Lenin, un ejemplo de revolucionario

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Hace 94 años, el 21 de enero de 1924, a las 18,50 horas, en el pueblo de Gorki, a10 kilómetros al sur de Moscú, dejó de latir el corazón de Vladimir Ilich Ulianov, Lenin. La causa de su fallecimiento fue un infarto cerebral.

Sus comienzos

Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, nació en la ciudad de Simbirk el 22 de abril de 1870. Su padre, Ilya, era profesor y llegó a ser director de la enseñanza primaria de la provincia de Simbirk. Su madre se llamaba María Blank.

Eran seis hermanos. El mayor de ellos, Alejandro, participó en un atentado terrorista contra el zar Alejandro III en marzo de 1887. El zar sobrevivió, pero los participantes en la acción fueron fusilados el 5 de mayo de ese año. Vladimir quería mucho a su hermano Alejandro. Su muerte significó un duro golpe para él. Pero expresó en esos terribles momentos: “Nosotros iremos por otro camino”.
Y así fue. El 4 de diciembre de 1887, Lenin encabezó, una huelga de estudiantes en la Universidad de Kazán. Cumplía los 17 años y ocho meses. Fue detenido, expulsado de la Universidad y relegado a la ciudad de Kokuchkino.

Se inicia en la lucha revolucionaria

En 1888 comenzó su labor revolucionaria. Tenía 18 años de edad. Se incorporó a un círculo marxista. Sufrió la persecución de la policía zarista. Lo detuvieron y enviaron a la cárcel y luego fue desterrado a Siberia Oriental entre 1896 y 1899. Allí conoció a quien sería su compañera de toda la vida Nadiezhda Krupskaia.

En 1900 salió al exilio. En el extranjero trabajó organizando el Partido y creando las condiciones para la fundación de un periódico revolucionario. El primer número de éste, con nombre Iskra (La Chispa), apareció el 24 de diciembre de 1900. Llegaba el Iskra a muchos puntos de Rusia, gracias a una red de agentes que el propio Lenin organizó antes de salir del país. Permaneció en Zurich (Suiza) y Munich (Alemania).

“¿Qué hacer?”

A fines de 1901 y comienzos de 1902 Lenin escribió “¿Qué hacer? Problemas candentes de nuestro movimiento”. Apareció en Stuttgart, a comienzos de marzo de 1902.

Tiene el siguiente epígrafe: “… La lucha interna da al partido fuerzas y vitalidad: la prueba más grande de la debilidad de un partido es la amorfía y la ausencia de fronteras bien delimitadas; el partido se fortalece depurándose…” (De una carta de Lasalle a Marx, 24 de junio de 1852).

Este libro desempeñó un papel relevante en la creación de un partido marxista revolucionario de la clase obrera de Rusia.
En 1902 – 1903 fue difundido ampliamente en las organizaciones socialdemócratas En Kiev, Moscú, Petersburgo, Nizhni Nóvgorod, Kazán, Odesa y otras ciudades.

“Un paso adelante, dos pasos atrás”

En 1903 organizo y tomó parte en el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), que se efectuó entre el 17 julio al 10 de agosto de 1903, primero con sede en Bruselas (Bélgica) y luego en Londres. En su desarrollo se produjo la división entre mencheviques (corriente oportunista) y bolcheviques revolucionarios), estos últimos encabezados por Lenin. Ese año de 1903, es la fecha fundacional del Partido Comunista de Rusia.
En febrero-mayo de 1904, escribió Lenin su obra “Un paso adelante, dos pasos atrás (una crisis en nuestro Partido)” Este libro es uno de los tesoros del marxismo-leninismo. En él se refiere Lenin en detalle a los hechos ocurridos en el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR).

Sobre el artículo 1° de los Estatutos

Este Congreso aprobó un Programa revolucionario y los Estatutos elaborados por Lenin, con la sola excepción del punto o artículo primero, en que los oportunistas en cuestiones de organización lograron que se aprobara el proyecto formulado por Martov.
El punto uno de Martov señalaba: “Se considerará perteneciente al Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia a todo el que, aceptando su Programa, trabaje activamente para llevar a la práctica sus tareas bajo el control y dirección de los órganos del partido”.
Comenta Lenin: “La idea del artículo primero de Martov sólo aparece al plantearse la cuestión de si pueden los órganos del partido llevar a la práctica su dirección respecto a aquellos miembros del mismo que no forman parte de ninguna de las organizaciones del partido”.

La proposición del artículo primero de Lenin (que fue aprobado después en el III Congreso del POSDR realizado en 1905) señala: “Se considerará miembro del Partido todo el que acepte su Programa y apoye al Partido tanto con recursos materiales, como con su participación personal en una de las organizaciones del mismo”
Refiriéndose siempre al artículo primero de los Estatutos, Lenin escribió en la obra ya citada: “Cuanto más fuertes sean nuestras organizaciones del Partido, integradas por socialdemócratas efectivos, cuanto menos vacilación e inconstancia haya dentro del Partido, tanto más amplia y polifacética, tanto más rica y fructuosa será la influencia del Partido en los elementos de las masas obreras que lo rodean y que él dirige. Porque, en verdad, no se puede confundir al Partido como destacamento de vanguardia de la clase obrera con toda la clase” (Los subrayados son de Lenin).

Las tesis de abril

Entre noviembre de 1905 y enero de 1908 permaneció en la patria, donde actuó clandestinamente. Salió de nuevo al exilio. En Ginebra (Suiza) logró que se reanudara la publicación de Iskra.
El 15 de marzo de 1917 conoció la noticia de la Revolución Rusa de Febrero. A fines de marzo, junto con otros 31 bolcheviques, partieron desde Suiza hacia la patria. Llegaron a Rusia el 3 de abril de 1917. Al día siguiente elaboró sus “Tesis de Abril”, donde planteó la transformación de Revolución Democrático-burguesa en Socialista, a través de la conquista de los soviets. O sea, por una vía pacífica.

Pero en junio, el Gobierno Provisional de Kerenski desató una sangrienta represión contra los bolcheviques. Lenin debió ocultarse en Finlandia.

Desde Finlandia

En julio-agosto de 1917, el Sexto Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia aprobó la tesis de Lenin de la insurrección armada inmediata, pero eligió un Comité Central, en que la mayoría de sus miembros estaban contra esa línea.

En agosto de 1917, los bolcheviques conquistaron los soviets de Petrogrado y Moscú.

En septiembre, Lenin, escribió desde Finlandia varias cartas al Comité Central, exigiendo el cumplimiento de lo acordado en el Sexto Congreso. No recibió respuesta alguna sobre el tema, pero le ordenaron que, por “razones de seguridad” debiera permanecer en Finlandia.

Lenin seguía desde lejos los acontecimientos en un estado febril. El Comité Central no lo autorizaba retornar a Rusia por razones de seguridad.

Escribía cartas y documentos que enviaba al Comité Central, que ni siquiera eran discutidos. Cuando eran conocidos en las reuniones, no había pronunciamiento alguno.

Lenin insistía: “Los bolcheviques deben tomarse el poder”. “La demora se convierte absolutamente en un crimen” … “Hay que ir a la insurrección inmediatamente”.

No tenía respuesta alguna. También planteó la necesidad de retornar a San Petersburgo. El Comité Central se lo prohibió.

Retorno a Rusia

Lenin desobedeció la arbitraria orden del Comité Central. Arriesgando ser detenido por la policía de Kerenski, ayudado por Rahia, un fiel amigo, y otro bolchevique, cruzó clandestinamente la frontera, ingresando a Rusia el 2 de octubre.

Nadezda Krupskaia, su compañera, le buscó un refugio seguro, desde donde escribió varios documentos. En uno de ellos planteó: “La revolución está perdida si el gobierno de Kerensky no es derribado en el futuro próximo”.

Por fin se reunió con el Comité Central el 10 de octubre. Logró que se aprobara una nueva resolución sobre la insurrección armada, pero sin especificar fecha ni detalles.

Comprendió que debía recurrir a las bases del Partido.

Con ese fin participó en una Conferencia del Comité Central con representantes de las organizaciones bolcheviques de San Petersburgo. Asistieron 24 dirigentes, de los cuales sólo 9 eran del Comité Central.

La Conferencia aprobó la preparación inmediata de la insurrección por 19 votos, contra 2 y 3 abstenciones.

El 21 de octubre se reunió con los dirigentes de San Petersburgo. Allí planteó: “la insurrección debe llevarse a cabo el 25; el 24 sería prematuro y el 26 muy tarde”.

La genialidad de un líder

En el Instituto Smolny se vivían horas agitadas. Ahí estaba el centro revolucionario. Lenin planteó al Comité Central la necesidad de estar allí presente. Se lo prohibieron. Al caer la noche del 24 de octubre, Lenin decidió trasladarse clandestinamente al Smolny y tomar en sus manos la dirección de la insurrección, cumpliendo la resolución del Sexto Congreso del Partido.

Disfrazado y acompañado del camarada Rahia, luego de caminar varias horas, llegó poco antes de la medianoche al Smolny. No se dirigió a la sala donde sesionaba el Comité Central. Envió a Rahia a buscar a Stalin. Ambos se reunieron en una sala vacía y pusieron en marcha a las fuerzas insurreccionales que tenía listas el Comité Militar Revolucionario, pero que no se atrevía a lanzar todavía a la toma del poder.

Lenin convocó a los jefes militares de fábricas y regimientos. Decenas de motociclistas se lanzaron hacia los suburbios…
A partir de la una de la madrugada del 25 de octubre, destacamentos de soldados salieron de los cuarteles; grupos de obreros armados abandonaron las fábricas. Iban a apoderarse de los puentes, las estaciones ferroviarias, los edificios públicos…

“La revolución se ha realizado…”

Eran los 14 y 35 minutos del 25 de octubre de 1917. Se inició la sesión extraordinaria del Soviet de San Petersburgo. Presidía León Trotski, que anunció a Lenin. Cuando la tempestuosa ovación se calmó, éste dijo: “Camaradas: la revolución obrera y campesina, de cuya necesidad han hablado los bolcheviques, se ha realizado.
A las 22,45 de ese mismo día 25 de octubre, se inició el Segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia. Hubo acaloradas discusiones. Se eligió un nuevo comité ejecutivo para reemplazar al elegido en el Primer Congreso, efectuado en junio, en que tenían mayoría los eseristas (social-revolucionarios) y los mencheviques. Ahora ganaron los bolcheviques. Obtuvieron 14 miembros del consejo contra 11.

Eran los 3 y 10 minutos de la madrugada del 26 de octubre, cuando el presidente del Congreso anunció que el Palacio de Invierno acababa de ser tomado por los revolucionarios.

Había triunfado la revolución socialista en Rusia. Según el moderno calendario, esa gloriosa fecha corresponde al 7 de noviembre de 1917.

A la cabeza del Primer Estado Socialista

En medio de difíciles condiciones, el Gobierno de obreros y campesinos, dirigido por Lenin logró vencer la contrarrevolución interna y la intervención de 14 países.

El Séptimo Congreso, 26 de marzo de 1918, cambió el nombre del partido por Partido Comunista de Rusia, reconociendo en 1903 como su año de fundación.

El viernes 30 de agosto de 1918, Lenin habló en un mitin en una fábrica de Moscú. Finalizado el acto se dirigió al auto que lo esperaba para conducirlo a la reunión del Consejo de Comisarios del Pueblo, que debía iniciarse a las 21 horas. Caminaba rodeado por una multitud. De pronto una mujer -miembro de un grupo terrorista de los eseristas- le disparó tres balazos, dos de los cuales lo hirieron gravemente. Una le penetró en el tórax comprometiendo la parte superior del pulmón izquierdo; la otra, se le alojó en el cuello muy cerca de la espina dorsal.

Se recuperó. El 18 de septiembre participó en la reunión del Consejo de Comisarios del Pueblo. Pero su salud comenzó a empeorar.
Desde 1922 la salud de Lenin era muy precaria. El intolerable estrés de encabezar la revolución, la guerra civil y la construcción de una nueva sociedad, le afectó seriamente. A esto hay agregar las secuelas del atentado de 1918, pues debió vivir con una bala en el cuello, peligrosamente cerca de la espina dorsal.

Gravemente enfermo

En mayo de 1922, sufrió un primer infarto cerebral, que lo dejó parcialmente paralizado en su lado derecho. Debió disminuir su papel en el Gobierno.

En diciembre de 1922, le sobrevino un segundo infarto. A pesar de ello, siguió trabajando teóricamente. Lo hizo hasta febrero de 1923.
Durante este período dictó una serie de importantes artículos que se conocen como su “testamento político”. En estos trató diferentes temas como el de la dirección colectiva en el Partido. En uno, dictado el 24 de diciembre de 1922, advertía sobre los peligros que involucraría poner a la cabeza del Partido y del gobierno soviético a Stalin o Trotski.

En mayo de 1923, luego de tener el tercer infarto, quedó postrado en cama, imposibilitado de hablar.

La herencia teórica leninista

En los 35 años de labor teórica y práctica, entre 1888 y 1923, Lenin escribió más de 30 mil libros, folletos, cartas y documentos. Unos 9 mil de ellos figuran en los 55 tomos de su Obras Completas, editadas entre 1958 y 1965.

Citamos sólo algunas de sus obras: “Sobre la cuestión de los mercados” (1893),

“El desarrollo del capitalismo en Rusia” (1899), “Anarquismo y socialismo” (1901),

“¿Qué hacer?” (1902),

“Las tareas de la juventud revolucionaria” (1903),

“Un paso adelante, dos atrás” (1904),

“Dos tácticas de la socialdemocracia en la Revolución Democrática” (1905),

“Materialismo y empiriocriticismo” (1908),

“Carlos Marx” (1914),

“La quiebra de la Segunda Internacional” (1915),

“El imperialismo, etapa superior del capitalismo” (1915),

“El programa militar de la revolución proletaria” (1916),

“El Estado y la Revolución” (1917),

“La revolución proletaria y el renegado Kautsky” (1918),

“La Tercera Internacional y su lugar en la historia” (1919),

“El ‘izquierdismo’ enfermedad infantil del comunismo” (1920),

“La crisis del Partido” (1921),

“Carta al Congreso” (1922),

“Sobre las Cooperativas” (1923),

“Nuestra Revolución” (1923),

“Más vale poco y bueno” (1923).

Lenin el dirigente

Quienes militaron y trabajaron con él coinciden en señalar varias cualidades del líder ruso.

A Lenin siempre le eran propios el realismo político y la capacidad de apreciar objetivamente la situación, ver todas las posibilidades que se ofrecían en tal o cual momento. El realismo político de Lenin permitía evitar el falso optimismo o pesimismo en los bruscos virajes de la historia. Al sufrir derrotas no se dejaba llevar por el pesimismo e infundía confianza en los otros. Sabía extraer lecciones hasta de las batallas perdidas.

En base al análisis científico de la realidad, Lenin elaboraba planes audaces de construcción de una nueva sociedad. Una gran eficacia caracterizaba también su actividad como estadista. Determinaba con extraordinaria rapidez las tareas más importantes del momento, pero no olvidaba las secundarias.

Lenin consideraba de enorme trascendencia la oportuna reacción del Partido ante los cambios de la situación política.

El estilo leninista de trabajo y la propia personalidad de Lenin ha dejado una profunda huella en la conciencia de la humanidad y en la cultura.

Lenin, el ser humano

Todos los que conocieron de cerca a Lenin destacan su excepcional modestia en los asuntos concernientes a su persona. Después de ser herido en agosto de 1918 criticó el tono de las publicaciones aparecidas en los periódicos. Escribió: “Soy como los demás… Toda la vida luchamos, en el plano ideológico, contra la admiración excesiva de las virtudes de una sola persona, resolvimos ya hace mucho la cuestión de los héroes, ¡y he aquí otra vez el culto a la personalidad!”
El modo de vida de Lenin no se diferenciaba de la vida espartana de sus contemporáneos.

“Lenin compartía todas las privaciones de aquellos días cuando escaseaba el combustible, las viviendas y hasta los alimentos”, recuerda G. Lausbury, uno de los dirigentes del partido laborista inglés que visitó la Rusia soviética.

Lenin siempre se preocupaba de los demás. A pesar de sus muchas actividades diarias como estadista, encontraba tiempo para escribir centenares de recados, dar órdenes verbales para ayudar a unos y otros camaradas, de mandarles a descansar, a curarse, de proporcionarles viviendas, etc.

Lenin odiaba a las clases explotadoras, pero no tenía enemigos personales.

El heroísmo de Lenin

Máximo Gorki, el gran intelectual ruso, tiene una obra llamada “Lenin en 1922”. En ella escribió:

“Su heroísmo, casi enteramente desprovisto de relumbrón exterior, la abnegación modesta, ascética, frecuente en el intelectual ruso, en el revolucionario que cree sinceramente en la posibilidad de la justicia sobre la tierra; era el heroísmo del hombre que ha renunciado a todas las alegrías del universo para trabajar duramente por la felicidad de los hombres… Cuando murió Lenin, reconocieron lealmente hasta sus más encarnizados enemigos que con él había perdido el mundo al hombre ‘que era la más viva encarnación del genio entre los grandes hombres contemporáneos’.

“Para mí, Lenin, es un héroe de leyenda; es un hombre que ha arrancado de su pecho el corazón ardiente para alumbrar con su llama el camino que conducirá a los hombres lejos del abyecto caos contemporáneo.”

Fidel Castro Ruz

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Fidel Castro nació en el poblado de Birán, en Mayarí, en la antigua provincia de Oriente, el 13 de agosto de 1926. En 1934 ingresó en el colegio salesiano y en 1939 al Colegio de Dolores, de los jesuítas. Ambos en Santiago de Cuba.

En 1942 estudió en el Colegio de Belén de La Habana, Finalizó el bachillerato en junio de 1945.

Sus inicios en la política

Ingresó en la Universidad de La Habana el 4 de septiembre de 1945. Se matriculó en tres carreras Derecho, Derecho Diplomático y Ciencias Sociales.

Sus primeros pasos en la política fueron en el ámbito estrictamente universitario. Fue elegido delegado de curso y llegó a recibir amenazas de muerte al enfrentarse a un candidato de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) apoyado por el gobierno de Ramón Grau San Martín.

Contra el Dictador Trujillo

En 1947, con 21 años, como presidente del Comité Pro Democracia Dominicana de la FEU, promovió acciones por la destitución del dictador dominicano Rafael Trujillo, y formó parte de la Invasión de Cayo Confites, con el objetivo de derrocarlo. Al ser interceptados en la Bahía de Nipe al intentar alcanzar suelo dominicano, se lanzó al agua y escapó a nado hasta Cayo Saetía.

Testigo del “Bogotazo”

En 1948 fue enviado a Colombia como delegado de la FEU a la IX Conferencia Interamericana; estaba citado para encontrarse con el candidato a presidente Jorge Eliécer Gaitán la misma tarde en que éste fue asesinado. Este crimen fue la chispa que produjo el levantamiento popular conocido como el «Bogotazo». En él participó Fidel.

Simpatizante del Partido Ortodoxo

En 1950 obtuvo su diploma en leyes. En junio de 1952 el Partido Ortodoxo lo presentó, en calidad de independiente, como candidato a la Cámara de Representantes del Congreso cubano por una circunscripción de La Habana. El golpe de estado de Fulgencio Batista derrocó al gobierno de Carlos Prío Socarrás y anuló las elecciones.

Por entonces, su hermano Raúl era militante de la Juventud Comunista de Cuba.

Enfrentando a Batista

En marzo de 1952, Fidel Castro denunció a Batista ante un Tribunal de Urgencia por violar la constitución. Argumentó: “Si existen tribunales, Batista debe ser castigado, y si Batista no es castigado… ¿Cómo podrá después este tribunal juzgar a un ciudadano cualquiera por sedición o rebeldía contra este régimen ilegal producto de la traición impune?”

Por la vía armada

Los tribunales rechazaron la demanda. Entonces, Fidel Castro entendió que el único camino era el revolucionario, inspirado ya por Marx, Lenin y Martí. También, que en el caso de Cuba se legitimaba la lucha armada como única vía posible para derrocar la dictadura. Fidel organizó y llevó a cabo el ataque armado contra los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo ambos en la provincia de Oriente el 26 de julio de 1953.
Fracasaron ambas acciones. Muchos de los participantes fueron asesinados. Algunos enviados a la cárcel. Entre estos estaban Fidel y su hermano. Luego de 22 meses de prisión fueron liberados, gracias a la amnistía general de mayo de 1955. Meses después, Fidel se exilió en Estados Unidos y después en México.

Llegan a Cuba en el Granma

Fidel y otros 82 miembros del denominado Movimiento 26 de Julio llegaron a Cuba el 2 de diciembre de 1956 a bordo del yate Granma con la intención de invadir la isla. El desembarco debía ejecutarse de forma sincronizada con un grupo de miembros de la organización, encabezado por Frank País, que trataría de tomar Santiago de Cuba.

Se inicia la Guerra de Guerrillas

Sin embargo, la acción fracasó al retrasarse dos días el desembarco. Ya alertado, el ejército se desplegó en la zona a la espera de los expedicionarios. A los pocos días del desembarque son sorprendidos en Alegría del Pío. Los pocos sobrevivientes (entre ellos, Ernesto Che Guevara, Raúl Castro, Juan Almeida y Camilo Cienfuegos) se retiraron a la Sierra Maestra, desde donde empezaron una guerra de guerrillas contra el gobierno de Batista. Los revolucionarios llegaron a contar con más de 800 combatientes frente a los más de 70.000 soldados de Batista.

Sorprendentes victorias

Fidel Castro, comandante de la expedición, fue nombrando progresivamente como comandantes al Che, Raúl Castro, Camilo Cienfuegos, Almeida y algunos otros, ocupando él desde aquella época la graduación de «comandante jefe» (lo que evolucionó hasta «comandante en jefe»).

El 24 de mayo de 1958 Batista envió diecisiete batallones contra los rebeldes en la “Operación Verano”, pero los revolucionarios lograron una serie de sorprendentes victorias.

Triunfa la Revolución

El 1 de enero de 1959 huyó Batista y se proclamó el triunfo de la revolución.

Fidel Castro hace su entrada triunfal en La Habana el 8 de enero, donde dice: “La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil”.

La operación verdad

Desde los primeros días se comenzaron a juzgar en tribunales revolucionarios a quienes cometieron crímenes durante la dictadura de Batista.

Ante las duras críticas por parte de los medios de comunicación internacionales, que acusaban a estos tribunales, entre otras cosas, de condenar por motivos políticos, surgió la llamada Operación Verdad. Constó de tres actos fundamentales: la creación de la agencia cubana de noticias Prensa Latina, una concentración de alrededor de un millón de ciudadanos en apoyo a las medidas, con la presencia de 380 periodistas de Estados Unidos y Latinoamérica el día 21 de enero de 1959 ante el Palacio Presidencial de la Habana y la celebración de una rueda de prensa al día siguiente en el hotel Habana Riviera para que la prensa internacional plantease preguntas a Castro.

El 23 de enero de 1959 viajó a la capital de Venezuela. Pronunció un discurso en el acto central de conmemoración del primer aniversario del derrocamiento de Pérez Jiménez.

Al día siguiente fue recibido en el congreso venezolano. También visitó la Universidad Central, con la presencia del poeta chileno Pablo Neruda. El día 24 se reúne con el recién elegido presidente Rómulo Betancourt.

Fidel Castro Primer Ministro de Cuba

Fidel Castro firma como Primer Ministro de Cuba el 16 de febrero de 1959

Fidel Castro fue nombrado primer ministro el 16 de febrero de 1959 y electo presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba el 3 de diciembre de 1976, cargos que ocupó hasta el 24 de febrero de 2008.

Viaja a Estados Unidos

Entre el 15 y el 27 de abril realizó un viaje de buena voluntad a los Estados Unidos en visita no oficial, a invitación de la Asociación Americana de Editores de Periódicos. El 19 de abril se entrevista con el vicepresidente estadounidense Richard Nixon en su despacho del Capitolio (el presidente Eisenhower se excusó por no recibirlo, aduciendo una partida de golf). Durante su estancia en la ciudad de Washington realizó diversos homenajes visitando los monumentos a George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y la tumba del soldado desconocido en el Cementerio Nacional de Arlington.
Llegó a Nueva York el día 21 donde se entrevistó brevemente con el Secretario General de Naciones Unidas, Dag Hammarskjöld, además de realizar un multitudinario mitin en Central Park el día 24. Finalizó su viaje con una visita a Houston (Texas).

Visita Argentina, Uruguay, Canadá y Brasil

El 2 de mayo de 1959 viajó a Buenos Aires Argentina, donde pronunció un discurso en el Consejo Económico de los 21 donde propone la creación de un mercado único latinoamericano.
También visita brevemente Uruguay, Canadá y Brasil.

Positivas medidas

El 17 de mayo se decretó la primera Ley de Reforma Agraria, firmada en Sierra Maestra, que confiscó todas las propiedades de más de 420 hectáreas de extensión. De forma simbólica, la primera propiedad expropiada fue la de su propia familia. Además, fundó organismos de nuevo tipo como el Instituto Nacional de Reforma Agraria (del cual fue su primer presidente) e instituciones culturales como la Imprenta Nacional de Cuba (fundada el 31 de marzo) y el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (creado el 24 de marzo).

Renuncia el Presidente Urrutia

A mediados de julio de 1959 dimitió del cargo de Primer Ministro argumentando que sus diferencias con el presidente Urrutia ponían en peligro el proceso revolucionario. Esto motivó una masiva exigencia popular para que se reincorporara al cargo, forzando la renuncia del presidente Urrutia el 17 de julio. El nuevo presidente de la República, Osvaldo Dorticós, lo vuelve a nombrar Primer Ministro el 26 de julio.

Primeras tensiones con Estados Unidos

La aprobación de la primera Ley de Reforma Agraria afectó seriamente intereses de propietarios cubanos y de estadounidenses. Desde finales de octubre de 1959 el presidente estadounidense Dwight Eisenhower aprueba diversas medidas propuestas por el Departamento de Estado y la CIA para emprender acciones encubiertas contra Cuba, que incluyen ataques piratas aéreos y navales, y la promoción y apoyo directo a las organizaciones contrarrevolucionarias dentro de Cuba. También se establece como objetivo la eliminación física de Castro.

Muere Camilo Cienfuegos

El 28 de octubre de 1959 falleció Camilo Cienfuegos en un accidente aéreo al regresar a la capital desde Camagüey, tras el encarcelamiento del Comandante Huber Matos (jefe del regimiento militar de la provincia) y que había participado en un levantamiento contrarrevolucionario.

Convenios con la Unión Soviética

En febrero de 1960 el vice primer ministro soviético Anastás Mikoyán visitó Cuba y la URSS concedió un crédito de cien millones de dólares. Además se firmaron tratados para la compra de azúcar y la venta de petróleo. En esa época los cubanos reciben la visita de los filósofos franceses Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir.

La explosión del “Le Coubre”

El 4 de marzo de 1960 se produjo en La Habana la explosión del vapor francés “La Coubre”, que transportaba armas para Cuba. El sabotaje provocó una doble explosión con un saldo de ciento un muertos y más de doscientos heridos. Al día siguiente, en el sepelio de las víctimas, Fidel Castro pronunció por primera vez la consigna con la que su finalizaba sus discursos:

“Y sin inmutarnos por las amenazas, sin inmutarnos por las maniobras, recordando que un día nosotros fuimos 12 hombres solamente y que, comparada aquella fuerza nuestra con la fuerza de la tiranía, nuestra fuerza era tan pequeña y tan insignificante, que nadie habría creído posible resistir; sin embargo, nosotros creíamos que resistíamos entonces, como creemos hoy que resistimos a cualquier agresión. Y no sólo que sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Sólo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra sería «patria o muerte»”.

Se reanudan las relaciones con la URSS

Tras el atentado, el gobierno cubano, que acusó de los hechos a EE. UU., afirmó que comprará armas a quien se las venda. El 17 de marzo de 1960, el presidente Eisenhower ordenó la preparación de hombres para invadir la isla.

El 8 de mayo se reanudaron las relaciones diplomáticas con la URSS, interrumpidas por Batista en 1952.

Se agudizan los problemas con USA

El 29 de junio de 1960, el gobierno cubano confiscó las refinerías de Texas Oil Company, Shell y Esso, luego de negarse a procesar el petróleo soviético. El 6 de julio, el presidente de Estados Unidos decretó la rebaja de 700 000 toneladas de azúcar de la cuota cubana en el mercado de ese país. Dos días más tarde, el senado estadounidense facultó al presidente Eisenhower para suspender todo tipo de ayuda a países que confiscaran propiedades estadounidenses. Como reacción, el Consejo de Ministros cubano acordó otorgar poderes al presidente de la República y al primer ministro para confiscar las propiedades estadounidenses. El 6 de agosto, en el estadio del Cerro (hoy Latinoamericano), Castro anunció la confiscación de gran número de empresas estadounidenses, incluyendo las refinerías de petróleo, 36 centrales azucareros y las compañías de teléfonos y electricidad.

Acude a la Asamblea General de la ONU

Fidel en la ONU en septiembre de 1960

El 18 de septiembre de 1960, Fidel viajó a Nueva York para acudir al XV periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas. Al día siguiente, la dirección del hotel Shelbourne (en el que se alojaba la delegación cubana) notificó a Fidel Castro que deben abandonar ese establecimiento. Entonces la delegación cubana aceptó el ofrecimiento del propietario del Hotel Theresa, en el barrio neoyorquino de Harlem. En él, recibió al presidente soviético Nikita Jrushchov, al presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, al primer ministro indio Jawaharlal Nehru y al dirigente negro Malcolm X.

Jrushchov, al ser preguntado sobre si Castro era comunista respondió: «No sé si Fidel es comunista, pero yo soy “fidelista”».

Fidel Castro y Nikita Jrushchov

Surgen los Comités de Defensa de la Revolución

El 28 de septiembre, Fidel Castro propuso constituir un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria, ante una multitud reunido en la Plaza de la Revolución. Así surgieron los Comités de Defensa de la Revolución, que tendrían la misión de detectar y denunciar a los enemigos de la Revolución.

Estados Unidos rompe relaciones con Cuba

El 15 de octubre Castro dispuso la confiscación de la propiedad urbana, medida que afectó a intereses estadounidenses, y cuatro días después Washington respondió prohibiendo las exportaciones a la isla, salvo ciertos alimentos, medicinas y suministros médicos. Al embargo se añadió el boicot total cuando el 16 de diciembre Eisenhower redujo a cero la cuota azucarera. Finalmente, el 3 de enero de 1961 Estados Unidos rompió las relaciones diplomáticas con Cuba.

Fidel define como socialista la Revolución Cubana

En enero de 1961 comenzó el mandato presidencial de John Fitzgerald Kennedy, que heredó de la administración anterior los planes de invasión. En este mes, en Cuba se inició la Campaña Nacional de Alfabetización, con el fin de erradicar el analfabetismo, que afectaba a cerca de un millón de personas en Cuba.
El 15 de abril ocho aviones estadounidenses A-26 Invader (con insignias cubanas) bombardearon los aeropuertos militares de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y el Antonio Maceo de Santiago de Cuba. El día siguiente, en el sepelio por las víctimas del bombardeo, Fidel definió como socialista el proceso revolucionario y, ante la inminencia de la invasión, afirmó:

“Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos!”

Playa Girón

La madrugada del 17 de abril desembarcaron en Playa Girón y Playa Larga (en la Bahía de Cochinos) una expedición de alrededor de 1500 hombres de la denominada «brigada 2506» escoltados por sus buques.

Encontraron una escasa resistencia. Horas después paracaidistas fueron transportados tierra adentro para ampliar la zona invadida. El grupo había sido reclutado entre latinos, mayoritariamente cubanos, y entrenados en Nicaragua por la CIA. La expedición partió desde Guatemala, lo que sirvió a la diplomacia estadounidense para negar cualquier conocimiento del asunto en Naciones Unidas, aunque posteriormente Kennedy reconoció la participación de su gobierno.

El día 18 se produce la contraofensiva de las fuerzas cubanas dirigidas por Fidel Castro en el propio escenario de los hechos. La invasión fracasó 72 horas después de haber comenzado. Fueron apresados 1197 gusanos, que serían juzgados y devueltos a EE. UU., a cambio de una indemnización en medicinas y alimentos (lo que se conoció popularmente como «compotas por mercenarios»).

Fidel se autodefine como  Marxista- Leninista

El 30 de noviembre, Kennedy autorizó la Operación Mangosta, un programa de guerra subversiva, que comprendía acciones de guerra económica, de inteligencia, de guerra psicológica, de apoyo a grupos armados, y de apoyo a organizaciones políticas contrarrevolucionarias.

El 2 de diciembre de 1961, en un mensaje televisado en cadena nacional Fidel anunció a Cuba y al mundo: “con entera satisfacción y con entera confianza soy marxista-leninista y seré marxista-leninista hasta el último día de mi vida”.

La Santa Alianza: El Papa, la OEA y el Imperialismo

El 3 de enero de 1962 es excomulgado por el Papa Juan XXIII, en aplicación del decreto de 1949 de Pío XII que estableció dicha pena para los católicos que difundieran el comunismo o apoyaran a gobiernos comunistas.

El 31 de enero de ese año, en la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, celebrada en Punta del Este (Uruguay), se aprobaron una serie de resoluciones por las que se declaraba la incompatibilidad entre el carácter marxista-leninista del gobierno cubano con su pertenencia al Sistema Interamericano. El 4 de febrero, como respuesta a la expulsión de la OEA, Fidel proclamó la Segunda Declaración de la Habana en la Plaza de la Revolución. El texto, que analizaba el efecto del colonialismo y el imperialismo sobre América Latina, acusaba a la OEA de ser «un ministerio de colonias yanquis».

El 7 de febrero, Estados Unidos impuso sobre Cuba el embargo comercial, económico y financiero.

La crisis de los misiles

La URSS apoyó al gobierno revolucionario encabezado por Fidel Castro. Para defenderla de un posible ataque imperialista, el líder soviético Nikita Jrushchov y su gobierno decidieron la instalación de bases de misiles, con capacidad para alcanzar a los EE.UU. y dispuestos para llevar cabezas nucleares. El gobierno cubano, ante la posible existencia de un plan para la invasión directa de los EE.UU. tras la fallida invasión mercenaria, aceptó el emplazamiento a pesar de su inicial oposición a que el acuerdo fuese secreto.

La instalación fue descubierta por las fotografías de un avión espía estadounidense. Kennedy ordenó establecer una cuarentena y un cerco alrededor de la isla, desplegándose barcos y aviones de guerra estadounidenses. Jrushchov dirigió un mensaje a Kennedy el 24 de octubre: «…la URSS ve el bloqueo como una agresión y no instruirá a los barcos que se desvíen».

El gobierno cubano exigía el cumplimiento de 5 puntos para la retirada de los misiles: el fin del bloqueo, el fin de los ataques piratas, el fin de la guerra sucia, el fin de los planes subversivos y la retirada estadounidense de la Base Naval de Guantánamo.

Jrushchov propuso a Kennedy el desmantelamiento de las bases soviéticas de misiles nucleares en Cuba, a cambio de la garantía de que EE.UU. no invadiría a Cuba ni apoyaría operaciones con ese fin, y del desmantelamiento de las bases de misiles nucleares estadounidenses en Turquía, condiciones que Kennedy aceptó. Castro se sintió molesto por no tenerse en cuenta la opinión de Cuba en las negociaciones.

Fidel visita Chile

Uno de los hitos más relevantes durante el gobierno de la Unidad Popular fue la visita del líder de la revolución cubana, Fidel Castro que aterrizó en Antofagasta el 10 de noviembre de 1971. Durante la visita, que se extendió por tres semanas, se establecieron las bases de cooperación mutua entre los procesos políticos liderados por Salvador Allende y Fidel Castro, la que a mediano plazo sería decisiva para el progreso del socialismo en Chile.

Durante los 23 días que Castro permaneció en Chile, recorrió Antofagasta, Santa Cruz, Santiago y Puerto Montt entre otras ciudades, visitó fábricas, minas de extracción de cobre como Chuquicamata, la mina de carbón en Lota, la salitrera Santa Elena y diversos centros universitarios, siendo el más emblemático su encuentro con jóvenes militantes en la Universidad de Concepción.
En cada ciudad lo esperaban masivas concentraciones de personas, lo que culminó el 2 de diciembre en su discurso de despedida en el Estadio Nacional de Santiago.

Armando Cardoso acompañó a Fidel Castro en gran parte de su recorrido, retratando con su cámara los encuentros y actos políticos que realizaba.

Fidel Castro y Salvador Allende en La Moneda, noviembre de 1971

En la ONU y con Juan Pablo II

En octubre de 1995, Fidel participó en las celebraciones por el 50 aniversario de la ONU en Nueva York, pronunciando un discurso ante la Asamblea General. En enero de 1998 recibió al Papa Juan Pablo II en La Habana.

Un desmayo y su opinión sobre Raúl

El 23 de junio de 2001 sufrió un desmayo al pronunciar un discurso en La Habana. Posteriormente declaró: «Realmente después de mí, (Raúl) es el que tiene más experiencia, más conocimiento. Quizás no se le conozca bien. Yo lo conozco bien no sólo por razones familiares, sino por la guerra, por su diario, por sus detalles, su meticulosidad, su honradez».

Agregó que si repentinamente sufriese «un infarto, un derrame, una muerte súbita, digamos un choque, o aquella gente (haciendo referencia a grupos anticastristas) usa un rayo láser o ultravioleta o no sé de qué cosa y me ponen a dormir para toda la eternidad, entonces ¿quién es la persona con más autoridad y más experiencia?: Raúl».

Una vez más EE.UU.

Oliver Stone realizó en 2003 el documental Comandante, una biografía intimista de Fidel Castro. Posteriormente denunció presiones del gobierno de Estados Unidos para impedir la exhibición de esa película en ese país.

En una carta dirigida al presidente de EE. UU. George W. Bush, Fidel Castro expresó:

“Puesto que usted ha decidido que nuestra suerte está echada, tengo el placer de despedirme como los gladiadores romanos que iban a combatir en el circo: «Salve, César, los que van a morir te saludan». Sólo lamento que no podría siquiera verle la cara, porque en ese caso usted estaría a miles de kilómetros de distancia, y yo estaré en la primera línea para morir combatiendo en defensa de mi patria.

Fidel Castro”.

Fidel Castro y Hugo Chávez

Tuvo una gran amistad con el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, con quien firmó numerosos convenios de cooperación entre ambos países. El más destacado fue el conocido como ALBA (Alternativa Bolivariana para América).

Hugo Chávez y Fidel Castro en Venezuela, febrero de 1989

Fidel Castro y Nelson Mandela

“Una cosa antes de hablar nada nada”, le dice Mandela de pie a un Fidel Castro sentado. “Antes de hablar absolutamente de cualquier tema me tiene que decir cuándo viene para Sudáfrica. Nos han visitado una gran cantidad de personas y nuestro amigo, Cuba, que nos ayudó a entrenar a nuestra gente, que nos dio recursos, que nos ayudaron tanto en nuestra lucha, que entrenó a nuestros combatientes, a nuestros médicos… Cuba no ha venido a visitarnos, usted no ha ido a visitarnos. ¿Cuándo va a venir?”.

“No he visitado a mi patria sudafricana”, reconoce Castro. “La quiero como a una patria. La quiero como te quiero a ti”.

Fidel Castro y Nelson Mandela en Cuba en 1991

Fidel Castro y Nestor Kirchner

Invitado especial para la asunción de Kirchner, Fidel no perdió la oportunidad de mantener un encuentro cara a cara con los argentinos, con un contundente discurso que cerró con la explicación, ante miles de estudiantes y militantes, de que “Un mundo mejor es posible”, convirtiendo aquella, en una noche histórica.

Néstor Kirchner y Fidel en Buenos Aires, mayo de 2003

“No se alcanza el cielo en un día, pero créanme no lo digo por halagar, y trato de decirlo con el mayor cuidado, que ustedes han asestado un descomunal golpe a un símbolo, y eso tiene un enorme valor, y se ha producido, precisamente, en este momento crítico, de crisis económica internacional, donde están envueltos todos; ya no es una crisis en el sudeste asiático, es una crisis en el mundo, más amenazas de guerra, más las consecuencias de una enorme deuda, más el fatalismo de que el dinero escape”, expresó el líder de la Revolución cubana.

Raúl Castro, Presidente de Cuba

Fidel se retira del poder en 2008 por problemas de salud.
Raúl Castro asumió el 31 de julio de 2006 en forma interina como presidente del Consejo de Estado de Cuba y del Consejo de Ministros, por tanto, como presidente de Cuba. Desde el 24 de febrero de 2008 desempeñó esos cargos de manera oficial. Desde abril de 2011, es el primer secretario del Partido Comunista de Cuba, sustituyendo también a su hermano Fidel en dicho cargo.

Raúl, Lula y Fidel Castro

En enero de 2013, el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva visitó al ex gobernante de Cuba Fidel Castro y su hermano, el actual mandatario de ese país, Raúl Castro.

En su discurso en la III Conferencia Internacional “Por el equilibrio del mundo”, iniciada el lunes, el ex presidente brasileño abogó por una integración latinoamericana de nuevo tipo y rechazó el bloqueo que aplica Estados Unidos contra Cuba hace más de 50 años.

Ingresa a la inmortalidad en noviembre de 2016

La inmensa humanidad, sorprendida y con enorme tristeza, conoció la noticia de parte de su hermano, el presidente cubano Raúl Castro: “Con profundo dolor comparezco para informarle a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo que hoy 25 de noviembre del 2016, a las 10.29 horas de la noche falleció el comandante en jefe de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz”.
A los 90 años de edad dejó de latir el corazón del gigante de América, del líder histórico de la Revolución cubana, Pero no ha muerto, porque sólo mueren los que son olvidados. Y Fidel seguirá viviendo en todos los que, al igual que él, se entregan a la lucha por un mundo mejor.

Nosotros, los recabarrenistas del CEILER, junto a millones de revolucionarios del mundo, decimos: ¡Hasta siempre comandante Fidel Castro!

El Segundo Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

En 1903, Lenin organizo y tomó parte en el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), que se efectuó entre el 17 julio al 10 de agosto de 1903, primero con sede en Bruselas (Bélgica) y luego en Londres. Asistieron un total 43 delegados con 51 votos en representación de 26 organizaciones. Los «iskristas» contaban con 33 votos, 24 de los cuales eran «leninistas». Los «antiiskristas» tenían 8 votos y el «centro» tenía 10 votos.
En su desarrollo se produjo la división entre mencheviques (corriente oportunista) y bolcheviques (revolucionarios), estos últimos encabezados por Lenin. Ese año de 1903, se considera como la fecha fundacional del Partido Comunista de Rusia.

En febrero-mayo de 1904, escribió Lenin su obra “Un paso adelante, dos pasos atrás (una crisis en nuestro Partido)” Este libro es uno de los tesoros del marxismo-leninismo. En él se refiere Lenin en detalle a los hechos ocurridos en el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR).

Este Congreso aprobó un Programa revolucionario y los Estatutos elaborados por Lenin, con la sola excepción del punto o artículo primero, en que los oportunistas en cuestiones de organización lograron que se aprobara el proyecto formulado por Martov.

El artículo primero de Martov

El punto uno de Martov señalaba: “Se considerará perteneciente al Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia a todo el que, aceptando su Programa, trabaje activamente para llevar a la práctica sus tareas bajo el control y dirección de los órganos(¡sic!) del partido”. (Lenin: “Un paso adelante, dos pasos atrás.(Una crisis en nuestro partido)” Obras Escogidas en tres tomos. Tomo I, página 306).

Comenta Lenin: “La idea del artículo primero de Martov sólo aparece al plantearse la cuestión de si pueden los órganos del partido llevar a la práctica su dirección respecto a aquellos miembros del mismo que no forman parte de ninguna de las organizaciones del partido”. ( Idem. Tomo I, página 306).

Yuli Martov

Lenin sobre el artículo primero de Martov

La proposición del artículo primero de Lenin (que fue aprobado después en el III Congreso del POSDR realizado en 1905) señala: “Se considerará miembro del Partido todo el que acepte su Programa y apoye al Partido tanto con recursos materiales, como con su participación personal en una de las organizaciones del mismo” (Lenin : Idem. Tomo I, página 316).

Refiriéndose siempre al artículo primero de los Estatutos, Lenin escribió en la obra ya citada: “Cuanto más fuertes sean nuestras organizaciones del Partido, integradas por socialdemócratas efectivos, cuanto menos vacilación e inconstancia haya dentro del Partido, tanto más amplia y polifacética, tanto más rica y fructuosa será influencia del Partido en los elementos de las masas obreras que lo rodean y que él dirige. Porque, en verdad, no se puede confundir al Partido como destacamento de vanguardia de la clase obrera con toda la clase” (Lenin: Idem. Obras Escogidas en tres tomos. Tomo I, páginas 318- 319. Los subrayados son de Lenin).

No al secretismo

En el prólogo escribió Lenin: “Todo militante que quiera participar conscientemente en los asuntos de su partido está obligado a estudiar con detenimiento nuestro congreso; y repito que a estudiar, porque la mera lectura del montón de escritos desordenados, como son las actas, no basta para dar un cuadro del congreso. Sólo mediante un estudio minucioso e individual puede conseguirse (y debe conseguirse) que los breves resúmenes de los discursos y las pequeñas escaramuzas por pequeñas (pequeñas al parecer) cuestiones converjan en un todo para que los miembros del partido vean alzarse viva la figura de cada orador destacado y que de clara toda la fisonomía política década grupo de delegados al congreso. El que escribe estas líneas dará por bien empleado su trabajo si consigue al menos impulsar el estudio amplio e individual de las actas del congreso del partido”.(Lenin: Ídem. Obras Escogidas en tres tomos. Tomo I, página 375).

Así concebía Lenin al partido revolucionario, con militantes estudiando los detalles de un congreso. En cambio, en nuestro Partido no tenemos actas de los congresos. Y los militantes que no participan de un evento nacional no tienen la menor idea del comportamiento de los delegados. Otro tanto ocurre con los plenos del Comité Central.

No pierde actualidad

I. Lenin empleó varios meses en la preparación del libro “Un paso adelante, dos pasos atrás (Una crisis en nuestro Partido)”. Estudió detalladamente las actas de las sesiones y las resoluciones del II Congreso de P.O.S.D.R., las intervenciones de cada delegado, los agrupamientos políticos que se habían formado en el Congreso y los documentos de Comité Central y del Consejo del Partido.

El libro provocó una tremenda furia de los mencheviques. Plejanov exigió que el Comité Central proclamase su desacuerdo con la obra de Lenin. Los conciliadores en el seno del C.C. trataron de impedir su publicación y difusión. Un paso adelante, dos pasos atrás, publicado en el extranjero, se propagó ampliamente entre los obreros avanzados de Rusia. Las autoridades zaristas se incautaban del libro durante los registros y las detenciones en Moscú, Petersburgo, Riga, Sarátov, Tula, Otiol, Ufá, Perm, Kostromá, Schigri, Shavlí (de la provincia, de Kovno), etc. La obra fue reeditada por Lenin en la recopilación 12 años en 1907 (en el título figuraba el año 1908).

La lucha ideológica emprendida por Lenin contra las posiciones oportunistas, a comienzos del siglo XX, sigue siendo válida en sus puntos esenciales. En especial en el concepto de militante del Partido revolucionario y el de la célula como órgano fundamental.

“Un paso adelante, dos pasos atrás”, es una obra que debemos estudiar precisamente cuando nuestro Partido se prepara para realizar una Conferencia Nacional en agosto de este año. Esperamos que en ella imperen las posiciones leninistas.

Recordando a Ricardo Fonseca, un combatiente ejemplar

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

“Veníamos los dos de las desamparadas
regiones de la Frontera,
y entre una racha y otra del tiempo tempestuoso
nos encontramos bajo el mismo techo
junto al fuego que el hombre ha levantado
sacándoselo del pecho”
(Pablo Neruda)

Nació en el sur, en la Frontera, en una modesta casa de la calle 18 de Septiembre de Puerto Saavedra, el 17 de enero de 1906.

Sus padres, Santiago Fonseca y Clorinda Aguayo, eran campesinos pobres que trabajaban la tierra en un lugar llamado Pichico (“Poca agua”). Además de Ricardo, tenían otros cuatro hijos: Santiago, Elcira, Lisardo y Abraham.

Ricardo no había cumplido los seis años, cuando falleció su padre. La madre mostrando valor y mucho espíritu de sacrificio, logró que fuera a estudiar a la Escuela Primaria de Puerto Saavedra.

Estudiante responsable

El niño Ricardo debía caminar tres leguas de ida y tres de vuelta para concurrir a clases. Nada lo detuvo en su afán de estudiar. Ni siquiera los largos, fríos y lluviosos inviernos de la región.

Estudió con responsabilidad, llegando a ser el mejor alumno de su curso. Tenía gran amor por la lectura. Fue el lector más asiduo de la biblioteca de Puerto Saavedra.

Tanto el Director de la Escuela, como los profesores, le ayudaron para que pudiera continuar sus estudios en la Escuela Normal de Victoria. Tenía 12 años de edad.

En esa escuela se destacó por ser un estudiante aplicado, por su firme personalidad, su espíritu de fraternidad y de camaradería hacia todos sus compañeros.

Conoce a Recabarren

Finalizó sus estudios en Victoria cuando tenía 17 años de edad. Viajó a Santiago. Allí se encontró, por casualidad, con un mitin obrero en la antigua Plaza Argentina. Le llamó la atención un orador. Era Luis Emilio Recabarren.

Comenzó a trabajar como profesor en la Escuela Nº 3 de Valdivia. Por las noches iba a los locales sindicales donde hacía clases de alfabetización y de cultura general. Allí tomó contacto con dirigentes obreros.

En 1922 se fundó la Asociación General de Profesores de Chile, que se puso a la cabeza de las luchas del Magisterio. Ricardo se incorporó a ella y participó activamente en sus campañas.
En Valdivia escuchó por segunda vez a Recabarren en una charla sobre “Rusia Obrera y Campesina”.

En la lucha clandestina

El 4 de junio de 1925, durante el gobierno de Arturo Alessandri Palma, se perpetró la masacre de La Coruña. Dos años después se inició la dictadura del general Carlos Ibáñez del Campo, que reprimió al PC y a la FOCH. Decenas de dirigentes fueron detenidos y deportados a Isla de Pascua, de Juan Fernández y otros lugares inhóspitos.

Ricardo tomó parte en grupos clandestinos para luchar contra la dictadura, formados por los profesores más consecuentes.

Dirigente del magisterio

En 1928 Ricardo Fonseca trabajó por unos meses en la ciudad de Molina, para trasladarse luego a Santiago, donde ejerció como profesor en la Escuela Nº 63 de Recoleta. Pronto fue elegido dirigente de la Sección Santiago de la Asociación General de Profesores.
Junto a otros maestros, con los cuales venía luchando, fundó el Grupo ITE, adherido a la Internacional de los Trabajadores de la Enseñanza.
La ITE, de la cual rápidamente se constituyeron filiales en Antofagasta, Valparaíso, Talca, Chillán, Concepción y otras ciudades, enarbolaba la bandera de la lucha contra la dictadura, por las reivindicaciones de los maestros y por el desarrollo de la educación.

Ingresa al Partido Comunista

Hacia fines de 1929 ingresó a las filas comunistas. En una carta enviada a compañeros y amigos, en febrero de 1930, explicó las razones del trascendental paso dado: “La tarea del profesor es noble, y enseñar es una de las cosas más grandes que existen. Pero la acción de la escuela es restringida y los frutos que obtiene un maestro en su vida son demasiados pequeños. Es preciso servir a una escuela más grande, cuya acción englobe a miles de alumnos. Esta escuela es el Partido Comunista y este alumnado innumerable es el pueblo”.

(Citada por Luis Corvalán en “Ricardo Fonseca Combatiente Ejemplar”, página 66).

Militó en la Sexta Comuna de la capital.

La Asociación General de Profesores

El 26 de julio de 1931 un poderoso movimiento democrático derribó la dictadura de Ibáñez- Ese día, Ricardo pronunció su primer discurso público en un mitin en la Casa Central de la Universidad de Chile.

El 25 de agosto se constituyó la Asociación General de Profesores, eligiendo una Junta Directiva de la cual formaba parte Fonseca.
Había asumido el gobierno, en calidad de Vicepresidente, el reaccionario Juan Esteban Montero, pero pronto entregó el mando a su ministro del Interior Manuel Trucco, quien también gobernó como Vicepresidente. Durante su breve mandato estalló, el 1 de septiembre de 1931, la sublevación de la marinería de la flota de guerra, aplastada el 5 de ese mes.

En las elecciones de octubre triunfó Juan Esteban Montero, quien asumió la Presidencia de la República el 3 de diciembre de 1931.

Su preocupación por la educación ideológica

El 11 de enero de 1932 los portuarios de San Antonio iniciaron un paro nacional.

En la Sexta Convención Nacional de la Asociación General de Profesores, realizada en Chillán en enero de 1932, chocaron dos corrientes: una revolucionaria y otra reformista, entre las cuales las contradicciones eran insalvables. Entonces, el 20 de ese mes, Fonseca y otros profesores revolucionarios fundaron la Federación de Maestros, una combativa entidad del Magisterio, que luchó por la democracia, el mejoramiento de las condiciones de los profesores y planteó por primera vez una educación con bases científicas.
El 4 de junio un golpe cívico-militar derrocó el gobierno de Montero e instauró la “República Socialista”, que no adoptó ninguna medida socialista, pero fue un gobierno democrático, que llevó adelante algunas reformas destinadas a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Duró sólo doce días. Fue aplastada por un golpe de Estado reaccionario, que dio paso a la dictadura de Carlos Dávila, que reprimió al pueblo durante cien días. En diciembre de 1932 se inició la segunda administración de Arturo Alessandri Palma.

En el Comité Regional de Santiago del Partido Comunista

El abril de 1933, Ricardo Fonseca fue promovido al Comité Regional Santiago del Partido Comunista. Desde ese organismo se dedicó con mucha fuerza a elevar el nivel ideológico de la militancia. Fue un activo promotor de la educación partidaria.

En una Conferencia contra la Guerra, realizada en la Universidad de Chile, conoció a Elena Pedraza, delegada de los estudiantes de educación física, con quien formó pronto un modelo de hogar comunista y sería su compañera de toda la vida.

Relegado en Aysén

En enero de 1934 el gobierno de Alessandri lo relegó a Aysén. Estando allí recibió un regalo de Elena Pedraza: el Capital de Karl Marx. Dedicó su tiempo como relegado a hacer algunas clases particulares para mantenerse, conversar con los trabajadores del pueblo y, sobre todo, a estudiar la obra de Marx.

A su regreso a la capital, fue elegido Secretario General de la Federación de Maestros. Eran tiempos de dura represión. Se produjo la masacre de Ranquil contra los campesinos, en el Alto Bio-Bío.

Huelga de hambre en la cárcel

La policía irrumpió en un Congreso de la Federación Obrera de Chile, que se efectuaba en Santiago, detuvo a Ricardo y otros delegados. Conducidos a la cárcel, llevaron a cabo una huelga de hambre, que a través de la cual, después de 17 días, conquistaron la libertad.

El 23 de febrero de 1936 se inició una huelga de los obreros ferroviarios que fue violentamente reprimida por el gobierno de Alessandri. Dirigentes políticos y sindicales fueron detenidos. Uno de ellos, Ricardo Fonseca.

Relegado en Maullín

Por entonces, trabajaba como vendedor de bencina en una bomba de Copec. Se dirigía al Hospital San Borja a ver a su compañera Elena, que recién había dado a luz a su hijo Leonardo, cuando fue detenido por la policía y relegado a Maullín, una pequeña aldea, situada a varios kilómetros de Puerto Montt No pudo ver a su esposa ni conocer a su hijo.

El movimiento de solidaridad con los ferroviarios produjo un acercamiento entre los partidos de izquierda. Ello creó las condiciones para que el 26 de marzo de 1936 naciera el Frente Popular. Lo constituyeron los partidos Radical, Socialista, Democrático y Comunista.

La Revista Pedagógica

Estando relegado en Maullín concibió la idea de editar una revista pedagógica que barriera, en el campo de la educación, con el reformismo y el idealismo, y echara las bases de una pedagogía avanzada y de un plan orgánico destinado a terminar con el 42% de analfabetos, a elevar el nivel cultural del pueblo y a preparar a la juventud para la nueva época de transformaciones económicas, sociales y políticas por las cuales venía luchando el Frente Popular.
De regreso a Santiago, junto Rodolfo Guzmán, Crisólogo Gatica y otros destacados maestros comunistas, editó la Revista Pedagógica. En septiembre de 1936 participó en la asamblea pedagógica organizada por la Unión de Profesores de Chile, donde planteó sus ideas sobre una educación orientada a la formación de una conciencia democrática.

Secretario General de la Juventud Comunista

El Partido decidió que Ricardo pasara a las filas de las Juventudes Comunistas, en las cuales fue elegido su secretario general en 1937. Esta designación marcó un hito en la vida de la Jota. Gracias al aporte de Fonseca, experimentó un gran desarrollo, comenzó a utilizar métodos audaces, atractivos; adquirió personalidad, mayor combatividad y dinamismo.

En enero de 1937, a iniciativa de Ricardo, se realizó un Pleno clandestino del Comité Central de las Juventudes Comunistas en las faldas de la Cordillera de los Andes. En esa reunión se trazó el objetivo de constituir un amplio frente juvenil patriótico y antifascista.

La alianza libertadora de la juventud

Esto se logró en septiembre de ese año, al nacer la Alianza Libertadora de la Juventud, constituida por jóvenes comunistas, socialistas, radicales, democráticos, evangélicos, deportistas de clubes de barrio. Una especie de versión juvenil, pero ampliada, del Frente Popular. Sus actividades eran deportivas, culturales, artísticas, de acuerdo a las características propias de los jóvenes.
La Alianza Libertadora de la Juventud se transformó en una de las barreras más firmes para enfrentar el fascismo, en especial al Movimiento Nacional Socialista, dirigido por González von Marees. En uno de los encuentros, entre comunistas y nazistas, fue asesinada en Valparaíso la joven comunista Eliana Miranda.

La política de las JJ CC era de gran amplitud. En el Informe a la Segunda Conferencia Nacional, celebrado en abril de 1938, Ricardo Fonseca señaló: “Nosotros queremos trabajar unidos con los elementos democráticos de la Falange Nacional, enemigos de Ross y del fascismo, en la realización de las tareas que el momento actual plantea a nuestra generación.”

En las elecciones presidenciales del 25 de octubre de 1938 triunfó Pedro Aguirre Cerda, candidato del Frente Popular, que inició su gobierno el 24 de diciembre de ese año.

La Alianza Libertadora de la Juventud jugó un importante rol en la solidaridad con el pueblo español que luchaba contra las fuerzas fascistas de Franco, que habían desencadenado la cruel guerra civil el 18 de julio de 1936.

Durante el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda, Ricardo Fonseca volvió al Magisterio por algunos meses, pero renunció para dedicar todos sus esfuerzos al trabajo partidario.

Director de “El Siglo”

En septiembre de 1940 tuvo lugar el Segundo Congreso Nacional de las Juventudes Comunistas. En este torneo Ricardo dejó el frente juvenil. Retornó al Partido y fue incorporado a la Comisión Política del Comité Central. Asumió la dirección de El Siglo, fundado poco antes, el 31 de agosto de 1940. En él formó periodistas obreros, les enseñó a escribir en un lenguaje sencillo, comprensible para las masas. Transformó al diario en una verdadera escuela de cuadros.
Evoca su hijo Leo Fonseca: “·En los años 41-42, él era Director de “El Siglo”, es decir llegaba a casa muy tarde debido al cierre del diario, además era diputado por la Provincia de Tarapacá, lugar muy lejano en esos tiempos aunque se viajara en avión. Entre Santiago e Iquique se demoraba unas 9 horas en unos aviones pequeños anteriores a los DC3. En tren eran tres días y tres noches entre Santiago e Iquique y en barco unos 5 a 6 días desde Valparaíso. Recuerdo que permanecía un mes o más en su distrito en el trabajo político”.

Senador

En las elecciones parlamentarias de marzo de 1941 el PC eligió 3 senadores y 15 diputados.

Uno de estos fue Fonseca, por la provincia de Tarapacá.
Al Gobierno de Pedro Aguirre Cerda le sucedió el de Juan Antonio Ríos. A éste, gravemente enfermo, lo reemplazó -en calidad de Vicepresidente- el radical derechista Alfredo Duhalde. Apenas llegado a La Moneda se lanzó contra los trabajadores del salitre y el 28 de enero de 1946 perpetró la masacre de la Plaza Bulnes, donde carabineros asesinaron a seis obreros, entre ellos la joven comunista Ramona Parra.

En 1946, Ricardo Fonseca fue promovido al secretariado del Comité Central y Encargado de Educación, Prensa y Propaganda. Su primera medida consistió en montar una escuela central de cuadros y varias escuelas regionales. Fue un consecuente heredero de Recabarren.

González Videla: Los primeros ministros

El 12 de enero de 1946, el PC proclamó la candidatura presidencial de Elías Lafertte. En una Convención Nacional de la Izquierda, presidida por Fonseca, se aprobó un Programa de Gobierno y designó como abanderado al radical Gabriel González Videla. Ganó en las elecciones del 4 de septiembre de 1946 e inició su mandato el 3 de noviembre de ese año. En su primer Gabinete hubo tres ministros comunistas. Uno de ellos era Carlos Contreras Labarca, que ocupaba por entonces el cargo de Secretario Genera del Partido. El Comité Central consideró inconveniente que desempeñara simultáneamente ambas responsabilidades. Se decidió reemplazarlo en sus funciones de Secretario General. En ese momento surgió el nombre de Ricardo Fonseca, que se venía destacando por su aporte en la Dirección del Partido. Luis Corvalán escribió:

“A partir de 1945, la figura de Ricardo adquiere relieves de gigante. Da un aporte extraordinario en la lucha por la línea del Partido, por la independencia política del proletariado y de su partido, por la formación de un Partido Comunista de tipo bolchevique”. (Luis Corvalán: “Ricardo Fonseca. Combatiente ejemplar”. Editora Austral, Santiago, 1971, página 160)

Secretario General del Partido Comunista

Asumió el cargo de Secretario General del PC el 31 de octubre de 1946.

Cuando fue promovido a Secretario General del Partido –recuerda su hijo Leo Fonseca- sus tareas fueron más complejas aunque siempre destinó tiempo y atención a su familia y al hogar. Por ello, sin haber sido un padre permanentemente presente como en la mayoría de las familias tampoco puede calificarse como uno ausente.
Mi madre, Elena Pedraza, también era activa trabajadora al ser la sostenedora principal del hogar, además de militante y dirigente sindical. Ricardo ganaba como los diputados y senadores comunistas es decir un sueldo de obrero especializado pagado por el Partido, la “dieta” de todos los parlamentarios las cobraba Finanzas y se destinaba al funcionamiento de la organización.

En casa él debió atender diferentes tareas domésticas como comprarme zapatos y ropa, matricularme en la escuela todos los años, en 1942 se dio tiempo para enseñarme a leer y escribir y las operaciones de suma y resta reactivando sus conocimientos de profesor primario. Por lo tanto ingresé a segundo año, en 1943, estando bien preparado para el curso al cual llegaba.

Gran avance electoral comunista

En las elecciones municipales de abril de 1947, el PC elevó su votación de 32.219 sufragios, obtenidos en 1944, a 91.282, convirtiéndose en el partido más fuerte del país.

En junio, González Videla pidió la renuncia a los ministros comunistas. El 21 de octubre, inició la represión. Detuvo a dirigentes comunistas, los envió al campo de concentración de Pisagua, exoneró a profesores, ferroviarios y funcionarios de las reparticiones públicas por ser militantes comunistas o sospechosos de serlos.

En la lucha clandestina

Ricardo Fonseca supo hacer pasar al Partido a la ilegalidad. Fue una retirada peleando. Solidarizando con los obreros del carbón y protestando por las medidas represivas del gobierno, efectuando combativos en las principales industrias del país. En el parlamento, en la prensa, utilizando cualquier tribuna pública, se denunciaban los planes del traidor.

Se montó un Secretariado ilegal, relacionando y combinando la lucha legal con la ilegal.

Se preocupó de la protección de los compañeros más amenazados por la policía.

Pablo Neruda, uno de los perseguidos por González Videla, escribió: “El secretario general de mi Partido había sido hasta entonces Ricardo Fonseca. Era un hombre muy firme y sonriente, sureño como yo, de los climas fríos de Carahue. Fonseca había cuidado de mi vida ilegal, mis escondites, mis incursiones clandestinas, la edición de mis folletos, pero, sobre todo, había cuidado celosamente el secreto de mis domicilios. El único que verdaderamente sabía, durante un año y medio de mis escondites, dónde iba a comer y dormir cada noche, era mi joven y resplandeciente jefe y secretario general, Ricardo Fonseca”. (Pablo Neruda: “Confieso que he vivido. Memorias. Seis Barral, Barcelona, 1974, página 248).

Contra la Ley Maldita

En 1948 el ejecutivo envió al Parlamento el proyecto de Ley de Defensa de la Democracia, bautizada por el pueblo como “Ley Maldita”. Durante su discusión en la Cámara de Diputados, Ricardo Fonseca pronunció un discurso en donde dijo refiriéndose al Partido Comunista: “Lo fundaron obreros chilenos y siempre han militado en él los mejores hijos de la clase obrera… Hoy se trata de fusilar la idea del marxismo, como prólogo al descuartizamiento de todas las ideas de justicia y progreso social, de libertad y de democracia. Pero se equivocan. El marxismo, en este año, ha cumplido un siglo. Ha conocido todas las persecuciones, todo el rigor de las ilegalidades, de los pelotones de ejecución y, sin embargo, ha emergido de la cárcel, más fuerte, más joven y luminoso que nunca…. es el comunismo una idea que no puede ser destruida, y hay que recordar que Hitler comenzó muy alegremente con las fanfarrias de Munich y el nazismo terminó muy lúgubremente en las horcas de Nuremberg… así pasará… El Partido de Recabarren, que nació de la entraña misma de la auténtica chilenidad, permanecerá invariablemente fiel a sus orígenes, a su pasado de lucha, a la causa de la libertad humana y de los valores de la civilización. Sabe que el pueblo lo acompaña y que nadie podrá legítimamente poner fuera de la ley al pueblo chileno”. (Citado por Luis Corvalán: obra citada, páginas 212-213-214)

Combatiendo a pesar de su precaria salud

En septiembre de 1948 fue aprobada la Ley Maldita. El Partido Comunista fue ilegalizado y perseguido con fiereza. Fueron borrados 40 mil ciudadanos de los Registros Electorales.

A fines de diciembre de 1948, Ricardo Fonseca comenzó a enflaquecer y a tener fuerte dolores intestinales.

Fue sometido a una intervención quirúrgica. Sufría de cáncer terminal.

En el verano de 1949 planteó al Comité Central la necesidad de designara a un nuevo Secretario General. El mismo propuso al obrero Galo González.

El mal avanzaba, pero Ricardo deseaba seguir en la lucha.

“La abstención no es política de los comunistas”

En marzo de 1949 tuvieron lugar elecciones parlamentarias, en que todo estaba dado para un gran fraude. Ricardo planteó aprovechar la coyuntura electoral para denunciar tanto a la dictadura del traidor como la mascarada electoral Frente a este tema tuvo una violenta discusión con Luis Reinoso, entonces Sectario de Organización del Comité Central., quien planteaba la abstención del Partido en las elecciones. Ricardo, y la Dirección del Partido, sostuvo que “la abstención no es política de los comunistas”. Este fue otro de los grandes aportes de Fonseca.

Enfermo como estaba pidió a la Dirección que se le permitiera realizar algún trabajo. Grabó un discurso que fue transmitido por radio. Fue su última actuación pública.

Continuaba estudiando, seguía con atención los acontecimientos. Dirigentes del Partido llegaban hasta su casa y les conversaba y entregaba su experiencia.

Despedidas

A pesar de que sus compañeros le habían ocultado la gravedad de su enfermedad, pocos días antes de su muerte Ricardo se dio cuenta de que se le escapaba la vida. No se desesperó. Decidió realizar sus últimas recomendaciones al Partido. Llamó uno por uno a los cuadros la Dirección, que llegaron a conversar con él.

A su compañera le dijo: “Nena, hemos llegado a la etapa final de mi enfermedad. Los esfuerzos del Partido, tuyos y míos ya son inútiles. Me voy a morir. Tú no vas a quedar sola. Hay una gran familia, el Partido, que te ayudará a ti y a mis hijos, siempre y cuando sean dignos de él, como creo que serán. Has sido una compañera admirable…”

Llamó a su hija Mireya, que vivía en Temuco, para darle sus últimos consejos.

Llamó a su hijo Leo de 13 años de edad, y con su actitud cariñosa y su entereza de siempre, le habló así: “He seguido el camino del comunismo, porque esta doctrina es la causa justa, noble y honrada… Hay que ser fuertes y no temer al enemigo. No vacilar jamás. Tu tienes una gran responsabilidad hacia tu madre y tus hermanas, Margarita y Eugenia…”

“Voy a morir compañeros, pero me voy contento”

Estando muy enfermo, Ricardo Fonseca pidió hablar con la Dirección del Partido. El Secretariado, burlando la vigilancia policial llegó hasta su hogar. Era el viernes 15 de julio de 1949. A Ricardo le costaba ya hablar. Pero mantenía, como siempre el pensamiento lúcido. Habló con calma, con imperturbable serenidad, deteniéndose a veces sólo por la fatiga o por la emoción. Dijo:

“Voy a morir, compañeros. Pero me voy contento, porque el Partido es grande y está unido. Nada ha podido el terror. Y esto es lo principal, porque el Partido es la columna vertebral de la clase obrera y del pueblo y es indispensable su existencia para la liberación de Chile. Me voy contento porque el Partido ha cumplido con su deber. El camino de la traición y la entrega era fácil y cómodo. Pero el Partido prefirió el camino del combate, que era el de mayor sacrificio, antes de volver las espaldas al pueblo, porque es parte de él, es su corazón combatiente, su cabeza directiva. El Partido no negó al pueblo y el pueblo no negó al Partido.

Me voy contento porque el Partido cuenta con una dirección política firme, de raíz proletaria, intransigente en los principios y flexible en su aplicación, forjada en la dura escuela del comunismo. Me voy contento porque entreveo el amanecer de un nuevo día, en que el pueblo reconquistará con sus propias manos su libertad y sus derechos arrebatados…” (Luis Corvalán:”‘Ricardo Fonseca, combatiente ejemplar’” página 222 y siguientes)

Seis días después, el 21 de julio de 1949, dejó de latir el corazón de Ricardo Fonseca Aguayo, un combatiente ejemplar, educador y Secretario General del Partido Comunista de Chile. Tenía 43 años de edad.

Recordando a Don Lucho Corvalán, un comunista ejemplar

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Hace ocho años escribí: “Los comunistas de Ñuñoa inclinamos nuestras banderas en homenaje a un compañero ejemplar, don Lucho Corvalán, cuyo corazón dejó de latir hoy, miércoles 21 de julio de 2010, a las 8 horas.

Es uno de los más grandes dirigentes del Partido Comunista de Chile y, hasta sus últimos días siguió militante en su célula, la Santiago Aguilar, del Comunal Ñuñoa.

Hasta el final de su existencia estuvo preocupado del Partido, de su historia, de sus aportes a la democracia en Chile. Para mañana jueves 22 de julio, nos había citado, junto con el compañero David Mc Conell, para una nueva conversación sobre un libro que estaba escribiendo”.

El paso más importante

Luis Corvalán Lépez nació cuando la primavera ya se anunciaba, un 14 de septiembre de 1916, en Pelluco, Puerto Montt. En 1921 su familia se trasladó a Tomé. Allí ingresó al Partido Comunista.
En sus Memorias ‘De lo vivido y lo peleado’ relata: “Hice migas con un zapatero remendón, el maestro Palmita, que era miembro del Partido… Cierta vez, Palmita me invitó a una reunión comunista que se llevó a cabo en una casa del Cerro Estanque. En tal ocasión di el paso más importante de mi vida: ingresé al Partido. Fue en 1932, creo que en el mes de febrero”. Por entonces tenía 16 años y estudiaba en la Escuela Normal de Chillán.

Dos llamados a Santiago

Su primera designación como profesor fue para la Escuela Santa María de Iquique, la misma en donde se había perpetrado la masacre del 21 de diciembre de 1907. Al año de haber iniciado su labor como maestro, en agosto de 1936, sufrió la exoneración. Gobernaba, por segunda vez, Arturo Alessandri Palma.

Abandonó entonces Iquique y se dirigió a Concepción, donde vivía su familia. Se dedicó de lleno al trabajo partidario. Pocos meses después fue citado a la capital, donde participó en un pleno del Comité Central de la Federación Juvenil Comunista, a cuya cabeza estaba Luis Hernández Parker, quien poco después fue reemplazado por Ricardo Fonseca. Regresó a Concepción. Luego volvió a viajar a Santiago.

Así lo explica en sus Memorias: “A fines de año (1937) fui llamado a la capital para trabajar como secretario de Carlos Contreras Labarca, Secretario General del Partido, y desempeñar, al mismo tiempo, algunas tareas en el Comité Central de la Federación de Juventudes Comunistas”.

Se casa con la compañera Lily

El 25 de octubre de 1938 triunfó Pedro Aguirre Cerda, candidato del Frente Popular.

Trabajó en varios periódicos obreros. Enviado por el Partido, volvió a Iquique, donde se hizo cargo de la dirección de “El Despertar de los Trabajadores”, que Recabarren había fundado en enero de 1912. Más tarde laboró en El Siglo, del cual fue designado director en 1946.

El 14 de diciembre de ese año contrajo matrimonio con la compañera Lily Castillo. Escribe Luis Corvalán: “En Lily hallé un tipo de mujer que no había conocido. Además de buena moza y simpática, encontré que su afiliación a la causa comunista le salía de adentro”.

Tuvieron cuatro hijos: María Victoria, Viviana, Lily y Luis Alberto.

Encargado de propaganda

En 1948 pasó a la clandestinidad, adoptando el nombre de Luis Correa. Encabezó la Comisión de Propaganda que estaba formada por Carlos Rosales, Eugenio Vallejos y el doctor Hernán Sanhueza. Eran los momentos más duros de la represión de González Videla. Ocupaba el cargo de Secretario General del Partido el obrero Galo González, que asumió esa responsabilidad a la muerte de Ricardo Fonseca, el 21 de julio de 1949. En 1950 Luis Corvalán fue designado miembro del Comité Central. Narra don Lucho: “Con Galo me veía dos veces a la semana. Juntos trabajamos en informes y artículos. Editamos clandestinamente la revista del Comité Central ‘Principios’.”

Cuando lo conocí

El 4 de septiembre de 1952 el ex dictador Carlos Ibáñez ganó, por un impresionante margen, las elecciones presidenciales. Ese año fui designado miembro del Comité Regional Santiago de las Juventudes Comunistas, del cual era Secretario Político Mario Zamorano. Me encomendaron la tarea de ser responsable de la revista ‘Principios’. En esa calidad fui citado a una reunión clandestina del Frente de Propaganda del Partido. No recuerdo el lugar donde sesionamos. Pero sí del compañero que hizo un extenso, interesante y didáctico informe. Era bajo de estatura, muy flaco, de nariz pronunciada, con un bigotito debajo de ésta, de mucho fumar y de convincente hablar. Se llamaba Luis Correa. Tiempo después supe que se trataba de don Lucho. Así lo conocí, en una reunión de Propaganda, eludiendo la represión del gobierno del “paco” Ibáñez.

Secretario General

En el XIV Congreso del Partido, efectuado clandestinamente en Cartagena, en la Casa de Veraneo de la Escuela Faustino Sarmiento, en el mes de abril de 1956, fue nombrado miembro de la Comisión Política y del Secretariado del Comité Central.

El 8 de marzo de 1958, falleció el Secretario General del PC, el obrero Galo González, “El Comité Central –escribe Luis Corvalán en “De lo vivido y lo peleado”- me eligió como su secretario general. Galo González, en su lecho de muerte, había alcanzado a decir a José González que, en su opinión, yo debería sucederlo. Julieta Campusano fue la primera en expresar su acuerdo:
-Corvalán –dijo- es un revolucionario formado por el Partido. Y se explayó en otras consideraciones y palabras elogiosas que no puedo repetir.”

Al respecto, Julieta Campusano expresó hacia 1975: “Corvalán recuerda siempre que fui la que lo propuse para secretario general del Partido, y se reía porque dije que lo proponía porque lo consideraba el más equilibrado de todos. Según mi concepto él aparecía indiscutiblemente como el compañero que debía suceder al compañero Galo…”

Cuando lo escuché por segunda vez

El 8 de marzo de 1958 recibimos en Temuco la triste noticia del fallecimiento del camarada Galo González, Secretario General del Partido. Reunido el Comité Regional se adoptaron dos medidas: realizar esa noche una salida de propaganda callejera con la consigna “Viva Galo González, PC” con la hoz y el martillo. La segunda medida fue designar una delegación de cuatro dirigentes que viajara esa misma noche a Santiago para participar en los funerales del compañero Galo. Uno de los que formó esa delegación fui yo, en mi calidad de Secretario del Comité Regional Cautín de las Juventudes Comunistas de Chile. Viajamos en tren toda la noche. Llegamos a Santiago a las 7 de la mañana del 9 de marzo. Nos dirigimos al Sindicato Sicchel, ubicado en Catedral 2789, esquina de Sotomayor. Allí estaba la capilla ardiente. Hicimos, como otros cientos, una guardia de honor junto a la urna donde estaban los restos mortales del compañero Galo.

En la tarde del 10 de marzo fueron los funerales. Los cuatro de Cautín formamos parte del río de banderas rojas, puños y consignas.
“¡Compañero Galo González…! ¡Presente… ¡Ahora y Siempre!” “Y que fue… y que fue… ¡Aquí estamos otra vez!”

En la Plazoleta del Cementerio General un mitin de despedida. Allí habló el nuevo Secretario General del Partido. Dijo: “Hoy la ilegalidad del Partido Comunista ha terminado de hecho para siempre”. En ese triste y combativo momento escuché por segunda vez al compañero Luis Corvalán.

Conquistada la legalidad

A comienzos de 1958, se constituyó un amplio Bloque de Saneamiento Democrático que tenía dos objetivos: derogar la Ley de Defensa de la Democracia y modificar la ley electoral para impedir el descarado cohecho, la compra del voto, que realizaba la derecha.
El 2 de agosto de 1958, el Presidente Ibáñez promulgó la ley que derogaba la Ley Maldita, engendro liberticida que había utilizado en gran parte de su segundo gobierno.

Su influencia en el Partido

La conquista de la legalidad determinó, entonces, una importante transformación al interior de la vida del Partido Comunista.

Como sostuvo el escritor y periodista José Miguel Varas en 1975, “el cambio de ‘clima’ dentro del Partido fue muy notable, y se debió a la legalidad, pero no sólo a ello. Hubo algo muy personal en Corvalán que influyó a crear una sensación de gran confianza en la posibilidad de criticar, de que cada cual pudiera dar su opinión sobre cualquier materia, unido todo ello a la idea de que el Partido no era un club de debates, de que de todas maneras había que ser muy firme en las cosas fundamentales…”

Y agregaba José Miguel Varas: “Hasta la llegada de Corvalán a la Secretaría General, el Partido era en mucho un Partido de obreros endurecidos, golpeados, resistiendo al enemigo. Y Corvalán planteó la perspectiva completamente distinta, aunque lógicamente ello no era sólo cuestión de él, sino que correspondía también a un cambio en la situación: ‘Son ellos, los enemigos, los que tienen que estar a la defensiva. Ahora nosotros nos abrimos, ahora nosotros vamos a ser los dueños de la iniciativa aquí’ “.

En Temuco

En marzo de 1961, don Lucho fue elegido Senador por la Séptima Agrupación Provincial (Ñuble, Concepción y Arauco).

Jugó un rol destacado en la convergencia de las fuerzas de izquierda, tanto en el FRAP, como en la Unidad Popular.

El marzo de 1969 resultó electo Senador por la Tercera Agrupación Provincial (Aconcagua y Valparaíso).

En 1964 se publicó el folleto del compañero Corvalán titulado ‘Nuestra Vía Revolucionaria’.

Contando la firme

A fines de agosto de 1964, realizamos el acto de cierre de la campaña en Temuco. Como miles de allendistas en todo el país, estábamos convencidos que en verdad “la tercera sería la vencida”.
Ese día, como estaba programado, llegó a la estación ferroviaria el Tren de la Victoria. Venía una amplia delegación, varios dirigentes nacionales, entre ellos, don Lucho Corvalán.

Poco antes de iniciarse la concentración llamó a los miembros de la Dirección Regional. Quería conversar con nosotros. Como siempre lo hacía, comenzó por hacernos preguntas. ¿Cuál era la situación de la campaña en la provincia? ¿Qué opinión teníamos sobre los resultados en los comicios del próximo 4 de septiembre? ¿Qué nos parecía la cantidad de gente que estaba en el mitin de clausura de la campaña en Temuco? Nos preguntó a uno por uno. Nuestras respuestas fueron optimistas. Que la cosa en Cautín era buena; que ganábamos; que estábamos muy contentos por la cantidad de gente que llegó al acto.

Don Lucho hizo una pausa. Luego nos dijo: “Compañeros, esto es sólo para ustedes. ¿Creen que con un acto como éste podemos pensar en una victoria? No, compañeros. Los dirigentes no nos podemos auto engañar. Esta vez, tampoco ganaremos. Debemos saber la verdad, para no caer luego en actitudes desesperadas. Pero, insisto esto es sólo para ustedes, los dirigentes más responsables. No pueden ni siquiera insinuar algo así a los compañeros, a los aliados, a la gente. Porque es necesario seguir trabajando hasta el último minuto”.

Luego participamos en la concentración. Apenas terminó, partió el Tren de la Victoria. Fuimos a despedirlo a la Estación, que quedaba cerca del lugar donde se había realizado el mitin.

Mi experiencia vivida en las cuatro campañas presidenciales con Allende, me permite afirmar que, la única vez en que dirigentes y la gente allendista estábamos absolutamente seguros de que ganaríamos, fue en la el 64.

Incluso los adversarios no se la tenían segura.

Pero las cosas se dieron como nos había adelantado don
Lucho. Perdimos. La tercera no fue la vencida.

Un gran conductor del Partido

Durante los 31 años que Luis Corvalán fue el Secretario General del Partido, éste tuvo una amplia política de alianzas y fue un factor decisivo en la unidad de las fuerzas democráticas y populares.
Era mediado de 1969. La derecha ya había designado a su abanderado para las elecciones presidenciales de 1970. Era Jorge Alessandri Rodríguez. Otro tanto hizo la Democracia Cristiana, nombrando a Radomiro Tomic.

Los partidos de Izquierda comenzaron a presentar sus candidatos. La Acción Popular Independiente, API, proclamó a Rafael Tarud, que recibió el apoyo del Partido Socialdemócrata; el Partido Radical postuló al senador Alberto Baltra Cortés; el MAPU presentó a Jacques Chonchol.

En el Partido Socialista, luego de una dramática sesión, en que la mayoría de sus miembros se abstuvo, el Comité Central del PS proclamó a Salvador Allende.

Ante la carencia de candidato único de la izquierda, el Partido Comunista decidió proclamar como abanderado a Pablo Neruda, el martes 30 de septiembre.

Surge la Unidad Popular

El 9 de octubre de 1969 fue un día histórico: se fundó la Unidad Popular. La constituyeron partidos marxistas: el Comunista y el Socialista; colectividades socialdemócratas: el Partido Radical, Socialdemócrata, la Acción Popular Independiente y un partido de raíz cristiana, el MAPU.

Don Lucho jugó un importante rol en la constitución de la Unidad Popular, en la elaboración y aprobación del Programa Básico del Gobierno Popular, del Pacto de Gobierno, donde se establecieron las pautas por las cuales se regiría la administración de la Unidad Popular, y del documento sobre el Estilo de la Campaña presidencial.

Buscando el candidato único

La creación del Comité Coordinador de la Unidad Popular, la aprobación del Programa de Gobierno y de los otros documentos de la coalición de Izquierda, hicieron pensar que pronto habría acuerdo sobre el candidato. Pero no fue así.

Se inició 1970, el año de los comicios electorales. Poco a poco se fue aclarando el panorama. Renunciaron Jacques Chonchol, Alberto Baltra, Pablo Neruda. Pero aún quedaban dos: Rafael Tarud y Salvador Allende. Ninguno con visas de ceder.

Ante la demora por la designación del abanderado, el Partido Comunista convocó a una concentración pública en Santiago para el 22 de enero de 1970 y advirtió: si para el inicio de ese acto no hay acuerdo, el Partido Comunista proclamará definitivamente a Pablo Neruda.

Salió humo blanco

Y ocurrió lo tan esperado. Poco antes del plazo señalado, el Comité Coordinador de la Unidad Popular llegó a un acuerdo. Fue así como al comenzar la concentración, Luis Corvalán pudo decir:

“Salió humo blanco. Ya hay candidato único. Es Salvador Allende.”
Estalló la alegría. La emoción pobló los corazones. La multitud llenó la Plaza Bulnes y sus alrededores con aplausos y una consigna: “El pueblo, unido… jamás será vencido… El pueblo unido…”

Fue así, como desde el 22 de enero de 1970, faltando sólo 225 días para las elecciones presidenciales, la Unidad Popular – por fin – tuvo candidato. Era la cuarta vez que Salvador Allende postulaba como abanderado popular a la Presidencia de la República.

Con Luis Corvalán a la cabeza, los comunistas entregamos una contribución fundamental para alcanzar la victoria popular del 4 de septiembre de 1970 y fuimos gran aporte durante el gobierno presidido por Salvador Allende.

En el gobierno popular

En el Gobierno de Salvador Allende, los comunistas participamos en el Gabinete con tres ministros y estuvimos a la cabeza de la batalla por la producción.

Del 30 de marzo al 9 de abril, Don Lucho participó en el XXIV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética.

El 4 de abril habían tenido lugar las elecciones municipales en que la Unidad Popular logró el 50,86% de los votos.

El 11 de julio, se nacionalizó la gran minería del cobre.

En agosto apareció el libro de Corvalán ‘Camino de Victoria’.
El 2 de enero de 1972, presidió el gran acto de masas que el Partido realizó en el Estadio Nacional.

Derrotadas dos intentonas

Trabajadores y soldados constitucionalistas derrotaron el intento de derrocar el Gobierno Popular a través del Paro Patronal de Octubre.
En noviembre, Luis Corvalán integró la comitiva del Presidente Allende en la visita oficial realizada a la Unión Soviética. Ocupó el cargo de Vicepresidente el general Carlos Prats, a la fecha Ministro del Interior del Gobierno Popular.

En las elecciones parlamentarias del 4 de marzo de 1973 la Unidad Popular obtuvo el 44% de los votos, impidiendo con ello que se impusiera el llamado Golpe Blanco.

Prisionero político

El 11 de septiembre de 1973 los fascistas asaltaron el poder. Bombardearon y atacaron La Moneda, en donde murió el compañero Presidente.

Después del golpe fascista, Luis Corvalán fue detenido el 27 de septiembre de 1973. Estuvo como prisionero político en la Escuela Militar, en la Escuela de Infantería de San Bernardo, en Isla Dawson, Ritoque y Tres Álamos. Mientras estuvo en manos de la dictadura, envió mensajes plenos de fuerza y optimismo. Proclamó: “No temo por mí. Amo la vida, pero no temo la muerte si fuera necesario caer por mi causa”. Por su parte, la compañera Lily se jugó por entero por su vida y su libertad.

Fue liberado por la solidaridad internacional, en especial de la Unión Soviética, el 17 de diciembre de 1976. Realizó una gran actividad en el exilio.

Mi encuentro con Don Lucho en Bonn

El 11 de mayo de 1978 viajé a Bonn a un Encuentro organizado por el Comité de Solidaridad Antiimperialista de la RFA (ASK) de las organizaciones de la solidaridad con Chile, los chilenos exiliados con el camarada Luis Corvalán que realizaba una gira por diversos países, luego de haber sido arrancado de las garras fascistas por la solidaridad internacional el 17 de diciembre de 1976. Allí tuve la oportunidad de abrazar al querido compañero Luis Corvalán Lépez, a quien considero el más grande dirigente comunista chileno después de Luis Emilio Recabarren. Una foto aparecida en la contraportada de la edición Nº 7-8 de 1978, de la revista “Boletín Antiimperialista de Información” (AIB), ha dejado plasmado ese abrazo, con la lectura: “Alegre reencuentro: Iván Ljubetic y Luis Corvalán en el evento organizado por el ASK el 11 de mayo de 1978”.

El 3 de septiembre de 1980 proclamó en un acto en Moscú la Política de Rebelión Popular de Masas.

El 20 de agosto de 1983 ingresó clandestinamente a Chile.

El “XV” Congreso clandestino

Era mayo de 1989. Hacía casi un mes que yo había llegado a Santiago. Concurrí al local de “Chile, ríe y canta”, donde habíamos sido citados. Nos reunimos gran cantidad de compañeros. Algunos viejos conocidos con los que no nos veíamos 16 o 30 años. Otros nuevos. Escuchamos el Informe del Comité Central al Congreso.
Después los delegados del exterior fuimos concentrados en un punto de Santiago, en donde nos entregaron copias del Informe para que lo estudiáramos durante un día.

A la mañana siguiente, en una esquina del centro, nos pasó a buscar una camioneta en la que partimos rumbo a la costa. Llegamos a una gran casa cerca del Pacífico, en San Sebastián.

Desde el comienzo yo estaba admirado de la eficaz manera en que todo funcionaba y las adecuadas medidas de seguridad.

Allí nos encontramos con muchos otros camaradas. Conversábamos alegremos. Trataba de reconocer a viejos amigos. De pronto se me acercó alguien que no ubicaba. Me dijo: “¿No me saluda, compañero Iván?”. Por su voz supe que era don Lucho.

De su intervención

En ese Congreso, el compañero Corvalán hizo buena intervención, junto a la de la compañera Julieta, en mi opinión, las mejores.
Comenzó diciendo: “Esta es la primera reunión con más de diez personas en que participo desde mi ingreso al suelo patrio. He sentido una inmensa alegría al ver con mis propios ojos el gran Partido que tenemos.”

Más adelante enfatizó: “Entre las concepciones obsoletas está la exaltación de la llamada pureza de la línea, en custodia de la cual más de algún compañero ha creído buenamente, tener una misión predestinada. La línea del Partido está en constante confrontación con la práctica y, por tanto, no es nunca pura ni exacta; está sujeta a rectificaciones y perfecciones de uno u otro volumen y, como se ha remarcado en el Congreso, el Partido es una organización viva que tiene sus propias contradicciones y es campo de lucha permanente entre lo nuevo y lo viejo.”

Agregó: “Yo estuve seis años y medio en el exilio. El mayor tiempo el trabajo del Partido estuvo encabezado afuera por el compañero Volodia. Quiero expresar que, a mi juicio, tanto él como los compañeros Américo Zorrilla, Orlando Millas y otros hicieron un gran trabajo en varios aspectos, preocupados de ayudar al Partido del interior.”

También Julieta

Por su parte, la siempre mesurada compañera Julieta Campusano, sostuvo: “Nadie, considero, tiene un puñal debajo del poncho para destruir el baluarte seguro de la dirección que tiene el pueblo de Chile. Este Partido tiene raíces profundas y sólidas, fue formado por Recabarren, por la fe de Ricardo Fonseca, por Galo González y, por qué no decirlo, por el compañero Luis Corvalán. Lo diferente de este Congreso con los anteriores, con varios de ellos, es que se realiza en una etapa nunca vivida antes por el Partido: bajo una tiranía fascista”.

En ese Congreso clandestino de mayo de 1989, Don Lucho dejó la secretaría general del PC, siendo reemplazado por el compañero Volodia Teitelboim, pero siguió como miembro del Comité Central.

Después del retorno

Regresé a Chile el 23 de octubre de 1990. Me quedé a vivir en Ñuñoa. Visité varias veces al compañero Corvalán en San Bernardo. Siempre me recibió muy fraternalmente, como lo hacía con todos los compañeros. Me ayudó mucho cuando escribía ‘Don Reca’ y otros libros. Me entregaba informaciones y opiniones. Me prestó y regaló folletos y libros suyos. Uno de estos fue ‘Camino de Victoria’, que me lo dedicó con hermosas palabras: “A mi viejo y querido compañero Iván Ljubetic Vargas dejo en sus manos, ¡en buenas manos! este ejemplar de un libro que recoge la posición y la experiencia del Partido en un buen trecho de su vida. Luis Corvalán. San Bernardo, 11 de noviembre de 1998”.

Después se trasladó a Ñuñoa. Seguí visitándolo. Cuando no lo hacía me invitaba a hacerlo. Estuvimos juntos en muchos actos y reuniones. Siempre era de gran interés escucharlo. Era uno de esos dirigentes, como quedan pocos, dedicados a transmitir sus experiencias y conocimientos. Aprendí mucho de él. Fue un gran maestro.

Cuando tuve problemas con algunos dirigentes del Partido, él siempre me aconsejó sabiamente. Fue muy solidario conmigo.
En julio de 2010, pocos días antes su fallecimiento, fue la última vez que estuve con él.

Nos reunimos en su casa de calle Francisco Villagra junto con David Mc Conell, para intercambiar opiniones sobre un libro que deseaba escribir. Lo noté muy cansado, con dificultades para concentrarse. Pero jamás pensé que sería la última ocasión que estaríamos juntos.

La herencia teórica de Don Lucho

Escribió muchos artículos, informes, comentarios. Todos plenos de riqueza ideológica.

Entre sus libros tenemos:

‘Ricardo Fonseca, combatiente ejemplar’ (1952),

‘Camino de Victoria’ (1971),

‘Algo de mi vida’ (1978),

‘Chile: 1970 – 1973’ (1978),

‘La Rebelión Popular se abre camino en Chile’ (1981),

‘Tres Períodos de nuestra línea revolucionaria’ (1982),

‘Santiago-Moscú-Santiago’ (1983),

‘El derrumbe del poder soviético’ (1993),

‘De lo Vivido y lo Peleado. Memorias’ (1997),

‘El Gobierno de Salvador Allende’ (2003) y

‘Los comunistas y la democracia’ (2008).

Así terminé mis palabras hace ocho años

“Una pena muy grande nos invade al sufrir esta pérdida irreparable para el pueblo chileno. Pero al mismo tiempo, nos embarga el sano orgullo y la alegría de haberlo conocido, compartido con él en múltiples ocasiones. Siempre estuvo presente en las reuniones de su célula y en todo acto que realizamos en Ñuñoa; siempre feliz cuando en nuestras fiestas de confraternidad entregábamos carné a nuevos camaradas. Siempre insistiendo en la necesidad de crecer, de tener un Partido más grande.

Don Lucho fue la sencillez y la fraternidad comunista hecha persona. Ocupó los más altos cargos en el Partido, pero mantuvo siempre esa modestia que sólo los grandes seres humanos pueden mostrar.
Don Lucho seguirá junto a nosotros. En su homenaje los comunistas continuaremos trabajando por lograr un Partido como él lo planteaba, un Partido de masas”.

Ernest Hemingway y la revolución cubana

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Fidel Castro y Ernest Hemingway

Aunque Hemingway no participó de forma directa en la Revolución Cubana, simpatizaba con ella y con muchos de sus líderes. Modesta, discretamente, a través de su Finca Vigía, prestaba su colaboración a los revolucionarios cubanos. Por eso, que el gobierno de los Estados Unidos lo forzó a abandonar el país.

En enero de 1959 Hemingway realizó declaraciones a la prensa estadounidense a favor de la Revolución (estaba en EE UU en ese momento), en las que expresó su esperanza con lo que sucedía en la Isla y apoyó el ajusticiamiento a los esbirros de la tiranía de Batista.
En ese mismo año, estando en Europa, declaró públicamente su satisfacción por el triunfo de la Revolución Cubana. En marzo regresó a Estados Unidos. Un gesto señaló su amor profundo a la revolución: besó la bandera cubana.

Hubo otras declaraciones que dio sobre el proceso revolucionario cubano. El 4 de febrero de 1960, lo visitó Anastás Mikoyán, primer ministro de la Unión Soviética. En esa oportunidad Hemingway afirmó al periódico Pravda —esto lo reprodujo luego la revista Time—, que la Revolución Cubana era indestructible y fabulosa.

Viajó a Cuba conversó con el Comandante en Jefe Fidel Castro. Compartieron y fueron ampliamente fotografiados. Poco después llegaron a su casa y le dijeron que si permanecía en Cuba sería considerado un traidor.

Hemingway nunca tuvo problemas con el gobierno cubano. Estando en Estados Unidos se comunicó con algunos amigos suyos para indagar acerca de su posible regreso a la isla y estos le afirmaron que podía hacerlo cuando quisiera. En uno de sus libros se encontró un brazalete del movimiento 26 de julio y bonos del Partido Socialista Popular (comunista), de Guanabacoa, al que contribuía con dinero.
Leonardo Depestre en su libro “Cien Famosos en La Habana”, relata que en el aeropuerto internacional José Martí fue recibido por un amplio grupo de amigos y vecinos del pueblito de San Francisco de Paula, quienes le obsequiaron una bandera cubana. Luego añade el autor que en esa ocasión Hemingway declaró a un reportero:”Me siento muy feliz de estar nuevamente aquí, porque me considero un cubano más. No he creído ninguna de las informaciones que se publican contra Cuba en el exterior. Simpatizo con el gobierno cubano y con todas las dificultades.

Hemingway expresó su confianza en el proceso revolucionario, en carta al general Charles T. Lanham, fechada en Ketchum, el 12 de enero de 1960:

“Decir que tú no eres un yanqui imperialista pero sí un chico del Viejo San Francisco de Paula, la villa donde has vivido 20 años durante los últimos tiempos, no es una renuncia a tu ciudadanía. Soy un buen americano y he estado batallando por mi país todo lo posible, sin pago y sin ambición. Pero creo completamente en la necesidad histórica de la Revolución cubana…”

Hemingway y el general Charles Lanham (Alemania, 1945)

Ernest Hemingway

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Ernest Miller Hemingway nació en Oak Park, Illinois, un suburbio de Chicago, el 21 de julio de 1899. Su padre, Clarence Edmonds Hemingway, era médico y su madre, Grace Hall Hemingway, músico. Ambos educados y muy respetados en la comunidad conservadora de Oak Park. La familia se mudó finalmente a una casa de siete habitaciones en un barrio respetable con un estudio de música para Grace y un consultorio médico para Clarence. Su padre le enseñó, siendo un niño de cuatro años, a cazar, pescar y acampar en los bosques y los lagos del norte de Míchigan. Sus primeras experiencias en la naturaleza inculcaron la pasión por la aventura al aire libre y la vida en zonas remotas o aisladas.

La familia Hemingway en 1905, desde la izquierda: Marcelline, Sunny, Clarence, Grace, Ursula y Ernest.

Hemingway, escritor y periodista estadounidense. Uno de los principales novelistas y cuentistas del siglo XX. Su estilo sobrio y minimalista tuvo una gran influencia sobre la ficción del siglo XX, mientras que su vida de aventuras y su imagen pública dejaron huellas en las generaciones posteriores. Hemingway escribió la mayor parte de su obra entre mediados de 1920 y mediados de 1950. Ganó el Premio Pulitzer en 1953 por El viejo y el mar y al año siguiente el Premio Nobel de Literatura por su obra completa. Publicó siete novelas, seis recopilaciones de cuentos y dos ensayos. Póstumamente se publicaron tres novelas, cuatro libros de cuentos y tres ensayos. Muchos de estos son considerados clásicos de la literatura de Estados Unidos.

Hemingway vivió su juventud en Oak Park (Illinois). Después de la escuela secundaria, trabajó durante unos meses como periodista del Kansas City Star.

A principios de 1918 Hemingway respondió a una campaña de reclutamiento de la Cruz Roja en Kansas City, y firmó contrato para convertirse en un conductor de ambulancias en Italia. Salió de Nueva York en mayo y llegó a París mientras la ciudad estaba bajo el bombardeo de la artillería alemana.

En junio estaba en el Frente Italiano. En su primer día en Milán fue enviado a la escena de la explosión de una fábrica de municiones donde los rescatistas recuperaron los restos triturados de las obreras. Describió el incidente en su libro Muerte en la tarde: «Me acuerdo que, después de haber buscado los cuerpos completos, se recogieron los pedazos».

El 8 de julio fue gravemente herido por fuego de mortero, cuando acababa de regresar de la cantina para traer chocolate y cigarrillos para los hombres en el frente. A pesar de sus heridas, Hemingway logró rescatar un soldado italiano, lo que le valió la Medalla de Plata al Valor Militar del gobierno italiano. Con sólo dieciocho años, Hemingway comentó sobre los hechos: «Cuando uno se va a la guerra como joven, tiene una gran ilusión de inmortalidad. Son las otras personas que mueren, no te ocurre a ti. … Entonces, al estar gravemente herido por primera vez, uno pierde esta ilusión y sabe que puede pasar a uno mismo”. Sufrió graves heridas de metralla en ambas piernas, fue sometido a una operación inmediata en un centro de distribución y pasó cinco días en un hospital de campaña antes de ser trasladado al hospital de la Cruz Roja en Milán para su recuperación. Pasó seis meses en el hospital.

En 1921 se casó con Hadley Richardson, la primera de sus cuatro esposas. La pareja se mudó a París. Allí Hemingway trabajó como corresponsal extranjero, y asimiló la influencia de los escritores y artistas modernistas de la comunidad de expatriados, la «Generación perdida» de la década de 1920. La primera novela de Hemingway, Fiesta, fue publicada en 1926.

Estuvo en España durante guerra civil, donde ejerció como periodista. Escribió Por quién doblan las campanas. Posteriormente estuvo presente durante el desembarco de Normandía y la liberación de París.

En 1947 Hemingway fue galardonado con una Estrella de Bronce por su valentía durante la Segunda Guerra Mundial. Fue reconocido por su valor, tras encontrarse «bajo fuego en las zonas de combate con el fin de obtener una imagen precisa de las condiciones» con la mención de que «a través de su talento de expresión, el señor Hemingway permitió a los lectores obtener una imagen vívida de las dificultades y los triunfos del soldado de frente y su organización en el combate».

Poco después de la publicación de El viejo y el mar en 1952, Hemingway se fue de safari a África, donde estuvo a punto de morir en dos accidentes aéreos sucesivos que lo dejaron con dolor y problemas de salud por gran parte del resto de su vida. Hemingway tenía residencia permanente en Cayo Hueso, Florida (durante la década de 1930) y Cuba (durante la década de 1940 y 1950). En 1959 compró una casa en Ketchum (Idaho), donde se suicidó el 2 de julio de 1961.

Obras literarias de Ernest Hemingway

Novelas

• Aguas primaverales (The Torrents of Spring, 1926)
• Fiesta (The Sun Also Rises, 1926)
• Adiós a las armas (A Farewell to Arms, 1929)
• Tener y no tener (To Have and Have Not, 1937)
• Por quién doblan las campanas (For Whom the Bell Tolls, 1940)
• Al otro lado del río y entre los árboles (Across the River and into the Trees, 1950)
• El viejo y el mar (The Old Man and the Sea, 1952)
• Islas en el golfo [o Islas a la deriva] (Islands in the Stream, 1970)
• El jardín del Edén (The Garden of Eden, 1986)
• Al romper el alba (True at First Light, 1999)

Relatos

• Tres relatos y diez poemas (Three Stories and Ten Poems, 1923)
• En nuestro tiempo (In Our Time, 1925)
• Hombres sin mujeres (Men Without Women, 1927)
• El ganador no se lleva nada (Winner take Nothing, 1933)
• La quinta columna y los primeros cuarenta y nueve relatos (The Fifth Column and the First Forty-Nine Stories, 1938).
• Nick Adams (The Nick Adams Stories, 1972)

Otras

• Muerte en la tarde (Death in the Afternoon, 1932)
• París era una fiesta (A Moveable Feast, 1964)
• El verano peligroso (The Dangerous Summer, 1985)

Hemingway en la cultura popular

Aparte de las diferentes adaptaciones cinematográficas de sus novelas y relatos, Ernest Hemingway ha sido representado por el actor Clive Owen en el biopic cinematográfico “Hemingway y Gellhorn” (2012), dirigida por Philip Kaufman. En esta película narra la relación y posterior matrimonio de Hemingway con Martha Gellhorn, interpretada por Nicole Kidman. El escritor también ha sido interpretado por Cory Stoll, en el celébre film de Woody Allen, “Midnight in Paris” (2011). En este film el protagonista, un escritor estadounidense (Owen Wilson), consigue viajar al pasado y se introduce en los círculos artísticos de París en los años 20, donde entre otros conoce a Ernest Hemingway. También fue representado por Dominic West en “El editor de libros” (2016) dirigida Michael Grandage.

En la ficción española, fue representado en un episodio de “El Ministerio del Tiempo”. En este caso, el actor Félix Arcarazo lo retrataba como un mujeriego y bebedor en los sanfermines de Pamplona en el episodio 12 de la segunda temporada (2016).

El componente militar en la liberación de Sudáfrica

El componente militar en la liberación de Sudáfrica

Leo Fonseca

Cuando se lean estas notas es posible que Nelson Mandela, Madiba, haya fallecido o viva los últimos tiempos de su gloriosa existencia. Se rememorará en la prensa su lucha en contra de la brutal segregación racial y explotación impuesta al pueblo negro, los originarios de Sudáfrica, por parte de una minoría blanca, colonialista, quién manejó el país por más de tres siglos. Dicha minoría dictó un conjunto de leyes racistas conocidas como Apartheid destinada a mantener aplastados a los negros con la más brutal segregación que conoce la historia moderna. Los mandantes principales no eran sólo los capitalistas locales sino también las empresas transnacionales principalmente norteamericanas y europeas. Durante decenios EEUU y los países europeos apoyaron directa o indirectamente al régimen racista y a la explotación de los pueblos originarios.

Mandela, encarcelado durante 27 años, fue el símbolo de la rebeldía, de la intransigencia en los principios de su pueblo los cuales eran sostenidos tanto por el Partido del Congreso Africano (ANC), la organización de Mandela, como de su partido aliado, el Comunista de Sudáfrica. Miles y miles de militantes fueron asesinados en ese estado terrorista sólo comparable con el régimen nazi.
La liberación de Mandela y el fin del las leyes racistas, la obtención de derecho a sufragio de los negros y el derrumbe del régimen fue producto en gran medida de una enorme lucha popular utilizando en su etapa final todas las formas de lucha. Al mismo tiempo que se desarrollaba una gigantesca campaña internacional de boicot y rechazo a los racistas por todos los sectores progresistas del mundo.

Los olvidos

Sin embargo, se tiende a olvidar que uno de los factores del derrumbe del sistema de dominación blanca fue también de carácter militar. Y en ese proceso jugó un papel decisivo el pueblo cubano y sus fuerzas armadas las cuales derrotaron sucesivamente al ejército sudafricano, de enormes recursos técnicos y de una insolente soberbia racial. También en este proceso Cuba y otros países del entonces campo socialista formaron a miles de combatientes que en la etapa decisiva de la lucha desarrollaron una efectiva guerrilla urbana y rural tanto en Sudáfrica como en la Namibia ocupada por los racistas. Un analista sudafricano observaba en febrero de 1976: “En Angola, soldados negros -cubanos y angolanos- derrotaron a las tropas blancas en combate…….se está desvaneciendo -agrega- esa ventaja psicológica, esa ventaja que el hombre blanco ha disfrutado y explotado durante más de 300 años de colonialismo e imperio. El elitismo blanco ha recibido un golpe irreversible en Angola y los que estuvieron allí lo saben” (1)

Hoy existe una clara tendencia en los medios a olvidar que estas tropas jugaron ese papel decisivo en el desgaste y derrota militar de los racistas lo cual ayudó a abrir paso a la liberación tanto de Sudáfrica como de Namibia. Cientos de cubanos entregaron su vida en esta epopeya notable del internacionalismo cayendo lejos de su patria para conquistar la libertad de los pueblos africanos.
Previamente los portugueses sufren derrotas en sus colonias africanas.
Antes, hasta mediados de los 70, Angola, Mozambique, y Guinea Bissau eran colonias de Portugal. Allí se desarrollaba una lucha guerrillera anti colonialista lo cual constituyó un factor de desgaste humano y económico para el decadente “imperio” portugués. El ejército se sublevó en Lisboa detonando la “revolución de los claveles” que puso fin al sistema colonialista de varios siglos y, de paso, dio al traste con la dictadura que oprimía al propio pueblo portugués.

Cuando se retiraban los portugueses de Angola, en noviembre de 1975 entregando el poder al Movimiento Por la Liberación de Angola (MPLA), los sudafricanos y grupos de angolanos afines a ellos UNITA y FNLA, con el apoyo de EEUU, iniciaron una ofensiva desde el sur para aplastar al nuevo gobierno con el fin de imponer un régimen obsecuente (Angola cuenta con petróleo, diamantes y enormes recursos hidráulicos). Las tropas sudafricanas y sus títeres estaban a las puertas de Luanda, la capital de Angola, habiendo conquistado la mayor parte del sur del país y las principales ciudades. Estaban listas para aplastar al nuevo gobierno.

Los cubanos entran en acción

Entonces, todos los aviones de Cubana de Aviación trasladaron desde Cuba a las tropas de elite del Ministerio del Interior (MININT) mientras contingentes del las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (FAR) viajaban a toda máquina en barcos cargueros. En cuanto arribaron partieron directamente al frente de combate. Ellos y los angolanos frenaron, derrotaron e hicieron retroceder a los sudafricanos y sus títeres que ya celebraban la caída de la capital y del gobierno progresista.

Por primera vez los sudafricanos blancos se encontraron no con una guerrilla local sino con un ejército que manejaba eficientemente los medios técnicos y, sobre todo, contaban con una moral de combate producto de su formación revolucionaria internacionalista.
Un hito en esta guerra fue la frenada a los blindados sudafricanos en la batalla del río Ebo. El ministro de defensa angolano Iko Carreira, señaló entonces que: “fue un momento decisivo para Angola y la victoria se debió, sobre todo, a (Comandante) Díaz Argüelles, quien pasó a ser una leyenda en la historia moderna de Angola”. (2)
Los cubanos y angolanos avanzaron hacia el sur recuperando el territorio que habían conquistado los sudafricanos, los mercenarios blancos de Europa y sus socios negros de la UNITA.

Las tropas racistas abandonaron Angola retirándose a Namibia, territorio al norte de Sudáfrica que ocupaban y explotaban, sin embargo dejaron en el sur de Angola a miles de guerrilleros de UNITA y mercenarios blancos contratados y armados por Sudáfrica y EEUU, iniciándose un proceso de enfrentamientos permanentes destinado a debilitar y desangrar a la naciente nación angolana. A los EEUU le interesaba, además, derrotar a las tropas cubanas de cualquier manera.

Cuba siguió aportando tropas llegando a un total de 50 mil en 1988 para la batalla decisiva, disponiendo de armamento y técnica suministrad por la Unión Soviética, aunque en un inicio trajeron sus propias armas para parar el primer golpe.

La lucha duró trece años más

Esta lucha duró muchos años con diferentes situaciones. En primer lugar Angola se convirtió en un centro de entrenamiento para la SWAPO organización para la liberación de la Namibia ocupada; además, miles de namibios se internaron en el sur de Angola como refugiados de la represión racista. Fue un combate permanente debido a las incursiones sudafricanas sobre territorio angolano especialmente aéreas. En segundo lugar, las tropas cubanas se mantuvieron en una línea de defensa a 270 km. de la frontera donde estaban las fuerzas racistas y en un ancho de 600 km. En tercer lugar, en todo el territorio se desarrolló una guerra irregular con fuerzas de los grupos UNITA y FNLA con el objetivo de, como señalamos, desmoralizar y desangrar a los combatientes angolanos y cubanos para derrotarlos posteriormente con una invasión militar masiva del ejército sudafricano. En cuarto lugar impedir el trabajo de los colaboradores civiles cubanos que entre 1976 y 1991 en una cifra de 42 mil cumplieron misiones médicas, educativas y técnicas. Para los racistas el desarrollo económico, la educación y la salud de la población oprimida por el colonialismo eran actividades antagónicas a sus principios.

La batalla final

En julio de 1987 en forma abierta las tropas sudafricanas invadieron el sur de Angola. Su objetivo era destruir las fuerzas de elite de los angolanos estacionadas cerca de la frontera sur, desarrollar negociaciones bajo presión militar con la mediación de EEUU, exigiendo el cese de la ayuda a los luchadores de Namibia, obligar al gobierno angolano a la reconciliación con la UNITA aliada de los racistas y, lo fundamental, la retirada de las tropas cubanas. Para ello habían creado una gran agrupación de fuerzas y medios a fin de lograr sus objetivos y la victoria.

Las tropas de elite angolanas se reagruparon en Cuito Cuanavale pasando a la defensiva y resistiendo los embates de la artillería y la aviación. En estas condiciones el gobierno de Angola solicitó apoyo a los cubanos. Fidel señaló que lo que allí se requería era dar un golpe decisivo a los racistas con nuevas fuerzas y medios que se enviaron con la mayor rapidez posible. Entre otros Cuba envió a sus pilotos militares más experimentados con los cuales logró el dominio del aire.

La batalla más intensa se desarrolló entre enero y marzo de 1988 en que las pérdidas sudafricanas fueron cuantiosas en hombres y medios siendo derrotados en forma aplastante. El golpe de gracia lo dieron los cubanos a mediados de 1988 al destruir un reintento de los racistas por lograr posiciones favorables dentro de Angola, los pilotos cubanos los “apilonaron” sin piedad.

Las negociaciones

Hasta antes de la derrotas militar las exigencias Sudáfrica-EEUU pasaban por la retirada de las tropas cubanas y la creación de un gobierno con UNITA, los aliados de los racistas, pero después de la debacle militar fueron más cautos.

El 22 de diciembre de 1988 se firmó, en la sede de las NNUU en Nueva York, por parte de los gobiernos de Angola, Cuba y Sudáfrica el acuerdo que establecía la independencia de Namibia con la retirada de Sudáfrica y sus tropas, elecciones libres en ese país (que ganó la SWAPO) y la retirada del contingente cubano en un plazo de 27 meses.

Conclusión

La derrota militar sudafricana representó una sangría inesperada de miles de militares de raza blanca muertos y heridos, la mayoría hijos del sector dominante, además de los mercenarios europeos que los acompañaron. Esto conmocionó al país. Al mismo tiempo la guerra agudizó los problemas de la economía afectando los intereses de los empresarios que también sentían el bloqueo que tímidamente le aplicaban los países europeos y EEUU. Mientras tanto se desarrollaba en forma creciente la lucha de los negros sudafricanos quienes, además, eran estimulados por la derrota de los racistas a manos de las tropas cubanas y angolanas.

El Comandante cubano Jorge Risquet, quien participó activamente en todo este proceso hasta la firma de los acuerdos, señaló: “La victoria de Angola frente a la invasión extranjera; la permanencia de las tropas cubanas en el país y la activa colaboración de Cuba y la República Popular de Angola con los patriotas namibios, zimbaweanos y sudafricanos, repercutió favorablemente en la solución futura de Rodhesia, más tarde de Namibia y, por último, de África del Sur”. (3)

Leonardo Fonseca

05 de julio de 2013

Notas
(1) Roger Sargent, RDM, citado por Piero Gleijeses, “Misiones en Conflicto” Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2007, pag 539.

(2) Iko Carreira “O Pensamento”.
NR: El Comandante Raul Días Argüelles cayó luchando heroicamente en Angola en contra de los blindados sudafricanos el 11 de diciembre de 1975 a la edad de 39 años.

(3) Introducción al libro “Misiones en Conflicto”, pag. XX, escrito en enero de 2002.

A pesar de todo, Eduardo Contreras

A PESAR DE TODO

Eduardo Contreras

Presentación de la segunda edición actualizada de “La Vida a pesar de todo” del
Arquitecto Miguel Lawner. Centro Cultural de España, 10 de junio de 2018

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El libro que hoy presentamos nos transporta a los Mil días del Gobierno de la Unidad Popular, un momento señero de la historia de nuestro país. Culminación de un largo proceso de unidad de las fuerzas populares, de trabajo creativo de los partidos de la Izquierda chilena y de la lucha de los trabajadores y todo el pueblo por sus derechos esenciales.

Un tiempo que además esperamos ser capaces de revivir, de recuperar, por cierto en las diferentes condiciones del mundo en que hoy vivimos, pero que igual abra las grandes alamedas más temprano que tarde para que pase el pueblo.

Aquellos fueron años de grandes constructores. Desde luego el Presidente Salvador Allende y los partidos de la Unidad Popular que impusieron los intereses del proceso de profundos cambios por sobre los intereses particulares de cada organización política. Tiempo de duras luchas, y también de alegría y de creatividad. Mañana es otro aniversario de la Nacionalización del Cobre.
Floreció el campo de la Cultura en sus más variadas expresiones. Chile despertaba con la música de grupos emergentes, Inti Illimani, Quilapayún, Illapu, entre varios otros….. y por cierto con las canciones de Victor Jara.

El país leía la historia nacional narrada por Hernan Ramírez Necochea y las creaciones de la imaginación literaria de muchos, entre ellos Francisco Coloane, José Miguel Varas, Juvencio Valle, Joaquín Gutiérrez, Luis Enrique Délano, Poli Délano y por supuesto de Pablo Neruda, de Pablo de Rokha, de Gabriela Mistral.

La editorial Quimantú, creada en ese tiempo hacía posible y habitual ver a modestos trabajadores leyendo clásicos de la literatura universal en los buses de la locomoción colectiva mientras se dirigían o regresaban de sus trabajos.

El país se coloreaba con la pintura de Nemesio Antúnes, Pepe Balmes, Gracia Barrios, José Venturelli, Julio Escámez, Roberto Matta, Guillermo Núñez.

De algún modo todos quienes apoyábamos el cambio social, aportábamos a esa construcción. Y entre esos constructores del tiempo nuevo, un matrimonio de jóvenes arquitectos : Miguel Lawner y Anita María Barrenechea.

La creatividad de Miguel es ampliamente conocida y reconocida. No sólo se expresa a través de su calidad profesional en obras como el GAM, Parque O´Higgins, su amplia labor en viviendas sociales, sino también como un buen escritor y su papel, en tiempos muy difíciles, como Director del Instituto Alejandro Liptchuz, el ICAL.

Les conocí a ambos a fines de 1970 cuando era por entonces un joven alcalde de la ciudad de Chillán. Gracias a su ayuda y en especial de Miguel, como autoridad de la Corporación de Mejoramiento Urbano, logramos el apoyo necesario para transformar las 2 más grandes tomas de terreno de pobladores sin casa de la época de Frei Montalva en nuestra ciudad, en hermosas poblaciones que habitan hasta hoy más de dos mil personas. Fueron inauguradas en tiempo de la UP como las poblaciones “Violeta Parra”, “Ché Guevara” y “21 de diciembre” en recuerdo a la masacre de obreros del Salitre de la Escuela Santa María en Iquique en 1907.

Por supuesto, hoy no pueden llamarse así. Pero sin el concurso de Miguel simplemente no habrían existido.

Esta segunda edición de “La vida a pesar de todo” llega en el momento preciso, cuando cursamos una etapa signada por el enorme retroceso cultural y ético impuesto en nuestro país por la dictadura y que se expresa en esta suerte de indiferencia generalizada frente a las cuestiones de fondo de la vida en sociedad. El individualismo llevado al límite, el consumismo desenfrenado, el olvido de lo colectivo, la amnesia impuesta por los medios de comunicación al servicio de los grandes grupos económicos nacionales y transnacionales, crean hoy un escenario peligroso que los grupos de poder reaccionario aprovechan bien.

El libro que hoy regresa contiene un mensaje que enfrenta y denuncia todo lo legado por la dictadura. El texto reaparece en un momento crucial en relación al respeto a los derechos fundamentales de la persona humana como trato ahora de exponer brevemente.

Comienzo por recordar que no fuimos capaces de derrotar a la dictadura de Pinochet. Y entonces, lo que se impuso – al igual que en el caso de Franco en España – fue un pacto entre determinadas fuerzas políticas y la dictadura. El compromiso para que el dictador y las FFAA dejaran formalmente de conducir el país fue al costo de muchos renuncios. Fundamentalmente, mantener la Constitución Política antidemocrática de 1980 – que continúa hasta hoy – y por cierto dejar intacto su modelo económico, político y social. El esquema impuesto por los militares y los Chicago Boys, pese a algunos cambios, en lo esencial es el mismo.

Pero además el compromiso fue no tocar al dictador ni con el pétalo de una rosa. Olvido y perdón sí. De justicia ni hablar. Se garantizaba la impunidad absoluta de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por los agentes de la tiranía. De buena parte de ellos hablan las imágenes y las palabras de la obra que esta noche presentamos.

Esto que se ha llamado transición a la democracia aseguró la total impunidad por muchos años, demasiados. Hasta que el 12 de enero de 1998, hace 20 años, la Corte de Apelaciones de Santiago decidiera aceptar a trámite la querella encabezada por Gladys Marín. Fue la primera vez, y entonces el juez Juan Guzman abrió un proceso judicial que hoy suma más de Mil quinientos expedientes que llevan diversos jueces de dedicación especial. Se investiga desde entonces los casos de más de tres mil asesinados, de ellos más de mil desaparecidos y decenas de miles de prisioneros torturados salvajemente.

Falta mucho todavía, pero se demostró que se podía y hoy son cientos los criminales procesados y más de un centenar los condenados en prisión. En medio de presiones y dificultades de todo tipo, habíamos avanzado.

Pero llegó el actual gobierno estrechamente vinculado a lo que llaman “la familia militar ”. Y asoma el riesgo de la impunidad que se aprecia en ejemplos concretos:

Desde el regreso de Piñera al gobierno se comenzó a indultar a los criminales de la dictadura violando todas las normas jurídicas nacionales e internacionales suscritas y ratificadas por el Estado de Chile. Respecto de ese tipo de criminales no procede concederles beneficio carcelario alguno salvo que el condenado haya colaborado objetivamente al avance de la investigación judicial y que haya expresado un arrepentimiento real y eficaz.

Ninguno de los beneficiados por Piñera y su ministro de Justicia cumplen con los requisitos legales. Pero todavía más, con el visto bueno del Contralor General de la República se ha liberado por un año la obligación del trámite de “toma de razón” de los decretos de indulto a los asesinos de Punta Peuco. Es decir, se ha eximido a tales aberrantes actos de todo control de legalidad. Y veamos ¿ cuántas personas y organizaciones denuncian esta barbarie?

Pocos, pero entre ellos Miguel Lawner. Cuanta razón tiene Miguel, por ejemplo cuando hablando del itinerario de sus dibujos concluye diciendo : “ Mis dibujos contribuyen a restituír la memoria histórica, poniendo en su lugar a quienes se obstinan en transformar en víctimas a quienes son atroces victimarios”. Tiene razón. Cursamos por un momento muy peligroso.

El ministro Larraín, refiriéndose a otros hechos, diferentes y menores, dijo que hay quienes parecen regresar a la época de las cavernas. En verdad es su gobierno y quienes lo sustentan quienes actúan como cavernícolas. Era de esperarlo. No olvidemos que Piñera fue el principal orador en ese acto de apoyo a Pinochet cuando el dictador estaba preso en Londres. Tal vez lo hizo devolviéndole la mano por el apoyo recibido en dictadura cuando le salvaron de condena y prisión por su estafa al Banco de Talca en 1982.

Pero hay todavía otros hechos. Entre ellos agregar que, pese a lo logrado en materia judicial, eso no significa que nos parezca apropiada la penalidad que los jueces aplican en casos de crímenes espantosos. Todo lo contrario.

Hace unos días el notable músico Hans Stein resaltaba públicamente la dolorosa contradicción en que mientras al llamado “ rey de los portonazos “ por delitos comunes se le aplicaba presidio perpetuo calificado a los asesinos de Victor Jara y Litre Quiroga por delitos de lesa humanidad se les aplica una pena infinitamente menor.
Suponemos que los tribunales sabran distinguir entre la gravedad del robo de especies materiales y la del asesinato feroz de seres humanos. Y todos conocemos del increíble ensañamiento en la muerte de estos dos compañeros.

Hay más : este año los abogados de los criminales descubrieron otra manera de dificultar los procesos por causas de derechos humanos y comenzaron a denunciar supuestas infracciones constitucionales en las resoluciones del poder judicial para lo cual recurren al tribunal constitucional. Por supuesto todo es falso y no prosperan sus acciones. Pero, retardan por largo tiempo, meses o años, el curso de los procesos en contra de los autores, cómplices y encubridores
Otro ejemplo ha sido que la contundente interpelación que hiciera en el Parlamento nuestra querida compañera Carmen Hertz al ministro de Justicia por este tipo de hechos, tuviera un eco menor que el que debió ser. Muestra clara de una indolencia que contribuye a la impunidad. Las organizaciones sociales, con escasas excepciones, no asumen su responsabilidad en esta materia esencial.
La degradación del país y la conducta repudiable de los responsables de los crímenes de la dictadura se expresa todavía en otros ámbitos. El país es testigo de cómo nuestros institutos armados se siguen formando en la funesta doctrina de la llamada “seguridad nacional” que considera al pueblo como su enemigo. Ejemplo de ello es la presencia de la política norteamericana en el llamado Fuerte Aguayo en las cercanías de Con Con. Pero hay todavía más, porque en estas mismas Fuerzas Armadas, más Carabineros y ahora más la Policía de Investigaciones, se ha descubierto desfalcos, fraudes, saqueos, robos de dineros de todos los chilenos que suman muchísimos miles de millones.

Son escándalos que dejan al descubierto la grave corrupción, la podredumbre moral que les corroe. No podía ser de otro modo si el principal saqueador fue Pinochet, su amado líder, y su familia toda.
Igualmente es preciso tener presente respecto de la conducta de la clase social y el sector político que impulsaron el golpe del 73 y de cómo sus fraudes y saqueos están hoy siendo perdonados bajo el actual gobierno. Ejemplo claro de lo que afirmamos es el estado actual de casos como Penta y SQM y de cómo no sólo el fiscal Guerra, sino el propio Fiscal nacional amparan a los principales autores del delito.

En síntesis, no habrá cárcel para ninguno de los delincuentes autores de estos latrocinios, vistan de uniforme o de cuello y corbata.
El olvido voluntario, la indiferencia llega a extremos. Sólo puede ocurrir en un país como el nuestro en que hasta políticos supuestamente demócratas concurrieron el año pasado a rendir homenaje en el Senado nada menos que a Agustín Edwards, Eastman. Pero si es el mismo que en diciembre de 1970 impulsó la reunión sediciosa con Richard Nixon, Henry Kissinger y el jefe de la CIA, Richard Helms, como describen informes del propio Senado norteamericano y como consta en la causa rol N° 12 – 2013 que investiga hoy la judicatura chilena.

Estos pocos ejemplos a los que he aludido son sólo parte de lo que hoy sucede en materia de respeto y de irrespeto a los derechos humanos y de cómo actúan los protagonistas del 73. La ausencia de protestas ante estos hechos confirma nuestra preocupación por el apagón cultural impuesto por la dictadura.

La explicación a este fenómeno no es sólo el empleo de la fuerza bruta en aquellos años sino porque, además, el modelo dictatorial impuso por muchos años el fin de la educación pública gratuita y de calidad, que todavía no recuperamos a plenitud. Pesa también de modo categórico el velo oscurantista, diversionista, conque ocultan la verdad los medios de comunicación que responden a los mismos intereses que denunciamos y que además reciben financiamiento del Estado.

Lo dicho reafirma que el neoliberalismo es la forma más feroz y brutal del modelo impuesto por el capital financiero.
Pero lo dicho reafirma también lo oportuno que es el regreso de este libro tan especial, porque lo que entregan su texto y sus dibujos no sólo ratifica la denuncia por los crímenes de la derecha chilena y sus acólitos, sino que son al mismo tiempo un mensaje de esperanza en el sentido que es posible superar el terror y la indiferencia para abrir paso a la verdad y a la justicia y reinstalar el principio de que no ha de haber perdón ni olvido.

Miles de chilenas y chilenos que sufrieron terribles torturas supieron rearmar sus vidas y se reintegraron a la lucha por una sociedad más justa, por un mundo mejor. Así sucedió con quienes pasaron por Dawson, Ritoque, 3 Alamos.

El propio Miguel ya estaba acá a mediados de los 80 en tiempos de extraordinario peligro.

El libro y, más aun, la experiencia de vida de su autor, nos confirman que otro mundo es posible y que depende de cada uno y de todos nosotros. Será la unidad de acción en torno a un proyecto común el camino para que todo cambie para bien.

Porque, como dice su libro, es “la vida a pesar de todo”.

Gracias Miguel por este nuevo aporte.

La Dictadura de Ibáñez

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Cómo llegó a ser Dictador

El coronel Carlos Ibáñez del Campo ocupaba el cargo de Ministro de Guerra del Presidente Emiliano Figueroa desde comienzos de 1925. En febrero de 1927 provocó un cambio en el gabinete y pasó a ocupar la cartera del Interior. El 7 de abril de 1927, Ibáñez se convirtió en Vicepresidente de la República, cuando Figueroa -presionado por él- dejó sus funciones de Presidente, para luego presentar su renuncia, la que fue aceptada por el Congreso Nacional del 10 de mayo. Al día siguiente, Ibáñez se auto proclamó candidato presidencial. El 19 de ese mes, personeros de la burguesía y de las capas medias, reunidos en el Club de la Unión lo declararon su abanderado.

Todos los partidos políticos, con la sola excepción del comunista, apoyaron a Ibáñez. Su único contendor en las elecciones de mayo de 1927 fue Elías Lafertte, a la fecha relegado en la Isla Más Afuera.
Habiendo triunfado en los comicios electorales, Ibáñez asumió la Presidencia de la República el 21 de julio de 1927. Pronto se transformó en dictador. Mantuvo el Congreso Nacional, pero eliminó arbitrariamente de él a un grupo de parlamentarios que se oponían a sus planes. Toleró el funcionamiento de los partidos políticos, depurados de los escasos adversarios a su régimen. Mantuvo ilegalizado al Partido Comunista, y continuó la persecución a sus dirigentes y militantes.

Apoyo al Imperialismo

La dictadura ibañista llegó al poder no sólo apoyada por la oligarquía y la burguesía chilena, sino también por el imperialismo estadounidense Éste le otorgó créditos para realizar obras públicas, que permitieron absorber parte de la cesantía existente.

El régimen Ibañista (21 de julio de 1927 al 26 de julio de 1931) fue un gobierno dictatorial al servicio de los intereses de las empresas imperialistas, de la burguesía y oligarquía criollas que, para llevar adelante sus planes a favor de esos sectores, reprimió a la parte más consecuente del pueblo, en especial a los comunistas. Sus combates contra la dictadura constituyeron para ellos una verdadera escuela revolucionaria.

El Congreso Termal

Carlos Ibáñez creó un Parlamento de acuerdo a sus intereses y deseos. Intervino groseramente en la vida de los partidos por él aceptados, en todos menos el Partido Comunista. Lo hizo en forma tan descarada, que en 1930 les señaló a cada uno la cantidad, e incluso los nombres, de los candidatos que debían presentar a las elecciones parlamentarias a efectuarse ese año. De esta forma, y ante la obediente e indigna actitud de esos partidos, logró que el número de candidatos fuera igual a la cantidad de parlamentarios a elegir. Entonces, de acuerdo a lo establecido en la legislación vigente, no fue necesario realizar comicios electorales. De esta manera nació el “Congreso Termal”, llamado así porque fue en las Termas de Chillán, donde se elaboraron las listas de los senadores y diputados designados. Esta antidemocrática maniobra reemplazó a las elecciones parlamentarias que debían efectuarse en marzo de 1930.

El dictador no aceptó nada que no fuera absoluta sumisión. Muchas organizaciones de trabajadores; que intentaron mantener su autonomía, fueron perseguidas. Así ocurrió con la Asociación General de Profesores de Chile.

La crisis

El régimen ibañista subordinó nuestra economía a la de Estados Unidos. Por ello, la crisis, iniciada en ese país en 1929, repercutió tan fuerte en Chile.

Especialmente grave fue lo que ocurrió con el salitre.
Escribe Elías Lafertte, en ‘Vida de un Comunista’: “En el mes de julio de 1931 se produjeron grandes cambios en la política nacional. El cansancio por la dictadura de Ibáñez hizo crisis, como lo hizo también la cuestión económica. La cesantía en el norte vaciaba sobre Santiago y las provincias del centro a grandes masas de trabajadores hambrientos, con sus mujeres y sus hijos”.
El 21 de julio renunció el gabinete por discrepancias con Ibáñez sobre los procedimientos para superar la crisis. La situación del gobierno se hizo insostenible.

La caída

El 24 de julio se inició una huelga de brazos caídos, en la que participan obreros y estudiantes, los médicos de la capital, el Colegio de Abogados, las facultades de la Universidad de Chile, los ingenieros, farmacéuticos, profesores primarios y secundarios, empleados de bancos. Todos exigían el restablecimiento de las libertades públicas y el fin de la dictadura.

El sábado 25 hubo violentos encuentros con carabineros. En esos incidentes fue asesinado el profesor de Historia y Geografía Alberto Zañartu Camping.

Según informó ‘El Mercurio’ del 27 de julio de 1931, sus funerales tuvieron lugar el 26 de julio y al término de ellos, “a los que concurrieron cien mil personas, manifestantes enardecidos quemaron un camión de carabineros y tirotearon el club de Carabineros”.

Ese mismo domingo 26 de julio, el general Ibáñez se vio obligado por la gran movilización nacional y la combatividad de las masas, a entregar el mando de la nación al Presidente del Senado Pedro Opazo Letelier, que lo asumió en calidad de Vicepresidente.

Elías Lafertte en “Vida de un Comunista relata: “Era el 26 de julio. Al salir, a las doce y media del día, me encontré con el espectáculo que presentó Santiago ese día. Los automóviles corrían haciendo sonar sus bocinas, las gentes se abrazaban en la calle, sin conocerse. No se veía un solo carabinero ni militar por las calles. Estudiantes o señoritas dirigían el tránsito en las esquinas: Ibañez había caído y la libertad, después de los largos años de ibañismo, se paseaba eufórica por las calles de Santiago. Lo mismo ocurría en todas las ciudades, pueblos y aldeas de Chile. Los carabineros muertos de pánico, se habían refugiado en sus cuarteles

El único que combatió contra la Dictadura

Con fecha 13 de agosto de 1931, el periódico “Bandera Roja”, publicó un Manifiesto del Partido Comunista de Chile en donde decía:

“El Partido Comunista fue el único Partido que no arrió jamás la bandera de lucha contra la dictadura militar-fascista de Ibáñez. La atacó abiertamente como servidor de los intereses del imperialismo yanqui y como contraria a los intereses de las masas laboriosas. Ni la más brutal represión logró alterar la actitud de nuestro Partido. Y los militantes que en vez de combatirla se entregaron a ella, fueron expulsados como traidores al proletariado.
Los hechos han justificado plenamente la posición de nuestro Partido. Las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera sufrieron durante la dictadura un agravamiento enorme. Las promesas de mejoramiento pregonadas por los agentes de ella -el Partido Democrático, la USRACH, el Partido Laborista, la CRAC, etc. han quedado al descubierto como una solemne mistificación…
La acción contra la dictadura fue siempre para el Partido un episodio en la lucha contra los imperialismos y sus agentes, los terratenientes, los industriales y los banqueros chilenos…”

La lucha debe proseguir

Continuaba el Manifiesto: “El Partido Comunista ha lanzado sus consignas para el momento actual. La lucha debe proseguirse. Las banderas de la acción de clase no deben abatirse. Ninguna concomitancia con nuestros enemigos de clase. Ninguna vinculación con el Frente Único Civil, o sea, la unión sagrada de los capitalistas…
El Partido Comunista está en contra del civilismo desvencijado de los tiburones del Club de la Unión y en contra de la reacción militar. Sostiene, como siempre, una definida acción independiente del proletariado en lucha abierta por sus reivindicaciones de clase”.

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