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Marcelo Urra

Mujeres comunistas contribuyendo a forjar un Chile mejor

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Desde que surgió el Partido Comunista, sus militantes se han entregado a luchar por un mundo en que exista el pan, la justicia, la alegría, la democracia y la poesía para todos.

En nuestro país, miles de mujeres comunistas han entregado lo mejor de sí a este objetivo. Rendimos homenaje a ellas en las personas de ocho compañeras:

TERESA FLORES: Obrera nacida en Iquique en 1891, la única mujer que participó en la fundación del Partido Comunista en 1912. Creó en Iquique la primera organización femenina revolucionaria; fue la primera dirigente sindical a nivel nacional.

Teresa Flores

JULIETA CAMPUSANO: De origen obrero, nació en Tocopilla el 31 de mayo de 1918.Diputada y Senadora. Dirigente del Partido. Falleció el 10 de junio de 1991.

Julieta Campusano

VIOLETA PARRA: Nació en San Carlos el 4 de octubre de 1917. Folklorista, investigadora, cantautora, artista reconocida mundialmente por sus canciones, pinturas al óleo, arpilleras y esculturas de alambre. Entre sus obras está “Gracias a la Vida”. Se suicidó el 5 de febrero de 1967.

Violeta Parra

ISIDORA AGUIRRE: Nació en Santiago el 22 de marzo de 1919. Destacada autora teatral. Entre sus obras está “La Pérgola de las Flores”. Recibió el Premio de la Casa de las Américas en 1969. Falleció el 26 de febrero de 2011.

Isidora Aguirre

RAMONA PARRA: Obrera del Laboratorio Recalcine. Dirigente de las Juventudes Comunistas. Asesinada en la masacre de la Plaza Bulnes el 28 de enero de 1946, cuando tenía 18 años.

Ramona Parra

MARTA UGARTE: Profesora. Nació en Santiago el 29 de julio de 1934. Dirigente del Partido. Detenida por agentes de Pinochet, fue torturada y asesinada. Arrojada al mar desde un helicóptero, su cadáver fue encontrado en septiembre de 1974 en la Playa La Ballena de Los Molles.

Marta Ugarte

SOLA SIERRA: Nació en Santiago el 1º de diciembre de 1935. Destacada luchadora internacional por los derechos humanos. Fue Presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Murió el jueves 1º de julio de 1999.

Sola Sierra

GLADYS MARÍN: Profesora. Nació en Curepto el 16 de julio de 1941. Máxima dirigente de las Juventudes Comunistas y del Partido. Luchó en la clandestinidad contra la dictadura de Pinochet. Murió el 6 de marzo de 2005.

8 Gladys Marin

Sus funerales fueron tal vez los más masivos en la historia de Chile.

¡Honor y gloria a todas las imprescindibles que lucharon toda la vida!

Día Internacional de la Mujer

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

8 de marzo de 1857. La fábrica textil “Cotton” de Nueva York, estaba ocupada por sus trabajadoras, que habían declarado una huelga. Todas ellas, 129, murieron horriblemente quemadas. Jamás la “Justicia” estadounidense aclaró el origen del siniestro.

Los días 26 y 27 de agosto de 1910 se realizó en Copenhague (Dinamarca) el Primer Congreso Mundial de Mujeres Socialistas. En ese evento la dirigente revolucionaria Clara Zetkin, una maestra alemana que dedicó toda su vida al movimiento femenino, propuso que el 8 de marzo fuese declarado Día Internacional de la Mujer, como una forma de que cada año las mujeres de todo el mundo rindieran homenaje a las 129 obreras mártires, que murieron defendiendo sus derechos.

Los actos del Día Internacional de la Mujer se generalizaron en toda la tierra a partir de 1921.

En Chile se conmemoró por primera vez el 8 de marzo de 1936. El homenaje fue organizado por el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena, MENCH, que se había fundado el 11 de mayo de 1935. En el MENCH participaban, entre otras, María Marchant, profesora de inglés, dirigente del magisterio y regidora de la Comuna de Ñuñoa, Olga Poblete, catedrática de historia, dirigente del profesorado y una personalidad mundial de la lucha por la Paz. También destacaron en el MENCH, Elena Caffarena, Marta Vergara, Armanda Peroti, Aída Yávar.

El 29 de octubre de 1944, bajo la presidencia de la educadora Amanda Labarca, se inauguró en Santiago el Primer Congreso Nacional de Mujeres en el salón de honor de la Universidad de Chile. En él surgió la Federación Chilena de Instituciones Femeninas, FECHIF.

Los actos del Día Internacional de la Mujer siempre han sido importantes. Pero hubo uno que tuvo especial significado. Fue el caupolicanazo de las mujeres del 8 de marzo de 1978, en plena dictadura de Pinochet. Fue un acto unitario y combativo. El más grande efectuado por mujeres hasta esa fecha en Chile. Y en él hubo una nota emotiva: actuó por primera vez el conjunto folklórico de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. A última hora la dictadura intentó impedir su realización, pero la decisión y firmeza de las mujeres que estaban a su cabeza sacaron la concentración adelante.

Rosa Luxemburgo, la “rosa roja”

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Nació en la ciudad de Zamosc, Polonia, el 5 de marzo de 1870. Era muy pequeña cuando su familia se trasladó desde la localidad campesina de Zamosc hacia Varsovia. Allí transcurrió su niñez. Rosa sufrió una enfermedad de la cadera, mal diagnosticada, que la dejó convaleciente durante un año y le produjo una leve cojera que duró toda su vida. Perteneciente a una familia de comerciantes, siente en carne propia el peso de la discriminación, como judía y como polaca en la Polonia parte del imperio zarista.

JOVEN REVOLUCIONARIA

La actividad militante de Rosa comienza a los 15 años, cuando se integra al movimiento socialista. Tenía esa edad cuando varios dirigentes socialistas fueron condenados a morir en la horca, algo que impactó profundamente en la joven estudiante. Cuando cursaba su último año de escuela era ya conocida como políticamente activa. Fue la alumna más sobresaliente en los exámenes finales. Para entonces era militante regular de las células clandestinas del Partido Revolucionario del Proletariado.

Conocedora que la policía la tenía detectada, Rosa salió clandestinamente hacia Zúrich, donde se convirtió en dirigente del movimiento socialista polaco en el exilio. Allí conoció a Leo Jogiches, quien será su amante y compañero personal durante muchos años, y su camarada hasta al final de sus días.

BRILLANTE TEÓRICA MARXISTA

En Zurich, Suiza, estudió economía y derecho. En Basilea contrajo matrimonio con un exiliado socialista alemán y adquirió la nacionalidad alemana. Brillante teórica marxista y polemista aguda, como agitadora de masas lograba conmover a grandes auditorios obreros. Uno de sus lemas favoritos era “primero, la acción”, estaba dotada de una fuerza de voluntad arrolladora. Una mujer que rompió con todos los estereotipos que en la época se esperaban de ella, vivió intensamente su vida personal y política.
Trabajó como periodista y continuó con las actividades políticas. Sobresalió rápidamente por su inteligencia, sus conocimientos y su capacidad. Hablaba once idiomas. Jugó un destacado papel como dirigente de la socialdemocracia, como se denominaban entonces las organizaciones revolucionarias.

CONTRA EL REVISIONISMO DE BERNSTEIN

Después de graduarse como Doctora en Ciencias Políticas -algo inusual para una mujer en ese entonces-, finalmente decidió trasladarse a Alemania para integrarse en el SPD, el centro político de la Segunda Internacional. Allí conoció a Clara Zetkin, con quien selló una amistad que dura toda la vida.

En Berlín desde 1898, Rosa se propuso medir sus armas teóricas con uno de los integrantes de la vieja guardia socialista, Eduard Bernstein, quien había comenzado una revisión profunda del marxismo. Según él, el capitalismo había logrado superar sus crisis y la socialdemocracia podía cosechar victorias en el marco de una democracia parlamentaria que parecía ensancharse crecientemente, sin revoluciones ni lucha de clases. El “debate Bernstein” sumó muchas plumas, sin embargo, fue Rosa Luxemburgo quien desplegó la refutación más aguda en el folleto “Reforma o Revolución”.

EL IMPACTO DE LA REVOLUCIÓN DE 1905

La revolución rusa de 1905, la primera gran explosión social en Europa después de la derrota de la Comuna de París, fue sentida como una bocanada de aire fresco por Rosa Luxemburgo. Escribió artículos y recorrió mítines como vocera de la experiencia rusa en Alemania, hasta que logra introducirse de forma clandestina en Varsovia para participar de forma directa en los acontecimientos. Es el “momento en que la evolución se transforma en revolución”, escribe Rosa. “Estamos viendo la revolución rusa, y seríamos unos asnos si no aprendiéramos de ella.”

La revolución de 1905 abrió importantes debates que dividieron a la socialdemocracia. En esta cuestión, Rosa Luxemburgo coincidía con Lenin, frente a los mencheviques, defendiendo que la clase trabajadora tenía que jugar un papel protagónico en la futura revolución rusa, enfrentada a la burguesía liberal.

CONTRA LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Fue una decida opositora a la Primera Mundial. Planteaba, a diferencia de los dirigentes de la Segunda Internacional, que los obreros no debían participar en una guerra llevada a cabo por los gobiernos oligárquicos capitalistas, porque la verdadera lucha estaba entre el capitalismo y el proletariado.

EL GRUPO SPARTAKUS

Karl Liebknecht, Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin y otros revolucionarios fundaron hacia 1916 el movimiento Spartakus. Este grupo, durante la Revolución de 1918 realizó enorme actividad intentando conducir ese movimiento en forma similar a la revolución bolchevique de Rusia. Para ello hizo circular publicaciones marxistas.

En diciembre de 1918, la Liga decidió adherirse a la Internacional Comunista y adoptó el nombre departido Comunista de Alemania (KPD, Kommunistische Partei Deutschlands).

FRENTE A LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE

La revolución rusa de 1917 encontró en Rosa Luxemburgo una firme defensora. Sin dejar de plantear sus diferencias y críticas, sobre el derecho a la autodeterminación o acerca de la relación entre la asamblea constituyente y los mecanismos de la democracia obrera -sobre esta última cuestión cambia de posición después de salir de la cárcel en 1918-, Rosa Luxemburgo escribe que “los bolcheviques representaron todo el honor y la capacidad revolucionaria de que carecía a social democracia occidental. Su Insurrección de Octubre no sólo salvó realmente la Revolución Rusa; también salvó el honor del socialismo internacional.”

Cuando la sacudida de la revolución rusa impacta directamente en Alemania en 1918 con el surgimiento de consejos obreros, la caída del káiser y la proclamación de la República, Rosa aguarda impaciente la posibilidad de participar directamente de ese gran momento de la historia.

COBÁRDEMENTE ASESINADOS

Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo

La noche del 15 de enero de 1919 en Berlín, fue detenida Rosa Luxemburgo: una mujer indefensa con cabellos grises, demacrada y exhausta. Una mujer mayor, que aparentaba mucho más de los 48 años que tenía. Uno de los soldados que la rodeaban, le obligó a seguir a empujones, y la multitud burlona y llena de odio que se agolpaba en el vestíbulo del Hotel Eden, la recibió con insultos. Ella alzó su frente ante la multitud y miró a los soldados y a los huéspedes del hotel que se mofaban de ella con sus ojos negros y orgullosos. Y aquellos hombres en sus uniformes desiguales, soldados de la nueva unidad de las tropas de asalto, se sintieron ofendidos por la mirada desdeñosa y casi compasiva de Rosa Luxemburgo.

La insultaron: “Rosita, ahí viene la vieja puta”. Ellos odiaban todo lo que esta mujer había representado en Alemania durante dos décadas: la firme creencia en la idea del socialismo, el feminismo, el antimilitarismo y la oposición a la guerra, que ellos habían perdido en noviembre de 1918. En los días previos los soldados habían aplastado el levantamiento de trabajadores en Berlín. Ahora ellos eran los amos. Y Rosa les había desafiado en su último artículo:

«¡El orden reina en Berlín! ¡Ah! ¡Estúpidos e insensatos verdugos! No os dais cuenta de que vuestro orden está levantado sobre arena. La revolución se erguirá mañana con su victoria y el terror asomará en vuestros rostros al oírle anunciar con todas sus trompetas: ¡Yo fui, yo soy, yo seré!».

La empujaron y golpearon. Rosa se levantó. Para entonces casi habían alcanzado la puerta trasera del hotel. Afuera esperaba un coche lleno de soldados, quienes, según le habían comunicado, la conducirían a la prisión. Uno de los soldados se fue hacia ella levantando su arma y le golpeó en la cabeza con la culata. Ella cayó al suelo. El soldado le propinó un segundo golpe en la sien. El hombre se llamaba Runge.

El rostro de Rosa Luxemburgo chorreaba sangre. Runge obedecía órdenes cuando golpeó a Rosa Luxemburgo. Poco antes él había derribado a Karl Liebknecht con la culata de su fusil. También a él lo habían arrastrado por el vestíbulo del Hotel Eden.

Los soldados levantaron el cuerpo de Rosa. La sangre brotaba de su boca y nariz. La llevaron al vehículo. Sentaron a Rosa entre los dos soldados en el asiento de atrás. Hacía poco que el coche había arrancado cuando le dispararon un tiro a quemarropa.

La noche del 15 de enero de 1919 los hombres del cuerpo de asalto asesinaron a Rosa Luxemburgo. Arrojaron su cadáver desde un puente al canal. Al día siguiente todo Berlín sabía ya que la mujer que en los últimos veinte años había desafiado a los poderosos y que había cautivado a los asistentes de innumerables asambleas, estaba muerta.

Meses después, el 31 de mayo de 1919, se encontró el cuerpo de una mujer junto a una esclusa del canal. Se podía reconocer los guantes de Rosa Luxemburgo, parte de su vestido, un pendiente de oro. Pero la cara era irreconocible, ya que el cuerpo hacía tiempo que estaba podrido. Fue identificada y se le enterró el 13 de junio de 1919.

EL PROFUNDO OPTIMISMO DE UNA REVOLUCIONARIA

Un año antes, en una carta desde la prisión dirigida a Sophie Liebknecht, en la víspera del 24 de diciembre de 1917, Rosa escribía con un profundo optimismo sobre la vida: “Es mi tercera navidad tras las rejas, pero no lo tome a tragedia. Yo estoy tan tranquila y serena como siempre. (…) Ahí estoy yo acostada, quieta y sola, envuelta en estos múltiples paños negros de las tinieblas, del aburrimiento, del cautiverio en invierno (…) y en ese momento late mi corazón con una felicidad interna indefinible y desconocida. (…) Yo creo que el secreto no es otra cosa más que la vida misma: la profunda penumbra de la noche es tan bella y suave como el terciopelo, si una sabe mirarla.”

ASÍ LA RECORDABA CLARA ZETKIN

Clara Zetkin, tal vez quien más la conocía, escribió sobre su gran amiga y camarada Rosa Luxemburgo, compartiendo ese optimismo después de su muerte:

“En el espíritu de Rosa Luxemburgo el ideal socialista era una pasión avasalladora que todo lo arrollaba; una pasión, a la par, del cerebro y del corazón, que la devoraba y la acuciaba a crear. La única ambición grande y pura de esta mujer sin par, la obra de toda su vida, fue la de preparar la revolución que había de dejar el paso franco al socialismo. El poder vivir la revolución y tomar parte en sus batallas, era para ella la suprema dicha (…) Rosa puso al servicio del socialismo todo lo que era, todo lo que valía, su persona y su vida. La ofrenda de su vida, a la idea, no la hizo tan sólo el día de su muerte; se la había dado ya trozo a trozo, en cada minuto de su existencia de lucha y de trabajo. Por esto podía legítimamente exigir también de los demás que lo entregaran todo, su vida incluso, en aras del socialismo. Rosa Luxemburgo simboliza la espada y la llama de la revolución, y su nombre quedará grabado en los siglos como el de una de las más grandiosas e insignes figuras del socialismo internacional.”

Un tal Matías, rabiósamente anticomunista

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

El PDC ha tenido y tiene dos alas principales. Una representa los intereses populares. Otra, los de la burguesía explotadora. Es y ha sido un partido pluriclasista. Es como el antiguo dios Jano de la mitología romana, tiene dos caras.

En su historia, la Democracia Cristiana ha sufrido desgajes. De ella se fueron los del MAPU y los de Izquierda Cristiana. Últimamente renunció un grupúsculo de lo más reaccionario que existía en su seno. Pero no salieron todos. Otros se quedaron para continuar su labor antiunitaria y anticomunista desde adentro. Entre ellos está un tal Matías.

Este Matías es un “viejo”(en el sentido dialéctico del concepto) de 45 años, diputado demócrata-cristiano por el Distrito 8, Región de Coquimbo, fue timonel interino de su partido. Es un típico representante de los intereses de la burguesía. Rabiosamente anticomunista (enfermedad crónica de los Walker).

A poco de iniciarse el gobierno de la derecha, cuando es una necesidad imperiosa la unidad de las fuerzas progresistas, este diputado nacido en 1973, sacó la voz a través de las ondas de radio Cooperativa para manifestar que la Democracia Cristiana tiene “absolutamente descartado” conformar una nueva coalición con el Partido Comunista. Sostuvo que: “Si el Partido Comunista no tiene la misma concepción de defensa de la democracia, de los derechos humanos en cualquier parte del mundo, es prácticamente imposible hacer una nueva coalición con ellos”.

Como para este Matías le fue imposible encontrar (porque realmente no existe) un solo caso en que los comunistas chilenos han participado en un acto contra los derechos humanos o la democracia en la historia de nuestro país (como lo hizo su partido en 1973), debió recurrir mañosamente a lo internacional. Para ello se basó en la propaganda negra del imperialismo contra Venezuela. Al respecto afirmó que a diferencia de la Cancillería y La Moneda, el PC “se mantiene aislado en una postura obsecuente con una dictadura que tiene condenado a la miseria y a la corrupción a su pueblo”. Agregó que “ellos legitiman y justifican una serie de dictaduras, entre ellas la de Maduro en Venezuela; entonces, formar coaliciones políticas con el Partido Comunista, de ninguna manera. Yo lo descarto absolutamente”.

Es una falacia la argumentación del tal Matías. ¿Qué alianza podrían hacer los comunistas con la DC chilena si pusieran en un primer plano su posición frente a sus congéneres tan reaccionarios como la DC alemana?

Es de esperar que el sector progresista de la DC se imponga, como lo hizo encabezado por el consecuente Radomiro Tomic en 1970, y contribuya a la unidad de las fuerzas democráticas, entre ellas el Partido Comunista.

16 de Abril de 2015/VALPARAISO
Los Parlamentarios DC Patricio Vallespin , Ivan Fuentes y Matias Walker antes de la conferencia de prensa donde presentaron el proyecto de Ley que otorga un permiso laboral de siete días corridos a trabajadores que quieran ir en ayuda a los familiares e caso de catástrofe.
FOTO: PABLO OVALLE ISASMENDI /AGENCIAUNO

A 99 años de la fundación de la Internacional Comunista

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

ANTECEDENTES

En 1864 nació en Londres, fundada entre otros por Karl Marx y Friedrich Engels, la Asociación Internacional de los Trabajadores o Primera Internacional, que por primera vez en la historia agrupaba a los trabajadores de distintos países. Esta se disolvió en 1876.
En 1889, Friedrich Engels promovió la creación de la Segunda Internacional, creada en París. Agrupó a los partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas, formando un amplio bloque internacional de partidos de izquierda, adheridos todos en mayor o menor grado a las doctrinas del socialismo.

LA TRAICIÓN DE LOS REFORMISTAS

Al comenzar la Primera Guerra Mundial en 1914, los dirigentes de la Segunda Internacional –traicionando los principios del internacionalismo proletario- llamaron a los trabajadores a defender su patria, es decir a matarse entre ellos en aras de los intereses de los capitalistas de sus respectivos países.

Los sectores revolucionarios celebraron la Conferencia de Zimmerwald en septiembre de 1915 y la Conferencia de Kienthal en abril de 1916. Ambas en Suiza. En estas conferencias las organizaciones revolucionarias manifestaron su ruptura con la Internacional Socialista y se convirtieron en la base de la III Internacional, construida por los partidos socialistas que se habían opuesto a la guerra.

SE CREAN CONDICIONES PARA UNA NUEVA INTERNACIONAL

La Revolución Rusa abrió una nueva época de la humanidad. Tras el triunfo de los bolcheviques, se inició una guerra civil, en la cual el poder soviético se defendió de los ejércitos de 14 países que invadieron el país de los soviets para intentar frenar la revolución.
Los capitalistas del mundo entero estaban alarmados por el hecho que la clase obrera y los campesinos se hubieran tomado el poder político por vía violenta y estuvieran construyendo una nueva sociedad. En todo el mundo el proletariado celebró este hecho.
En muchos lugares se desarrollaba el movimiento obrero: La revolución comenzó a avanzar en Europa. En Austria, venía desarrollándose el movimiento revolucionario. En Hungría, fue proclamada la República de los Soviets. La oleada revolucionaria hizo aparecer a los Partidos Comunistas en Europa. Esto creó una base real para la unificación de los Partidos Comunistas en la Tercera Internacional, en la Internacional Comunista.

SURGE LA INTERNACIONAL COMUNISTA

Convocado por Lenin, tuvo lugar en Moscú, entre el 2 y el 6 de marzo de 1919 el Primer Congreso de los Partidos Comunistas de varios países. Durante su desarrollo, el 4 de marzo de 1919, a iniciativa de Lenin y de los bolcheviques, fue fundada la Internacional Comunista o Tercera Internacional, también llamada Comintern. Aunque el bloqueo y las persecuciones de los imperialistas impidieron a muchos delegados llegar a Moscú, tomaron parte en este primer Congreso representantes de los más importantes países de Europa y América. El Congreso fue dirigido por Lenin.

LOS CONGRESOS DE LA INTERNACIONAL

La Internacional Comunista celebró siete congresos mundiales. En el ya mencionado Primer Congreso Mundial de la Internacional Comunista, se abordó el tema la “democracia burguesa y la dictadura del proletariado” y la necesidad de difundir el sistema de soviets. Se nombró al dirigente bolchevique ruso Grigori Zinoviev presidente del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (CEIC), que era la máxima autoridad de la III Internacional durante el periodo entre los congresos. En este primer Congreso se determinó la tajante separación entre comunistas y socialistas, y se definió el programa de “expansión revolucionaria” por el cual los delegados comunistas trabajarían para obtener el poder en sus respectivos países siguiendo el modelo de la Revolución Rusa.

El Segundo Congreso Mundial de la Internacional Comunista se reunió en Moscú, entre el 19 de julio y el 7 de agosto de 1920. En este congreso se insistió en la necesidad de propagar el sistema de soviets entre el proletariado y así formar grupos de militantes aptos para tomar el poder y ejercer funciones administrativas, dejando de lado la sola política partidaria. Debido a las numerosas organizaciones socialdemócratas que solicitaban el ingreso a la Internacional, se acordaron las 21 condiciones previas que debía cumplir todo partido político para la adhesión a la Internacional, y se aprobaron los primeros estatutos.

El Tercer Congreso Mundial de la Internacional Comunista se celebró entre el 22 de junio y el 12 de julio de 1921 en Moscú. En él, se combatieron las posturas ultraizquierdistas de algunos partidos comunistas. También se trató acerca de la importancia de incorporar a las mujeres trabajadoras al movimiento comunista.

El Cuarto Congreso Mundial de la Internacional Comunista tuvo lugar en Moscú, entre el 30 de noviembre y el 5 de diciembre de 1922. En él, se profundizó en las tácticas del llamado “frente único”.

El Quinto Congreso Mundial de la Internacional Comunista se celebró en Moscú, entre junio y julio de 1924, después de la muerte de Lenin.

El Sexto Congreso Mundial de la Internacional Comunista tuvo lugar entre julio y septiembre de 1928 en Moscú. Se aprobó la consigna de “clase contra clase”, que marcó el comienzo del llamado “Tercer Periodo”.

En 1934 el comunista búlgaro Georgi Dimitrov, residente en la URSS, fue elegido para dirigir la Internacional Comunista hasta su disolución.

EL SÉPTIMO CONGRESO DE LA INTERNACIONAL

Del 25 de julio al 20 de agosto de 1935 se realizó en Moscú el VII Congreso de la Internacional Comunista. Concurrieron 513 delegados de 65 partidos comunistas y organizaciones afines. Estuvieron presentes personalidades como Dolores Ibarruri, Ho Chi Ming, Palmiro Togliatti, Jorge Dimitrov. También Carlos Contreras Labarca, Secretario General del Partido Comunista de Chile.
Ese importante evento mundial llamó a constituir amplios frentes antifascistas en todos los países, los frentes populares, y crear gobiernos de frente único antifascista.

ASÍ LO RECORDABA CARLOS CONTRERAS LABARCA

“Yo era entonces el Secretario General del Partido Comunista de Chile y en tal carácter participé oficialmente en las sesiones del VII Congreso de la Internacional. Fue una distinción muy grande para nuestro Partido, que venía saliendo del período de la dictadura de Ibáñez, que nos había causado mucho daño. Éramos un partido pequeño, pero muy activo, muy combativo, y fue seguramente a la luz de esos antecedentes que la Internacional Comunista consideró conveniente dar a los comunistas chilenos la oportunidad de presenciar y participar en un torneo de tan extraordinaria importancia, en el que se trataba de diseñar la estrategia y la táctica a seguir en la lucha contra el fascismo y el peligro de la guerra. Fue debido a eso, seguramente, que se me hizo el honor, con gran sorpresa de mi parte, de participar en la Comisión de Mandatos, comisión que, como se sabe, es la llave de un congreso, y se me ofreció luego, en sesión de asamblea, la posibilidad de hablar cerca de una hora, lo que es realmente excepcional en eventos como ése.
En el VII Congreso participaron 76 partidos y organizaciones, de los cuales sólo 22 eran de carácter legal. Los delegados eran en total 513. La Presidencia honoraria le fue conferida al héroe del pueblo alemán, dirigente de su Partido Comunista, Ernesto Thaelmann, y otro alemán, Wilheim Pieck, miembro del Comité Ejecutivo, tuvo a su cargo el informe general del trabajo de la Internacional Comunista. Después apareció en la tribuna el compañero Dimitrov”.

AUTODISOLUCIÓN DE LA INTERNACIONAL

La autodisolución fue acordada el 15 de mayo de 1943 por el Presidium de la Internacional Comunista. En resolución de esa fecha se señaló: “Disolver la Internacional Comunista como centro dirigente del movimiento obrero internacional, liberar a las Secciones de la Internacional Comunista de las obligaciones derivadas de los Estatutos y resoluciones de los Congresos de la Internacional Comunista” (Citado en “Principios” Nº 24, junio de 1943, página 4).