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Marcelo Urra

Mar para Bolivia: Una defensa admirable

Sube a nacer conmigo hermano
Dame la mano desde la profunda.
zona de tu dolor diseminado.
No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados.
Mírame desde el fondo de la tierra.
labrador, tejedor, pastor callado:
domador de guanacos tutelares:
albañil del andamio desafiado:
aguador de las lágrimas andinas:
joyero de los dedos machacados:
agricultor temblando en la semilla:
alfarero en tu greda derramado:
traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados

(Extracto del poema Alturas de Macchu Picchu. Pablo Neruda. Canto General.)

MAR PARA BOLIVIA: UNA DEFENSA ADMIRABLE

La defensa hecha por Bolivia de su derecho a tener un acceso soberano al mar, ha sido admirable, creativa, a ratos conmovedora. El gobierno boliviano ha incorporado a todo su pueblo en este anhelo, desde el más tierno párvulo hasta trabajadores, campesinos, mujeres, intelectuales, artistas, estudiantes, soldados, políticos, artesanos, profesionales. No hay uno sólo de los once millones de bolivianos, ajeno a esta demanda. La iniciativa de extender la bandera del mar a lo largo de 200 kilómetros debe haber congregado a varias decenas de miles de personas, cruzando valles, quebradas y mesetas. Todo se ha hecho sin proferir ofensas, argumentando con fuerza sus aspiraciones.

Y nuestras autoridades…. firmemente aferradas al Tratado de 1904, como si en los ciento catorce años trascurridos desde entonces no hubiera pasado nada.

Tengo a mi vista el libro Mar Para Bolivia, editado por el gobierno boliviano. Es un texto convincente, desprovisto de adjetivos y de ofensas. Hace un recorrido minucioso de las múltiples ocasiones en que diferentes autoridades chilenas se comprometieron a resolver la demanda boliviana de acceder al mar con soberanía. Comienza por citar las declaraciones de Domingo Santa María, entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, quién declaró lo siguiente el 26 de noviembre de 1879:

“No olvidemos por un instante que no podemos ahogar a Bolivia… Privada de Antofagasta y de todo el Litoral que antes poseía hasta el Loa, debemos proporcionarle por alguna parte un puerto suyo, una puerta de calle, que le permita entrar al interior sin zozobra, sin pedir venia. No podemos ni debemos matar a Bolivia” …

Más adelante, el libro cita los compromisos contraídos por Chile en la Conferencia de París y la Liga de las Naciones, organismo multinacional creado al término de la Primera Guerra Mundial. Se menciona a Agustín Edwards, representante chileno ante dicho organismo, quién ofreció el año 1921, iniciar negociaciones directas con Bolivia, para abordar el enclaustramiento marítimo. Esta declaración fue reafirmada un año más tarde por el delegado de nuestro país Manuel Rivas Vicuña, mediante nota dirigida a la Liga de las Naciones, reafirmando el compromiso chileno de entrar en negociaciones directas con Bolivia.

En seguida, el libro Mar Para Bolivia, cita propuestas realizadas por el gobierno chileno el año 1926 con la participación del Secretario de Estado de los Estados Unidos en calidad de mediador. En dicha oportunidad, Miguel Cruchaga, embajador de Chile ante los EEUU, presentó una propuesta ante dicho Secretario de Estado, planteando una división territorial en virtud de la cual, Tacna quedaría para el Perú, Arica para Chile y se cedería para Bolivia un corredor de cuatro kilómetros de ancho, partiendo de la frontera boliviana, siguiendo una línea paralela a lo largo de la frontera con Perú, hasta el villorrio Caleta de Palos.

Llegamos al 20 de Junio de 1950, ocasión en la cual el canciller Horacio Walker del gobierno de González Videla, envió una nota dirigida al Embajador de Bolivia que señala textualmente lo siguiente:

“Mi Gobierno será consecuente con esa posición y que, animado de un espíritu de fraternal amistad hacia Bolivia, está llano a entrar formalmente en una negociación directa destinada a buscar la fórmula que pueda hacer posible dar a Bolivia una salida propia y soberana al Océano Pacífico.”

En dicha ocasión, el propio González Videla le comunicó al Presidente de los EEUU Harry Truman, que la fórmula de acuerdo por la cual Bolivia obtendría un acceso soberano al Océano Pacífico, sería a cambio del uso, por parte de Chile, de aguas del Lago Titicaca.

En 1975 se estuvo al borde de alcanzar una solución definitiva al diferendo existente entre ambas naciones, a raíz del encuentro sostenido entre los dictadores de Chile y Bolivia, Augusto Pinochet y Hugo Banzer, quienes suscribieron un acuerdo consistente en la creación de una franja de tierra paralela a la Línea de la Concordia, que Chile cedería a Bolivia hasta llegar al Océano Pacífico.
El gobierno chileno avanzó en la materialización de este acuerdo, procediendo a expropiar los terrenos de propiedad privada, afectados por la franja a ceder a Bolivia. Roxana Pey nos cuenta que su padre, el ingeniero Raúl Pey, fue una de las personas a quienes se le expropió un sector de una parcela de su propiedad, colindante con la Línea de la Concordia, decisión que su padre aceptó complacido por lo que significaba consolidar la paz y la amistad en esa región fronteriza. (1)

Como es sabido, este acuerdo fracasó por la negativa del Gobierno Peruano, ya que, en conformidad con lo establecido por el Tratado de 1904, cualquiera cesión de terreno de Chile a Bolivia, en territorio que originalmente perteneció al Perú, exige un acuerdo tripartito.

Un capítulo especial merece las diversas resoluciones aprobadas en las Asambleas de la OEA, en las cuales se presiona al gobierno de Chile a encontrar alguna solución. Particularmente explícita es una Resolución aprobada en la Asamblea General de 1979, en la cual se reconoció que el problema marítimo de Bolivia es un asunto de interés hemisférico permanente, recomendando a las partes que: “inicien negociaciones encaminadas a dar a Bolivia una conexión territorial libre y soberana con el Océano Pacífico”.

Me extendería demasiado dando a conocer los diversos compromisos acordados por los gobiernos de Aylwin, Frei Ruiz Tagle, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, de encontrar fórmulas de mutua conveniencia.

La defensa de Chile ha enfatizado los aspectos jurídicos del caso, prescindiendo de sus alcances históricos y sociales.
Los jueces de La Haya son seres humanos de carne y hueso y creo imposible que vayan a soslayarlos. Mucha agua ha corrido bajo los puentes a lo largo de más de un siglo y no creo que el fallo vaya a dejar las cosas como están.

Las autoridades bolivianas han subrayado que cualquiera que sea el fallo de la Corte de La Haya, jamás cederán sus aspiraciones de acceder a un mar soberano.

¿Cuánto riesgo representa para nuestra seguridad, el mantener una situación de conflicto permanente con un país con el cual compartimos una larga frontera?

¿Cómo es posible que nuestras relaciones internacionales estén dedicadas casi exclusivamente a la suscripción de tratados de libre comercio en vez de incentivar la integración económica, social y cultural, en particular con nuestros vecinos?

Nuestros mandatarios salen de visitas oficiales al extranjero, acompañados de una nube de empresarios, banqueros y políticos. Excepcionalmente viaja algún académico. Jamás un dirigente sindical o social. ¡Qué decir un representante de nuestros pueblos originarios!

Yo no veo inconveniente en ceder a Bolivia un pequeño trozo de nuestro litoral en calidad de enclave. Chile se extiende frente al Océano Pacífico a lo largo de 4.200 kilómetros. ¿Porqué no ceder un tramo -digamos de 20 o 30 kilómetros- sobre el cual Bolivia ejerce su soberanía, a cambio de obtener a favor nuestro, por ejemplo, el acceso a algunos de sus abundantes recursos energéticos?
El mundo actual conoce innumerables casos de enclaves que funcionan sin generar problemas a nadie. Los más conocidos son Gibraltar, una base militar perteneciente al Reino Unido, rodeada totalmente por territorios de dominio español. La Ciudad del Vaticano, y la República San Marino, rodeadas por territorios de dominio italiano. El puerto de Kaliningrado perteneciente a Rusia, que está rodeado por Lituania y Polonia. Las ciudades puerto de Ceuta y Melilla, ambas pertenecientes a España, enclavadas en la costa norte de África, etc. etc.

En la Región de Antofagasta existen numerosas caletas deshabitadas o semihabitadas, que perfectamente podrían cederse para el dominio boliviano, sin afectar en absoluto nuestra integridad territorial ni nuestro desarrollo económico. Ganaríamos en cambio la paz con un pueblo hermano y la mutua colaboración en materias sociales, culturales y económicas.

Bolivia es hoy en América Latina un modelo de nación democrática velando por el bienestar de su población. El año 2009, se aprobó por abrumadora mayoría a través de un plebiscito nacional, una reforma constitucional que dio vida al llamado Estado Plurinacional Social, Unitario y Económicamente.

El preámbulo de esta Constitución es emocionante:

“En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonía, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores”.
“Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas. Así conformamos nuestros pueblos, y jamás comprendimos el racismo hasta que lo sufrimos desde los funestos tiempos de la colonia”.

“El pueblo boliviano, de composición plural, desde la profundidad de la historia, inspirado en las luchas del pasado, en la sublevación indígena anticolonial, en la independencia, en las luchas populares de liberación, en las marchas indígenas, sociales y sindicales, en las guerras del agua y de octubre, en las luchas por la tierra y territorio, y con la memoria de nuestros mártires, construimos un nuevo Estado.”.

La Constitución Boliviana reconoce los Derechos de los diversos grupos sociales del país y de sus pueblos originarios. Iguala las condiciones de género. Establece como servicios básicos el agua potable, alcantarillado, la electricidad, el gas domiciliario, el servicio postal y los servicios de telecomunicaciones, estableciendo como una responsabilidad del Estado la provisión de estos servicios, aún que algunos pueden ser gestionados a través de empresas privadas. Además, convierte el acceso al agua y al alcantarillado en Derechos Humanos, siendo estos servicios impedidos de ser privatizados o sometidos al régimen de concesiones.

El año 2009, Bolivia nacionalizó la explotación de su mayor riqueza nacional: los Hidrocarburos, lo cual ha generado para las arcas fiscales un ingreso de 35.000 millones de dólares durante la última década.

El año pasado, creó la empresa estatal Yacimientos del Litio Boliviano, encargada de desarrollar los procesos de química básica de sus recursos evaporíticos, con una participación del 100% estatal para la producción y comercialización del cloruro de litio, sulfato de litio, hidróxido de litios, carbonato de litio, cloruro de potasio, nitrato de potasio, sulfato de potasio, sales derivadas e intermedias y otros productos de la cadena evaporítica.
¡Qué diferencia con Chile!

Ahora. Si… ahora, meses atrás, aún bajo la administración de Michelle Bachelet, el Vicepresidente de CORFO, firmó un convenio con SOQUIMICH, empresa tras la cual figura el mayor agente corruptor de la política chilena, el ex yerno de Pinochet Julio Ponce Lerou, mediante el cual se le concede hasta el año 2030, la explotación de los inmensos yacimientos de litio existentes en el Salar de Atacama.

Acabamos de enterarnos del récord histórico que representaron el año pasado las ganancias proporcionadas al Estado chileno por la empresa estatal CODELCO, que se elevaron a la suma de 2.800 millones de dólares. Sin embargo, el litio, que acertadamente fue calificado por el Alcalde de Huechuraba como el futuro sueldo de Chile, lo estamos entregando al dominio del gran capital empresarial.

A diferencia de casi todos los países de América Latina, Bolivia es un país donde no se conocen actos de corrupción ni entre sus políticos ni entre su policía o fuerzas armadas.

Este es el país hermano del cual tenemos tanto que aprender y con el cual nuestras autoridades se niegan a encontrar una fórmula de acuerdo, poniendo fin a un conflicto centenario que cautele los intereses de ambas naciones y ambos pueblos.

Los debates en La Haya han desatado una inaceptable ola chauvinista en Chile. Se insiste que en este capítulo Chile tiene una política de Estado, es decir compartida unánimemente. No es verdad. Somos muchos quienes no compartimos las decisiones de nuestros gobiernos en esta materia. Bastó que el senador Alejandro Guillier manifestara la posibilidad de buscar un acuerdo en base a un canje territorial, para que lo cubrieran de los peores epítetos patrioteros, obligándolo a dar una suerte de explicación y a mantenerse en silencio durante su viaje a La Haya.

Días atrás, la Universidad Academia de Humanismo Cristiana, dio a conocer un video con declaraciones de siete Premio Nacionales chilenos, apoyando una salida al mar con soberanía a Bolivia. Ningún medio de comunicación nacional ha divulgado las opiniones de estas importantes personalidades de nuestra cultura.

En las décadas del 50 y 60 del Siglo XX, se generó un poderoso desarrollo artístico y cultural basado en nuestras raíces americanas. Fue una suerte de redescubrimiento de la identidad de América Latina. Pablo Neruda inició esta verdadera inmersión en nuestras raíces con la publicación en 1952 del Canto General. Lo sucedieron Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Benedetti, Eduardo Galeano y el joven Mario Vargas Llosa entre otros. En el canto popular, nos impactaron las creaciones de Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Violeta Parra, Víctor Jara, Daniel Viglieti, y tantos otros.

El grupo musical Los Jaivas, llevó a los cuatro rincones del planeta, su magistral interpretación del poema Alturas del Macchu Picchu de Pablo Neruda.

¡Qué decir de los grupos musicales Quilapayún e Inti Illimani, recreando la vieja música andina y asumiendo para siempre sus seculares instrumentos: la quena y el charrango!

La globalización y el modelo económico neoliberal, han casi sepultado estas manifestaciones artísticas que tanto contribuyeron a la hermandad entre nuestros pueblos y nuestras naciones.
No podemos ni debemos arriar las banderas de la solidaridad entre pueblos de un pasado común, que siempre en su historia debieron enfrentar enemigos interesados en sembrar la discordia entre nosotros. Empeñados en dividirnos para imponer su dominio imperial.

Es imperativo recuperar la vigencia de una política orientada a la integración regional en los planos económico, social y cultural. Una política libre de los intereses del gran capital, orientada a la paz, el respeto y la sincera amistad de nuestros pueblos americanos.

Miguel Lawner

31.03.2018

Nota:

(1) Raúl Pey y su hermano Víctor, ganaron la propuesta convocada por la Junta de Adelanto de Arica en 1960 para la construcción de un puerto, ya que hasta entonces se operaba a través de muelles y un modesto espigón. Las obras requirieron incluso dinamitar un tramo del Morro de Arica, finalizando en 1966, dando vida al que las autoridades de la época calificaron como el segundo puerto en importancia, tras el de Valparaíso. 

1957: La rebelión de las alzas

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

En Chile, el otoño de 1957 comenzó lluvioso. Pero, lo que llovieron fueron las alzas de los artículos de primera necesidad. El general Carlos Ibáñez del Campo, en su segundo gobierno, aplicaba las recetas de la Misión Klein Sacks que golpeaban a los sectores populares. La elevación de las tarifas de la locomoción colectiva de $ 10 a $ 15 fue la gota que rebalsó la paciencia ciudadana. Pronto surgieron las protestas.

EN EL PUERTO

En Valparaíso se constituyó un amplio Comando contra las Alzas. Lo integraban la CUT, las federaciones de estudiantes de las universidades Católica y de Chile, el FRAP, el Partido Radical, la Falange Nacional y la Municipalidad porteña.

Rol principal en esta unidad lo jugaron los comunistas de Valparaíso. Uno de sus dirigentes, Manuel Romero, escribió en la revista “Principios” de julio-agosto de 1957: “A los problemas existentes en Valparaíso, el gobierno agregó el alza de la locomoción colectiva en más de un 200% Como era de esperar las masas no podían soportar una sangría tal y se lanzaron a las calles en miles y miles a manifestar su protesta más enérgica… Lanzadas las masas a la calle, la Dirección del Partido comprendió que se estaba ante un hecho de enormes proporciones. Vimos que si el Partido no se lanzaba a las calles en conjunto con la clase obrera, sería imposible dar dirección al movimiento. Vimos, también, que se precisaba unir en la acción a todas las fuerzas que resistían las alzas. Con esta visión constituimos el Comando contra las Alzas”.

Este comando confeccionó un plan de acciones que se inició el miércoles 27 de marzo de 1957 con mítines relámpagos de obreros y estudiantes. Estos se repitieron el jueves y viernes. El sábado 30, masivas marchas recorrieron las principales calles del puerto, culminando en un acto en la Plaza O’Higgins. Irrumpió la policía disparando contra los manifestantes. Quedó un muerto y numerosos heridos.

La represión no impidió que una serie de paros se llevaran a cabo los dos primeros días de abril.

EN LA CAPITAL

La situación en Santiago fue muy distinta. Las acciones contra las alzas tuvieron mucho de improvisación y espontaneismo. Tanto la CUT, el FRAP, otros partidos de oposición y las federaciones estudiantiles fueron sobrepasadas por los acontecimientos. Al respecto, Mario González escribió en “Principios” de julio-agosto 1957: “La falta de capacidad de dirección dejó abierto el camino a la provocación policial en gran escala… Numerosos militantes del Partido (Comunista) se sumaron y actuaron en la lucha. Incluso hubo camaradas que, por su propia iniciativa, hicieron esfuerzos para dirigir la lucha, organizaron mítines en el centro de la ciudad, trataron de orientar a las masas, se opusieron a los actos vandálicos, pero fueron rebasados por la magnitud de los sucesos”.

LA ALEGRE PROTESTA DE LOS JÓVENES

El lunes 1º de abril estudiantes, convocados por la FECH, celebraron amplia asamblea. Allí recibieron la información de las medidas represivas adoptadas por el Gobierno del ex dictador Carlos Ibáñez del Campo. En la madrugada del domingo 31 de marzo de 1957, agentes de la policía de Investigaciones allanaron los hogares de los dirigentes de la CUT, Clotario Blest, Juan Vargas Puebla, Baudilio Casanova, José Díaz Iturrieta, Elías Mallea, Oscar Astudillo y del dirigente de la FECH Enrique París. Todos fueron detenidos.
Mientras de efectuada la asamblea estudiantil, fuerzas de carabineros rodeaban el local de la FECH, ubicada en San Isidro con Alameda.

Finalizada la reunión, universitarios y secundarios salieron a la calle. Formaban alegres rondas, cantaban y coreaban consignas contra las alzas. Desafiaban valientemente a las fuerzas policíacas. La gente que pasaba por la calle y la que miraba desde los edificios los aplaudía con admiración y entusiasmo. Así les brindaba su apoyo.
Al caer la noche se agudizó la represión. A las 21, 45 horas se disolvieron las manifestaciones y los jóvenes de retiraron para sus hogares.

EL ASESINATO DE ALICIA RAMÍREZ

Un grupo de estudiantes iba por la calle Miraflores cantando. Entre Huérfanos y Merced, sin mediar provocación alguna, sin previo aviso, carabineros dispararon contra los jóvenes. Cayó muerta la estudiante universitaria Alicia Ramírez Patiño. Su cadáver quedó ante la puerta del Teatro Miraflores. En el grupo iba también el liceano Manuel Vásquez Ferreira, estudiante secundario de 15 años de edad, que recibió una bala en el pecho (más tarde recordaría: “Yo siento un golpe en el pecho, me duele. Es como si tuviera una brasa ardiendo”). El muchacho sangraba abundantemente. Sus compañeros, después de muchos intentos, lograron que un auto lo llevara a la Posta Central. Estaba tan grave que, incluso, lo dieron por muerto. Sobrevivió milagrosamente. Igual suerte corrió otra estudiante, Ada González.

Alicia Ramírez, cuyo cadáver quedó en la puerta del Teatro Miraflores, tenía 23 años de edad. Había nacido en el seno de una familia obrera. Su padre, Efraín Ramírez, desde 1946 laboraba como mecánico en el mineral El Soldado, en la industria Cemento Melón de La Calera.

Alicia Ramírez estudió en la Escuela Nº 18 de La Calera, luego en el Liceo de Niñas de Quillota, donde siempre se distinguió por su buena conducta y aplicación. Entró a trabajar en el Hospital Barros Luco. Luego se matriculó en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Chile. Ya era militante de las Juventudes Comunistas y fue elegida miembro del Directorio de la FECH.

LA “BATALLA DE SANTIAGO”

El martes 2 de abril de 1957 las movilizaciones adquirieron más fuerza, motivadas por la indignación que produjo la noticia del asesinato de Alicia Ramírez. Masivas marchas de obreros y estudiantes recorrían las calles. La policía uniformada se vio impotente para contener a los manifestantes. Cuando los reprimían, obreros de las construcciones lanzaban ladrillos y otros elementos contundentes contra carabineros.

Entonces el gobierno sacó tropas del ejército a la calle, al mando del general Horacio Gamboa Núñez. Simultáneamente ordenó abrir las puertas de las cárceles. Decenas de delincuentes salieron a quebrar vitrinas y saquear tiendas y negocios del centro de la capital. Los manifestantes actuaron contra el lumpen que, con sus acciones, desvirtuaban los objetivos de la protesta y desataban el caos, creando las condiciones para una sangrienta represión. Militares y carabineros disparaban balas de guerra contra la gente desarmada, que se defendía con piedras.

En la noche del martes 2 de abril de 1957, el general Gamboa leyó por cadena nacional de emisoras un “parte de guerra” de lo que calificó como la “Batalla de Santiago”. Informó que la situación estaba controlada y que el “enemigo” tuvo 18 muertos y 500 heridos. Posteriormente la cifra oficial de asesinados subió a 21. Sin embargo, diferentes testimonios, hacen aumentar en mucho esa cantidad.

APLICANDO LA LEY MALDITA

El gobierno aplicó la mal llamada Ley de Defensa Permanente de la Democracia y las Facultades Extraordinarias que los partidos reaccionarios le otorgaron apresuradamente.

Dirigentes políticos y sindicales fueron detenidos, encarcelados y relegados.

La batalla de Santiago tuvo otros “combates”. En la madrugada del 3 de abril, matones de la policía política asaltaron, destruyeron y saquearon la Imprenta Horizonte del Partido Comunista, deteniendo a los 20 operarios y a un periodista que laboraban a esa hora.

Este último, Elmo Catalán, testigo presencial de los hechos, relató posteriormente, el martes 30 de abril de 1957, en “El Siglo”: “La puerta se abrió. La turba policial se distribuyó estratégicamente: unos a la prensa, otros al fotograbado. La mayoría al segundo piso. Julio Fauré, inspector de la Policía Política, tez de chocolate, cara ancha y plana, cuello grueso, corpulento, abrió de una patada la puerta del segundo piso. Con paso seguro, con la pistola en alto, gritó: -Alto …. de su madre. Se acabó el trabajo. Unos 10 o 15 policías penetraron con sus revólveres desenfundados y garrotes en las manos…El inspector Fauré empezó a romper los vidrios. Un grupo de policías, con furia inusitada, comenzó a descargar los garrotes sobre las máquinas… Con las manos en alto, en fila india, fuimos obligados a bajar. El jefe de la Policía Política, Raúl del Campo, subía los escalones. Su cuerpo obeso resaltaba con el elegante traje claro que vestía. – Bajen a estos desgraciados, rugió. En la puerta nos esperaba el pelotón militar… Nos quedaban 60 horas de vejaciones…”
Lo que no destruyeron, se lo robaron. Maquinarias, relojes, dineros, documentos de los obreros de “Horizonte”.

Las indignadas reacciones contra el asalto a Horizonte, obligaron a la Justicia a abrir un proceso por este caso. Fue entregado al fiscal militar Francisco Saavedra Moreno, quien actuó con gran celo y objetividad. A mediados de abril efectuó la más sensacional de las pesquisas: el allanamiento del hogar del subcomisario de Investigaciones y miembro de la Policía Política, Carlos Estibil Mahuida. Allí se encontraron dos máquinas de escribir robadas en Horizonte. Esto echó por tierra los intentos del Gobierno de desvincularse del asalto de la imprenta del Partido Comunista.

TAMBIÉN CONTRA “EL SIGLO”

Simultáneamente las oficinas del diario El Siglo fueron asaltadas por agentes de Investigaciones. Eran las 2,30 de la madrugada –escribió el periodista Julio Iturra Falka, testigo presencial de los hechos, en la edición de ese periódico del martes 30 de abril de 1957-… hacía su entrada en la sala de crónica, un fornido agente que llevaba entre sus manos un largo fierro, el que a insultos nos conminó a abandonar el local. Detrás de éste, otros cinco o seis policías se abalanzaron sobre nosotros… Mientras éramos llevados desde la sala de crónica hasta la puerta de calle, los siete detenidos presenciábamos como otro grupo de agentes se dedicaba a destrozar los escritorios de la portería, los estantes y sillas de la oficina de la gerencia de nuestro diario”

También echaron abajo la puerta del Economato y se robaron kilos de té y bolsas de azúcar que había allí. Un piquete militar fue testigo del asalto, robo y destrucción de las oficinas de El Siglo.

LA SOLIDARIDAD

Los asaltos de la Imprenta Horizonte y de las oficinas de El Siglo, despertaron la indignación contra el Gobierno y sus agentes. Al mismo tiempo, una campaña de ayuda solidaria. La hubo de todo tipo: numerosos talleres mecánicos e impresores facilitaron personal técnico y materiales. Generosos aportes económicos, especialmente de los sectores más modestos. Ello, unido al gran esfuerzo desplegado por el personal de la imprenta Horizonte, que lograron reconstituir una mínima parte de la maquinaria destruida por la Policía Política, hizo posible que El Siglo pudiera aparecer -en formato pequeño- el martes 30 de abril de 1957. Fue como una moderna Ave Fénix, surgida de las ruinas dejadas por los agentes policíacos.

No fue casual que, en 1957, se intentara acallar a la prensa obrera cuando se reprimía al pueblo. Esa ha sido la permanente táctica de la reacción. Lo fue ayer y lo es también hoy.

En estos días, cuando El Siglo ha sido víctimas de sospechosos robos, debemos recurrir a la memoria histórica y rodear de una red solidaria al semanario que lleva la verdad a la gente.

Dirigentes de la CUT protestan ante el Presidente Ibáñez, entre ellos Clotario Blest y Luis Figueroa,

El golpe que derrocó a Joao Goulart

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

El 31 de marzo de 1964, el general Olimpio Mourão Filho encabezó el movimiento de las tropas hacia Río de Janeiro, bajo el pretexto de  salvar a Brasil del abismo. Los demás generales se le fueron adhiriendo, uno tras otro. Mientras tanto, avanzaban rumbo al Brasil, desde los Estados Unidos, un portaaviones, numerosos aviones, varias naves de guerra y cuatro buques petroleros: es la Operación Brother Sam, paras ayudar al alzamiento.

Carlos Fico, historiador brasileño afirma la existencia de un telegrama enviado desde el Departamento de Estado a Gordon el mismo día en que los militares se levantaron contra el gobierno de Goulart, donde se detallaba la ayuda que enviarían a las fuerzas golpistas: cuatro barcos petroleros, un portaaviones, seis barcos de guerra, 110 toneladas de municiones y gases lacrimógenos para controlar a las multitudes, diez aviones de carga, seis de guerra y seis de reabastecimiento. Naturalmente, Washington negó siempre su participación en el golpe militar.

El golpe de Estado para derrocar el gobierno de João Goulart fue bautizado cínicamente como “Revolución Redentora” y lo justificaron aludiendo al deseo del Presidente Goulart de modificar la Constitución para mantenerse en el poder. Según tal argumento, el motivo del golpe era “salvar el orden constitucional en Brasil”.
El presidente constitucional se refugió en el Rio Grande do Sul.
El 2 de abril, el Congreso Nacional declaró la vacante de João Goulart en la posición del presidente y la apertura de la posición del jefe de la nación al Presidente de la Cámara de Diputados, Ranieri Mazzilli.

WASHINGTON ESTABA DETRÁS

Detrás del golpe estaba la funesta mano del imperialismo estadounidense. A finales de 1963, tres meses y medio antes del golpe, el entonces embajador estadounidense, Lincoln Gordon, redactó, a finales de 1963, un informe titulado “Un plan de contingencia para Brasil”, en el que planteaba posibles escenarios políticos. Por un lado, Gordon describía el riesgo de una revuelta “de extrema izquierda” incluso, de una “intervención comunista” en el país con el apoyo de la ex – Unión Soviética y Cuba. Por el otro lado, el diplomático planteaba la posibilidad que Goulart fuera “convencido” de dejar el poder por fuerzas “constructivas”. En su lugar, adelantaba, asumiría el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Ranieri Mazilli.

EL TERRORISTA LYNDON JOHNSON

El gobierno federal de Estados Unidos negó el haber intervenido en el golpe militar brasileño. Sin embargo, en los documentos que se han hecho públicos desde entonces, incluidos los documentos del archivo del National Security Archive, se muestra que la Administración Kennedy había establecido contactos con las fuerzas armadas brasileñas para preparar el golpe militar, el cual contó con el apoyo de la Administración Johnson, después del asesinato del Presidente Kennedy.

El propio presidente norteamericano Lyndon Johnson, participó directamente en la decisión del golpe: “Me parece que debemos dar todos los pasos que podamos, estar preparados a hacer lo que necesitemos”, ordenó Johnson al subsecretario de Estado, George Bail, en una conversación telefónica el mismo 31 de marzo de 1964. Horas después el presidente Goulart, marcharía al exilio.

¿QUIÉN ERA EL PRESIDENTE DERROCADO?

Joao Belchior Marques Goulart había nacido el 1 de marzo de 1919 en São Borja, Río Grande do Sul, Brasil.

Era hijo de Vicente Rodrigues Goulart, propietario de grandes extensiones de tierras y de Vicentina Marques.
Joao Goulart (apodado “Jango”) cursó la carrera de Derecho en 1939, en la facultad de Porto Alegre. Al acabar sus estudios se dedicó a la administración de la hacienda familiar. Inició su carrera política en 1950 como diputado federal en Río Grande do Sul por el Partido Laborista Brasileño (Partido Trabalhista Brasileiro, PTB).
De 1953 a 1954, durante el gobierno de Getulio Vargas fue ministro de Trabajo, de la Industria y del Comercio.

Ocupó el cargo de presidente del Partido Trabalhista Brasileiro. Se mantuvo leal a las políticas de Getulio Vargas, tendientes a aumentar la intervención del estado en la economía de Brasil
En 1955 fue vicepresidente con Juscelino Kubitschek y en 1961 con Janio Quadros. Destacó por su influencia en favor del intervencionismo estatal y por su política de apoyo a la clase obrera, mediante elevación de salarios y la realización obras públicas.
A pesar de pertenecer a una familia poderosa, Goulart era muy popular entre clases populares y mantenía buenas relaciones con los trabajadores y los sindicatos. Como ministro del trabajo, Goulart propuso un aumento de 100% de los salarios mínimos.
En 1961 Janio Quadros dimitió. Entonces Joao Goulart asumió la presidencia.

UN GOBIERNO PATRIOTA Y PROGRESISTA

En su gobierno, aprobó leyes que garantizaron beneficios para los trabajadores de la ciudad y del campo. Además, disminuyó la participación de las empresas extranjeras en ciertos sectores estratégicos de la economía. Mantuvo una política exterior independiente: reanudó las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y se negó a apoyar una invasión a Cuba, propuesta por el presidente estadounidense John F. Kennedy.
El desempleo, la inflación y el hambre aumentaron las tensiones sociales en el país.

El 13 de marzo de 1964, en un discurso pronunciado ante 150 mil personas, Jango anunció importantes reformas, como la nacionalización de las refinerías de petróleo y la expropiación de tierras para la aplicación de la reforma agraria.

LA SEDICIOSA Y GOLPISTA DERECHA BRASILEÑA

El 19 de marzo, en Sao Paulo, la derecha organizó una protesta, cuyo objetivo era movilizar a la opinión pública contra el gobierno de Jango y su política que, según ellos, culminaría con la llegada de “un régimen comunista totalitario en el Brasil”.

Joao Goulart era un rico agricultor, que había ido simpatizando con las demandas hechas por los trabajadores agrícolas e industriales, aumentando su salario mínimo. Éstas y otras medidas establecidas a favor de las clases populares antagonizaron a la oligarquía brasileña, que acusó (sin ninguna evidencia) a Goulart de querer establecer un sistema político comunista. Nunca se documentó, por cierto, que el Presidente Goulart intentara cambiar la Constitución para permanecer en el poder. Tal falta de evidencia no fue obstáculo para que los mayores medios de información de Estados Unidos (desde el The New York Times en el Este del país hasta el Los Angeles Times en el Oeste) informaran de lo ocurrido según la visión de los golpistas, explicando el golpe como un acto percibido como necesario para mantener la Constitución brasileña.

Joao Goulart hablándole al pueblo

JOAO GOULART MUERE EN EL EXILIO

Lyndon Johnson envía desde Washington el más cálido reconocimiento a los autores del cuartelazo, aunque Goulart todavía ocupa la presidencia, y el Departamento de Estado anuncia generosos préstamos para el nuevo gobierno. Desde el sur, Leonel Brizola intenta, sin eco, la resistencia.

Después de dos días de sublevaciones, miles de soldados tomaron Río de Janeiro en la madrugada del 2 de abril, mientras el presidente del Congreso se preparaba a anunciar que Goulart había dejado la Presidencia y que su lugar sería ocupado por Mazilli. El mandatario, un seguidor del ex presidente Getúlio Vargas, no ofreció resistencia a las Fuerzas Armadas y se exilió en Argentina, donde permaneció hasta su muerte, en 1976.

CASTELLO BRANCO INICIA 21 AÑOS DE DICTADURA

Dos semanas después del golpe de 1964, asumió la presidencia el jefe del Estado Mayor del Ejército, Castello Branco, marcando el inicio de veinte años de dictadura.

El entonces embajador Gordon llamó a las fuerzas opositoras de Goulart como “constructivas” que habrían “convencido” al presidente de “entregar el poder”, de acuerdo a los documentos divulgados por la cadena Globo.

Con la caída de Goulart comenzó una dictadura que se prolongó en el poder hasta 1985. Fue uno de los períodos más nefastos de la historia brasileña y también uno de los menos discutidos.
No se sabe cuántas personas murieron ni cómo fueron asesinadas en la mayoría de los casos. Las cifras seguramente no serán tan altas como las que dejó la última dictadura argentina. No obstante, los métodos utilizados fueron los mismos: censura, tortura y terrorismo.

Hace 33 años fueron degollados por pensar

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

José M. Parada, Santiago Nattino y Manuel Guerrero

El 28 de marzo de 1985, Santiago Nattino, publicista, fue secuestrado en plena vía pública en el sector alto de la capital.
El 29 de marzo, a tempranas horas de la mañana, fue detenido, en momentos en que llevaba su hija al Colegio Latinoamericano de Integración, José Manuel Parada Maluenda, quien se desempeñaba como Jefe del Departamento de Análisis de la Vicaría de la Solidaridad. En esa misma oportunidad fue secuestrado Manuel Leonidas Guerrero Ceballos, profesor e inspector del mismo colegio y dirigente de la AGECH (Asociación Gremial de Educadores de Chile).

Familiares y compañeros de los detenidos se movilizaron. Interpusieron un recurso de amparo. Incluso indicaron el lugar en que podrían estar detenidos: el cuartel de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros, DICOMCAR, ubicada en calle Dieciocho (donde se comprobó posteriormente habían estado). ¡La justicia nada hizo!

EL HORROROSO CRIMEN

Los autos se trasladaron hasta una zona de Quilicura cercana al aeropuerto. Se estacionaron en la berma, en las cercanías del fundo El Retiro. “El Fanta”, Zamora y González Betancourt se quedaron en su vehículo.

Guerrero fue el primero en ser bajado. De rodillas, esposado y vendado en una especia de hondonada junto al camino, el sargento Fuentes le tomó la cabeza por atrás y le cortó el cuello con un corvo. El vehículo se movió unos 30 metros al norte. Bajaron a Nattino, también esposado y con la vista vendada. Usando la misma arma, el cabo Sáez repitió la ejecución. El auto volvió a avanzar algunos metros, donde fue bajado Parada. Tendido de espaldas, esposado y vendado, el cabo Salazar tomó el corvo y le dio un profundo corte en el abdomen. La víctima se resistió y gritó de dolor, lo que aterró a su verdugo. Un tercer agente bajó del coche y lo degolló.

A los tres cuerpos les retiraron las vendas y esposas. Consumados los crímenes, el grupo se trasladó hasta su cuartel, en la calle 18.

LOS ENCONTRARON DEGOLLADOS

Pasado el mediodía del sábado 30 de marzo de 1985, en el camino que une Quilicura con el Aeropuerto de Pudahuel, dos hermanos campesinos encontraron los tres cadáveres. Estaban horriblemente degollados. Siete horas más tarde, fueron trasladados al Instituto Médico Legal, donde familiares y amigos de Parada, Guerrero y Nattino, esperaban conocer la identidad de los cuerpos.

Pinochet, militares y civiles participantes en la dictadura negaron su participación en ese monstruoso crimen.

El Informe Rettig señaló: “De los antecedentes narrados y los reunidos en la investigación judicial, la Comisión ha llegado a la convicción de que Manuel Guerrero, José Parada y Santiago Nattino fueron ejecutados por agentes estatales en razón de su militancia y las actividades que realizaban, en violación de sus derechos humanos”.

¿Por qué se les asesinó en forma tan bárbara? Por la razón (o la sin razón) de pensar en forma distinta al dictador. Por entonces, mucha gente en todo el mundo, al conocer el terrible crimen perpetrado a fines de marzo de 1985 en Chile por los agentes de la tiranía, unieron sus voces “para que nunca más”.

Cínicamente “La Tercera”, que durante la dictadura fue el órgano oficial de los verdugos, informó así el 30 de marzo de 1985:

NO HAN SIDO NI PUEDEN SER OLVIDADOS

Para este domingo 1 de abril de 2018 se ha convocado a una gran actividad conmemorativa, al cumplirse 33 años de la brutal muerte de los tres profesionales comunistas José Manuel Parada, Santiago Nattino y Manuel Guerrero, victimas del caso degollados de 1985 en plena Dictadura .

Desde la Casa del Maestro en Santiago, Javiera Parada hija de José Manuel Parada Sociólogo, funcionario de la Vicaría de la Solidaridad secuestrado y muerto por la DICOMCAR de Carabineros, sostuvo que este acto conmemorativo refuerza la importancia de la verdad, la justicia y la memoria, sobre todo en tiempos donde la lucha por los Derechos Humanos se centra no solo en lo ocurrido en el pasado sino también en los desafíos que nuestra sociedad hoy debe afrontar.

Por su parte, el Vicepresidente del Colegio de Profesores Jaime Gajardo consideró la actividad de este domingo como una buena instancia de unidad y diálogo entre las diversas fuerzas políticas y movimientos sociales en orden a defender los avances en Derechos Humanos frente a una Derecha que intenta cubrir con un manto de impunidad los atroces crímenes cometidos por la represión.

Hernán Ramirez Necochea

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Hernán Ramírez Necochea nació en Santiago el 29 de marzo de 1917. En 1934 ingresó al Partido Comunista de Chile, en el que militó hasta su muerte y, en ese mismo año, comenzó a estudiar en el Instituto Pedagógico. En 1938 recibió el título de Licenciado en Filosofía con mención en Historia.

Realizó estudios en Estados Unidos, Inglaterra, España, Unión Soviética y Checoslovaquia.

EN EL INSTITUTO PEDAGÓGICO

Ejerció como profesor de historia en liceos de Santiago. En 1945 comenzó a trabajar en el Instituto Pedagógico, como ayudante de cátedra del profesor Juan Gómez Millas.

En 1952, fue profesor fundador de la cátedra de Historia Económica y Social.

“LA GUERRA CIVIL DE 1891”

Su primer libro, titulado “La Guerra Civil de 1891”, tiene un extenso prólogo del historiador Guillermo Feliú Cruz. En él, refiriéndose a Hernán Ramírez, relató: “Me tocó conocerlo y apreciarlo en el Departamento de Historia en la época en que fue mi alumno. Era casi un niño. Dentro de una seriedad desconcertante, disciplinado, estudioso, fino y delicado en su trato, Hernán Ramírez poseía un temperamento ardiente, apasionado y reflexivo. Un profundo don de observación le distinguía de sus compañeros”.

“En Hernán Ramírez –continuaba don Guillermo Feliú Cruz- me ha parecido ver, por la claridad del pensamiento y la disciplina de su espíritu, un artista embebido en los estudios históricos. El don de la armonía me parece su más acentuada característica intelectual”.
Finalizaba su prólogo afirmando: “Lo que yo no había conocido y nunca consideré un factor decisivo en las causas de la Revolución de 1891, era la acción de esta aristocracia, mejor dicho ahora con precisión, de una plutocracia al servicio de intereses que no fueran los permanentes del país. Esta es una conclusión desafortunada a la que he llegado después de la lectura de este libro.”

Ya en esa, su primera obra, Hernán Ramírez Necochea, demostró sus notables cualidades: un historiador serio, documentado y muy riguroso que, utilizando el marxismo, desentrañó las claves para explicar muchos momentos de la historia de Chile.

“HISTORIA DEL MOVIMIENTO OBRERO”

En 1956, fue publicado su libro “Historia del Movimiento Obrero en Chile. Antecedentes- Siglo XIX”.

En la introducción de esta notable obra, escribió Hernán Ramírez:
“Ni la clase obrera ni el movimiento por ella generado han merecido la debida atención de los hombres de estudio; existe así, inédito, un gran capítulo de la historia nacional… Ha llegado el momento de llenar este vacío”.

Uno de los méritos de este libro fue demostrar con antecedentes irrefutables que la lucha obrera no apareció en Chile, como sostienen algunos historiadores, sólo en el siglo XX, sino en la centuria anterior. En 1834, se produjo en el mineral de plata de Chañarcillo la primera huelga obrera y durante los restantes años del siglo XIX hubo no menos de 110.

“BALMACEDA Y LA CONTRARREVOLUCIÓN DE 1891”

Hernán Ramírez tenía una notable modestia y gran sentido autocrítico. En 1958 apareció su tercer libro: “Balmaceda y la Contrarrevolución de 1891”.

En él explicó: “En 1951 publiqué un libro titulado ‘La guerra Civil de 1891. Antecedentes económicos’. Esa obra, a pesar de sus defectos –que reconozco-, encontró benévola y favorable acogida; tanto así, que a los pocos meses de publicada, la edición se agotó.

Desde entonces para acá –continúa el historiador-, he tenido oportunidad suficiente para reflexionar sobre las observaciones muy atinadas hechas por lectores, colegas y críticos. Por otra parte, en estos siete años, realicé nuevas investigaciones tanto en Chile como en Inglaterra. A la luz de los nuevos elementos de juicio que había logrado reunir, emprendí la tarea de rehacer el libro publicado en 1951, introduciendo algunas modificaciones importantes en su estructura”.

DIRIGENTE SINDICAL DEL MAGISTERIO

Hernán Ramírez fue un responsable y activo miembro de la organización sindical del Magisterio, un luchador decidido por la educación del Estado. Participó en varios eventos de su gremio, la Sociedad Nacional de Profesores, que agrupaba a los maestros de liceos. Por ejemplo, en la Tercera Convención Nacional, efectuada en abril de 1958., Hernán presentó un documentado trabajo sobre el profesorado secundario y el Estado Docente. Sus tesis sirvieron de base para algunas de las resoluciones aprobadas en esa Tercera Convención, realizada durante el segundo Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo.

Una de ellas, planteaba “la reducción del monstruoso horario de 36 horas que actualmente desempeñan los profesores de Educación Secundaria y declarar que ninguna reforma podrá prosperar mientras el profesorado carezca de tiempo suficiente para el estudio, la reflexión y el perfeccionamiento de su profesión docente”.
Otra resolución, sobre el estado Docente, exigía: “Que el total de subvenciones destinadas a colegios particulares se supriman y los dineros pasen a integrar el Fondo Nacional de Educación.” Era abril de 1958.

En esa Convención de los maestros secundarios del país, Hernán Ramírez fue elegido director de la Sociedad Nacional de Profesores, SONAP.

“ANTECEDENTES ECONÓMICOS DE LA INDEPENDENCIA DE CHILE”

En 1959 fue editado el cuarto libro de Hernán Ramírez. Su título “Antecedentes económicos de la Independencia de Chile”. En el Prefacio, el autor escribió: “El juicio que merezca este ensayo a los estudiosos y a los lectores interesados en la materia, será una referencia muy valiosa en la prosecución de mis estudios sobre la historia económica de Chile; me permitirá aquilatar en que medida la orientación de mis esfuerzos es correcta y científicamente válida”.
En esa obra planteó, refiriéndose a la principal causa de la Independencia:

”Hacia fines del siglo XVIII, las posibilidades de mayor expansión de nuestro país eran entrabadas por su calidad de colonia. Todos sus elementos, comprimidos por la potencia metropolitana y por estructura del Imperio habían llegado a un máximo de crecimiento posible dentro del molde colonial. Pero, las férreas ligaduras que le ataban a España impedían que tales elementos –dotados ya de propias energías- pudieran continuar su desarrollo. Se suscitó de esta manera un antagonismo o contradicción entre los intereses de Chile y los de la Metrópoli”.

En otra parte agregaba: “Los pocos patriotas que ‘pensaron’ la Independencia, representaron la conciencia naciente de un profundo proceso en desarrollo; ellos actuaron con tesón y audacia y, colocados en una encrucijada pudieron dar cima a sus propósitos”.

“HISTORIA DEL IMPERIALISMO EN CHILE”

En 1960 publicó Hernán Ramírez su quinto libro, “Historia del imperialismo en Chile”. Esta obra le sirvió de base para obtener el grado de Doctor en Ciencias Históricas en la Universidad Carolina de Praga.

“ORÍGENES Y FORMACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE”

En 1965 apareció su sexto libro. Título: “Orígenes y formación del Partido Comunista de Chile”. En el prefacio escribió: “El estudio de su pasado (del Partido) permite desentrañar con nitidez la dinámica de la lucha de clases en Chile; es decir, permite ver la totalidad de las fuerzas que operan en la sociedad, la naturaleza y orientación de esas fuerzas, las contradicciones que hay entre ellas y la forma cómo se comportan”.

“ESTADOS UNIDOS Y AMÉRICA LATINA”

También en 1965 se publicó su obra “Estados Unidos y América Latina. 1930-1965”. Colección Realidad Americana. Colección vertientes de la libertad. Editora Austral, 1965. 298 páginas.
Finaliza esta obra, escribiendo: La revolución latinoamericana está en marcha; ha comenzado un movimiento semejante al de 1810. Los pueblos de América Latina, gradualmente y con vigor, se colocan a la altura de esa legión de próceres –conocidos y anónimos- a quienes todos veneran porque tuvieron el coraje de rebelarse y de luchar bravamente contra las metrópolis que sojuzgaban a sus patrias.
“Esta epopeya que tenemos por delante la van a escribir las masas hambrientas de indios, de campesinos sin tierra, de obreros explotados, la van a escribir las masas progresistas; los intelectuales honestos y brillantes que tanto abundan en nuestras sufridas tierras de América Latina; lucha de masas y de ideas; epopeya que llevarán adelante muchos pueblos maltratados y despreciados por el imperialismo, nuestros pueblos desconocidos hasta hoy que empiezan a quitarse el sueño. Nos consideraba rebaño impotente y sumiso y ya se empieza a asustar de ese rebaño: rebaño gigante de doscientos millones de latinoamericanos en los que advierte ya a sus sepultureros el capital monopolista norteamericano” (*)
(*) Segunda Declaración de la Habana. 1962.

EL DECANO DE LA REFORMA UNIVERSITARIA

En 1967, Hernán Ramírez fue elegido decano de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, jugando desde cargo un importante papel en las luchas por la reforma universitaria.
En entrevista publicada por la revista Araucaria N.º 3 de 1978, a la pregunta de si la Reforma 1967- 1969 fue fundamentalmente obra del movimiento estudiantil, respondió:

“En gran medida, sí. Los estudiantes de la Universidad Católica de Valparaíso primero, de la Universidad Católica de Chile enseguida y luego los de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, fueron quienes asumieron la responsabilidad de promover el proceso reformista en sus respectivas corporaciones. Pero, muy rápidamente, encontraron eco entre los académicos…”

El entrevistador interrumpe: “¿Y usted qué papel desempeñó? Porque recuerdo muy bien que se le llamó el ‘Decano de la Reforma’.”
Contestó Hernán Ramírez, con su característica modestia:
“Me parece que en asuntos como los que ahora merecen nuestra atención, las actuaciones personales no cuentan mayormente. En realidad, me correspondió desempeñar cierto papel en la reforma de la Universidad de Chile. Creo que, en esto, el azar y las circunstancias tuvieron mucho que hacer. Pienso que fundamentalmente fui intérprete, portavoz y ejecutor de la voluntad de mi Facultad, prácticamente de toda ella. En algún sentido, fui punto de convergencia de aspiraciones colectivas y pude actuar en función de ellas. Por otro lado, pienso que mi militancia política –que de ningún modo menoscababa mi condición de universitario, sino más bien la enriquecía- y aún mi calidad de profesor de Historia, me permitieron ser sensible a los procesos que tenían lugar en el país y comprender el lugar que en ellos correspondía a la Universidad”.

EN EL EXILIO

El 11 de septiembre de 1973 se produjo el golpe militar que instauró la dictadura fascista. Hernán Ramírez, como muchos otros patriotas, debió salir al exilio. Tenía 56 años de edad. Vivió el destierro en París, junto a su esposa la profesora Matilde Aguirre. Desde Francia siguió atentamente lo que ocurría en Chile. Participó en las acciones solidarias con la lucha del pueblo contra la tiranía. Trabajó en la Universidad de Vicennes.

Falleció en el destierro, en París, el 21 de octubre de 1979.

“LAS FUERZAS ARMADAS Y LA POLÍTICA EN CHILE”

En 1984 fue publicado por la Casa de Chile en México su libro “Las Fuerzas Armadas y la política en Chile”. En él se explica:

“El profesor Hernán Ramírez Necochea trabajaba aún en el presente texto, cuando la muerte interrumpió una vida y una obra plenas de significado”.

SEGUNDA EDICIÓN DE “ORÍGENES Y FORMACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE”

También en 1984, la editorial Progreso de Moscú publicó una segunda edición de “Origen y Formación del Partido Comunista de Chile”.

En el prólogo firmado en París en junio de 1979, sólo cuatro meses antes de su fallecimiento, Hernán Ramírez relató:

“Este libro debió haberse publicado en Chile a fines de 1973. Sin embargo, los acontecimientos que han tenido lugar a partir del 11 de septiembre de ese año impidieron que tal cosa sucediera. Sus originales fueron quemados y sólo pudo salvarse una fracción del primer borrador manuscrito. Venciendo no pocas dificultades, pude rehacer el trabajo que el lector tiene ahora en sus manos”.
Más adelante señaló: “He reescrito este libro en un tiempo de tinieblas para mi Patria… Con él he querido, antes que nada, rendir mi modesto y emocionado homenaje de admiración y respeto a todos mis compatriotas que fueron inmolados o martirizados, que sufrieron y sufren el terror, que no se han doblegado, que conservan su integridad de hombres y de ciudadanos dignos y que combatieron y combaten –hasta el sacrificio- por el restablecimiento de la paz, la justicia y la libertad de Chile y por la reanudación del curso de una historia nacional que nos enorgullece y que ha sido ominosamente interrumpido.”