes nació el Comité Nacional de Federaciones, CONAF, fundado por socialistas disidentes, tanto del PSP como del PS de Chile.
El 23 de septiembre se constituyó la Comisión Nacional de Unidad Sindical, CNUS. La integraron representantes del Comité de Obreros y Empleados (constituido por las dos CTCH), JUNECH, MUNT, MUS, y CONAF. Esta dio vida a la “Comisión de los 35”, compuesta de siete delegados por cada organismo afiliado.

Fue un paso muy serio para hacer realidad el sueño de Luis Emilio Recabarren: una central clasista de todos los trabajadores chilenos.

SE INICIA SEGUNDO GOBIERNO DE IBÁÑEZ

El 3 de noviembre de 1952 asumió la Presidencia de la República el general Carlos Ibáñez del Campo, el mismo que ejerció el poder como dictador entre julio de 1927 y el 26 de julio de 1931.
Por entonces, Chile tenía 6.277.000 habitantes, de los cuales 2.108.700 constituían la población activa. Los sectores más numerosos de trabajadores eran: ocupados en la agricultura, 600.000; en la industria fabril, 415.000; en los servicios, 384.000; obreros de la construcción, 104.000; mineros, 103.000.

NUEVOS PASOS UNITARIOS

Continuó el proceso de unificación gremial. El 17 de noviembre de 1952, la Comisión Nacional de Unidad Sindical hizo público un Manifiesto, donde afirmaba:

“Nuestra Comisión está trabajando por una central única independiente de cualquier gobierno, libre del tutelaje de partidos políticos, que representará los principios de la democracia sindical y defenderá los permanentes intereses de los trabajadores sin excepción. En esta Central han de tener cabida los obreros, empleados, técnicos y trabajadores agrícolas, de todas las tendencias, de todos los credos religiosos y doctrinas, quienes contarán con toda clase de garantías para exponer con toda libertad sus principios y problemas que afectan a los trabajadores sin otra condición que ser respetuosos de los acuerdos”.

En este proceso el Partido Comunista jugó un rol activo y muy significativo. Ello, a pesar de tener que actuar clandestinamente, debido a la represión y persecución iniciada en su contra en 1947, con el objetivo de aislarlo social y políticamente, de aniquilarlo. Como sostiene Leopoldo Benavides, “hay que valorar bastante que desde la ilegalidad se transforme en un artífice importante en la recomposición del movimiento sindical”.

NACE LA CUT

Del 12 al 16 de febrero de 1953 se desarrolló el Congreso Constituyente de la Central Única de Trabajadores de Chile, CUT. Tuvo lugar en el Teatro Coliseo de Santiago y asistieron 2.355 delegados en representación de 952 organismos sindicales de todo el país.

Se aprobó el nombre de la nueva entidad, sus estatutos y la Declaración de Principios. En esta última se sostenía:
“La Central Unida de Trabajadores de Chile tiene como finalidad primordial la organización de todos los trabajadores de la ciudad y del campo, sin distinción de credos políticos o religiosos, de nacionalidad, color, sexo o edad, para la lucha en contra de la explotación del hombre por el hombre, hasta llegar al socialismo integral”.

Clotario Blest primer presidente de la CUT

El domingo 15, en la última sesión plenaria se efectuaron las elecciones para designar el Consejo Directivo Nacional. Se presentaron cinco listas. La lista N° 4, lista unitaria propiciada por el PC, alcanzó la primera mayoría con 903 votos, eligiendo a 13 de un total de 25 miembros; la N° 5 obtuvo 657 sufragio y la N° 1, 185. Las otras dos recibieron una cantidad bastante menor de preferencias.
Como resultado de esas votaciones, fue elegido presidente Clotario Blest, un cristiano independiente de izquierda, dirigente máximo de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, ANEF. El resto del Consejo estaba compuesto de cinco comunistas, cuatro socialistas populares, tres socialistas de Chile, tres socialistas disidentes, tres anarco sindicalistas, dos falangistas, dos radicales y dos independientes.

Es decir, en la primera directiva de la CUT estuvieron representadas todas las tendencias político-ideológicas existentes en el movimiento sindical chileno. Sin embargo, ello no fue obstáculo para que en su Declaración de Principios se señalara como meta final el socialismo integral.

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

“La Central Única de Trabajadores tiene como finalidad primordial la organización de todos los trabajadores de la ciudad y del campo, sin distinción de credos políticos o religiosos, de nacionalidad, color, sexo o edad, para la lucha en contra de la explotación del hombre por el hombre, hasta llegar al socialismo integral”.

SIGNIFICADO DE LA CUT

Al momento de fundarse la Central Única, había en Chile 284.418 trabajadores organizados en sindicatos, lo que corresponde al 12,5% del total de asalariados. De esos, 155.054 son socios de sindicatos industriales; 128.329, están afiliados a sindicatos profesionales y 1.035 a sindicatos campesinos.

El Congreso Constituyente de la CUT tiene lugar a tres meses de iniciarse el segundo gobierno de Carlos Ibáñez, cuando éste adopta una actitud paternalista hacia los trabajadores y el movimiento sindical.

A partir de su nacimiento, la CUT vive una etapa de desarrollo, caracterizada por la afiliación de nuevos organismos gremiales.

SUS PRIMEROS PASOS

El 12 de marzo de 1953, la CUT llevó a cabo su primera concentración pública. Alcanzó gran éxito. Asistió invitado el Presidente Ibáñez, quien pronunció un discurso.

El 1° de mayo de 1954 la CUT realizó un acto en conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores. El principal orador fue Clotario Blest. En su discurso hizo duras críticas contra las medidas antipopulares adoptadas por el Presidente de la República.
Las palabras del dirigente sindical fueron consideradas ofensivas por el gobierno. El 3 de mayo, éste presentó una acusación contra Clotario Blest, por supuestas injurias al Primer Mandatario. Ibáñez aplicó la llamada Ley de Defensa de la Democracia. El líder de la CUT fue encarcelado. En repudio a la arbitraria medida y en solidaridad con su presidente, la Central Única llevó a cabo su primer paro general. Se realizó el 14 de mayo de 1954, cuando la CUT cumplía un año y tres meses de vida.

PESE A LA REPRESIÓN LA CUT AVANZA

Al exitoso paro nacional, el ejecutivo respondió con más represión.
Las condiciones de vida de los trabajadores empeoraban cada día más. Como protesta a la ola de alzas, la entidad sindical convocó a una nueva huelga general de 24 horas para el 5 de octubre. Pero el gobierno se adelantó. Decretó el Estado de Sitio en todo el territorio. Detuvo, encarceló y relegó a dirigentes nacionales y provinciales de la CUT.

El 1° de mayo de 1955, el Presidente Ibáñez utilizó una cadena nacional de emisoras para atacar a los trabajadores chilenos. Sostuvo que la CUT era una institución ilegal, que incitaba a la subversión del orden público, que fomentaba el caos en las actividades económicas y que su acción estaba dictada por ideas foráneas, que imperaban en sus círculos dirigentes.

El discurso presidencial marcó el inicio de una ofensiva a fondo para dividir el movimiento sindical. Intentó crear un organismo paralelo a la Central Única. Pero e fracasó. La CUT respondió con un exitoso paro nacional por 24 horas, el 7 de julio de 1955.

1955 finalizó con un saldo muy favorable para el movimiento sindical chileno. La CUT estaba estructurada nacionalmente, funcionaban Consejos Directivos en todas las provincias y en muchas comunas del país.

Se vivía un momento de ascenso del movimiento obrero.

UNA AVENTURA ULTRAIZQUIERDISTA

En los primeros días de 1956, luego de un agitado debate, la mayoría del Consejo Directivo de la CUT acordó – con el voto en contra de los dirigentes comunistas – llevar a cabo un paro nacional indefinido. Su objetivo era derribar el gobierno de Ibáñez.

En base a un análisis subjetivo de la situación, motivado por los recientes éxitos alcanzados por el movimiento sindical, se había llegado a la conclusión de que era posible repetir lo sucedido en 1931. Cegados por un absurdo voluntarismo, los componentes mayoritarios del Consejo Nacional no fueron capaces de advertir que las condiciones a comienzos de 1956 no eran las mismas de hace 25 años.

En ese momento el gobierno no era una dictadura y contaba con el respaldo de importantes sectores. Las capas medias, fundamentales en el derrocamiento de Ibáñez en julio de 1931, no estaban dispuestas a lanzarse en una acción de ese tipo. Tampoco todos los trabajadores.

El paro fue aprobado para el 9 de enero de 1956. Los comunistas, respetando la democracia sindical, acataron la mayoría y se dedicaron a prepararlo.

El día señalado para el inicio de la huelga general ocurrió el desastre. El gobierno, apelando a distintos medios, logró presionar sobre los gremios más débiles. Muchas federaciones, cuyos dirigentes fueron los más encendidos defensores de ese movimiento, no se adhirieron a él o desertaron a las pocas horas. En la práctica, sólo las federaciones y sindicatos con influencia comunista respondieron. Y sobre ellas cayó todo el peso de la represión. Cientos de dirigentes fueron detenidos y relegados. La policía desarticuló el Consejo Nacional y los Consejos Provinciales. Quedaron descabezadas las organizaciones más combativas. Se desató el terror. Cundió la desmoralización en las bases sindicales.

La aventura ultraizquierdista del 9 de enero marcó el fin de un período de ascenso y fortalecimiento del movimiento sindical. Se abrió una difícil segunda etapa en la existencia de la CUT, caracterizada por el retroceso y la posterior lenta reorganización, que se prolongó por seis años. Duro fue el precio que debieron pagar los trabajadores, por la aventurera acción de comienzos de 1956.
El gobierno aprovechó la oportunidad para pasar a la ofensiva contra el pueblo. El 23 de enero empezó a aplicar una política económica aún más reaccionaria que la utilizada hasta entonces. Estaba basada en las recetas elaboradas por la misión estadounidense Klein-Sacks: superar la crisis en base a restringir los ingresos de quienes vivían de un sueldo y de un salario.
El 17 de junio de 1956, la CUT convocó una concentración en el Teatro Caupolicán de Santiago. Concurrió poca gente. Sólo aquellos sectores más consecuentes. Ello mostró el momento de reflujo que se vivía.

Otro acto, llamado para el 25 de octubre, la asistencia fue mejor, pero no masiva.

PRIMER CONGRESO ORDINARIO

Luego de aplazarse en varias ocasiones, se efectuó en Santiago, entre el 15 y 18 de agosto de 1957, el Primer Congreso Nacional Ordinario de la Central Única de Trabajadores de Chile.
Concurrieron 1.354 delegados, representando a 495 organizaciones sindicales, alrededor del 50% de las asistentes al Congreso Constituyente de febrero de 1953. Ello mostró el difícil momento que atravesaba el movimiento sindical.
Al realizarse este Congreso, tres de los más destacados consejeros nacionales de la CUT, el presidente Clotario Blest, Juan Vargas Puebla y Baudilio Casanova, estaban relegados. Miles de dirigentes sindicales de base habían sido inhabilitados en virtud del decreto Yáñez-Koch; numerosos sindicatos estaban intervenidos por autoridades corrompidas.

Pese a todo, el Congreso fue representativo. Participaron todas las corrientes existentes en el movimiento sindical. Al centro de las discusiones estuvo la reorganización de la CUT, la lucha contra las alzas, el mejoramiento de sueldos y salarios y la reconquista de las libertades públicas.

Sus principales resoluciones fueron: luchar por la defensa de los derechos sindicales; la derogación de la Ley Maldita, del decreto Yáñez – Koch y de la Ley de Sindicalización Campesina.
Se eligió, en forma unitaria, un nuevo Consejo Directivo Nacional, presidido por Clotario Blest.

El 3 de noviembre de 1958 se inició el gobierno de Jorge Alessandri.
El 13 de marzo de 1959 tuvo lugar en la Plaza Artesanos de Santiago un gran acto de solidaridad con la Revolución Cubana. Fue convocado por el PC, el PS y otras colectividades del FRAP, la CUT y la Federación de Estudiantes de Chile.

Intervinieron cinco oradores. Clotario Blest, Presidente de la CUT; Oscar Calvo, de la FECH, y tres miembros de la delegación cubana “Operación Verdad”.

EL SEGUNDO CONGRESO NACIONAL

Entre el 4 y 8 de diciembre de 1959, se realizó en Santiago el Segundo Congreso Ordinario de la CUT. Asistieron 1.440 delegados, representando a 518 organismos sindicales. Su número, levemente superior al que concurrió al Primer Congreso., señaló que persistía aún el reflujo del movimiento sindical. Pero se vislumbraba un repunte.

Al centro de este torneo estuvo la solidaridad con Cuba. Se saludó su triunfo como el acontecimiento más importante ocurrido en América Latina. Se resolvió el apoyo incondicional a los revolucionarios encabezados por Fidel Castro y se programó una serie de actos, que culminaron con un paro nacional de solidaridad con la Revolución Cubana el 17 de mayo de 1960.

El 17 de mayo de 1960: paro nacional convocado por la CUT en
Solidaridad con la Revolución Cubana

EL TERCER CONGRESO NACIONAL

El Tercer Congreso de CUT se realizó entre el 1 y el 5 de agosto de 1962. Participaron 2.414 delegados en representación de 1.107 organizaciones sindicales. Su consigna mostró la madurez política de los trabajadores: “Chile necesita cambios de fondo”
A pesar de la existencia de un represivo gobierno de derecha, el movimiento sindical se fue fortaleciendo.

DURANTE LA “REVOLUCIÓN EN LIBERTAD”

El 3 de noviembre de 1964 se inició el gobierno de Eduardo Frei Montalva.

Desde los primeros días, hubo choques entre éste y la CUT. El PDC acusó a la Central Única de ser instrumento de los partidos marxistas para obstaculizar la marcha de la Revolución en Libertad. El Ejecutivo estimuló las actividades divisionistas de un Comando Nacional de Trabajadores, presidido por un ex dirigente de la CUT y, en ese momento, diputado democratacristiano. Este Comando organizó una concentración para el 1 de mayo de 1965, cuyo principal orador fue el Presidente Frei Montalva.

La CUT, como lo hacía desde su fundación, conmemoró con un acto el Día Internacional de los Trabajadores.

EL CUARTO CONGRESO NACIONAL

En medio de un agitado clima gremial, la CUT programó su Cuarto Congreso Nacional Ordinario. Invitó al PDC a participar en su preparación y realización. El Comando Nacional de Trabajadores respondió negativamente. Pero, un sector de militantes democratacristianos, que se agrupaba en el Movimiento Unitario de Renovación Sindical, aceptó la invitación.

El Cuarto Congreso tuvo lugar del 26 al 28 de agosto, en Santiago. Se desarrolló bajo el lema “Independencia Sindical y Unidad para Vencer”. Concurrieron 2.104 delegados, representando a 900 organizaciones sindicales.

Fue un torneo unitario. El Partido Comunista propuso designar el Consejo Directivo Nacional por aclamación. La fórmula era: 7 dirigentes del PS; 6 del PC; 5 del PDC y 3 del PR. Se opusieron los socialistas. Argumentaron que era necesario conocer la fuerza de cada tendencia. Esto trajo problemas: la DC Y el PR no aceptaron la posición socialista y se marginaron de las elecciones. Estas arrojaron el siguiente resultado: Lista del PC eligió el Presidente, Luis Figueroa, y once dirigentes; Lista del PS, el Secretario General y 8 consejeros.

En el IV Congreso Nacional de la CUT, Luis Figueroa es elegido Presidente Nacional

QUINTO CONGRESO NACIONAL

Este tuvo lugar entre el 19 y 24 de noviembre de 1968, en Santiago. Asistieron 3.653 delegados, representando a 1.497 organismos sindicales de base, que totalizaban 340.000 afiliados. Fue el más importante torneo gremial realizado hasta entonces. El movimiento sindical vivía un período de auge.

El V Congreso de la CUT se desarrolló en un ambiente unitario, bajo la consigna “Unidad de los Trabajadores para los cambios revolucionarios”.

En la elección del Consejo Directivo Nacional hubo una innovación. Antes cada delegado tenía un voto; ahora, poseía tantos votos como socios al día en sus cotizaciones. Los resultados de la votación fueron:

El PC eligió el presidente y 13 consejeros; el PS, el secretario general y 6 miembros del Consejo; el PDC, el primer vicepresidente y dos consejeros; el PR, el segundo vicepresidente y un consejero. El MIR no logró representación.

DURANTE EL GOBIERNO POPULAR

Acto del 1º de mayo de 1972. Allende en la tribuna. En primera fila se ve al cardenal Raúl Silva Henríquez; a su izquierda, el dirigente de la CUT Víctor Díaz.

En los mil días del Gobierno Popular los trabajadores formaron parte de éste. La CUT jugó entonces un rol de enorme importancia. Muchos de sus dirigentes ocuparon puestos claves en la dirección del país. Incluso fueron ministros.

Durante ese período los trabajadores alcanzaron importantes conquistas, sin necesidad de recurrir a conflictos. No hubo contradicciones entre ellos y su gobierno. Allende le otorgó la plena legalidad a la CUT.

Los días 30 y 31 de mayo de 1972 se llevaron a cabo elecciones directas, a través de todo el país, para elegir el Consejo Directivo Nacional de la CUT. Ellas mostraron el apoyo mayoritario de los trabajadores al Gobierno Popular y la ninguna influencia que tenían en ellos las posiciones de ultraizquierda. Sus resultados fueron:

Partido Comunista 173.064 votos (31,8%)
Partido Socialista 148.117 “ (27,1%)
MAPU 25.970 “ (4,7%)
Partido Radical 21.910 “ (4,0%)
Izquierda Cristiana 3.336 “ (0,6%)
Partido Social Demócrata 1.601 “ (0,3%)
API 1.599 “ (0,3%)

TOTAL UNIDAD POPULAR 375.597 “ (68,8%)

Partido Demócrata Cristiano 147.598 “ (27,0%)
Partido Izquierda Radical 3.572 “ (0,7%)

OPOSICIÓN DE DERECHA 151.170 “ (27,7%)

MIR (FTR) 10.192 “ (1,8%)
Unión Socialista Popular 5.420 “ (1,0%)
Independientes más PCR 3.216 “ (0,6%)
Mov. Social Libertario 676 “ (0,1%)

TOTAL ULTRA IZQUIERDA 19.504 “ (3,5%)

LA CUT Y EL PARO PATRONAL DE OCTUBRE DE 1972

Cuando en octubre de 1972, los patrones pretendieron paralizar Chile, la CUT convocó a los trabajadores a ocupar sus puestos en la producción. Así lo hicieron. Ello, junto a la patriótica acción del Ejército, encabezado por el general Carlos Prats, derrotó el intento sedicioso de la burguesía. El Gobierno actuó con serena firmeza. Allende formó un nuevo Gabinete, donde participaron ministros de la UP, de la CUT y de las Fuerzas Armadas. El general Prats es designado Ministro del Interior. Este Gabinete mete en cintura a los sediciosos. Uno de los ministros fue Luis Figueroa, dirigente máximo de la CUT, que fue reemplazado en este cargo por Jorge Godoy.

EL EJEMPLO DE LA CUT PERDURA

El golpe fascista del 11 de septiembre de 1973 aplastó la primavera que construía el pueblo. Una de las primeras medidas de la dictadura de Pinochet fue ilegalizar y prohibir la Central Única, detener, torturar, hacer desaparecer, asesinar a dirigentes de todos los niveles.

Pero los principios levantados por esa gloriosa CUT no pudieron ser eliminados. Cada vez son más asimilados por su sucesora, la Central Unitaria de Trabajadores, surgida el 19 de agosto de 1988.

Bárbara Figueroa, Presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores

Cap. XXV y final: Párrafos de la intervención del compañero Luis Corvalán en el Congreso clandestino de mayo de 1989

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017

Iván Ljubetic Vargas, historiador

CAPÍTULO XXV: PÁRRAFOS DE LA INTERVENCIÓN DEL COMPAÑERO LUIS CORVALÁN EN EL CONGRESO CLANDESTINO DE MAYO DE 1989

DE LA CRÍTICA Y LA AUTOCRÍTICA

“El rasgo más sobresaliente de este Congreso es su acentuado espíritu crítico y autocrítico, el afán renovador y de cambio de todo aquello que entrabe de algún modo el avance del Partido y la aplicación de su política.

La crítica y la autocrítica refuerzan la renovación. Esta es y debe ser una constante del Partido. Renovarse o morir escribía José Ingenieros en los años de la Revolución de Octubre…”

LA LUCHA PERMANENTE ENTRE LO NUEVO Y LO VIEJO

“Hay que dejar atrás viejas ideas que el tiempo ha demostrado son falaces. Entre las concepciones obsoletas está en la exaltación de la llamada pureza de la línea, en custodia de la cual más de algún compañero ha creído, buenamente, tener una misión predestinada. La línea del Partido está en constante confrontación con la práctica y, por tanto, no es nunca pura ni exacta; está sujeta a rectificaciones y perfecciones de uno u otro volumen y, como se ha remarcado en el Congreso, el Partido es una organización viva que tiene sus propias contradicciones y es campo de lucha permanente entre lo nuevo y lo viejo.

No puede extrañarnos, entonces, que hayan surgido discrepancias en el seno del Partido, incluso en su Comisión Política, y principalmente entre dirigentes que luchaban en el interior y dirigentes que lo hacían desde el exilio…”

LA LABOR DEL PARTIDO EN EL EXILIO

“Yo estuve seis años y medio en el exilio. El mayor tiempo del trabajo del Partido estuvo encabezado afuera por el compañero Volodia. Quiero expresar que, a mi juicio, tanto él como los compañeros Américo Zorrilla, Orlando Millas y otros hicieron un gran trabajo en varios aspectos, preocupados por ayudar al Partido del Interior…”

LA COMISIÓN POLÍTICA HA TENIDO UN PODER MUY GRANDE

“Los errores hay que analizarlos buscando no sólo ni tanto los responsables individuales de los mismos, sino ante todo las causas y condiciones en que fue posible que se dieran. Esto es lo que permite una corrección a fondo. Tengo la profunda convicción que hay que revisar también no pocas concepciones que tienen que ver con el funcionamiento del Partido y particularmente con sus órganos dirigentes. La Comisión Política ha tenido de hecho, desde hace por lo menos 50 años, un poder político tan grande que niega en la práctica el papel de máxima autoridad que tiene el Comité Central entre uno y otro Congreso. Así se explica el hecho de que no hayamos informado de las discrepancias.

En los últimos años el Comité Central se reúne con mayor frecuencia. Se le consulta y opina más a menudo. Es un paso positivo pero insuficiente porque no resuelve el problema de la concentración del poder en órganos reducidos. De la concentración del mismo en pocas manos, incluso en una, no hay muchos pasos. Es en este marco en que se pueden manifestar y se manifiestan más fácilmente los rasgos personales negativos, los métodos administrativos, el autoritarismo y la prepotencia…”

UN DESATINO IMPERDONABLE

“Es indiscutible que si hay responsabilidades colectivas e individuales, éstas últimas corresponden, en primer término, al que ha encabezado el Partido, aunque otros hayan sido los protagonistas directos de los hechos que tienen que ver con los errores. De otra parte, la responsabilidad de los errores, como las palmas que acompañan a los éxitos, son en alguna medida compartidas. Cito un hecho. Ha sido un desatino, una muestra de conservadurismo imperdonable que una misma persona haya estado en la Secretaría General del Partido durante 31 años. Ya en 1970 planteé en la Comisión Política la necesidad de que se analizara si debía o no continuar en el puesto, en consideración al hecho de que entonces entrábamos a ser un partido de gobierno y bien yo podría no tener dedos para el piano en esa nueva etapa de nuestras vidas. De nuevo, hace casi dos años, en 1987, expuse ante la Comisión Política la necesidad de mi relevo y lo ratifiqué por escrito en junio del año pasado.

HÁBITOS INSANOS

Digo todo esto no para relevarme de responsabilidades por la anomalía que comento, ni para descargarla sobre mis compañeros de Dirección, sino para señalar cuán arraigados están entre nosotros algunos hábitos insanos que hacen que el cambio de Secretario deje de ser un acto normal y aparezca como algo muy complicado. Hemos tenido que incorporar –y espero que se apruebe- a los estatutos una norma a este respecto para corregir estas deficiencias. Ahora viene el relevo. A esta altura sólo cabe decir que más vale tarde que nunca. Por mi parte, estoy dispuesto a seguir colaborando con la Dirección del Partido y trabajando allí donde más pueda ser útil a la causa. Para mis compañeros de la Dirección de ayer y de hoy tengo mis mejores sentimientos.”

(Ediciones, Impresora y Distribuidora de Publicaciones El Siglo: “Intervenciones de Delegados al XV Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile realizado en mayo de 1989”. Santiago, Enero de 1990. Páginas 19, 20 21, 22 y 23. Los subtítulos son nuestros)

HAN TRASCURRIDO 29 AÑOS

Pasaron 29 años desde que tuvo lugar el Congreso de 1989. Nos preguntamos ¿cuáles de las falencias señaladas por el compañero Corvalán aún subsisten? ¿Cuáles han sido superadas?

Desde luego, hoy echamos de menos una valiente autocrítica como la realizada por el compañero Corvalán.

Cap. XXIV: Una desviación reformista de tipo electoralista

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017

Iván Ljubetic Vargas, historiador

CAPÍTULO XXIV: UNA DESVIACIÓN REFORMISTA DE TIPO ELECTORALISTA

Los escritos del compañero Luis Corvalán son un tesoro que debemos leer, consultar. Fue él, un dirigente comunista que hizo importantes aportes teóricos y prácticos, los que no podemos ignorar, sino que por el contrario, debemos estudiar. Un ejemplo, es su libro “Camino de Victoria”, que contiene el folleto “Nuestra vía revolucionaria”, publicado en 1964.

DOS VÍAS REVOLUCIONARIAS

Allí plantea que existen dos vías revolucionarias: la vía violenta y la vía pacífica.

Ambas son revolucionarias porque tienen por objetivo lograr transformaciones revolucionarias.

Aclara que “la vía pacífica propone la lucha de clases y no colaboración de clases, no una existencia amigable entre explotadores y explotados…”

Subraya que las elecciones son sólo una parte del proceso. Señala que “se incurriría en una desviación reformista de tipo electoralista si ellas se plantearan como algo despojado de la lucha reivindicativa de las masas, si todo se circunscribiera a la exaltación del candidato, al cumplimiento de las tareas específicamente electorales. Lo fundamental es y será siempre la movilización de las masas por sus derechos vitales, por sus aspiraciones más sentidas, por los objetivos económicos y políticos de cada momento”. (“Camino de Victoria”, página 54).

¿QUÉ CONCLUSIONES PODEMOS SACAR?

1.- Si en esta etapa, la vía elegida es la pacífica o, mejor dicho, no armada, el Partido debe adoptar todas las medidas para obtener éxito en el desarrollo de esta vía.

2.- La vía pacífica comprende varios aspectos. Una de ello es la lucha electoral, que jamás puede estar desligada de la lucha de las masas por sus reivindicaciones.

3.- Para los comunistas las elecciones son una de las formas de lucha, que adquiere enorme importancia en algunos momentos del desarrollo de la lucha de clases.

4.- La moderna lucha de clases, la existente entre los trabajadores y la burguesía, comprende tres aspectos: la lucha económica, en que el arma principal es el sindicato clasista; la lucha ideológica, cuya herramienta es nuestra ideología revolucionaria, el marxismo-leninismo, y la lucha política, la toma del poder político, que tiene como su instrumento el Partido Comunista.

La lucha electoral, reúne, en cierto sentido, a los tres aspectos de la lucha de clases.

5- El Partido, desde tiempo de Luis Emilio Recabarren, le ha asignado especial importancia a las elecciones. Nuestro propio fundador fue candidato a la Presidencia de la República en las elecciones de junio de 1920.

6.- Si analizamos crítica y autocríticamente nuestro actuar en las elecciones de diciembre de 2017, llegaremos a la triste conclusión que, al decir del compañero Luis Corvalán, caímos en una desviación reformista de tipo electoralista, pues nuestra campaña estuvo despojada de la lucha reivindicativa de las masas.

7.- En ello, la principal responsabilidad la tiene el Comité Central, aunque todos los militantes tenemos culpa en ello, porque el Partido Comunista lo componemos todos sus miembros.

8.- Esto hace imperioso y urgente la convocatoria a un Congreso Nacional Extraordinario del Partido Comunista de Chile.

Cap. XXIII: Cuando un Partido es capaz de reconocer abiertamente sus errores

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017

Iván Ljubetic Vargas, historiador

CAPÍTULO XXIII: CUANDO UN PARTIDO ES CAPAZ DE RECONOCER  ABIERTAMENTE SUS ERRORES

Lenin escribió: “La actitud de un partido político ante sus errores es uno de los criterios más importantes y más seguros para juzgar la seriedad de ese partido y del cumplimiento efectivo de sus deberes  para con su clase y para con las masas trabajadoras.

“Reconocer abiertamente un error, poner al desnudo las causas, analizar la situación que lo ha engendrado y discutir atentamente los medios de corregirlo; eso es lo que caracteriza a un partido serio; en eso consiste el cumplimiento de sus deberes; eso es educar e instruir a la clase y, después, a las masas”. (Lenin: “La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”, en Lenin: Obras Escogidas en tres tomos. Tomo 3, página 382)

SOBRE LA REVOLUCIÓN CHILENA 

En el Informe “La Revolución Chilena, la dictadura fascista y la lucha por derribarla y crear una nueva democracia”, rendido por Luis Corvalán al Pleno de agosto de 1977, se señala: “La Revolución Chilena fue un acontecimiento de importancia internacional. Fue la primera experiencia prolongada de desarrollo pacífico de la revolución en la situación actual. En su gestación participaron distintas corrientes democráticas: marxistas, racionalistas y cristianas. Esta particularidad amplió su audiencia en el campo internacional.

En nuestro país, en la práctica, quedó demostrada la posibilidad de que la clase obrera y el pueblo llegaran al Poder –mejor dicho a una parte del Poder- por una vía no armada y de hacer realidad una serie de transformaciones revolucionarias por dicha vía”. (El Pleno de agosto de 1977 del Comité Central del Partido Comunista de Chile. Ediciones Colo-Colo, 1978, página 11).

Se entregan una serie de antecedentes que bien pudieran ser utilizados al conmemorarse los 47 años del triunfo del 4 de septiembre de 1970. Pero, al parecer, muy pocos están preocupados de conmemorar este hito estelar de la historia de Chile.

DEFECTOS Y ERRORES DEL PARTIDO COMUNISTA

En ese Informe se pregunta: “¿Qué se puede objetar de nuestro comportamiento del día 11?”  Y se responde:

“Se pueden hacer algunas objeciones. Por ejemplo, ese día quedaron en evidencia defectos en nuestro aparato orgánico que produjeron cierto grado de desconexión y esto nos impidió promover siquiera algunas acciones de, resistencia con vista a que el repliegue se hiciera sin una brusca caída de la moral de las masas, en una forma más o menos consciente” (Obra citada, página 34).

Añade más adelanta: “Los errores de ‘izquierda’ derivaron básicamente de no haber abordado de modo correcto una serie de problemas que dicen relación con el papel de la clase obrera como fuerza motriz y dirigente de una alianza muy amplia y con la significación de las capas medias”  (Obra citada, página 34).

“Nosotros –afirma el Informe- hicimos una buena elaboración de nuestra línea durante todo el período de lucha que condujo a la conquista del Gobierno y se puede agregar que también en el período inicial del mismo, pero no elaboramos suficientemente nuestra línea en relación a cómo resolver los problemas del tránsito de la conquista del Gobierno a la conquista de la totalidad del Poder, y del tránsito de una etapa a otra de la Revolución para llegar efectivamente al socialismo.

Por lo menos durante el último año de Gobierno trabajábamos al día, atendiendo los problemas cotidianos, abrumados por tareas prácticas, en tanto la reacción tenía un plan bien proyectado. Tal situación condujo a la pérdida de la iniciativa lo que, unido a todos los errores y complicaciones ya descritas, hizo que la Revolución Chilena pasara a la defensiva y esto, se ha comprobado una vez más, termina inevitablemente en la derrota”. (Obra citada, página 36).

UNA CONCLUSIÓN A TOMAR EN CUENTA

El Informe afirma: “De esto debemos sacar una conclusión. No fuimos capaces, como Partido Comunista, de llevar la Revolución Chilena junto a nuestros aliados hasta el fin.

Es claro, si nuestro Partido hubiese sido mucho más fuerte, mucho más capaz teórica, ideológica y políticamente hablando, la situación habría sido seguramente diferente, porque en tales condiciones habríamos podido, efectivamente, ser o convertirnos en esos días en la vanguardia reconocida de la clase obrera y del pueblo en general. Dicho sea de paso, ésta es tal vez una de las más grandes lecciones que debemos extraer con vistas a construir un Partido todavía más grande y cualitativamente mejor.” (Obra citada, página 38).

UN EJEMPLO A SEGUIR

Cuando analizamos las causas de la derrota de diciembre de 2017 debemos recurrir a las dos armas con que contamos los comunistas: la crítica fraternal y constructiva y una autocrítica profunda y sincera.  Lo adecuado sería en los marcos de un Congreso Nacional Extraordinario del Partido Comunista de Chile.

Cap. XXII: El aporte del Partido Comunista a la Revolución Chilena

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017

Iván Ljubetic Vargas, historiador

CAPÍTULO XXII: EL APORTE DEL PARTIDO COMUNISTA A LA REVOLUCIÓN CHILENA

En el Informe “La Revolución Chilena, la dictadura fascista y la lucha por derribarla y crear una nueva democracia”, rendido por Luis Corvalán al Pleno de agosto de 1977, se señala:

POR QUÉ EL PARTIDO JUGÓ UN ROL DECISIVO

“No obstante todos nuestros errores, insuficiencias y debilidades, lo fundamental de la Revolución Chilena está en los éxitos que alcanzó y, en este sentido, a nosotros, los comunistas, nadie puede negarnos el papel decisivo que jugamos.

En virtud de su conocimiento de la práctica social y de la vida política del país, nuestro Partido visualizó la posibilidad de conquistar una parte del poder político, concretamente el Poder Ejecutivo, para iniciar desde allí grandes transformaciones revolucionarias y marchar a la conquista plena del Poder. Dicha posibilidad era al comienzo desestimada por otros sectores y atacada y considerada imposible por la ultraizquierda. Los hechos le dieron la razón a nuestro Partido.

LA VÍA NO ARMADA NO ES EXCLUSIVAMENTE ELECTORAL

“El Partido no consideró nunca la vía no armada como una vía exclusivamente electoral. Lo principal era su concepción como lucha de masas. Siempre puso el énfasis en el combate de las masas populares por sus propias reivindicaciones y en aquellos objetivos antiimperialistas, anti-oligárquicos y anti-monopolistas que interesaban a la mayoría ciudadana y ayudaban por tanto al entendimiento de todas las fuerzas democráticas. Comprendió, al mismo tiempo, que esta lucha debía darse también en el terreno ideológico y político, esclareciendo constantemente los objetivos de la Revolución y de la unidad del pueblo y saliendo al paso de los deformadores de nuestra política.

UN APORTE A LA TEORÍA Y PRÁCTICA REVOLUCIONARIAS

“Un aporte del Partido Comunista de Chile a la teoría y a la práctica de la revolución por una vía no armada constituye sus formulaciones acerca de la relación que hay entre esa vía y la violencia.

El Partido supo establecer, y actuar en consecuencia, que la vía pacífica no es sinónimo de pasividad; que se recorre en medio de aguda lucha de clases, de combates permanentes, de constantes enfrentamientos, que no desalojan sino presuponen no pocas acciones violentas, como tomas de tierra, ocupaciones de terrenos para viviendas, luchas callejeras, huelgas ilegales, etc.

Fue la comprensión correcta del carácter de la Revolución Chilena, la apreciación justa de la posibilidad de la vía no armada y de las formas concretas en que podía desenvolverse y, paralelamente, la tenacidad del Partido en la lucha por su línea la que le permitió al pueblo de Chile lograr la resonante victoria de 1970 y abrir paso a las transformaciones revolucionarias”.

UNA VÍA PROPIA

Más adelante agrega: “Los grandes éxitos logrados por nuestro Partido se deben en gran medida, insistimos, al hecho de haberse compenetrado de los problemas cuya solución maduraba en la sociedad chilena; de haber comprendido ciertas peculiaridades nacionales y tenido en cuenta las situaciones concretas. Sin ello no habría podido lograr mayores triunfos, no se habría convertido en un gran partido nacional y popular, ni habría podido entregar el aporte que dio a la Revolución Chilena.

Nada de eso habría sido posible si el Partido se hubiese regido por criterios dogmáticos o aplicados mecánicamente otras experiencias. En la elaboración y aplicación de su línea ha actuado de acuerdo al principio de la autonomía de cada Partido, que es principio del movimiento comunista”. (Luis Corvalán: “Informe al Pleno de agosto de 1977 del Comité Central del Partido Comunista de Chile” Ediciones Colo-Colo, 1978, páginas 38 y 39. Los subtítulos son nuestros)

SAQUEMOS LECCIONES DE NUESTRA HISTORIA

Hace más de cuarenta años, el Pleno de Agosto de 1977 inició el estudio, aún no finalizado del todo, de uno de los momentos estelares de la historia de nuestro Partido. Debemos continuar ese análisis. Comparar lo ocurrido en el exitoso proceso que culminó con la llegada al Poder Ejecutivo de la Unidad Popular, con la situación que hoy se vive, teniendo en cuenta los cambios ocurridos en el país. Especialmente el papel jugado ayer y ahora por el Partido Comunista, porque en todo fenómeno lo determinante es el factor interno y los externos son los condicionantes.

Barrio Suarez Mujica declarado Zona Típica

El barrio Suárez Mujica debe ser la última gran reserva patrimonial de Chile, representativa del movimiento moderno en arquitectura. La Zona Típica aprobada días atrás por el Consejo de Monumentos Nacionales, protege el territorio comprendido entre las calles Lo Encala y Pedro de Valdivia de Poniente a Oriente, y entre José Domingo Cañas y la Avenida Grecia, de Norte a Sur.

Se trata de una zona espacialmente homogénea, concebida desde sus orígenes según el modelo de ciudad jardín, es decir con viviendas aisladas de uno o dos pisos y amplios antejardines. Sus calles cuentan con aceras anchas, que han permitido el crecimiento de de una rica variedad de árboles. Caminar por estas vías durante el verano es un placer, cobijados bajo un fresco túnel verde.

El desarrollo del barrio se intensificó a comienzos de los años cuarenta del Siglo pasado, como consecuencia de las importantes obras viales efectuadas a raíz de la construcción del Estadio Nacional, que dieron vida a la Avenida Campos de Deportes y a la Avenida Grecia. Estas arterias mejoraron notablemente la accesibilidad del sector, incentivando el asentamiento de familias de clase media, en aumento durante esos años, gracias al mayor desarrollo económico del país.

A fines del 50 el barrio ya estaba consolidado, por lo cual adquirió una fisonomía de gran homogeneidad, conservada hasta ahora, gracias a las escasas intervenciones mayores, salvo las efectuadas a lo largo de José Domingo Cañas.

Conviven en armonía diversos estilos: algunas viviendas Art Decó, otras de la Belle Epoque, unas pocas eclécticas y la mayoría claramente modernistas. Predominan las fachadas estucadas, pero varias exhiben sus muros con ladrillo artesanal a la vista. Abundan los techos planos y los hay con pendiente, en su mayoría con cubierta de tejas de arcilla. De vez en cuando una torrecilla romántica corona alguna caja de escala.

Suárez Mujica tuvo un desarrollo casi simultáneo con el barrio El Golf, donde se establecieron preferentemente las familias más acaudaladas del país, quienes, ansiosos por exhibir su riqueza, impusieron una arquitectura de estilo: casas inglesas o francesas, con columnas abrigando los porch de acceso y abundancia de balaustres.

Dada la xenofobia característica de la aristocracia chilena, abundaron señales para ahuyentar el asentamiento de familias de origen árabe en El Golf, que fueron acogidas sin discriminación en el barrio Suárez Mujica. De hecho, desde sus orígenes, éste fue un territorio de integración étnica, donde también se asentaron familias de origen judío, huyendo de los pogrom y el desgobierno generado en Ucrania y otros territorios de Rusia, a la caída del imperio zarista.

Entre las familias judías establecidas en el barrio, destaca la familia Schwartz, que adquirió un gran paño de terreno en calle Dublé Almeyda Nº 1577, donde levantaron a comienzo de los años 30, la primera fábrica de artículos plásticos en Chile: Industrias SHYF. Dado el crecimiento explosivo de la empresa, fue necesario ampliar sus instalaciones, responsabilidad que asumió nuestra oficina de arquitectura el año1955, proyectando un edificio moderno, en tres pisos de altura, hoy demolido. En esta tarea, colaboró Yolanda, estudiante de arquitectura en esa época, hija de don Isaac Schwatz, uno de los socios de la empresa.

Entre las familias de origen judío, mencionemos también a la familia Loi, residentes en el pasaje Villoslaba, próximo a Avenida Grecia y Pedro de Valdivia, cuyo hijo Isidoro, arquitecto y escritor, ha adquirido celebridad tras publicar varios libros como La Mujer, El Matrimonio y Que Dios se lo Pague, obras donde hace alarde de una fina ironía y de un agudo sentido del humor. Loi también destaca por sus breves e ingeniosas columnas al director, publicadas habitualmente en la prensa nacional.

Próximo a ellos, en calle Los Pescadores, se estableció el ingeniero Enrique Schlesinger, tras huir de las persecuciones contra las familias judías desatadas en su país natal, Checoeslovaquia.
Enrique –ya fallecido- fue el principal colaborador de Carlos Sandor, uno de los más prominentes ingenieros calculistas de Chile durante el Siglo XX.

Entre las familias árabes residentes del sector, mencionemos la familia Hola, que amasó una fortuna al montar una fábrica de medias de seda, artículo muy codiciado por las mujeres desde mediados del Siglo XX. Esta familia, levantó una mansión en José Domingo Cañas 2.700, esquina con calle Los Tres Antonios, vivienda que aún se conserva pero sin su esplendor original, a raíz de intervenciones muy desafortunadas.

Vecino a los Hola por calle José Domingo Cañas, se instaló la familia Zaror, también de origen árabe, cuya vivienda se conserva hasta nuestros días, sirviendo como una de las dependencias de la Dirección de Aeronáutica.

El barrio Suárez Mujica conoció la intervención de varios arquitectos extranjeros que encontraron refugio en Chile tras las persecuciones antisemitas desatadas por el nazismo en Europa. Tal es el caso de José Dvoresky, Tibor Weiner y Vadim Fedorov, cultores relevantes de la arquitectura moderna. A ellos se suman otros colegas chilenos, como Simón Perelman, Jaime Bendersky y Viterbo Castro, quién construyó para su familia una casa situada en la acera oriente de Campos de Deportes, próximo a Avenida Grecia.

Un arquitecto poco conocido, autor de muchas obras meritorias en Ñuñoa y Providencia, es Juan Tapia Chuaqui, quién falleció en 1981. Formado en la Escuela de Arquitectura de la U. de Chile, tuvo como su maestro y guía al profesor Roberto Dávila. Ejerció la profesión asociado al arquitecto Francisco Aedo Carrasco, quién figura en la ominosa lista de personas detenidas y desaparecidas en Chile.

A Juan Tapia le debemos algunos proyectos de arquitectura notables como la vivienda ubicada en José Luis Araneda Nº 90, a pasos de Irarrázabal, que aún se conserva, característica por el uso de pilares en la planta baja y ventanas corridas, al mejor estilo corbusiano.

También se conserva la vivienda ubicada en Campos de Deportes Nº 468, no tan bien mantenida como la anterior.

Su obra más relevante es sin duda, la mansión ubicada en Providencia, calle Los Leones 927, construida para su tío Basim Chaqui a fin de alojar a su familia compuesta por su mujer y siete hijos.

Es una edificación en tres pisos de altura, caracterizada por la existencia de una escalera en forma de una amplia espiral, iluminada
por bloques de vidrio a lo largo de todo su recorrido.

Junto a su hermano Ricardo, también arquitecto, Juan Tapia proyectó los dos edificios de departamentos de clara línea moderna, ubicados en las esquinas Nor-oriente y Sur-oriente de Pedro de Valdivia con Irarrázabal, este último demolido recientemente, para dar paso a las instalaciones de la línea 6 del Metro.

El barrio también ha sido lugar preferido para vivir y trabajar de
varios artistas y escritores. En Eduardo Castillo Velasco Nº 1743, levantó su casa el escritor costarricense Joaquín Gutiérrez, avecindado en Chile desde los años 40, quién casó con Nena Nascimento, hija de Carlos Nascimento, formador de la Imprenta y que lleva su nombre, empresa pionera del campo editorial en nuestro país.

La casa de Joaquín y Nena, que se mantiene en pie, fue proyectada por el arquitecto Carlos Martner. Consiste en un cuerpo de dos pisos con cubierta en teja de arcilla colonial y su principal característica, era el mural pintado por Julio Escámez, cubriendo todo el muro del fondo de la Sala de Estar, representando la Fiesta anual celebrada tradicionalmente por los mineros de Lota y Coronel en Playa Blanca.

Tras el golpe militar, la familia Gutiérrez Nascimento emigró a Costa Rica, donde Joaquín fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura. Llevaron consigo el famoso mural, que afortunadamente fue pintado sobre tela y pudo retirarse del muro. Joaquín falleció hace años y Nena permanece viviendo en San José. Ignoramos el destino del mural.

1961: Cumpleaños de Joaquín Gutiérrez en su casa de Eduardo Castillo Velasco. Al fondo el mural de Julio Escámez. En cuclillas, al extremo izquierdo, Anitamaría Barrenechea, al centro con la botella de Champagne: Joaquín Gutiérrez, luego, José Miguel Varas y yo. Arriba, al centro Joan Jara, (entonces casada con Patricio Bunster), que aparece a su lado. Nena Nascimento sentada detrás de Joaquin.
Fragmento del mural de Julio Escámez. (Portada de la revista de arquitectura AUCA)

Ñuñoa ha sido residencia de otros artistas como la familia de José Balmes ya fallecido y Gracia Barrios, que establecieron su casa taller en calle Enrique Richards, donde también fijó su oficio la pintora Conchita Balmes, hija del matrimonio.

La declaratoria de Zona Típica, incrementará las fortalezas espaciales del barrio Suárez Mujica. Incentivará la instalación en el barrio de pequeñas oficinas de profesionales o emprendedores, que
restauran las casas sin alterar la fisonomía del barrio en un sano proceso de reciclaje de las edificaciones originales.

La objeción levantada por los opositores a la declaratoria de zona típica, argumentando que los inmuebles pierden su valor carece de todo fundamento. Se trata de cómplices de las grandes inmobiliarias interesadas en impulsar el modelo aplicado en Estación Central, ofreciendo precios especulativos por la adquisición de 3 o 4 viviendas, a fin de levantar una torre sin consideración a los impactos ambientales catastróficos generados por dicha intervención.

Igualmente mal intencionada es la objeción que los vecinos no podrán ejecutar obra alguna de mantenimiento, sin la autorización del Consejo de Monumentos Nacionales. La declaratoria de Zona Típica se complementa con la elaboración de un protocolo que regula las intervenciones a efectuarse en los inmuebles, documento que se elabora en conjunto con las Juntas de Vecinos del sector y que no representa diferencia alguna con los permisos de Obra Menor solicitados a las Direcciones de Obras Municipales.

Debemos admitir que dada la ausencia o debilidad de los Instrumentos de Planificación Territorial, el Consejo de Monumentos Nacionales se ha constituido en la única entidad defensora de los intereses del ciudadano común, frente a la acción depredadora de los grandes intereses inmobiliarios que socavan cada día el derecho a la ciudad que nos asiste a cada uno de los residentes en las áreas urbanas de Chile.

Miguel Lawner
29.01.2018.

ALGUNAS IMÁGENES DE VIVIENDAS PROYECTADAS POR EL ARQUITECTO JUAN TAPIA CHUAQUI.

Obtenidas del Seminario de Investigación efectuado en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Finis Terrae, por los alumnos Catalina Fantuzzi D. y Tomás  Weisser M.

Casa en J. Luis Araneda Nº 9

 

Cap. XX: El marxismo es nuestro guía para la acción revolucionaria

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017

Iván Ljubetic Vargas, historiador

CAPÍTULO XX: EL MARXISMO ES NUESTRO GUÍA PARA LA ACCIÓN REVOLUCIONARIA

Insistimos una vez más. La derrota de diciembre de 2017 fue ante todo una derrota ideológica. En las conciencias de millones de chilenos imperaron las falsas ideas propagadas por los medios de comunicación de la burguesía. Clase minoritaria, pero poderosa y hábil. Una clase social que reúne millones y millones de pesos en base a la explotación de la mayoría de los habitantes del país.

Podremos lograr éxitos tras acuerdos con otras fuerzas políticas. Pero, sólo avanzaremos hacia un Chile más democrático en este período histórico y luego caminaremos hacia una sociedad comunista, en la medida en que ganemos amplias masas dispuestas a cambiar sus desmedradas condiciones de vida.

LA DIFERENCIA ENTRE 1970 Y DICIEMBRE DE 2017

Así lo logramos hacia fines de los años sesenta del siglo XX, cuando teníamos un Partido Comunista, que junto a sus Juventudes, sumábamos cerca de 200 mil militantes, con células y bases funcionando, teniendo fuerte arraigo en las masas.

Pero ello no lo alcanzamos en diciembre de 2017. No fuimos capaces de explicar y convencer a millones de chilenos que la reformas del Gobierno del que formábamos parte, eran reformas revolucionarias, cambios cuantitativos, que acumulados a muchos otros, crearían las condiciones para forjar un Chile realmente democrático.

Lo que prevaleció fue la propaganda de la voraz burguesía, que convenció a muchos a quienes explota que todo efectuado por el Gobierno de la Nueva Mayoría era negativo.

¿Estábamos los comunistas en condiciones de explicar el significado de las reformas? ¿Conocemos y somos capaces de explicar la Ley dialéctica de la acumulación de cambios cuantitativos y su trueque en cambios cualitativos?

Porque esta ley objetiva nos permitiría explicar a las masas la importancia de los logros alcanzados en este período. ¿Qué señala esta ley?

LEY DE LA ACUMULACIÓN DE CAMBIOS CUANTITATIVOS Y SU TRUEQUE EN CAMBIOS CUALITATIVOS

Es una de las leyes fundamentales de la dialéctica marxista, que explica cómo, de qué manera, transcurre el movimiento y el desarrollo. Esta ley universal del desarrollo constata que la acumulación de los cambios cuantitativos graduales e imperceptibles en un momento determinado para cada uno de los procesos conduce necesariamente a cambios esenciales, cardinales, cualitativos, a la transición, en forma de salto, de la vieja calidad a la nueva (Calidad y cantidad, Salto). Esta ley actúa en todos los procesos de desarrollo de la naturaleza, la sociedad humana y el pensamiento. Es importante para comprender la concepción dialéctica del desarrollo y para diferenciarla de las concepciones metafísicas de todo género, que reducen el movimiento y el desarrollo sólo a los cambios cuantitativos de lo existente, sin la supresión de lo viejo y el surgimiento de lo nuevo. El desarrollo de la ciencia en cualquier dominio del saber –física, química, biología–, así como la experiencia histórica mundial de las transformaciones sociales de los últimos decenios, confirman y enriquecen la teoría dialéctica del desarrollo como proceso de cambios cualitativos que se producen en virtud de los cambios cuantitativos.

Todo proceso de desarrollo es al mismo tiempo discontinuo y continuo. Cabe decir que la discontinuidad toma forma de salto cualitativo, y la continuidad, forma de cambio cuantitativo (Evolución y revolución).”

EDUCARNOS PARA EDUCAR

Si hubiéramos sido capaces de explicar que las reformas del Gobierno de Bachelet, pese a sus limitaciones, eran cambios de cantidad, que acumulados a otros iguales o más profundos, en gobiernos posteriores de la Centro-Izquierda, se convertirían en cambios de calidad, en un Chile realmente democrático, otro gallo habría cantado.

Y más aún, los comunistas debemos proclamar que nuestro objetivo final es construir una sociedad sin la explotación de unos seres humanos por otros. Y que en ello los trabajadores no tienen nada que perder, sino sus difíciles condiciones de vida.

ES NECESARIO UNA CONGRESO NACIONAL EXTRAORDINARIO

De estos y otros temas debemos debatir los comunistas chilenos. Para ello lo adecuado es convocar a un Congreso Nacional Extraordinario, que sea expresión de nuestra teoría marxista y de nuestros normas leninistas de organización y funcionamiento. Que se convierta en una gran escuela de educación comunista, porque una de las grandes tareas de este momento es educarnos para educar a las masas, que son las que escriben la historia.

Cap. XIX: Un aporte necesario

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017

Ljubetic Vargas, historiador

CAPÍTULO XIX: UN APORTE NECESARIO

Entre la correspondencia recibida motivada por mis reflexiones, está el siguiente correo.

Compañero Iván:

En el capítulo II de “La Enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”, hay algunos párrafos bastante decisivos. Lo orgánico sin una base de masas en los trabajadores asalariados y otros sectores no resuelve de manera correcta la ecuación.

Cito:

“El bolchevismo existe, como corriente del pensamiento político y como partido político, desde 1903. Sólo la historia del bolchevismo, en todo el periodo de su existencia, puede explicar de un modo satisfactorio por qué el bolchevismo pudo forjar y mantener, en las condiciones más difíciles, la disciplina férrea necesaria para la victoria del proletariado.

La primera pregunta que surge es la siguiente: ¿cómo se mantiene la disciplina del partido revolucionario del proletariado? ¿Cómo se controla? ¿Cómo se refuerza?

Primero por la conciencia de la vanguardia proletaria y por su fidelidad a la revolución, por su firmeza, por su espíritu de sacrificio, por su heroísmo.

Segundo, por su capacidad de vincularse, aproximarse y hasta cierto punto, si queréis, fundirse con las más grandes masas trabajadoras, en primer término con la masa proletaria, pero también con la masa trabajadora no proletaria.

Tercero, por lo acertado de la dirección política que lleva a cabo esta vanguardia; por lo acertado de su estrategia y de su táctica políticas, a condición de que las masas más extensas se convenzan de ello por experiencia propia. Sin estas condiciones, no es posible la disciplina en un partido revolucionario, verdaderamente apto para ser el partido de la clase avanzada, llamada a derrocar a la burguesía y a transformar toda la sociedad. Sin estas condiciones, los intentos de implantar una disciplina se convierten, inevitablemente, en una ficción, en una frase, en gestos grotescos. Pero, por otra parte, estas condiciones no pueden brotar de golpe. Van formándose solamente á través de una labor prolongada, a través de una dura experiencia; su formación se facilita a través de una acertada teoría revolucionaria, que, a su vez, no es ningún dogma, sino que sólo se forma definitivamente en estrecha relación con la práctica de un movimiento que sea verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario”. (Lenin: “La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”, en Lenin Obras Escogidas en tres tomos. Tomo 3, página 354)

Fraternalmente

Claudio

CEILER