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Hernán Ramirez Necochea

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Hernán Ramírez Necochea nació en Santiago el 29 de marzo de 1917. En 1934 ingresó al Partido Comunista de Chile, en el que militó hasta su muerte y, en ese mismo año, comenzó a estudiar en el Instituto Pedagógico. En 1938 recibió el título de Licenciado en Filosofía con mención en Historia.

Realizó estudios en Estados Unidos, Inglaterra, España, Unión Soviética y Checoslovaquia.

EN EL INSTITUTO PEDAGÓGICO

Ejerció como profesor de historia en liceos de Santiago. En 1945 comenzó a trabajar en el Instituto Pedagógico, como ayudante de cátedra del profesor Juan Gómez Millas.

En 1952, fue profesor fundador de la cátedra de Historia Económica y Social.

“LA GUERRA CIVIL DE 1891”

Su primer libro, titulado “La Guerra Civil de 1891”, tiene un extenso prólogo del historiador Guillermo Feliú Cruz. En él, refiriéndose a Hernán Ramírez, relató: “Me tocó conocerlo y apreciarlo en el Departamento de Historia en la época en que fue mi alumno. Era casi un niño. Dentro de una seriedad desconcertante, disciplinado, estudioso, fino y delicado en su trato, Hernán Ramírez poseía un temperamento ardiente, apasionado y reflexivo. Un profundo don de observación le distinguía de sus compañeros”.

“En Hernán Ramírez –continuaba don Guillermo Feliú Cruz- me ha parecido ver, por la claridad del pensamiento y la disciplina de su espíritu, un artista embebido en los estudios históricos. El don de la armonía me parece su más acentuada característica intelectual”.
Finalizaba su prólogo afirmando: “Lo que yo no había conocido y nunca consideré un factor decisivo en las causas de la Revolución de 1891, era la acción de esta aristocracia, mejor dicho ahora con precisión, de una plutocracia al servicio de intereses que no fueran los permanentes del país. Esta es una conclusión desafortunada a la que he llegado después de la lectura de este libro.”

Ya en esa, su primera obra, Hernán Ramírez Necochea, demostró sus notables cualidades: un historiador serio, documentado y muy riguroso que, utilizando el marxismo, desentrañó las claves para explicar muchos momentos de la historia de Chile.

“HISTORIA DEL MOVIMIENTO OBRERO”

En 1956, fue publicado su libro “Historia del Movimiento Obrero en Chile. Antecedentes- Siglo XIX”.

En la introducción de esta notable obra, escribió Hernán Ramírez:
“Ni la clase obrera ni el movimiento por ella generado han merecido la debida atención de los hombres de estudio; existe así, inédito, un gran capítulo de la historia nacional… Ha llegado el momento de llenar este vacío”.

Uno de los méritos de este libro fue demostrar con antecedentes irrefutables que la lucha obrera no apareció en Chile, como sostienen algunos historiadores, sólo en el siglo XX, sino en la centuria anterior. En 1834, se produjo en el mineral de plata de Chañarcillo la primera huelga obrera y durante los restantes años del siglo XIX hubo no menos de 110.

“BALMACEDA Y LA CONTRARREVOLUCIÓN DE 1891”

Hernán Ramírez tenía una notable modestia y gran sentido autocrítico. En 1958 apareció su tercer libro: “Balmaceda y la Contrarrevolución de 1891”.

En él explicó: “En 1951 publiqué un libro titulado ‘La guerra Civil de 1891. Antecedentes económicos’. Esa obra, a pesar de sus defectos –que reconozco-, encontró benévola y favorable acogida; tanto así, que a los pocos meses de publicada, la edición se agotó.

Desde entonces para acá –continúa el historiador-, he tenido oportunidad suficiente para reflexionar sobre las observaciones muy atinadas hechas por lectores, colegas y críticos. Por otra parte, en estos siete años, realicé nuevas investigaciones tanto en Chile como en Inglaterra. A la luz de los nuevos elementos de juicio que había logrado reunir, emprendí la tarea de rehacer el libro publicado en 1951, introduciendo algunas modificaciones importantes en su estructura”.

DIRIGENTE SINDICAL DEL MAGISTERIO

Hernán Ramírez fue un responsable y activo miembro de la organización sindical del Magisterio, un luchador decidido por la educación del Estado. Participó en varios eventos de su gremio, la Sociedad Nacional de Profesores, que agrupaba a los maestros de liceos. Por ejemplo, en la Tercera Convención Nacional, efectuada en abril de 1958., Hernán presentó un documentado trabajo sobre el profesorado secundario y el Estado Docente. Sus tesis sirvieron de base para algunas de las resoluciones aprobadas en esa Tercera Convención, realizada durante el segundo Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo.

Una de ellas, planteaba “la reducción del monstruoso horario de 36 horas que actualmente desempeñan los profesores de Educación Secundaria y declarar que ninguna reforma podrá prosperar mientras el profesorado carezca de tiempo suficiente para el estudio, la reflexión y el perfeccionamiento de su profesión docente”.
Otra resolución, sobre el estado Docente, exigía: “Que el total de subvenciones destinadas a colegios particulares se supriman y los dineros pasen a integrar el Fondo Nacional de Educación.” Era abril de 1958.

En esa Convención de los maestros secundarios del país, Hernán Ramírez fue elegido director de la Sociedad Nacional de Profesores, SONAP.

“ANTECEDENTES ECONÓMICOS DE LA INDEPENDENCIA DE CHILE”

En 1959 fue editado el cuarto libro de Hernán Ramírez. Su título “Antecedentes económicos de la Independencia de Chile”. En el Prefacio, el autor escribió: “El juicio que merezca este ensayo a los estudiosos y a los lectores interesados en la materia, será una referencia muy valiosa en la prosecución de mis estudios sobre la historia económica de Chile; me permitirá aquilatar en que medida la orientación de mis esfuerzos es correcta y científicamente válida”.
En esa obra planteó, refiriéndose a la principal causa de la Independencia:

”Hacia fines del siglo XVIII, las posibilidades de mayor expansión de nuestro país eran entrabadas por su calidad de colonia. Todos sus elementos, comprimidos por la potencia metropolitana y por estructura del Imperio habían llegado a un máximo de crecimiento posible dentro del molde colonial. Pero, las férreas ligaduras que le ataban a España impedían que tales elementos –dotados ya de propias energías- pudieran continuar su desarrollo. Se suscitó de esta manera un antagonismo o contradicción entre los intereses de Chile y los de la Metrópoli”.

En otra parte agregaba: “Los pocos patriotas que ‘pensaron’ la Independencia, representaron la conciencia naciente de un profundo proceso en desarrollo; ellos actuaron con tesón y audacia y, colocados en una encrucijada pudieron dar cima a sus propósitos”.

“HISTORIA DEL IMPERIALISMO EN CHILE”

En 1960 publicó Hernán Ramírez su quinto libro, “Historia del imperialismo en Chile”. Esta obra le sirvió de base para obtener el grado de Doctor en Ciencias Históricas en la Universidad Carolina de Praga.

“ORÍGENES Y FORMACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE”

En 1965 apareció su sexto libro. Título: “Orígenes y formación del Partido Comunista de Chile”. En el prefacio escribió: “El estudio de su pasado (del Partido) permite desentrañar con nitidez la dinámica de la lucha de clases en Chile; es decir, permite ver la totalidad de las fuerzas que operan en la sociedad, la naturaleza y orientación de esas fuerzas, las contradicciones que hay entre ellas y la forma cómo se comportan”.

“ESTADOS UNIDOS Y AMÉRICA LATINA”

También en 1965 se publicó su obra “Estados Unidos y América Latina. 1930-1965”. Colección Realidad Americana. Colección vertientes de la libertad. Editora Austral, 1965. 298 páginas.
Finaliza esta obra, escribiendo: La revolución latinoamericana está en marcha; ha comenzado un movimiento semejante al de 1810. Los pueblos de América Latina, gradualmente y con vigor, se colocan a la altura de esa legión de próceres –conocidos y anónimos- a quienes todos veneran porque tuvieron el coraje de rebelarse y de luchar bravamente contra las metrópolis que sojuzgaban a sus patrias.
“Esta epopeya que tenemos por delante la van a escribir las masas hambrientas de indios, de campesinos sin tierra, de obreros explotados, la van a escribir las masas progresistas; los intelectuales honestos y brillantes que tanto abundan en nuestras sufridas tierras de América Latina; lucha de masas y de ideas; epopeya que llevarán adelante muchos pueblos maltratados y despreciados por el imperialismo, nuestros pueblos desconocidos hasta hoy que empiezan a quitarse el sueño. Nos consideraba rebaño impotente y sumiso y ya se empieza a asustar de ese rebaño: rebaño gigante de doscientos millones de latinoamericanos en los que advierte ya a sus sepultureros el capital monopolista norteamericano” (*)
(*) Segunda Declaración de la Habana. 1962.

EL DECANO DE LA REFORMA UNIVERSITARIA

En 1967, Hernán Ramírez fue elegido decano de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, jugando desde cargo un importante papel en las luchas por la reforma universitaria.
En entrevista publicada por la revista Araucaria N.º 3 de 1978, a la pregunta de si la Reforma 1967- 1969 fue fundamentalmente obra del movimiento estudiantil, respondió:

“En gran medida, sí. Los estudiantes de la Universidad Católica de Valparaíso primero, de la Universidad Católica de Chile enseguida y luego los de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, fueron quienes asumieron la responsabilidad de promover el proceso reformista en sus respectivas corporaciones. Pero, muy rápidamente, encontraron eco entre los académicos…”

El entrevistador interrumpe: “¿Y usted qué papel desempeñó? Porque recuerdo muy bien que se le llamó el ‘Decano de la Reforma’.”
Contestó Hernán Ramírez, con su característica modestia:
“Me parece que en asuntos como los que ahora merecen nuestra atención, las actuaciones personales no cuentan mayormente. En realidad, me correspondió desempeñar cierto papel en la reforma de la Universidad de Chile. Creo que, en esto, el azar y las circunstancias tuvieron mucho que hacer. Pienso que fundamentalmente fui intérprete, portavoz y ejecutor de la voluntad de mi Facultad, prácticamente de toda ella. En algún sentido, fui punto de convergencia de aspiraciones colectivas y pude actuar en función de ellas. Por otro lado, pienso que mi militancia política –que de ningún modo menoscababa mi condición de universitario, sino más bien la enriquecía- y aún mi calidad de profesor de Historia, me permitieron ser sensible a los procesos que tenían lugar en el país y comprender el lugar que en ellos correspondía a la Universidad”.

EN EL EXILIO

El 11 de septiembre de 1973 se produjo el golpe militar que instauró la dictadura fascista. Hernán Ramírez, como muchos otros patriotas, debió salir al exilio. Tenía 56 años de edad. Vivió el destierro en París, junto a su esposa la profesora Matilde Aguirre. Desde Francia siguió atentamente lo que ocurría en Chile. Participó en las acciones solidarias con la lucha del pueblo contra la tiranía. Trabajó en la Universidad de Vicennes.

Falleció en el destierro, en París, el 21 de octubre de 1979.

“LAS FUERZAS ARMADAS Y LA POLÍTICA EN CHILE”

En 1984 fue publicado por la Casa de Chile en México su libro “Las Fuerzas Armadas y la política en Chile”. En él se explica:

“El profesor Hernán Ramírez Necochea trabajaba aún en el presente texto, cuando la muerte interrumpió una vida y una obra plenas de significado”.

SEGUNDA EDICIÓN DE “ORÍGENES Y FORMACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE”

También en 1984, la editorial Progreso de Moscú publicó una segunda edición de “Origen y Formación del Partido Comunista de Chile”.

En el prólogo firmado en París en junio de 1979, sólo cuatro meses antes de su fallecimiento, Hernán Ramírez relató:

“Este libro debió haberse publicado en Chile a fines de 1973. Sin embargo, los acontecimientos que han tenido lugar a partir del 11 de septiembre de ese año impidieron que tal cosa sucediera. Sus originales fueron quemados y sólo pudo salvarse una fracción del primer borrador manuscrito. Venciendo no pocas dificultades, pude rehacer el trabajo que el lector tiene ahora en sus manos”.
Más adelante señaló: “He reescrito este libro en un tiempo de tinieblas para mi Patria… Con él he querido, antes que nada, rendir mi modesto y emocionado homenaje de admiración y respeto a todos mis compatriotas que fueron inmolados o martirizados, que sufrieron y sufren el terror, que no se han doblegado, que conservan su integridad de hombres y de ciudadanos dignos y que combatieron y combaten –hasta el sacrificio- por el restablecimiento de la paz, la justicia y la libertad de Chile y por la reanudación del curso de una historia nacional que nos enorgullece y que ha sido ominosamente interrumpido.”

Surge el Frente Popular en Chile

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Entre 1929 y 1933 el capitalismo entró en una crisis sin precedentes. En Estados Unidos, país en que se había iniciado en 1929, la producción industrial se derrumbó y los cesantes sumaban 16 millones. La crisis alcanzó a todo el mundo capitalista. Sólo la Unión Soviética se vio libre de ella.

La crisis agudizó la lucha de clases. Los conflictos sociales se intensificaron. Se produjo el ascenso del movimiento obrero internacional, lo que unido a la atracción que ejercía la Unión Soviética sobre las masas populares, obligó a la burguesía a buscar un nuevo sistema político. La democracia parlamentaria no servía para contener las aspiraciones de los trabajadores. Se necesitaba otra forma de dominación que destruyera las organizaciones obreras, que impidiese la existencia de éstas y que controlara férreamente a los trabajadores. Esta forma de dominación fue el fascismo.

A DETENER EL FASCISMO Y LA GUERRA

En 1922 llegó al poder el fascista Benito Mussolini en Italia. El 30 de enero de 1933, Hitler fue nombrado Canciller en Alemania y en seis meses implantó la dictadura nacionalsocialista en ese país. Se impuso la sangrienta represión contra los trabajadores y todos los que se opusieran al Tercer Reich. Al mismo tiempo, se hicieron evidentes los peligros de una guerra mundial.

Del 25 de julio al 20 de agosto de 1935 se realizó en Moscú el VII Congreso de la Internacional Comunista. Concurrieron 513 delegados de 65 partidos comunistas y organizaciones afines. Estuvieron presentes personalidades como Dolores Ibarruri, Ho Chi Ming, Palmiro Togliatti, Jorge Dimitrov. También Carlos Contreras Labarca, Secretario General del Partido Comunista de Chile.
Ese importante evento mundial llamó a constituir amplios frentes antifascistas en todos los países, los frentes populares, y crear gobiernos de frente único antifascista.

EN CHILE FINES DE 1935

En Chile, los comunistas invitaron a los partidos del bloque de Izquierda a formar el Frente Popular. No hubo respuesta alguna.
Mejor recibimiento tuvo la proposición comunista entre otras colectividades. Relata Elías Lafertte, en “Vida de una Comunista”:
“Algunos políticos de diferentes partidos, acogieron la idea con enorme entusiasmo, como Rossetti, Justiniano Sotomayor y, sobre todo, Juan Antonio Ríos, que era Presidente del Partido Radical. Ríos nos ayudó mucho en las gestiones preliminares para formar el Frente Popular. Hubo ocasiones en que el Secretario General del PC tenía que sostener entrevistas con otros políticos a escondidas de la policía. Pues bien, muchas de estas conversaciones se desarrollaban en el automóvil de Juan Antonio Ríos, manejado por él mismo”.

LA UNIDAD SURGE DESDE LA BASE

El 3 de febrero de 1936 estalló una huelga ferroviaria. Los trabajadores protestaban contra la arbitraria medida del gobierno de Alessandri de negarse a pagar una gratificación que obreros y empleados de esos servicios habían conquistado dos años atrás.
Las tres organizaciones sindicales del sector -la Federación Santiago Watt, la Federación Ferroviaria de Chile y la Federación de Empleados Zona Sur- se unieron y constituyeron un comando único para dirigir la lucha.

Este paro fue uno de los movimientos más importantes de esos años. Durante diez días los trenes de carga y pasajeros de la primera y segunda zona ferroviaria paralizaron, aunque no totalmente. Pero la huelga fue total en la tercera zona, que comprendía desde Talca a Puerto Montt.

Arturo Alessandri, entonces Presidente de la República, reprimió a los huelguistas. Detuvo, encarceló y relegó a dirigentes sindicales y políticos. Entre ellos a personeros del PR. Elías Lafertte fue de¬portado a México.

Derrotado el movimiento de los ferroviarios, 680 obreros y empleados fueron lanzados a la cesantía.

La represión no detuvo el proceso unitario. Al contrario, lo aceleró. Nuevos sectores entraron al combate contra el gobierno. Se inició una potente campaña por las libertades públicas. Su primera victoria fue lograr liberar a los presos y el retorno de los relegados.
En la solidaridad con la huelga y las luchas por las libertades se fue forjando la unidad por la base. Allí estaban juntos comunistas, socialistas, radicales-socialistas, radicales, demócratas, independientes. Los hechos, las acciones comunes, fueron mostrando la necesidad y la posibilidad del Frente Popular.

LOS COMUNISTAS Y EL FRENTE POPULAR

En febrero de 1936, Carlos Contreras Labarca expuso el pensamiento comunista sobre el Frente Popular:

“…Es un bloque de partidos, es un frente de clases para la lucha por el Programa de Liberación Nacional. Cada Partido y organización que ingresa en él conserva su fisonomía y estructura propia. Ninguno renuncia a sus principios doctrinarios ni a su organización interna. Se comprometen a no atacarse recíprocamente, siempre que se cumplan las decisiones, el programa y las bases del Frente Popular, conservando plenamente la libertad de crítica; se someten a las decisiones democráticamente aprobadas y respetan la disciplina del Frente Popular. El Frente Popular es la unidad de acción, pero no la disolución de los partidos”.

Dentro del PS fue ganando adeptos la idea del Frente Popular. Pero la aceptación no era unánime en el PS. En el III Congreso de enero de 1936, aparecieron dos posiciones claramente opuestas: una a favor de la unidad; otra en contra.

NACE EL FRENTE POPULAR

En la tarde del 26 de marzo de 1936, concurrieron a las oficinas del diario “La Opinión” -que estaban ubicadas en la Alameda frente a la calle Estado- dirigentes del Partido Comunista, del Partido Socialista, del Partido Democrático, del Partido Radical-Socialista y del Partido Radical. En la oficina de su Director, Juan Bautista Rosetti, firmaron el pacto que da vida al Frente Popular (FP).
El 8 de abril, los mismos personeros suscribieron el Programa del Frente Popular, “esencialmente democrático, antiimperialista y antioligárquico”, que constaba de tres partes; en verdad tres programas. Uno de orden general; otro, que comprendía las tareas inmediatas del gobierno, una vez triunfante el Frente Popular. Finalmente, un programa destinado específicamente a la juventud”.
También en ese mes de abril, tuvieron lugar elecciones complementarias para elegir un senador por las provincias de Bio-Bio, Malleco y Cautín, en reemplazo del fallecido parlamentario del Partido Democrático, Artemio Gutiérrez. El Frente Popular pre¬sentó como candidato al latifundista de la zona, miembro del ala derechista del radicalismo y uno de los más enconados opo¬sitores a la formación del Frente Popular, Cristóbal Sáenz. Triunfó la coalición de la izquierda, ganando su primera confrontación electoral.
Este éxito mostró la vigencia e importancia del Frente, constituido apenas un mes atrás.

En octubre de 1936, el Partido Comunista inició la publicación del periódico “Frente Popular”, el que -según el periodista y dirigente comunista, Rodrigo Rojas- jugó “importante papel en la tarea de agrupar a los sectores democráticos del país a fin de cerrar el paso al fascismo, e impulsar toda una serie de realizaciones que posibilitaran la creación de la ba¬se material y técnica para el ulterior desarrollo económico-industrial de Chile”.

SURGE LA CTCH

El 25 de diciembre, se inició el Congreso de Unidad Sindical en el que participaron la FOCH, la que -a pesar de la represión sufrida- continuaba siendo la central sindical más poderosa del país, la Confederación Nacional Sindical, CNS, y la Confederación Nacional de Trabajadores, CNT; estas dos últimas controladas por el PS. Estas tres centrales se unieron en ese Congreso, dando nacimiento a la Confederaci6n de Trabajadores de Chile, CTCH.
Esta nueva central reunía, al momento de su fundación, más de 100 mil afiliados. Uno de sus primeros acuerdos fue incorporarse al Frente Popular.

La CTCH tuvo un vigoroso desarrollo. En 1938, contaba con 116 mil miembros; en 1939, con 173 mil y en 1941, con 200 mil.

ELECCIONES PARLAMENTARIAS DE 1937

En marzo de 1937 tuvieron lugar elecciones Parlamentarias. Los partidos que formaban el Frente Popular alcanzaron un total de 140.153 sufragios, un 33,99 % del total. La derecha obtuvo 173.360 votos, el 41,05 %.

Dentro del FP, la colectividad más fuerte era el Partido Radical.
El PC eligió en esa oportunidad a Elías Lafertte como senador por Tarapacá y Antofagasta. Éste se encontraba desterrado en México desde 1936, condena aplicada por el gobierno de Arturo Alessandri debido a su participación en la huelga ferroviaria de comienzos de ese año. Su elección le permitió retornar a la patria en gloria y majestad.

Los comunistas obtuvieron también siete diputados: Carlos Contreras Labarca, José Vega Díaz, Juan Guerra, Andrés Escobar, Marcos Chamúdez, Amador Pairoa y Oscar Baeza.

El 10 de abril de 1938 se inició en Santiago el Décimo Congreso Nacional del Partido Comunista, llamado el “Congreso de la Victoria”.

El 14 de abril de 1938, el Congreso del PC suspendió su desarrollo, para permitir la participación de los delega¬dos en la Convención Presidencial del Frente Popular.

LA CONVENCIÓN PRESIDENCIAL DEL FRENTE POPULAR

La coalición izquierdista acordó que su candidato sería elegido en una Convención Nacional.

Esta se inauguró en Santiago, el 14 de Abril de 1938, como un homenaje y señal de solidaridad con la lucha de los demócratas hispanos, por cumplirse justamente ese día el aniversario de la proclamación de la República Española.

“La inauguración –relata Elías Lafertte, en “Vida de un Comunista” – tuvo lugar en el Caupolicán, lleno de bote a bote y las sesiones de trabajo se hicieron en el Congreso. El reglamento de la convención –agrega- establecía que para la elección del candidato presidencial serían necesarios dos tercios de los votos de los mil doscientos participantes, que estaban distribuidos así: Partido Radical 450; Partido Socialista 350; Partido Comunista 120; Partido Democrático 120. Participaba también en la convención con 60 votos la Confederación de Trabajadores de Chile, que acababan de constituirse en reemplazo de la vieja y heroica FOCH, cuyas combativas huestes se habían enrolado en la nueva Central. De estos 60 votos, 30 eran comunistas y 30 socialistas”.

En las primeras ruedas, cada partido votó por su propio candidato: los radicales por Pedro Aguirre Cerda, los socialistas y la mitad de la CTCH por Marmaduke Grove, los democráticos por Juan Pradenas Muñoz y los comunistas y media CTCH por Elías Lafertte.

Cuando ya habían tenido lugar catorce votaciones, en la mañana del domingo, Pedro Aguirre Cerda fue proclamado, sin votación, por unanimidad, candidato del Frente Popular.

PEDRO AGUIRRE CERDA

Según Elías Lafertte, “Aguirre Cerda era un viejo y experimentado político radical, con un pasado parlamentario y ministerial que le permitía afrontar esta elección. Profesor secundario y universitario, había observado una tranquila oposición a la dictadura de Ibáñez, por lo cual había debido expatriarse. Sus libros sobre los más candentes problemas nacionales lo presentaban como un político estudioso, comprensivo de nuestra realidad nacional. Sucarácter era alegre, socarrón a veces y creo que su aspecto de roto chileno, con los bigotes caídos en los extremos y los ojos “achinados” lo ayudó mucho a ganar la simpatía popular. No era orador fogoso, pero indudablemente sabía decir las cosas. Las largas giras políticas y electorales en que me tocó acompañarlo me dieron la oportunidad de conocerlo”.

La designación del candidato del Frente Popular obligó a los partidos de derecha a apresurarse a nombrar su abanderado. El 23 de abril de 1938, una Convención Presidencial de la Derecha, proclamó como postulante a La Moneda a Gustavo Ross Santa María, ex ministro de Hacienda de Arturo Alessandri Palma.

LA CAMPAÑA DE 1938

Se inició la campaña presidencial del Frente Popular. El PC designó a Elías Lafertte para formar par¬te de la comitiva de Pedro Aguirre Cerda.

No fue una campaña fácil. Los resultados de las elecciones parlamentarias de 1937 habían arrojado una clara mayoría para la derecha. Ésta controlaba gran parte de la prensa, la que llevaba adelante una verdadera campaña del terror contra el candidato popular. El FP realizaba esforzadas acciones. Una de ellas y de vital importancia, fue la gira presidencial, que según recuerda Elías Lafertte, fue “muy larga y detallada, una de las giras electorales más completas que candidato alguno haya realizado a través del país, pues abarcó desde Arica a Chiloé, comprendiendo más de ciento cincuenta ciudades, pueblos, aldeas y lugares. Don Pedro hablaba en las proclamaciones y banquetes. Oradores obligados en todos los actos éramos Grove y yo”.

El 5 de ese mes ocurrió un trágico hecho. Alrededor de las 12 horas, un grupo de jóvenes que había asistido el día anterior a la proclamación de Carlos Ibáñez por la Alianza Popular Libertadora, penetró al edificio del Seguro Obrero Obligatorio, ubicado en Morandé esquina con Moneda. Un carabinero intentó detenerlos. Los muchachos le dieron muerte. Se apoderaron del séptimo piso; se les unieron otros jóvenes que habían ingresado poco antes al edificio.

A esa misma hora, otro grupo entró en la Casa Central de la Universidad de Chile, cerró sus puertas y secuestró en su interior al personal que estaba en funciones.

Apenas conocida la noticia, se reunieron en La Moneda el Presidente Alessandri con altos jefes militares y de la policía. Se resolvío aplastar de inmediato la sublevación.

Llegaron a la Plaza de la Constitución efectivos del Regimiento Tacna, que emplazaron cureñas contra el edificio del Seguro y contra la Casa Central de la Universidad. Derribaron la puerta de es¬ta última a cañonazos. Fuerzas conjuntas del Ejército y de Carabineros se lanzaron al asalto. Murieron allí seis jóvenes. El resto, cerca de 30, fue tomado prisionero y los llevaron hacia el Seguro, que seguía resistiendo. Luego de enconados ataques, que duraron una hora, donde murió uno de los jóvenes, éstos se rindieron. Bajaron con las manos en alto, encañonados por carabineros. De pronto llegó un oficial desde La Moneda, mandó detenerse a los prisioneros en la escalera del sexto piso y ordenó dispararles fríamente. Los que continuaban vivos, fueron rematados.

Igual suerte corrieron los muchachos traídos desde la Casa Central de la Universidad. Quedan 61 cadáveres en las escaleras del Seguro. Todos jóvenes, cuya edad promedio era de 22 años. Sobrevivieron tres. Se salvaron de morir, aunque quedaron gravemente heridos, debido a que estaban bajo los cuerpos de sus camaradas.

Esta matanza indignó al país. Tuvo un efecto inmediato: Carlos Ibáñez retiró su candidatura presidencial. Muchos de sus partidarios decidieron votar contra los asesinos, sufragando por Pedro Aguirre Cerda.

EL TRIUNFO DEL FRENTE POPULAR

El 25 de octubre de 1938 tuvo lugar las elecciones. Triunfó el candidato del Frente Popular. Obtuvo 222.720 preferencias. Gustavo Ross Santa María, 218.609. La diferencia fue sólo de 4.111 votos. “Pero tales resultados -como sostiene Luis Corvalán- sólo reflejaron muy pálidamente la voluntad del pueblo, pues el sistema electoral permitía las más groseras de¬formaciones de los verdaderos sentimientos ciudadanos… Abundaban las dobles inscripciones, votaban los muertos de la derecha, se robaban las urnas, se compraba y vendía votos”.

Corvalán relata que, para ese 25 de octubre, la candidatura de Ross organizó “las encerronas de elementos venales a fin de llevarlos a votar, mediante el sistema del acarreo, para asegurarse así que no iban a fallar. También hubo -agrega- encerronas de obreros conscientes”.

Al analizarse los resultados de esos comicios se aprecia claramente que fueron las zonas proletarias -las del salitre, cobre y carbón- las que decidieron la victoria del abanderado de la izquierda.

El pueblo celebró en las calles el triunfo. “Estalló -recuerda Volodia Teitelboím- una algarabía frenética. Fueron horas de vítores y gritería. Los hombres aprovecharon para besar a las mujeres. Y ellas se dejaron besar. También tomaron la iniciativa. Todo estaba permitido, incluso la alegría. Se sucedieron los oradores, los cantantes, los bailarines. La fiesta continuaba. La gente no se quería dispersar”.

Asesinato de Monseñor Romero

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Era la tarde del lunes 24 de marzo de 1980. Monseñor Óscar Romero oficiaba misa en la capilla del hospital Divina Providencia en la colonia Miramonte de San Salvador. Aproximadamente a las 18,30 horas se escuchó un disparo. Lo hizo un francotirador desde un auto con capota de color rojo. La bala impactó en el generoso corazón de Monseñor Romero. Falleció a los 62 años de edad.

¿QUIÉN ERA MONSEÑOR ROMERO?

Óscar Arnulfo Romero y Galdámez había nacido en Ciudad Barrios el 15 de agosto de 1917. Era el segundo de 8 hermanos, hijos del matrimonio formado por el telegrafista y empleado de correos, Santos Romero, y Guadalupe Galdámez. Desde niño tuvo una salud muy frágil. En la escuela pública donde estudió, destacó en materias humanísticas más que en matemáticas.

En 1930, a la edad de 13 años, ingresó al seminario menor de la ciudad de San Miguel. Siete años más tarde se incorporó al Serminario de San José de la Montaña de San Salvador. Ese mismo año, continuó sus estudios de teología en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942 a la edad de 24 años.

En 1943 regresó a El Salvador. Fue párroco de la ciudad de Anamorós en La Unión. En la ciudad de San Miguel sirvió como párroco en la Catedral de Nuestra Señora de la Paz y ejerció como secretario del Obispo diocesano monseñor Miguel Ángel Machado.
En 1968 fue nombrado secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador. En 1970 el papa Pablo VI lo designó Obispo Auxiliar de San Salvador.

En 1974 se le nombró obispo de la diócesis de Santiago de María. Ocupó esa sede durante dos años.

En 1977 el papa Pablo VI lo nombró Arzobispo de San Salvador. Tomó posesión del cargo el 22 de febrero de 1977.

ASESINATO DE SU AMIGO

El 12 de marzo de ese año, el padre Rutilio Grande, amigo íntimo de Romero, fue asesinado en la ciudad de Aguilares, junto a dos campesinos. Rutilio Grande llevaba cuatro años al frente de la parroquia de Aguilares, donde había promovido la creación de comunidades eclesiales de base y la organización de los campesinos de la zona. El arzobispo Romero reaccionó a este asesinato convocando a una misa única, para mostrar la unidad de su clero. Esta misa se celebró el 20 de marzo en la plaza Barrios de San Salvador, a pesar de la oposición del nuncio apostólico y de otros obispos.

DEFENSOR DE LOS DESPROTEGIDOS

A partir de ese momento, cambió su predicación y pasó a defender los derechos de los desprotegidos. Monseñor Romero denunció en sus homilías los atropellos contra los derechos de los campesinos, de los obreros, de sus sacerdotes, y de todas las personas que recurrieran a él, en el contexto de violencia y represión militar que vivía el país. En sus homilías posteriores a la muerte de Rutilio Grande, recurrió sin temor a los textos de la Conferencia de Medellín y pidió una mayor justicia en la sociedad. Durante los tres años siguientes, sus homilías, transmitidas por la radio diocesana YSAX, denunciaban la violencia del gobierno militar. Señaló especialmente hechos violentos como los asesinatos cometidos por escuadrones de la muerte y la desaparición forzada de personas, cometida por los cuerpos de seguridad. En agosto de 1978, publicó una carta pastoral donde afirmaba el derecho del pueblo a la organización y al reclamo pacífico de sus derechos.

SU TESTAMENTO PROFÉTICO

El 2 de febrero de 1980, la Universidad Católica de Lovaina distinguió a Romero con el doctorado honoris causa como reconocimiento en su lucha en defensa de los derechos humanos. En ocasión de recibir ese título honorífico, Romero pronunció un discurso considerado como su testamento profético:

“… Las mayorías pobres de nuestro país son oprimidas y reprimidas cotidianamente por las estructuras económicas y políticas de nuestro país. Entre nosotros siguen siendo verdad las terribles palabras de los profetas de Israel. Existen entre nosotros los que venden el justo por dinero y al pobre por un par de sandalias; los que amontonan violencia y despojo en sus palacios; los que aplastan a los pobres; los que hacen que se acerque un reino de violencia, acostados en camas de marfil; los que juntan casa con casa y anexionan campo a campo hasta ocupar todo el sitio y quedarse solos en el país….”

Es, pues, un hecho claro que nuestra Iglesia ha sido perseguida en los tres últimos años. Pero lo más importante es observar por qué ha sido perseguida. No se ha perseguido a cualquier sacerdote ni atacado a cualquier institución. Se ha perseguido y atacado aquella parte de la Iglesia que se ha puesto del lado del pueblo pobre y ha salido en su defensa. Y de nuevo encontramos aquí la clave para comprender la persecución a la Iglesia: los pobres. De nuevo son los pobres lo que nos hacen comprender lo que realmente ha ocurrido. Y por ello la Iglesia ha entendido la persecución desde los pobres. La persecución ha sido ocasionada por la defensa de los pobres y no es otra cosa que cargar con el destino de los pobres…

…El mundo de los pobres nos enseña que la liberación llegará no sólo cuando los pobres sean puros destinatarios de los beneficios de gobiernos o de la misma Iglesia, sino actores y protagonistas ellos mismos de su lucha y de su liberación desenmascarando así la raíz última de falsos paternalismos aun eclesiales. Y también el mundo real de los pobres nos enseña de qué se trata en la esperanza cristiana.

Óscar Romero”

INTENTO DE ASESINARLO

El día 9 de marzo de 1980, en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús se encontró un portafolios de color negro colocado debajo del Altar Mayor. Contenía una bomba que, activada a control remoto explotaría en el momento que Monseñor Oscar Arnulfo Romero oficiaría una misa. La bomba fue desactivada. La Fiscalía General de la República no hizo ninguna investigación formal.
Quince días después Monseñor Romero era asesinado.

“HOMILÍA DE FUEGO”

El día 23 de marzo de 1980, un día antes de su muerte, Romero hizo desde la catedral un enérgico llamamiento al ejército salvadoreño, en su homilía titulada “La Iglesia, un servicio de liberación personal, comunitaria, trascendente”, que más tarde se conoció como “Homilía de fuego”:

“Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles… Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: “No matar”. Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. Queremos que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión.

Óscar Romero”

LOS ASESINOS

Treinta y un años después del asesinato, se conoció el nombre del asesino de Romero: fue Marino Samayor Acosta, un subsargento de la sección II de la ex Guardia Nacional, y miembro del equipo de seguridad del ex presidente de la República, quien manifestó que la orden para cometer el crimen la recibió del mayor Roberto d’Aubuisson, creador de los escuadrones de la muerte y fundador de ARENA, y del coronel Arturo Armando Molina. Marino Samayor Acosta habría recibido 114 dólares por realizar esa acción.

Retorno clandestino a la patria de Julieta y Mireya

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

El 20 de marzo de 1987, junto con Mireya Baltra, ingresaron clandestinamente a Chile por el paso cordillerano de Tronador, a la altura de Osorno. Desde Argentina habían emprendido una travesía que duró 10 días. Una parte en camioneta, a caballo, en carreta y a pie. Cruzaron la frontera. Llegaron a Puerto Montt y de allí a Santiago, a donde arribaron el domingo 22 de marzo de 1987.
Pensaban presentarse ante la Corte de Apelaciones de la capital de inmediato, pero demoraron su acción al conocer que recién lo había hecho Clodomiro Almeyda, el 25 de marzo de 1987.

Permanecieron clandestinamente hasta el martes 12 de mayo, día en que se presentaron, en medio de la expectación de los periodistas, ante la Corte de Apelaciones para poner un recurso de amparo reclamando su derecho de vivir en la patria. Fueron acompañadas por los abogados democratacristianos Jaime Castillo Velasco y Enrique Krauss. Empujadas por gendarmes y policías Julieta y Mireya debieron abandonar el recinto judicial. Un auto las llevó hasta la Comisión de Derechos Humanos. Al cabo de pocos minutos el local fue rodeado por policías. Una hora después, dos mujeres salían de allí, se subieron a un vehículo que partió a toda velocidad. La policía lo siguió por diferentes calles de Santiago. Cuando el sector circundante de la Comisión de Derechos Humanos estaba vacío, tranquilamente salieron de sus oficinas Julieta y Mireya y se trasladaron a los domicilios de sus familiares.

Pasadas las 21 horas fueron sacadas de sus hogares y trasladadas en una patrullera de Investigaciones hasta el cuartel central de la policía civil. Horas después, llevadas al aeropuerto de Cerrillos y embarcadas rumbo a sus lugares de relegación. Mireya a Puerto Aysén en el extremo sur; Julieta, a Sierra Gorda en la Segunda Región. Después trasladada a Camiña, pueblo ubicado a unos 100 kilómetros al Noreste de Pisagua y a 2.200 metros sobre el nivel del mar. Fue en ese poblado de dos mil habitantes, donde Julieta Campusano cumplió el 31 de mayo de 1987, sus 69 años de edad.

Julieta Campusano relegada en Camiña

A 147 años de la primera revolución proletaria de la historia

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

En julio de 1870, el emperador francés Napoleón III –llamado el pequeño sobrino del gran tío- intentando salvar su tambaleante imperio, declaró la guerra a Prusia. Las tropas imperiales fueron vergonzosamente derrotadas.

El 4 de septiembre de 1870, se produjo una insurrección popular, que fue aprovechada por la burguesía para formar un gobierno provisional. Este organizó la defensa contra los invasores prusianos. Pero sus tropas fueron también vencidas.

En febrero de 1871 se constituyó un gobierno reaccionario, encabezado por Adolfo Thiers, que reprimió al pueblo.  En ese mismo mes se organizó en París el Comité Central de la Guardia Nacional, que agrupó a los batallones de obreros y artesanos.

LA PRIMERA REVOLUCIÓN PROLETARIA DE LA HISTORIA

El gobierno de Thiers instaló su sede en Versalles. En marzo de 1871, envió tropas sobre París para desarmar a los batallones populares.

En el amanecer del 18 de marzo de 1871, soldados de Thiers llegaron a las colinas de Montmartre, al norte de París, con la intención de arrebatar los cañones allí emplazados por la Guardia Nacional. Al conocerse la noticia se hicieron presentes decenas de milicianos de los batallones obreros. Ante esta resistencia popular, los soldados de Thiers en vez de disparar, confraternizaron con los revolucionarios.

Al anochecer de ese 18 de marzo de 1871, todas las dependencias del Estado fueron ocupadas por destacamentos de la Guardia Nacional. Por todas partes de la capital francesa flameaban rojas banderas.

Se había llevado a cabo la primera revolución obrera de la historia. Era el 18 de marzo de 1871.

LA COMUNA DE PARÍS

El 26 de marzo tuvieron lugar las elecciones para designar los miembros del Consejo de la Comuna. Concurrieron a las urnas 300 mil ciudadanos.

El 28 de marzo de 1871 fue proclamada la Comuna de París. Por primera vez la clase obrera había conquistado el poder.
La plaza de la Municipalidad y las calles adyacentes estaban colmadas de público y de tropas de la Guardia Nacional. En el escenario, levantado al efecto, se ubicó el Comité Central de la Guardia Nacional y los miembros electos del Consejo de la Comuna.
Un dirigente proclamó la Comuna. Al nombrar a los miembros del Consejo, un grito ensordecedor se elevó desde el corazón mismo de París: ¡Viva la Comuna!

Luisa Michelle, una maestra de cuarenta años de edad, formó parte del Comité de Vigilancia, fue secretaria del Comité de Mujeres Obreras y miembro del Comité Central de la Unión de Mujeres.
Resonaron los tambores; el tronar de los cañones estremeció la tierra.

No se pronuncian discursos. Sólo exclamaciones de ¡Viva la Comuna!

Las bandas atacan los acordes de la Marsellesa y del Canto de la Partida. Millares de voces le hacen coro.

¿QUIÉN ERA LUISA MICHELLE?

Luisa Michelle

Luisa Michelle (Louise Michelle) había nacido en Vroncourt-la-Côte, departamento de Haute-Marne (Francia) el 29 de mayo de 1830. Era hija natural de una sirvienta, Marianne Michelle, y del hijo de la mansión, Etienne Charles Demahis. Los abuelos maternos le dieron una educación liberal.

Por entonces, la moderna lucha de clases en Francia alcanzaba una aguda confrontación. En junio de 1848 se produjo la insurrección de los obreros parisinos que levantaron barricadas. Fueron aplastados sangrientamente por las tropas del gobierno de la burguesía.
En 1850, después de la muerte de su abuelo, Luisa inició sus estudios para maestra.

EDUCADORA

Luisa se tituló como profesora. Se negó a prestar juramento ante Napoleón III. Esto le impidió ejercer en la enseñanza pública. Entre 1852 y 1855 abrió escuelas en tres ciudades del departamento de Haute-Marne, en las que practicó una enseñanza basada en los ideales republicanos. En 1856 se trasladó a París, donde se dedicó a la educación durante quince años. Abrió una escuela en 1865 y otra en 1868. Apoyó todas las iniciativas progresistas, como por ejemplo, la creación de escuelas profesionales y orfanatos laicos.

Le interesaba la literatura. Escribió algunos libros, entre ellos uno de poemas, que firmó con el seudónimo “Eljolras”. Conoció a Víctor Hugo, una de las personalidades más famosas e respetadas de la época, con quien mantuvo una correspondencia entre 1850 a 1879.

REVOLUCIONARIA

Tomó contacto con los círculos revolucionarios, donde trabó amistad con Jules Vallés, Eugène Varlin, Raoul Rigault, Emile Eades. Fue colaboradora habitual de los periódicos de la oposición, como “El grito del pueblo”.

En 1862, se hizo socia de la “Unión de los poetas” En 1869 fue elegida secretaria de la “Sociedad Democrática de la Moralización”, cuya finalidad era ayudar a las obreras. Por entonces simpatizaba con el movimiento revolucionario fundado por el republicano socialista Luis A. Blanquier.

Cuando estalló la Revolución Proletaria del 18 de marzo de 1871, Luisa tuvo en ella activa participación y, como hemos ya visto, también en la proclamación de la Comuna de París.

LA SEMANA DE MAYO

El 21 de mayo de 1871, las tropas de Thiers, con apoyo de los invasores prusianos, lanzaron el asalto general. Un traidor les había revelado el punto débil de la defensa. Por ahí irrumpieron.
Una lucha encarnizada, terrible, se libró en las calles de París. Ese episodio pasó a la historia como la Semana de Mayo.

Luisa Michelle se unió, como muchas otras mujeres, a los obreros defendiendo la Comuna de París, ese poder obrero que se alzaba por vez primera sobre la faz de la tierra.

COMBATIERON DIEZ MIL MUJERES

Luisa Michelle, fusil en mano, encabezó un batallón de mujeres. En las barricadas tomaron parte cerca de diez mil mujeres obreras, socorriendo a los heridos, levantando trincheras y luchando en ellas.
Se combatía contra fuerzas muy superiores. Los comuneros defendían cada barrio proletario, cada casa.

En sus memorias Luisa Michelle relató los últimos combates que libraron 200 comuneros en el Cementerio Père Lachaise: “Un puñado de valientes lucha en el cementerio contra un ejército entero. Se combate entre las tumbas, en las zanjas y en el interior de las bóvedas; se combate cuerpo a cuerpo, con sables, con bayonetas, a culatazos; muchísimo más numerosos, mejor armados, con sus fuerzas frescas reservadas para la represión en París, los versalleses masacran implacablemente a los valientes… Al caer la noche, un grupo de sobrevivientes de los heroicos defensores de París fue cercado y fusilado junto a los muros del cementerio”.

(Ese muro, llamado “Muro de los Federados” es un lugar donde culminan las marchas de los trabajadores de París. Incluso, durante la ocupación nazi, a pesar de la estricta vigilancia ejercida por los soldados alemanes, cada mayo aparecían flores rojas en ese lugar. Fue un símbolo de la resistencia).

LA DERROTA

El 28 de mayo de 1871 cayó la última barricada levantada en el barrio proletario, en la calle de Ramponeau. Cayeron los últimos heroicos combatientes, defendiendo el primer Estado obrero de la historia. Murieron gritando: ¡Viva la Comuna de París!
La contrarrevolución había triunfado.

Lo del 28 de mayo fue sólo el inicio de la feroz matanza de los obreros parisinos. Treinta y seis mil comuneros fueron masacrados, Más de cuarenta mil arrojados a prisión y deportadas a lejanas colonias, condenados a trabajos forzados. Entre estos últimos estaba Luisa Michelle.

Le habían seguido un juicio, iniciado en diciembre de 1871. En él no se defendió. Reconoció la responsabilidad por todas sus acciones. Con audacia y orgullo planteó los objetivos de la revolución social. Dijo: “Ya que parece que un corazón que late por la libertad tiene derecho sólo a una pequeña bala de plomo, exijo mi parte. ¡Si no sois cobardes, matadme!”

DESTERRADA

Más tarde, desde la cárcel, le escribió al general Appert, que encabezaba los procesos: “Si usted no quiere pasar por las formalidades legales, usted ya conoce bastante sobre mí para fusilarme. Estoy lista y el llano de Satory está cercano. Usted y todos sus cómplices saben muy bien que si salgo viva de aquí yo voy a vengar a los mártires. ¡Viva la Comuna!”

Hacia junio de 1872 habían sido procesados 32.905 comuneros y Luisa Michelle observó que no condenaron a muerte a ninguna de las mujeres más valientes que se distinguieron en la lucha por la Comuna, con el fin de cuidar la imagen de la contrarrevolución.
La condenaron a 15 años de trabajos forzados en Nueva Caledonia (territorio de ultramar de Francia, ubicada en el océano Pacífico al Este de Australia). Intentó escapar, sin éxito, un par de veces.

RETORNA A LA PATRIA

Amnistiada al cabo de 9 años, regresó a París convertida en una revolucionaria convencida. Fue recibida con un masivo acto de bienvenida por el pueblo parisino.

Efectuó una gira dictando conferencias por toda Francia, Bélgica e Inglaterra. Fue condenada en varias ocasiones a diversas penas de prisión. En una oportunidad se dictó la pena de un nuevo confinamiento. Pero no se llevó a cabo. Los multitudinarios funerales de su madre, donde concurrieron muchos grupos revolucionarios, hicieron retroceder a las autoridades reaccionarias.
En 1890 se exilió en Inglaterra, regresando a su patria en 1895.

UNA IMPRESCINDIBLE

En 1898 escribió “Memorias de la Comuna”. En ellas señaló: “La revolución es aterradora, pero su objetivo es ganar la felicidad para la humanidad. Tiene combatientes intrépidos, luchadores sin piedad, y los necesita. La Revolución saca a la humanidad de un mar de fango y sangre, y el océano en el cual miles de personas desconocidas viven como festín para tiburones, y si la revolución debe causar dolor para alcanzar su victoria, es necesario.

“Cuando llegue la Revolución, tú y yo y toda la humanidad seremos transformados. Todo cambiará y mejores tiempos tendrán los gozos que la gente de hoy no puede comprender. Los sentimientos por el arte y la libertad seguramente se harán mayores, y la cosecha de ese desarrollo será maravillosa. Más allá de este tiempo pasado vendrá un día en el que la humanidad libre y consciente de su poder ya no torturará hombre o bestia. La esperanza vale todo el sufrimiento que sentimos cuando pasamos los horrores de la vida”.

Luisa Michelle continuó inalterable con su labor revolucionaria hasta el final de sus días. Murió de pulmonía en 1905 en el Hotel Oasis de Marsella. Miles de personas participaron en sus funerales efectuados en París.

Fue, al decir de Bertolt Brecht, una imprescindible: luchó toda la vida.

LEGADOS INMORTALES DE LA SEMANA DE MAYO

La reacción aplastó en un terrible baño de sangre a aquellos que pretendieron tomar el cielo por asalto. Pero, su ejemplo inspiró muchos episodios de la historia mundial y seguirá inspirando a todos los que quieren cambiar el mundo de fase.

De los hechos históricos en la semana sangrienta nacieron para la humanidad los dos grandes símbolos del movimiento obrero mundial: la bandera roja, reseña oficial de los comuneros franceses y el himno por excelencia del movimiento obrero “La Internacional”, nacido al calor de la primera Asociación Internacional de Trabajadores, establecida por Marx y Engels unos años antes, que fue escrito por el poeta y revolucionario francés Eugéne Pottier durante los días de la Comuna.

LOS ECOS EN CHILE

El periódico chileno, “El Proletario”, de Tocopilla, fundado por Recabarren, publicó con fecha 24 de enero de 1905 un homenaje a Luisa Michelle, con motivo de su fallecimiento ocurrido el 10 de enero de 1905. Allí se decía:

“Luisa Michelle, profesora parisina, militante ardorosa de la Asociación por los Derechos de la Mujer, se une, como muchas otras mujeres, a los obreros que luchan contra la dictadura militar del Segundo Imperio. Combate en defensa de la Comuna de París en 1871. Derrotada la Comuna, es condenada a 15 años de trabajos forzados en Nueva Caledonia. Amnistiada al cabo de 9 años, regresa a París ya convertida en socialista convencida. Escribe y defiende los derechos del socialismo y de la mujer, lo que le reporta varias condenas y prisión”.

En este mismo periódico, en su edición del 18 de marzo de 1905, Luis Emilio Recabarren escribió sobre la Comuna de París. En parte señalaba:

“Los sublevados de París que al grito de la ‘Comunne’ (Comuna) quisieron derribar la opresión burguesa, cayeron asesinados por millares… La ‘Comunne’ proclamaba lo que llevamos como un programa en nuestros corazones los que nos llamados hombres libres; proclamaba el trabajo para todos como una necesidad para la salud física, la producción y el consumo en común y el libre cambio por la acción libre de los hombres…”

“El Despertar de los Trabajadores” de Iquique, de fecha 22 de julio de 1916, informaba sobre la fundación en ese puerto del “Centro Instructivo de Obreras Librepensadoras Luisa Michelle”.

Camilo Henríquez, un fraile patriota

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

“Conocemos la importancia de Camilo Henríquez
en la creación del periodismo nacional. A través
de ‘La Aurora de Chile’ dio más amplia
divulgación a sus ideas libertarias. Pero no era
sólo una especie de activista de la Independencia,
sino un hombre de amplia y seria cultura”.
(Agustín Letelier: “Historia de la Literatura
Chilena”).

Camilo Henríquez falleció en Santiago, el 16 de marzo de 1825, a los 56 años de edad, pobre, casi en la miseria, en una casa de la calle Teatinos Nº 33. Abandonado en sus últimos días, sin embargo sus funerales se realizaron en medio de un duelo nacional dispuesto por el Gobierno y el Parlamento. Concurrieron todos los parlamentarios y muchas autoridades públicas. Hubo luto riguroso por tres días. En su honor se dispararon salvas desde el Cerro Santa Lucia. Sólo pólvora.

(Sobre el día de su muerte se dan tres fechas distintas: 16 de marzo de 1825; 16 de mayo de 1825 y 17 de mayo de 1824. Nos quedamos con la primera).

EL PAPADO ESTUVO CONTRA LA INDEPENDENCIA

Cada 18 de septiembre, la Iglesia Católica chilena celebra el Te Deum, ceremonia en que da gracias a Dios por la emancipación de Chile. Es un acto pleno de cinismo, porque la Iglesia Católica estuvo en contra de la Independencia de las colonias españolas de América. Dos representantes de Dios en la tierra, los Papas Pío VII (con la Encíclica del 30 de enero de 18169 y León XII (con la Encíclica de fecha 24 de septiembre de 1824), estuvieron contra el proceso libertador y condenaron las acciones de los patriotas.

SACERDOTES POR LA EMANCIPACIÓN

La inmensa mayoría del clero siguió la orientación reaccionaria del Papado. Hubo, sin embargo, una valerosa minoría que se pronunció y actuó a favor de la emancipación de las colonias. Sobresalieron los sacerdotes Miguel Hidalgo y José María Morelos, en México; en Venezuela, el canónigo chileno José Cortés de Madariaga; en Cuba, Félix Varela; en Argentina, el Dean Funes y muchos otros.

En Chile, el más destacado fue Camilo Henríquez, el fraile de la Buena Muerte. Pero no el único. Se recuerda, además, a Antonio Orihuela, Rosauro Salas, Joaquín de la Jaraquemada, Ignacio Cienfuegos, Juan Fariñas, Bartolomé Reyes, Miguel Ovalle, Joaquín Larraín, Rosauro Acuña y Vicente Cantos. De los 190 sacerdotes seculares de la Diócesis de Santiago, sólo 22 eran patriotas. De los 500 miembros del clero secular no pasaban de 70 los revolucionarios. Por tanto, sobre el 80% del clero actuó contra la Independencia de Chile.

El historiador Hernán Ramírez Necochea señala que “durante las campañas militares de la Patria Vieja, fueron muchos los ministros de Dios que con armas de fuego en la mano, lucharon contra los ejércitos nacionales. Una buena cantidad pudo ser apresada y expulsada del país”.

EN LAS GARRAS DE LA INQUISICIÓN

Camilo Henríquez González, nació en Valdivia el 20 de julio de 1769. Sus padres fueron Félix Henríquez y Rosa González. Tuvo una hermana y dos hermanos. Uno de ellos, José Manuel, cayó combatiendo en una barricada patriota en la Plaza de Rancagua, a comienzos de octubre de 1814.

La familia de Camilo se trasladó a Santiago cuando éste tenía 9 años de edad. A los 15, se le envió a Lima para proseguir estudios. Ingresó al Colegio de los frailes de la Buena Muerte (esa Congregación estaba encargada de atender a los moribundos pobres) y profesó esa Orden, siendo ordenado sacerdote el 28 de enero de 1790, poco antes de cumplir los 21 años.

En tres ocasiones –en 1796, 1802 y 1809- la Inquisición o “Santo Oficio” le procesó bajo la acusación de “tener libros prohibidos y consagrarse a la lectura de los filósofos franceses”. Ya en el primer juicio quedó en claro que Camilo Henríquez había leído el Contrato Social de Rousseau. La Inquisición no se equivocaba. El fraile patriota había leído y hechos suyos los postulados libertarios de los pensadores revolucionarios burgueses del siglo XVIII. Fue condenado a la cárcel en Lima. Una vez liberado, la Orden lo envió a Quito, pero al pasar por Valparaíso, optó por quedarse en Chile.

PROCLAMA LIBERTARIA

Se entregó de inmediato a la lucha emancipadora. Escribió la Proclama de Quirino Lemáchez (anagrama de su nombre), que comenzó a circular el 6 de enero de 1811. Su objetivo era promover la elección de diputados al Primer Congreso Nacional. En este documento, Camilo Henríquez planteaba que debía ser elegido como diputado “el hombre virtuoso, el ilustrado patriota, el que más haya contribuido a romper las cadenas de la esclavitud, éste es el que conoce mejor los derechos del hombre, el que quiere conservarlos, el que está animado del espíritu público y el que merece la confianza de todos los hombres”.

Esta fue el inicio de su valiosa labor como ideólogo de la emancipación chilena, uno de los escasos pensadores que se dedicaron a teorizar sobre el nuevo régimen. Empezaba a hacer de su pluma una espada libertaria.

DIPUTADO PATRIOTA

Resultó elegido diputado suplente del Primer Congreso Nacional, por la circunscripción de Puchacay. En la ceremonia en que se instaló este Parlamento, le correspondió pronunciar el sermón inaugural, en una misa oficiada en la Catedral, el 4 de julio de 1811. En parte de su alocución, señaló: “Como la autoridad pública se ejerce sobre hombres libres por naturaleza, los derechos de la soberanía, para ser legítimos, han de fundarse sobre el consentimiento libre de los pueblos”.

En 1812 escribió “El catecismo de los patriotas”, donde realizó una vigorosa defensa de la libertad y de la razón frente despotismo, la superstición y la ignorancia.

PADRE DEL PERIODISMO REVOLUCIONARIO

La Junta de Gobierno, formada por Carrera, Cerda y Manso, lo designó el 16 de enero de 1812, redactor de La Aurora de Chile. El primer número apareció el 13 de febrero de ese año. Inició así su brillante obra como periodista de combate. Creó o impulsó más de doce publicaciones y escribió en todo periódico que aceptara sus colaboraciones. Su débil salud no fue obstáculo para que derrochara energía en la prensa patriota.

En el Nº 29 de La Aurora, de fecha 27 de agosto de 1812, Henríquez proclamó la tarea que se había echado sobre los hombros: “Mi alma detesta la tiranía y se esforzó por trasladar a las vuestras este odio implacable; la alienta el amor de la libertad y de la gloria, y no omitió medio alguno para despertar en vuestros pechos esta pasión sublime, fecunda en acciones ilustres y tan necesaria para regenerar a los pueblos y elevar a los Estados… Emprendí el arduo designio de la ilustración pública, descendí al campo peligroso, combatí las preocupaciones, os hablé de vuestros intereses, de vuestra dignidad. He trabajado solo, solo me he expuesto al odio de la tiranía y del error”.

POR LA LIBERTAD DE PRENSA

Las fervientes proclamas de Camilo Henríquez por una total emancipación de España, sus ataques a lo que estuvieron con el viejo régimen, su particular manera de enfocar los asuntos religiosos, molestaron a los vacilantes y monárquicos que aún tenían influencia. Ello explica que en agosto de 1812, la Junta de Gobierno compuesta por Prado, Carrera y Portales, decretara la censura de La Aurora en materias religiosas. La que se amplió a todo tipo de temas el 12 de octubre.

 

Sin aviso previo ni explicación alguna, La Aurora dejó de circular apartir del 1º de abril de 1813. Cinco días después apareció su sucesor, El Monitor Araucano, también dirigido por Camilo Henríquez.

Fue senador entre 1812 y 1814, presidiendo el Senado en 1813. No es casual, por tanto, que el 23 de junio de 1813 esa Cámara estableciera la libertad de imprenta, aunque dejó la censura previa para los escritos religiosos. Este paso, aunque parcial, fue fruto de la acción del padre del periodismo chileno, que mostró gran lucidez al luchar por la libertad de prensa.

CREADOR DEL TEATRO COMPROMETIDO

Con fecha 10 de septiembre de 1812, había escrito: “Yo considero el teatro únicamente como una gran escuela pública; y bajo este aspecto es innegable que la musa dramática es un gran instrumento en manos de la política”. Ese año había escrito un drama que tituló “La procesión de los Tontos”. En esto de dar importancia al teatro como medio de educar, se hermana con el obrero tipógrafo, que un siglo después sería el promotor del teatro revolucionario.

IMPULSOR DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA

Camilo Henríquez dedicó especial atención a la educación. En noviembre de 1811 elaboró un plan de estudios con el objeto de organizar la enseñanza pública. Fue el primer esbozo de lo que sería el Instituto Nacional. Por esa época, la educación era monopolio de la Iglesia.

Una vez que asumió Bernardo O’Higgins como Director Supremo en febrero de 1817, éste realizó grandes esfuerzos por contar con el aporte del fraile patriota, aunque éste había sido un decidido partidario de los Carrera. Camilo Henríquez aceptó y jugó un notable rol en el desarrollo de la educación fiscal. Por entonces se crearon las primeras escuelas públicas y se fundó el Liceo de La Serena. Para paliar la carencia de profesores, se adoptó el sistema lancasteriano, en el que los alumnos más aventajados hacían el papel de monitores, ayudando a sus compañeros.

MURIÓ POBRE Y ABANDONADO

Derrocado O’Higgins en enero de 1823, Camilo Henríquez continuó actuando en política. Ese año fue elegido diputado suplente por Chiloé y Copiapó; en 1824, diputado titular por Copiapó.
Falleció en Santiago el. 16 de marzo de 1825.

José Miguel Varas

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

El sábado 29 de enero de 2011 recibí un correo que tenía por asunto: “Detalle” y que decía:

“Estimado compañero:

Acabo de leer con gran interés la excelente síntesis biográfica de Volodia que recibí por esta vía. Todo está muy bien.

Sólo quiero señalarte un detalle, un aspecto en que hay un error histórico. Volodia nunca fue detenido durante el régimen de González Videla, período en el que permaneció trabajando activamente en el Partido en total clandestinidad. Pero no fue enviado a Pisagua.

Si estuvo detenido en el campo de prisioneros de Pisagua durante el gobierno de Carlos Ibáñez (1953-1958), en el año 1956.
Me pareció necesario hacer esta precisión.

Saludos cordiales

José Miguel Varas”.

Esta nota, aludiendo a uno de mis artículos que recibía regularmente a través del Círculo Virtual de Estudios Histórico-Políticos del CEILER, muestra a José Miguel Varas tal como era.

Lo había conocido cuando de vuelta del retorno, me establecí en Ñuñoa. En el 2003 siendo miembro del secretariado del Comunal Ñuñoa y no conociendo aún personalmente al compañero José Miguel Varas y sabiendo que tenía ciertas reservas con el Partido, en el que ya no militaba, me atreví a invitarle a un acto sobre Pablo Neruda que realizaríamos en el salón Multiuso de Ñuñoa a mediados de noviembre de ese año. Aceptó de inmediato. Recuerdo que antes de iniciar su brillante exposición, me dijo –medio en broma, medio en serio- tal vez digo algunas cosas que a lo mejor no te gustan.

Posteriormente, el entonces Centro de Extensión Luis Emilio Recabarren (una especie de prehistoria del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER) programó un panel para el jueves 22 de enero de 2004, en el Museo Histórico Benjamín Vicuña Mackenna, en homenaje a tres dirigentes comunistas: Ricardo Fonseca, José Pino y Juan Chacón Corona. Invité para que expusiera sobre este último, al compañero José Miguel Varas.  Aceptó. Los otros panelistas fueron Hernán Soto y Mireya Baltra. Al final del evento cantamos La Internacional. Entonces vi a José Miguel entonando el himno de los trabajadores del mundo.

¿QUIÉN ES JOSÉ MIGUEL VARAS?

José Miguel Varas Morel nació en Santiago el 12 de marzo de 1928. Hijo del militar y escritor José Miguel Varas Calvo y de Elvira Morel Hesketh, quienes tuvieron luego otros tres hijos: Elvira, Inés y Carlos Antonio.

Estudió las humanidades en el Instituto Nacional, con excepción del 4º año que lo realizó en Punta Arenas, a donde su padre había sido destinado. Fue en esa austral ciudad donde comenzó a escribir cuando tenía 13 años de edad.

CAHUÍN

En 1946 ingresó a la Universidad de Chile a estudiar Leyes. Entonces trabajaba por las tardes en una Compañía de Seguros y por la noche en una radio. Por entonces, cuando tenía 18 años de edad, publicó su primer libro, “Cahuín”,

En 1948 pasó al Instituto Pedagógico donde permaneció un año. Asistía como alumno libre a clases de Literatura y Filosofía. En 1950 apareció su segundo libro ‘Sucede’.

También en ese año contrajo matrimonio con Iris Largo Farías. Tuvieron cinco hijos.

Trabajó como locutor en varias radioemisoras de Santiago; y como periodista en la revista Vistazo, en 1952, y en el diario ‘El Siglo’, en los años 1953 a 1957. En 1958 regresó a Punta Arenas para encabezar la radio ‘La Voz del Sur’.

MILITANTE COMUNISTA

Miembro del Partido Comunista, en 1959 viajo a Praga, donde trabajó dos años y medio en la emisión en español de la Radio Checoslovaca.

Regresó a Chile en 1961. Ese año fue nombrado director de El Siglo.
En 1963 fue editada su novela “Porai”. En 1967 entró a laborar como locutor en Radio Magallanes de Santiago.

En 1968 publicó “Chacón”, biografía del dirigente comunista Juan Chacón Corona. En 1969 apareció su libro ‘Lugares Comunes’, que contiene 13 cuentos.

Durante el gobierno popular presidido por Salvador Allende, fue nombrado jefe de prensa de Televisión Nacional de Chile.

”ESCUCHA CHILE”

Después del golpe fascista de 1973 partió al exilio. Instalado en Moscú, fue el alma del programa ¡Escucha Chile! entre 1974 y 1988, que transmitía Radio Moscú. El programa denunciaba los abusos de la dictadura de Pinochet, obtenía con frecuencia información exclusiva de Chile y rompía la censura. Oír la transmisión en esos años era motivo más que suficiente para ser detenido .La voz de José Miguel Varas fue una de las más conocidas del país. También colaboró en la Revista Araucaria de Chile.

RETORNA A LA PATRIA

Luego de 17 años de exilio, regresó a su patria, donde comenzó a publicar numerosos libros tan notables como “Las pantuflas de Stalin”, en 1990; “El correo de Bagdad”, en 1991; “La novela de Galvarino y Elena”, en 1995; “Cuentos Completos”, en 2001; “Milico”, “Conducta de un gato”, en 2007; “La Guachita”, que contiene 13 cuentos, “La Dama del balcón y otros cuentos” en 2009; y “Los tenaces”, crónicas y entrevistas, su última obra, en 2010.

Transmitió en cada uno de sus textos un conocimiento profundo de la naturaleza humana, a la cual miró con piedad pero también con el humor fino que le era característico.

José Miguel Varas, con su esposa Iris Largo Farías y Luis Corvalán Lépez.

DISTINCIONES

José Miguel Varas recibió numerosos Premios y Distinciones:
Premio Municipal de Santiago 1964;
Premio Municipal de Santiago 1997;
Premio del Consejo del Libro 2001;
Premio del Círculo de Críticos de Arte de Chile;
Premio Altazor 2002
Premio Nacional de Literatura 2006;
Premio Municipal de Santiago 2007;
Premio Marta Brunet 2007;
Medalla Pushkin (Rusia) 2007;
Premio Altazor 2008; y
Premio Altazor 2010.

“MILICO”

Milico, la obra de José Miguel Varas, publicada en año 2007, es quizás la novela del golpe fascista del 11 de septiembre de 1973. Generosa, abre los brazos a los personajes más dispares, a los ambientes más contrastados –militares y barberos, periodistas y campesinos, hombres y mujeres–.

Muestra las contradicciones de sus personajes. Desde el milico a la antigua, forjado en la obediencia, que desacata una orden bajo el gobierno de Ibáñez, hasta el verdugo uniformado de los 70 que cree obrar por una sociedad más civilizada; desde el hijo de caballero que deviene en militante comunista hasta la madre que abandona al hijo por otra lealtad más fuerte.

VIERNES 23 DE SEPTIEMBRE DE 2011

José Miguel Varas Morel falleció a la edad de 83 años, en su casa de Ñuñoa, el viernes 23 de septiembre del 2011. Su deceso se produjo el mismo día en que había fallecido su amigo Pablo Neruda 38 años antes y a quien le dedicó uno de sus mejores libros, “Neruda Clandestino”, publicado en 2003.

Masacre de El Salvador (Chile): 11 de marzo de 1966

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

El 1º de enero de 1966, los mineros de El Teniente declararon una huelga exigiendo aumento de sus remuneraciones. La Braden Mining Cooper, filial de la Kennecott, explotadora de ese mineral, rechazó las peticiones de los obreros. El movimiento se prolongaba. No se vislumbraba una solución. Entonces, a comienzos de marzo, la Confederación de Trabajadores del Cobre, CTC, convocó a un paro solidario. Los mineros de Chuquicamata desoyeron el llamado. Sólo paralizaron sus labores los de El Salvador. El gobierno reaccionó declarando zonas de emergencia las provincias de O’Higgins y Atacama y entregando el control de los centros mineros en huelga a las fuerzas armadas. En El Salvador se designó jefe de plaza al Coronel Manuel Pinochet Sepúlveda.

PARO SOLIDARIO

En el mineral de El Salvador el paro fue total. Los trabajadores actuaron con disciplina y responsabilidad. Un Comando de Huelga dirigía las actividades. Diversas comisiones tenían a su cargo tareas concretas: la olla común para los huelguistas y familiares, competencias deportivas, actos artísticos – culturales, cuidado de los niños, disciplina, etc. El centro de todas estas acciones era la sede del Sindicato.

El entonces ministro de Defensa de Eduardo Frei Montalva, Juan de Dios Carmona, ordenó la ocupación militar de El Salvador. No había razón alguna para ello: allí reinaba la tranquilidad y el orden. El operativo tuvo lugar el 11 de marzo de 1966. Fue realizado por efectivos del Ejército.

TODO ESTABA TRANQUILO

Eran alrededor de las 14 horas. En la sede social, trabajadores, mujeres y niños habían almorzado recién. Algunos jugaban a las cartas, otros leían o conversaban. También hubo quienes dormitaban. Una comisión lavaba platos y servicios; otra, ordenaba mesas y bancas. Los niños, incansables, correteaban alegremente.

PROVOCACIÓN

De pronto alguien dio la voz de alarma: soldados habían rodeado el local. Los pequeños, asustados, corrieron a donde estaban sus padres. Hombres y mujeres se inquietaron.
El oficial a cargo de la tropa, prepotente y altanero, ordenó desalojar la sede. La gente se negó. No había motivo para ello: estaban en su local y no molestaban a nadie. Los trabajadores intentaron dialogar. La respuesta fue brutal. Los uniformados rompieron los vidrios de las ventanas y arrojaron bombas lacrimógenas al interior. El aire se hizo irrespirable. Gritos de desesperación y de ira.

CON BALAS DE GUERRA

Todos salieron corriendo. Unas mujeres se envolvieron con banderas chilenas, como buscando en el pabellón patrio una protección.
El capitán Alejandro Alvarado Gamboa dio una orden. Y el estrépito de una descarga se elevó por encima de los gritos y el ruido de las carreras.

Los soldados dispararon contra la gente indefensa. Cayeron algunos. Otros siguieron corriendo. Una nueva descarga. Gritos y quejidos.

DOS MUJERES ASESINADAS

Una mujer, que llevaba una bandera chilena fue asesinada. Se llamaba Leopoldina Chaparro Castillo. Tenía 36 años y estaba en avanzado estado de embarazo. Cerca de ella cayó otra: Marta Egurrola de Miles, madre de tres hijos y otro por nacer.
Estas dos mujeres proletarias eran igual a esa que utilizó la propaganda democratacristiana en la Campaña de 1964: una mujer embarazada en un bello y costoso afiche azul, con la leyenda “Por mi hijo, votaré por Frei”.

Y SEIS OBREROS

También cayeron asesinados seis obreros. Entre ellos dos comunistas: Ramón Santos Contreras y Raúl Monardes.
Ocho muertos y cuarenta heridos fue el saldo de la masacre. Y, como siempre, después de una matanza se pretendió culpar a las víctimas.

UNA VEZ MÁS AL CRIMEN SE UNE LA MENTIRA

El gobierno de Frei Montalva, a través de un comunicado oficial, suscrito por el Ministro de Defensa Carmona y el Subsecretario del Interior, Juan Hamilton, sostuvo que:
“Elementos especialmente adiestrados, a las 14 horas de hoy, realizaron un ataque masivo con armas de fuego y otros medios de agresión en contra de la fuerza pública”.
Esta falsedad fue desmentida por el propio oficial a cargo del operativo, el capitán de ejército Alejandro Alvarado Gamboa. Este declaró haber dicho al coronel Pinochet:
“Si usted quiere que yo cumpla la orden que usted me dio de tomarme el Sindicato, tengo que disparar a matar y ahí va a quedar la carnicería…”

CON PREMEDITACIÓN

Por lo demás, la masacre del 11 de marzo de 1966 fue la culminación de una serie de provocaciones llevadas a cabo por el coronel Pinochet. Días antes, había prohibido la entrada al mineral de comerciantes ambulantes. A los establecidos, les ordenó no otorgar créditos a los huelguistas amenazándoles que si desobedecían lo dispuesto, serían detenidos, cancelados sus permisos y expulsados del campamento. Su plan era cercar por el hambre a los trabajadores y sus familias. Cuando comprobó que esas maniobras no surtían efecto, ordenó la detención y traslado de dirigentes y algunos obreros. Aisló el Mineral y luego vino la masacre.

La masacre de Pampa Irigoin

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

En Puerto Montt, ciudad fundada por Vicente Pérez Rosales en 1853 a orillas del Golfo de Reloncaví, tuvo lugar una de las diez masacres perpetradas durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, siendo ministro del Interior Eduardo Pérez Zujovic e Intendente subrogante de la provincia de Llanquihue, Jorge Pérez.

UNA PACÍFICA TOMA DE TERRENOS

Los hechos se iniciaron así: El martes 4 de marzo de 1969 se produjo una toma pacífica de terrenos en un lugar llamado Pampa Irigoin, ubicado a tres kilómetros de Puerto Montt. Noventa y una familias sin casa ocuparon un pedazo de suelo y levantaron improvisadas viviendas. Sobre ellas flameaban banderas chilenas.

La operación, dirigida por el diputado socialista Luis Espinoza, se realizó sin problemas. Con anterioridad, éste había conversado con el propietario de esos terrenos, llegando a un acuerdo. Durante cinco días no tuvieron dificultad alguna con carabineros. Por el contrario.

Toma en Pampa Irigoin

El diputado Luis Espinoza entregó el siguiente testimonio: “El sábado 8, a las 10 horas, el Comisario de Carabineros me fue a buscar a mi domicilio y me pidió que lo acompañara al sector Irigoin. Visitamos la nueva población. Levantamos un censo de las familias allí establecidas. El Comisario les habló a los pobladores. Les dijo que estuvieran tranquilos… que trazaran bien las calles… que no se preocuparan, que nadie los molestaría… que se mantuvieran donde estaban y que no se les ocurriera bloquear caminos…”

LLEGAN ÓRDENES DESDE SANTIAGO

Sin embargo, el Intendente democratacristiano de la provincia de Llanquihue, por instrucciones del Ministro del Interior de Frei, Edmundo Pérez Zújovic, llevó adelante una provocación contra los pobladores.

A la 1,40 de la madrugada del domingo 9 de marzo, fue detenido el diputado Espinoza. Se le acusó de “perturbar la seguridad interior del Estado”, por haber participado en seis tomas anteriores. Lo enviaron a Valdivia, donde lo pusieron a disposición de la Corte de Apelaciones.

A esa misma hora, carabineros empiezan a rodear silenciosamente la población recién levantada en Pampa Irigoin. Esperaron que aclarara. A las 7 horas avanzaron sigilosamente hacia las improvisadas viviendas. Deseaban sorprender durmiendo a sus ocupantes. Pero no contaban con la astucia de éstos, que habían instalado un primitivo sistema de alarma: hilos tendidos a pocos centímetros del suelo, con una serie de tarros. Los policías tropezaron con ellos. Sonaron las latas. Despertaron los ocupantes.
Algunos opusieron débil resistencia. La mayoría huyó intentando buscar refugio en una población vecina, la Ampliación Manuel Rodríguez. Pero los carabineros habían rodeado el lugar. Mientras unos policías se dedicaban a incendiar las chozas; otros, apostados estratégicamente, le cortaban el paso a los que huían y los atacaban lanzando bombas lacrimógenas. Algunas fueron devueltas por la gente. Otros se defendieron con piedras. Entonces las fuerzas represivas hicieron uso de sus armas de fuego. Once pobladores cayeron asesinados por balas de guerra. Muchos otros quedan heridos.

UNA OLA DE REPUDIO RECORRE CHILE

Salvador Allende
Julieta Campusano
Mario Palestro

Solidarizaron con los pobladores de Puerto Montt y repudiaron a los asesinos.

Otra vez la indignación y el repudio estremecieron el país. El lunes 10 llegaron a Puerto Montt el Presidente del Senado, Salvador Allende; la senadora comunista Julieta Campusano y el diputado socialista Mario Palestro. Los tres del Frente de Acción Popular, FRAP.

Los funerales de las víctimas en Puerto Montt tuvieron lugar el martes 11 de marzo de 1969. Fueron gigantescos. Muchos miles de personas rindieron su postrer homenaje a los nuevos asesinados por quienes prometieron una Revolución sin paredón. En el Cementerio hablaron Salvador Allende, Mario Palestro y Julieta Campusano.
Puerto Montt era una ciudad enlutada. Banderas chilenas a media asta. El cielo gris parecía llorar: una triste lloviznaba caía suavemente.

Funerales en Puerto Montt

AL CRIMEN SE AGREGA LA MENTIRA

El lunes 10, Juan Achurra Larraín, Subsecretario del Interior entregó la versión del Gobierno: “El sábado 8, 91 familias intentaron por tercera vez ocupar los terrenos de la familia Irigoin. Ésta presentó una demanda y pidió la fuerza pública”. (Dos falsedades: los pobladores estaban en ese predio desde el martes 4 de marzo y la familia Irigoin declaró que autorizó la ocupación del predio mientras se arreglaba la situación con la Corporación de la Vivienda, CORVI)
“El domingo 9 -prosigue la versión oficial- alrededor de 150 carabineros, en cumplimiento de una orden de la Intendencia, notificaron a los pobladores de la orden de desalojo. Estos atacaron a carabineros con piedras. Los carabineros dispararon primero al aire y lanzaron bombas lacrimógenas que no amedrentaron a los pobladores, quienes intentaron cercar a la policía. Se produjo una lucha cuerpo a cuerpo y en la batalla cayó un carabinero herido a bala”. (En el hospital de Puerto Montt no se registró la llegada de ningún carabinero herido).

“Ante esta situación -concluye la declaración oficial- carabineros debió defenderse haciendo uso de sus armas de servicio”.
Por su parte, el diario oficialista “La Nación”, en su edición del martes 11 de marzo de 1969, escribió: “Los desgraciados acontecimientos recientes de Puerto Montt obligan a desenmascarar drásticamente una actitud política delictuosa e irresponsable, donde se encuentran coludidas sin excepciones las fuerzas de la extrema izquierda”.
“El Mercurio”, de esa misma fecha, señaló: “Detrás de los ocupantes hay manifiestamente autores intelectuales del desmán, que son los que se han dedicado a hacer ofrecimientos demagógicos en materia de viviendas y techo”.

REPUDIANDO A LOS MASACRADORES

En un acto de masas realizado en Santiago por el Partido Comunista, la diputada Gladys Marín dijo: “Una vez más se ha lanzado la fuerza policial contra el pueblo. Ni las amenazas ni las balas impedirán que el pueblo use el derecho legítimo que tiene de exigir un lugar donde vivir”.

Por su lado, la Juventud Demócrata Cristiana declaró: “Este nuevo acto represivo del gobierno no es sino la consecuencia de una política cada vez más alejada y contraria a los intereses populares, que necesita, para imponerse, una cuota cada vez mayor de autoritarismo”.

En sesión extraordinaria del Senado del 13 de marzo, su Presidente, Salvador Allende, manifestó: “¿Con qué derecho ustedes., señores democratacristianos, se atreven a decir en la declaración de apoyo al gobierno que nosotros traficamos con la muerte? No, señores senadores, no se puede llegar a tales extremos. No se puede envilecer la política nacional, no se puede permitir la corrupción de instituciones como Carabineros, no puede convertirse ese grupo en guardia pretoriana, no pueden estar en peligro las vidas de quienes no pensamos como ustedes”.

En esa misma sesión, la senadora Julieta Campusano expresó: “Las balas asesinas se llaman Frei, Pérez Zujovic. Ellos han dicho que no tolerarán ocupaciones ilegales. Pero, para ellos, el hambre, la miseria, la vivienda insalubre y la condición de allegados, eso es legal”.

LAS PREGUNTAS DE VÍCTOR JARA

El cantautor Víctor Jara, militante de las Juventudes Comunistas, compuso la hermosa y dramática canción “Preguntas por Puerto Montt”, donde exclama:

“Muy bien, voy a preguntar,
por ti, por ti, por aquél
por ti, que quedaste solo
y el que murió sin saber,
murió sin saber por qué
le acribillaban el pecho
luchando por el derecho
de un suelo para vivir…”

TAMBIÉN SUFRIERON EL GOLPE

Con el Gobierno Popular, los pobladores de Puerto Montt mejoraron su suerte. Pero fue por pocos años. Después llegó a dictadura.

Luis Espinoza, el diputado socialista, que había organizado a los sin casa de esa austral ciudad, poco después del golpe fascista del 11 de septiembre de 1973, fue detenido y asesinado.

Mujeres comunistas contribuyendo a forjar un Chile mejor

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Desde que surgió el Partido Comunista, sus militantes se han entregado a luchar por un mundo en que exista el pan, la justicia, la alegría, la democracia y la poesía para todos.

En nuestro país, miles de mujeres comunistas han entregado lo mejor de sí a este objetivo. Rendimos homenaje a ellas en las personas de ocho compañeras:

TERESA FLORES: Obrera nacida en Iquique en 1891, la única mujer que participó en la fundación del Partido Comunista en 1912. Creó en Iquique la primera organización femenina revolucionaria; fue la primera dirigente sindical a nivel nacional.

Teresa Flores

JULIETA CAMPUSANO: De origen obrero, nació en Tocopilla el 31 de mayo de 1918.Diputada y Senadora. Dirigente del Partido. Falleció el 10 de junio de 1991.

Julieta Campusano

VIOLETA PARRA: Nació en San Carlos el 4 de octubre de 1917. Folklorista, investigadora, cantautora, artista reconocida mundialmente por sus canciones, pinturas al óleo, arpilleras y esculturas de alambre. Entre sus obras está “Gracias a la Vida”. Se suicidó el 5 de febrero de 1967.

Violeta Parra

ISIDORA AGUIRRE: Nació en Santiago el 22 de marzo de 1919. Destacada autora teatral. Entre sus obras está “La Pérgola de las Flores”. Recibió el Premio de la Casa de las Américas en 1969. Falleció el 26 de febrero de 2011.

Isidora Aguirre

RAMONA PARRA: Obrera del Laboratorio Recalcine. Dirigente de las Juventudes Comunistas. Asesinada en la masacre de la Plaza Bulnes el 28 de enero de 1946, cuando tenía 18 años.

Ramona Parra

MARTA UGARTE: Profesora. Nació en Santiago el 29 de julio de 1934. Dirigente del Partido. Detenida por agentes de Pinochet, fue torturada y asesinada. Arrojada al mar desde un helicóptero, su cadáver fue encontrado en septiembre de 1974 en la Playa La Ballena de Los Molles.

Marta Ugarte

SOLA SIERRA: Nació en Santiago el 1º de diciembre de 1935. Destacada luchadora internacional por los derechos humanos. Fue Presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Murió el jueves 1º de julio de 1999.

Sola Sierra

GLADYS MARÍN: Profesora. Nació en Curepto el 16 de julio de 1941. Máxima dirigente de las Juventudes Comunistas y del Partido. Luchó en la clandestinidad contra la dictadura de Pinochet. Murió el 6 de marzo de 2005.

8 Gladys Marin

Sus funerales fueron tal vez los más masivos en la historia de Chile.

¡Honor y gloria a todas las imprescindibles que lucharon toda la vida!