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La Dictadura de Ibáñez

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Cómo llegó a ser Dictador

El coronel Carlos Ibáñez del Campo ocupaba el cargo de Ministro de Guerra del Presidente Emiliano Figueroa desde comienzos de 1925. En febrero de 1927 provocó un cambio en el gabinete y pasó a ocupar la cartera del Interior. El 7 de abril de 1927, Ibáñez se convirtió en Vicepresidente de la República, cuando Figueroa -presionado por él- dejó sus funciones de Presidente, para luego presentar su renuncia, la que fue aceptada por el Congreso Nacional del 10 de mayo. Al día siguiente, Ibáñez se auto proclamó candidato presidencial. El 19 de ese mes, personeros de la burguesía y de las capas medias, reunidos en el Club de la Unión lo declararon su abanderado.

Todos los partidos políticos, con la sola excepción del comunista, apoyaron a Ibáñez. Su único contendor en las elecciones de mayo de 1927 fue Elías Lafertte, a la fecha relegado en la Isla Más Afuera.
Habiendo triunfado en los comicios electorales, Ibáñez asumió la Presidencia de la República el 21 de julio de 1927. Pronto se transformó en dictador. Mantuvo el Congreso Nacional, pero eliminó arbitrariamente de él a un grupo de parlamentarios que se oponían a sus planes. Toleró el funcionamiento de los partidos políticos, depurados de los escasos adversarios a su régimen. Mantuvo ilegalizado al Partido Comunista, y continuó la persecución a sus dirigentes y militantes.

Apoyo al Imperialismo

La dictadura ibañista llegó al poder no sólo apoyada por la oligarquía y la burguesía chilena, sino también por el imperialismo estadounidense Éste le otorgó créditos para realizar obras públicas, que permitieron absorber parte de la cesantía existente.

El régimen Ibañista (21 de julio de 1927 al 26 de julio de 1931) fue un gobierno dictatorial al servicio de los intereses de las empresas imperialistas, de la burguesía y oligarquía criollas que, para llevar adelante sus planes a favor de esos sectores, reprimió a la parte más consecuente del pueblo, en especial a los comunistas. Sus combates contra la dictadura constituyeron para ellos una verdadera escuela revolucionaria.

El Congreso Termal

Carlos Ibáñez creó un Parlamento de acuerdo a sus intereses y deseos. Intervino groseramente en la vida de los partidos por él aceptados, en todos menos el Partido Comunista. Lo hizo en forma tan descarada, que en 1930 les señaló a cada uno la cantidad, e incluso los nombres, de los candidatos que debían presentar a las elecciones parlamentarias a efectuarse ese año. De esta forma, y ante la obediente e indigna actitud de esos partidos, logró que el número de candidatos fuera igual a la cantidad de parlamentarios a elegir. Entonces, de acuerdo a lo establecido en la legislación vigente, no fue necesario realizar comicios electorales. De esta manera nació el “Congreso Termal”, llamado así porque fue en las Termas de Chillán, donde se elaboraron las listas de los senadores y diputados designados. Esta antidemocrática maniobra reemplazó a las elecciones parlamentarias que debían efectuarse en marzo de 1930.

El dictador no aceptó nada que no fuera absoluta sumisión. Muchas organizaciones de trabajadores; que intentaron mantener su autonomía, fueron perseguidas. Así ocurrió con la Asociación General de Profesores de Chile.

La crisis

El régimen ibañista subordinó nuestra economía a la de Estados Unidos. Por ello, la crisis, iniciada en ese país en 1929, repercutió tan fuerte en Chile.

Especialmente grave fue lo que ocurrió con el salitre.
Escribe Elías Lafertte, en ‘Vida de un Comunista’: “En el mes de julio de 1931 se produjeron grandes cambios en la política nacional. El cansancio por la dictadura de Ibáñez hizo crisis, como lo hizo también la cuestión económica. La cesantía en el norte vaciaba sobre Santiago y las provincias del centro a grandes masas de trabajadores hambrientos, con sus mujeres y sus hijos”.
El 21 de julio renunció el gabinete por discrepancias con Ibáñez sobre los procedimientos para superar la crisis. La situación del gobierno se hizo insostenible.

La caída

El 24 de julio se inició una huelga de brazos caídos, en la que participan obreros y estudiantes, los médicos de la capital, el Colegio de Abogados, las facultades de la Universidad de Chile, los ingenieros, farmacéuticos, profesores primarios y secundarios, empleados de bancos. Todos exigían el restablecimiento de las libertades públicas y el fin de la dictadura.

El sábado 25 hubo violentos encuentros con carabineros. En esos incidentes fue asesinado el profesor de Historia y Geografía Alberto Zañartu Camping.

Según informó ‘El Mercurio’ del 27 de julio de 1931, sus funerales tuvieron lugar el 26 de julio y al término de ellos, “a los que concurrieron cien mil personas, manifestantes enardecidos quemaron un camión de carabineros y tirotearon el club de Carabineros”.

Ese mismo domingo 26 de julio, el general Ibáñez se vio obligado por la gran movilización nacional y la combatividad de las masas, a entregar el mando de la nación al Presidente del Senado Pedro Opazo Letelier, que lo asumió en calidad de Vicepresidente.

Elías Lafertte en “Vida de un Comunista relata: “Era el 26 de julio. Al salir, a las doce y media del día, me encontré con el espectáculo que presentó Santiago ese día. Los automóviles corrían haciendo sonar sus bocinas, las gentes se abrazaban en la calle, sin conocerse. No se veía un solo carabinero ni militar por las calles. Estudiantes o señoritas dirigían el tránsito en las esquinas: Ibañez había caído y la libertad, después de los largos años de ibañismo, se paseaba eufórica por las calles de Santiago. Lo mismo ocurría en todas las ciudades, pueblos y aldeas de Chile. Los carabineros muertos de pánico, se habían refugiado en sus cuarteles

El único que combatió contra la Dictadura

Con fecha 13 de agosto de 1931, el periódico “Bandera Roja”, publicó un Manifiesto del Partido Comunista de Chile en donde decía:

“El Partido Comunista fue el único Partido que no arrió jamás la bandera de lucha contra la dictadura militar-fascista de Ibáñez. La atacó abiertamente como servidor de los intereses del imperialismo yanqui y como contraria a los intereses de las masas laboriosas. Ni la más brutal represión logró alterar la actitud de nuestro Partido. Y los militantes que en vez de combatirla se entregaron a ella, fueron expulsados como traidores al proletariado.
Los hechos han justificado plenamente la posición de nuestro Partido. Las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera sufrieron durante la dictadura un agravamiento enorme. Las promesas de mejoramiento pregonadas por los agentes de ella -el Partido Democrático, la USRACH, el Partido Laborista, la CRAC, etc. han quedado al descubierto como una solemne mistificación…
La acción contra la dictadura fue siempre para el Partido un episodio en la lucha contra los imperialismos y sus agentes, los terratenientes, los industriales y los banqueros chilenos…”

La lucha debe proseguir

Continuaba el Manifiesto: “El Partido Comunista ha lanzado sus consignas para el momento actual. La lucha debe proseguirse. Las banderas de la acción de clase no deben abatirse. Ninguna concomitancia con nuestros enemigos de clase. Ninguna vinculación con el Frente Único Civil, o sea, la unión sagrada de los capitalistas…
El Partido Comunista está en contra del civilismo desvencijado de los tiburones del Club de la Unión y en contra de la reacción militar. Sostiene, como siempre, una definida acción independiente del proletariado en lucha abierta por sus reivindicaciones de clase”.

A 32 años de ser quemados vivos

Rodrigo Rojas De Negri (1967-1986)

Hoy se cumplen 32 años de la muerte de Rodrigo Rojas De Negri, un joven de 19 años quién junto a Carmen Gloria Quintana fueron quemados por una patrulla militar en 1986.

Rodrigo era fotógrafo y como tal tomaba fotos en una olla comun en Estación Central.

Rodrigo murio tras una larga  y dolorosa agonia y Carmen Gloria vivió y debió ser sometida a varias y dolorosas operaciones de injertos. Hoy vive en Canadá.

La lucha por esclarecer la verdad y hacer justicia ha sido la constante de su madre Verónica De Negri.

Ni perdón, ni olvido!!!!

Raúl Silva Henríquez

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Monseñor Raúl Silva Henríquez falleció el 9 de abril de 1999. Tenía 91 años. Se le rindieron los máximos honores de estado, con un funeral donde fue acompañado por miles de personas. Lo despidieron diciendo “Raúl amigo, el pueblo está contigo”.
Sus restos mortales yacen en la cripta arzobispal de la Catedral Metropolitana de Santiago.

SUS INICIOS

Había nacido en Talca el 27 de septiembre de 1907. Fue el decimosexto de los 19 hijos del matrimonio conformado por don Ricardo Silva Silva y Mercedes Henríquez Encina. Su padre era un acaudalado agricultor de la zona central de Chile, ferviente católico y político conservador.

En 1916 el niño Raúl ingresó, al Liceo Blanco Encalada de Talca (actual Colegio De La Salle). Fue allí donde sintió el primer llamado al sacerdocio. Cursó la Preparatoria y dos cursos de Humanidades. En 1920 la familia se trasladó a Santiago, prosiguió sus estudios en el Liceo Alemán, de los Padres del Verbo Divino.

En 1922, a los 16 años, comenzó a estudiar Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile. En el tercer año decidió consagrar su futuro a la vida sacerdotal.

Se tituló de abogado en 1929. En enero de 1930 ingresó al noviciado de la congregación salesiana en Macul. Estudió Filosofía en Chile y posteriormente se doctoró en Teología y Derecho Canónico en el Estudiantado Internacional de Turín de la Congregación Salesiana.

Raúl Silva Henríquez novicio salesiano

SACERDOTE

Fue ordenado sacerdote el 4 de julio de 1938 por el cardenal Maurilio Fossatti, arzobispo de Turín. Volvió a Chile a fines de 1938 y paso a desempeñar las cátedras de Derecho Canónico, Teología Moral e Historia Eclesiástica en el Teologado Salesiano de Santiago.
Realizó múltiples actividades.

En 1943 fue nombrado primer rector del Liceo Manuel Arriarán Barros, y estando allí construyó el templo San Juan Bosco de La Cisterna. En 1948, rector del Patrocinio San José, en Santiago.
Preparó y dirigió el primer Congreso de Religiosos de Santiago que fue convocado por la Santa Sede y en 1956 presidió la delegación chilena al Congreso Internacional de Religiosos que tuvo lugar en Buenos Aires. En 1957 fue nombrado director de las Escuelas Profesionales de la Gratitud Nacional y del Liceo San Juan Bosco.
Se le confió también la organización del Instituto Católico Chileno de Migraciones (INCAMI) y también de la federación de todas las obras asistenciales y caritativas de la Iglesia, conocida con el nombre de Cáritas Chile. Fue vicepresidente mundial de Cáritas-Internacional y en 1962 presidente de la misma institución, en Roma, por representantes de 62 países.

En 1946 ocupó el cargo de director del colegio salesiano Patrocinio San José.

En 1957, año en que falleció su madre, fue elegido como uno de los delegados chilenos para el XVIII Capítulo General de los Salesianos, encuentro que se desarrolló entre el 27 de julio y el 9 de agosto de 1958 en Turín.

OBISPO

Su consagración episcopal tuvo lugar en la Catedral de Valparaíso, el 29 de noviembre de 1959.

Cuando se hizo cargo de la diócesis porteña, ésta ofrecía un panorama muy desalentador. Había una carencia de vocaciones y los pocos que había eran ancianos, por tanto no podían cumplir su ministerio sacerdotal adecuadamente debido a sus condiciones de edad y salud. De igual manera hubo de afrontar la oposición inicial de los sacerdotes porteños a su nombramiento, ya que a éstos no le agradó el hecho que nombrasen obispo a un sacerdote de congregación.

Con todo, inició una reestructuración de la Curia que comenzó con el nombramiento de los consultores diocesanos y la confirmación del padre Ángel Custodio Rodríguez como vicario general.

ARZOBISPO DE SANTIAGO

Tras la muerte del cardenal José María Caro, en diciembre de 1958, surgieron como posibles candidatos a ocupar ese puesto: Monseñor Manuel Larraín, que representaba al sector más progresista de la Iglesia y era apoyado por el Partido Demócrata Cristiano; Monseñor Silva Santiago, del sector conservador y del gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez. Una tercera posibilidad, de Monseñor Emilio Tagle, había sido descartada por el nuncio Monseñor Opilio Rossi.
La Santa Sede decidió no designar a ninguno de los tres candidatos en cuestión, prefiriendo un prelado que no tuviera ninguna vinculación política: Raúl Silva Hemríquez. Fue así como el 25 de abril de 1961 el papa Juan XXIII lo nombró arzobispo de Santiago. Tomó posesión de su nuevo cargo el 24 de junio de 1961.
Participó de forma destacada en el concilio ecuménico Vaticano II celebrado entre 1962 y 1965.

CARDENAL

El 17 de febrero de 1962 fue designado Cardenal por el papa Juan XXIII, con el título de San Bernardo en las Termas y ejerció con fuerza su apostolado. De talante reformador, impulsó la distribución de las tierras de la Iglesia católica chilena entre sus trabajadores organizados en cooperativas, con el fin de crear conciencia sobre la situación de los trabajadores agrícolas.

Durante Gobierno Popular intentó mediar entre las diferentes facciones políticas. Por ejemplo, auspició una reunión secreta entre Patricio Aylwin y el Presidente Allende, en 1973, con el fin de alcanzar un consenso que evitara una catástrofe.

DESPUÉS DEL GOLPE DE 1973

Durante la dictadura fascista, se irguió como uno de los principales defensores de los Derechos Humanos. Producto de su ecumenismo, fundó con la ayuda de varias otras iglesias cristianas el Comité Pro Paz, con el fin de resguardar a los perseguidos por el régimen de Pinochet. Después de fuertes presiones por parte de la dictadura dispuso el cierre de aquel organismo a fines del año 1975. En respuesta a esta situación, creó la Vicaría de la Solidaridad., principal organismo defensor de los derechos humanos durante la dictadura.
Aunque su más destacada faceta pública aparece en la defensa de los derechos humanos, cabe destacar su fuerte influencia en la Iglesia de Chile. Creó la Academia de Humanismo Cristiano, la Vicaría de la Pastoral Obrera, y reorganizó la administración del arzobispado.

Sostuvo fuertes disputas con el dictador Pinochet,. Éste presionó a la curia para su remoción. El Cardenal Silva Henríquez debió renunciar a su cargo de Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica por sus desacuerdos con el rector-delegado que impuso Pinochet a la casa de estudios, el Vicealmirante Jorge Sweet Madge. Lo sucedió en el cargo de Pro-Gran Canciller Monseñor Jorge Medina Estévez.

Fundó en 1983, el Banco Desarrollo, debido a que la dictadura lo obligó a crear un banco con los dineros traídos por él desde el exterior, en sus viajes con ayuda para la comunidad aportada por Europa.

ÚLTIMOS AÑOS

En virtud de haber cumplido la edad límite para ejercer el arzobispado, el cardenal Silva presentó su renuncia al papa Juan Pablo II, la cual fue inmediatamente aceptada. Entregó su cargo a Juan Francisco Fresno, el 10 de junio de 1983.

Monseñor Raúl Silva Henríquez en sus últimos años

En los años posteriores se mantuvo bastante alejado de la vida pública; luego de escribir su “Testamento espiritual” en 1992, y de realizar sus últimas apariciones en 1993, se retiró definitivamente al empezar a sufrir la enfermedad de Alzheimer, a los 86 años de edad. Falleció el 9 de abril de 1999.

HOMENAJES

Premio Derechos Humanos 1971, otorgado por el Congreso Judío Latinoamericano;

Premio Derechos Humanos de la Naciones Unidas en 1978;

Premio por la Paz de la Asociación para las Naciones Unidas en España, en 1987.

La esfinge monseñor Raúl Silva Henríquez aparece en la moneda de 500 pesos chilenos.

La Vicaría de la Solidaridad, por su parte, recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, en 1986.

El golpe que derrocó a Joao Goulart

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

El 31 de marzo de 1964, el general Olimpio Mourão Filho encabezó el movimiento de las tropas hacia Río de Janeiro, bajo el pretexto de  salvar a Brasil del abismo. Los demás generales se le fueron adhiriendo, uno tras otro. Mientras tanto, avanzaban rumbo al Brasil, desde los Estados Unidos, un portaaviones, numerosos aviones, varias naves de guerra y cuatro buques petroleros: es la Operación Brother Sam, paras ayudar al alzamiento.

Carlos Fico, historiador brasileño afirma la existencia de un telegrama enviado desde el Departamento de Estado a Gordon el mismo día en que los militares se levantaron contra el gobierno de Goulart, donde se detallaba la ayuda que enviarían a las fuerzas golpistas: cuatro barcos petroleros, un portaaviones, seis barcos de guerra, 110 toneladas de municiones y gases lacrimógenos para controlar a las multitudes, diez aviones de carga, seis de guerra y seis de reabastecimiento. Naturalmente, Washington negó siempre su participación en el golpe militar.

El golpe de Estado para derrocar el gobierno de João Goulart fue bautizado cínicamente como “Revolución Redentora” y lo justificaron aludiendo al deseo del Presidente Goulart de modificar la Constitución para mantenerse en el poder. Según tal argumento, el motivo del golpe era “salvar el orden constitucional en Brasil”.
El presidente constitucional se refugió en el Rio Grande do Sul.
El 2 de abril, el Congreso Nacional declaró la vacante de João Goulart en la posición del presidente y la apertura de la posición del jefe de la nación al Presidente de la Cámara de Diputados, Ranieri Mazzilli.

WASHINGTON ESTABA DETRÁS

Detrás del golpe estaba la funesta mano del imperialismo estadounidense. A finales de 1963, tres meses y medio antes del golpe, el entonces embajador estadounidense, Lincoln Gordon, redactó, a finales de 1963, un informe titulado “Un plan de contingencia para Brasil”, en el que planteaba posibles escenarios políticos. Por un lado, Gordon describía el riesgo de una revuelta “de extrema izquierda” incluso, de una “intervención comunista” en el país con el apoyo de la ex – Unión Soviética y Cuba. Por el otro lado, el diplomático planteaba la posibilidad que Goulart fuera “convencido” de dejar el poder por fuerzas “constructivas”. En su lugar, adelantaba, asumiría el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Ranieri Mazilli.

EL TERRORISTA LYNDON JOHNSON

El gobierno federal de Estados Unidos negó el haber intervenido en el golpe militar brasileño. Sin embargo, en los documentos que se han hecho públicos desde entonces, incluidos los documentos del archivo del National Security Archive, se muestra que la Administración Kennedy había establecido contactos con las fuerzas armadas brasileñas para preparar el golpe militar, el cual contó con el apoyo de la Administración Johnson, después del asesinato del Presidente Kennedy.

El propio presidente norteamericano Lyndon Johnson, participó directamente en la decisión del golpe: “Me parece que debemos dar todos los pasos que podamos, estar preparados a hacer lo que necesitemos”, ordenó Johnson al subsecretario de Estado, George Bail, en una conversación telefónica el mismo 31 de marzo de 1964. Horas después el presidente Goulart, marcharía al exilio.

¿QUIÉN ERA EL PRESIDENTE DERROCADO?

Joao Belchior Marques Goulart había nacido el 1 de marzo de 1919 en São Borja, Río Grande do Sul, Brasil.

Era hijo de Vicente Rodrigues Goulart, propietario de grandes extensiones de tierras y de Vicentina Marques.
Joao Goulart (apodado “Jango”) cursó la carrera de Derecho en 1939, en la facultad de Porto Alegre. Al acabar sus estudios se dedicó a la administración de la hacienda familiar. Inició su carrera política en 1950 como diputado federal en Río Grande do Sul por el Partido Laborista Brasileño (Partido Trabalhista Brasileiro, PTB).
De 1953 a 1954, durante el gobierno de Getulio Vargas fue ministro de Trabajo, de la Industria y del Comercio.

Ocupó el cargo de presidente del Partido Trabalhista Brasileiro. Se mantuvo leal a las políticas de Getulio Vargas, tendientes a aumentar la intervención del estado en la economía de Brasil
En 1955 fue vicepresidente con Juscelino Kubitschek y en 1961 con Janio Quadros. Destacó por su influencia en favor del intervencionismo estatal y por su política de apoyo a la clase obrera, mediante elevación de salarios y la realización obras públicas.
A pesar de pertenecer a una familia poderosa, Goulart era muy popular entre clases populares y mantenía buenas relaciones con los trabajadores y los sindicatos. Como ministro del trabajo, Goulart propuso un aumento de 100% de los salarios mínimos.
En 1961 Janio Quadros dimitió. Entonces Joao Goulart asumió la presidencia.

UN GOBIERNO PATRIOTA Y PROGRESISTA

En su gobierno, aprobó leyes que garantizaron beneficios para los trabajadores de la ciudad y del campo. Además, disminuyó la participación de las empresas extranjeras en ciertos sectores estratégicos de la economía. Mantuvo una política exterior independiente: reanudó las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y se negó a apoyar una invasión a Cuba, propuesta por el presidente estadounidense John F. Kennedy.
El desempleo, la inflación y el hambre aumentaron las tensiones sociales en el país.

El 13 de marzo de 1964, en un discurso pronunciado ante 150 mil personas, Jango anunció importantes reformas, como la nacionalización de las refinerías de petróleo y la expropiación de tierras para la aplicación de la reforma agraria.

LA SEDICIOSA Y GOLPISTA DERECHA BRASILEÑA

El 19 de marzo, en Sao Paulo, la derecha organizó una protesta, cuyo objetivo era movilizar a la opinión pública contra el gobierno de Jango y su política que, según ellos, culminaría con la llegada de “un régimen comunista totalitario en el Brasil”.

Joao Goulart era un rico agricultor, que había ido simpatizando con las demandas hechas por los trabajadores agrícolas e industriales, aumentando su salario mínimo. Éstas y otras medidas establecidas a favor de las clases populares antagonizaron a la oligarquía brasileña, que acusó (sin ninguna evidencia) a Goulart de querer establecer un sistema político comunista. Nunca se documentó, por cierto, que el Presidente Goulart intentara cambiar la Constitución para permanecer en el poder. Tal falta de evidencia no fue obstáculo para que los mayores medios de información de Estados Unidos (desde el The New York Times en el Este del país hasta el Los Angeles Times en el Oeste) informaran de lo ocurrido según la visión de los golpistas, explicando el golpe como un acto percibido como necesario para mantener la Constitución brasileña.

Joao Goulart hablándole al pueblo

JOAO GOULART MUERE EN EL EXILIO

Lyndon Johnson envía desde Washington el más cálido reconocimiento a los autores del cuartelazo, aunque Goulart todavía ocupa la presidencia, y el Departamento de Estado anuncia generosos préstamos para el nuevo gobierno. Desde el sur, Leonel Brizola intenta, sin eco, la resistencia.

Después de dos días de sublevaciones, miles de soldados tomaron Río de Janeiro en la madrugada del 2 de abril, mientras el presidente del Congreso se preparaba a anunciar que Goulart había dejado la Presidencia y que su lugar sería ocupado por Mazilli. El mandatario, un seguidor del ex presidente Getúlio Vargas, no ofreció resistencia a las Fuerzas Armadas y se exilió en Argentina, donde permaneció hasta su muerte, en 1976.

CASTELLO BRANCO INICIA 21 AÑOS DE DICTADURA

Dos semanas después del golpe de 1964, asumió la presidencia el jefe del Estado Mayor del Ejército, Castello Branco, marcando el inicio de veinte años de dictadura.

El entonces embajador Gordon llamó a las fuerzas opositoras de Goulart como “constructivas” que habrían “convencido” al presidente de “entregar el poder”, de acuerdo a los documentos divulgados por la cadena Globo.

Con la caída de Goulart comenzó una dictadura que se prolongó en el poder hasta 1985. Fue uno de los períodos más nefastos de la historia brasileña y también uno de los menos discutidos.
No se sabe cuántas personas murieron ni cómo fueron asesinadas en la mayoría de los casos. Las cifras seguramente no serán tan altas como las que dejó la última dictadura argentina. No obstante, los métodos utilizados fueron los mismos: censura, tortura y terrorismo.

Hace 33 años fueron degollados por pensar

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

José M. Parada, Santiago Nattino y Manuel Guerrero

El 28 de marzo de 1985, Santiago Nattino, publicista, fue secuestrado en plena vía pública en el sector alto de la capital.
El 29 de marzo, a tempranas horas de la mañana, fue detenido, en momentos en que llevaba su hija al Colegio Latinoamericano de Integración, José Manuel Parada Maluenda, quien se desempeñaba como Jefe del Departamento de Análisis de la Vicaría de la Solidaridad. En esa misma oportunidad fue secuestrado Manuel Leonidas Guerrero Ceballos, profesor e inspector del mismo colegio y dirigente de la AGECH (Asociación Gremial de Educadores de Chile).

Familiares y compañeros de los detenidos se movilizaron. Interpusieron un recurso de amparo. Incluso indicaron el lugar en que podrían estar detenidos: el cuartel de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros, DICOMCAR, ubicada en calle Dieciocho (donde se comprobó posteriormente habían estado). ¡La justicia nada hizo!

EL HORROROSO CRIMEN

Los autos se trasladaron hasta una zona de Quilicura cercana al aeropuerto. Se estacionaron en la berma, en las cercanías del fundo El Retiro. “El Fanta”, Zamora y González Betancourt se quedaron en su vehículo.

Guerrero fue el primero en ser bajado. De rodillas, esposado y vendado en una especia de hondonada junto al camino, el sargento Fuentes le tomó la cabeza por atrás y le cortó el cuello con un corvo. El vehículo se movió unos 30 metros al norte. Bajaron a Nattino, también esposado y con la vista vendada. Usando la misma arma, el cabo Sáez repitió la ejecución. El auto volvió a avanzar algunos metros, donde fue bajado Parada. Tendido de espaldas, esposado y vendado, el cabo Salazar tomó el corvo y le dio un profundo corte en el abdomen. La víctima se resistió y gritó de dolor, lo que aterró a su verdugo. Un tercer agente bajó del coche y lo degolló.

A los tres cuerpos les retiraron las vendas y esposas. Consumados los crímenes, el grupo se trasladó hasta su cuartel, en la calle 18.

LOS ENCONTRARON DEGOLLADOS

Pasado el mediodía del sábado 30 de marzo de 1985, en el camino que une Quilicura con el Aeropuerto de Pudahuel, dos hermanos campesinos encontraron los tres cadáveres. Estaban horriblemente degollados. Siete horas más tarde, fueron trasladados al Instituto Médico Legal, donde familiares y amigos de Parada, Guerrero y Nattino, esperaban conocer la identidad de los cuerpos.

Pinochet, militares y civiles participantes en la dictadura negaron su participación en ese monstruoso crimen.

El Informe Rettig señaló: “De los antecedentes narrados y los reunidos en la investigación judicial, la Comisión ha llegado a la convicción de que Manuel Guerrero, José Parada y Santiago Nattino fueron ejecutados por agentes estatales en razón de su militancia y las actividades que realizaban, en violación de sus derechos humanos”.

¿Por qué se les asesinó en forma tan bárbara? Por la razón (o la sin razón) de pensar en forma distinta al dictador. Por entonces, mucha gente en todo el mundo, al conocer el terrible crimen perpetrado a fines de marzo de 1985 en Chile por los agentes de la tiranía, unieron sus voces “para que nunca más”.

Cínicamente “La Tercera”, que durante la dictadura fue el órgano oficial de los verdugos, informó así el 30 de marzo de 1985:

NO HAN SIDO NI PUEDEN SER OLVIDADOS

Para este domingo 1 de abril de 2018 se ha convocado a una gran actividad conmemorativa, al cumplirse 33 años de la brutal muerte de los tres profesionales comunistas José Manuel Parada, Santiago Nattino y Manuel Guerrero, victimas del caso degollados de 1985 en plena Dictadura .

Desde la Casa del Maestro en Santiago, Javiera Parada hija de José Manuel Parada Sociólogo, funcionario de la Vicaría de la Solidaridad secuestrado y muerto por la DICOMCAR de Carabineros, sostuvo que este acto conmemorativo refuerza la importancia de la verdad, la justicia y la memoria, sobre todo en tiempos donde la lucha por los Derechos Humanos se centra no solo en lo ocurrido en el pasado sino también en los desafíos que nuestra sociedad hoy debe afrontar.

Por su parte, el Vicepresidente del Colegio de Profesores Jaime Gajardo consideró la actividad de este domingo como una buena instancia de unidad y diálogo entre las diversas fuerzas políticas y movimientos sociales en orden a defender los avances en Derechos Humanos frente a una Derecha que intenta cubrir con un manto de impunidad los atroces crímenes cometidos por la represión.