Cap 3. La principal causa del triunfo electoral de la derecha

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017 (III)

Iván Ljubetic Vargas, historiador

No hacerse el harakiri,
pero tampoco hacerse el leso

CAPÍTULO III: LA PRINCIPAL CAUSA DEL TRIUNFO ELECTORAL DE LA DERECHA

El candidato de la Centro-Izquierda fue derrotado porque no contamos en la actualidad con un Movimiento Obrero poderoso en cantidad y calidad.

¿Qué es Movimiento Obrero?

En la Introducción de los Estatutos del Partido Comunista de Chile, titulada “Principios Básicos” se señala: El Partido Comunista de Chile… “es un Partido revolucionario, que lucha por el socialismo y reconoce el papel motriz de la clase obrera, de los trabajadores y trabajadoras, en el progreso y transformación social”.

En mi opinión, es necesario precisar el concepto de fuerza motriz.

UNA CLASE EN SÍ

En el desarrollo de la clase obrera, Carlos Marx distinguió dos etapas. Una de ellas es cuando tiene la categoría de una clase en sí, en que los trabajadores tienen existencia objetiva, pero carecen de conciencia de clase y organizaciones propias en lo político y en lo sindical.

Esta fue la condición en que existió la clase obrera chilena desde el surgimiento de sus primeros destacamentos en la región de Atacama en los años 20 del siglo XIX hasta el segundo decenio del siglo XX.

La clase obrera chilena nació combatiendo. La primera huelga tuvo lugar en el mineral de plata de Chañarcillo en 1834 (uno de los cuatro primeros movimientos reivindicativos obreros del mundo, y 14 años antes que apareciera el “Manifiesto del Partido Comunista” de Marx y Engels, en febrero de 1848). En el siglo XIX llevó a cabo 110 huelgas. Pero fue una clase en sí.

RECABARREN: UNA CLASE PARA SÍ

Dos condiciones permitieron el salto de calidad del proletariado chileno de una clase en sí y su transformación en una clase para sí.

Una objetiva: la existencia de una clase obrera numerosa y combativa. Otra subjetiva: la extraordinaria labor realizada por Luis Emilio Recabarren.

Éste comprendió que no bastaba la combatividad de los obreros. Con mucha dedicación, esfuerzos y sacrificios, entregó a los trabajadores chilenos los tres elementos que le permitirían jugar un papel importante en los acontecimientos nacionales:

1.- Conciencia de Clase

Luis Emilio Recabarren es el más grande educador de masas de la historia de Chile. Fue incansable en la lucha ideológica, con el fin de ganar a los obreros para las posiciones revolucionarias. Fundó 11 periódicos, escribió en cerca de cincuenta. Educó con sus discursos, conferencias, polémicas públicas, obras de teatro, con sus conversaciones personales. Escribió varios libros. En 1910 publicó tres folletos: “La huelga de Iquique de 1907”, “Ricos y pobres a través de un siglo de vida republicana” y “Mi juramente”. Son las primeras obras marxistas escritas en Chile.

Fue así como forjó conciencia de clase en amplios sectores obreros, a través de la educación y de su ejemplo. Tener conciencia de clase es tener una conciencia real o verdadera,

2.- Partido revolucionario de la clase obrera

Recabarren no sólo jugó el rol de educador de masas, fue, además, un extraordinario organizador.

El 4 de junio de 1912, treinta revolucionarios, convocados por Recabarren, fundaron en Iquique el Partido Comunista de Chile en el local de “El Despertar de los Trabajadores”

3.- Movimiento sindical clasista

Recabarren reconstruyó el movimiento sindical clasista. Este había surgido en enero de 1900 con las Mancomunales, las que desaparecieron con la masacre de la Escuela Santa María de Iquique, perpetrada el sábado 21 de diciembre de 1907. Sus esfuerzos culminaron con la formación de la Federación Obrera de Chile, la gloriosa FOCH, el 25 de diciembre de 1919.

EL MOVIMIENTO OBRERO CHILENO, FUERZA MOTRIZ DE NUESTRA HISTORIA

Fue al cumplirse estas tres condiciones, que la clase obrera chilena superó la categoría de una clase en sí, para alcanzar la de una clase para sí. En ese momento nació el movimiento obrero chileno, la fuerza motriz de nuestra historia. Ello ocurrió en la segunda década del siglo XX.

A Luis Emilio Recabarren, con toda justicia, se le llama padre del Movimiento Obrero chileno.

El concepto de Movimiento Obrero ha sido poco estudiado y mal comprendido. Se le confunde con clase obrera o con movimiento sindical.

El Movimiento Obrero se puede definir como la clase trabajadora que ha alcanzado la categoría de una clase para sí. Con madurez ideológica, es decir, que tiene conciencia de clase; que cuenta con un partido revolucionario y un movimiento sindical clasista.

EL PUEBLO UNIDO

Hacia fines de los años 60 del siglo XX existía un poderoso Movimiento Obrero. En torno a él se unieron amplios sectores de la población. Fue así como triunfó el 4 de septiembre de 1970 y conquistó el Gobierno Popular el 3 de noviembre de ese año, la más grande conquista lograda hasta ahora por el Movimiento Obrero chileno.

Fue entonces, cuando los trabajadores jugaron el papel de la fuerza motriz del desarrollo social. Lo pudieron hacer porque eran una clase para sí: con conciencia de clase, con un poderoso partido revolucionario y una potente CUT.

LA GRAN DERROTA

El 11 de septiembre de 1973 el imperialismo y la reacción criolla emplearon la forma más violenta y cruel de golpe de estado, un golpe fascista. El asalto a sangre y fuego del poder; la destrucción de toda forma de democracia, el exterminio físico de los revolucionarios, comenzando por el heroico compañero Presidente.

El golpe fascista fue la respuesta de la burguesía más reaccionaria a los avances logrados por el movimiento obrero, creado por Luis Emilio Recabarren.

Los fascistas no reemplazaron un gobierno por otro, sino destruyeron el proceso revolucionario que llevaba a cabo la Unidad Popular e impusieron por la fuerza un régimen neoliberal, el capitalismo salvaje. Para lograrlo emplearon el terrorismo de estado, perpetrando el genocidio del pueblo chileno.

Su objetivo era cambiar a Chile en todos sus aspectos. Y, desgraciadamente, en 17 años lo lograron.

EL MOVIMIENTO OBRERO POS DICTADURA

Actualmente, el movimiento obrero chileno aún no logra superar las graves heridas que le propinó el fascismo. La conciencia de clase sólo existe en pequeños sectores de trabajadores; sus organizaciones sindicales son débiles y el partido revolucionario es reducido.

En estas difíciles circunstancias la lucha ideológica adquiere un rol decisivo.

La ideología burguesa y la pequeña burguesa, difundidas a través de los poderosos medios de comunicación que poseen las clases dominantes, forja en amplios sectores de trabajadores lo que se llama una conciencia falsa. Es decir, estos no comprenden cuáles son sus verdaderos intereses de clase. Viven como pobres, pero piensan como ricos. Entonces actúan inconscientemente, contra sus propios intereses.

RECONSTRUIR UN PODEROSO MOVIMIENTO OBRERO

La gran tarea, entonces, es forjar entre los trabajadores la conciencia de clase. Es decir una conciencia real. Y ello se logra a través de la educación política, de la educación revolucionaria. Solamente al tener una conciencia real, una interpretación consecuente de sus intereses de clase, pueden los trabajadores ser constructores conscientes de la historia.

Esto nos enseñó Recabarren, el más grande educador de masas de la historia de Chile

Por otra parte, es imprescindible fortalecer el movimiento sindical y el Partido de la clase obrera.

NO BASTA SER TRABAJADOR

No basta ser obrero, trabajador, para jugar el rol de fuerza motriz de la historia. ¿Lo juega hoy la mayoría de la clase trabajadora cuando tiene conciencia falsa, cuando priman en su cabeza los conceptos ideológicos de la burguesía o pequeña burguesía? ¿Cuándo en vez de su carné de socio sindical o militante revolucionario exhibe la tarjeta de crédito? ¿Cuándo en vez de la solidaridad de clase prima en él una posición individualista, egoísta?

POR ESO…

Es necesario precisar que el papel motriz en el progreso y la transformación social lo juega la clase trabajadora en su condición de clase para sí, es decir como Movimiento Obrero.

El no contar con una poderosa fuerza motriz, con un potente Movimiento Obrero, abrió el camino para el triunfo de la derecha sediciosa, golpista, genocida y corrupta en las elecciones presidenciales de 2017.

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