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Raúl Silva Henríquez

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Monseñor Raúl Silva Henríquez falleció el 9 de abril de 1999. Tenía 91 años. Se le rindieron los máximos honores de estado, con un funeral donde fue acompañado por miles de personas. Lo despidieron diciendo “Raúl amigo, el pueblo está contigo”.
Sus restos mortales yacen en la cripta arzobispal de la Catedral Metropolitana de Santiago.

SUS INICIOS

Había nacido en Talca el 27 de septiembre de 1907. Fue el decimosexto de los 19 hijos del matrimonio conformado por don Ricardo Silva Silva y Mercedes Henríquez Encina. Su padre era un acaudalado agricultor de la zona central de Chile, ferviente católico y político conservador.

En 1916 el niño Raúl ingresó, al Liceo Blanco Encalada de Talca (actual Colegio De La Salle). Fue allí donde sintió el primer llamado al sacerdocio. Cursó la Preparatoria y dos cursos de Humanidades. En 1920 la familia se trasladó a Santiago, prosiguió sus estudios en el Liceo Alemán, de los Padres del Verbo Divino.

En 1922, a los 16 años, comenzó a estudiar Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile. En el tercer año decidió consagrar su futuro a la vida sacerdotal.

Se tituló de abogado en 1929. En enero de 1930 ingresó al noviciado de la congregación salesiana en Macul. Estudió Filosofía en Chile y posteriormente se doctoró en Teología y Derecho Canónico en el Estudiantado Internacional de Turín de la Congregación Salesiana.

Raúl Silva Henríquez novicio salesiano

SACERDOTE

Fue ordenado sacerdote el 4 de julio de 1938 por el cardenal Maurilio Fossatti, arzobispo de Turín. Volvió a Chile a fines de 1938 y paso a desempeñar las cátedras de Derecho Canónico, Teología Moral e Historia Eclesiástica en el Teologado Salesiano de Santiago.
Realizó múltiples actividades.

En 1943 fue nombrado primer rector del Liceo Manuel Arriarán Barros, y estando allí construyó el templo San Juan Bosco de La Cisterna. En 1948, rector del Patrocinio San José, en Santiago.
Preparó y dirigió el primer Congreso de Religiosos de Santiago que fue convocado por la Santa Sede y en 1956 presidió la delegación chilena al Congreso Internacional de Religiosos que tuvo lugar en Buenos Aires. En 1957 fue nombrado director de las Escuelas Profesionales de la Gratitud Nacional y del Liceo San Juan Bosco.
Se le confió también la organización del Instituto Católico Chileno de Migraciones (INCAMI) y también de la federación de todas las obras asistenciales y caritativas de la Iglesia, conocida con el nombre de Cáritas Chile. Fue vicepresidente mundial de Cáritas-Internacional y en 1962 presidente de la misma institución, en Roma, por representantes de 62 países.

En 1946 ocupó el cargo de director del colegio salesiano Patrocinio San José.

En 1957, año en que falleció su madre, fue elegido como uno de los delegados chilenos para el XVIII Capítulo General de los Salesianos, encuentro que se desarrolló entre el 27 de julio y el 9 de agosto de 1958 en Turín.

OBISPO

Su consagración episcopal tuvo lugar en la Catedral de Valparaíso, el 29 de noviembre de 1959.

Cuando se hizo cargo de la diócesis porteña, ésta ofrecía un panorama muy desalentador. Había una carencia de vocaciones y los pocos que había eran ancianos, por tanto no podían cumplir su ministerio sacerdotal adecuadamente debido a sus condiciones de edad y salud. De igual manera hubo de afrontar la oposición inicial de los sacerdotes porteños a su nombramiento, ya que a éstos no le agradó el hecho que nombrasen obispo a un sacerdote de congregación.

Con todo, inició una reestructuración de la Curia que comenzó con el nombramiento de los consultores diocesanos y la confirmación del padre Ángel Custodio Rodríguez como vicario general.

ARZOBISPO DE SANTIAGO

Tras la muerte del cardenal José María Caro, en diciembre de 1958, surgieron como posibles candidatos a ocupar ese puesto: Monseñor Manuel Larraín, que representaba al sector más progresista de la Iglesia y era apoyado por el Partido Demócrata Cristiano; Monseñor Silva Santiago, del sector conservador y del gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez. Una tercera posibilidad, de Monseñor Emilio Tagle, había sido descartada por el nuncio Monseñor Opilio Rossi.
La Santa Sede decidió no designar a ninguno de los tres candidatos en cuestión, prefiriendo un prelado que no tuviera ninguna vinculación política: Raúl Silva Hemríquez. Fue así como el 25 de abril de 1961 el papa Juan XXIII lo nombró arzobispo de Santiago. Tomó posesión de su nuevo cargo el 24 de junio de 1961.
Participó de forma destacada en el concilio ecuménico Vaticano II celebrado entre 1962 y 1965.

CARDENAL

El 17 de febrero de 1962 fue designado Cardenal por el papa Juan XXIII, con el título de San Bernardo en las Termas y ejerció con fuerza su apostolado. De talante reformador, impulsó la distribución de las tierras de la Iglesia católica chilena entre sus trabajadores organizados en cooperativas, con el fin de crear conciencia sobre la situación de los trabajadores agrícolas.

Durante Gobierno Popular intentó mediar entre las diferentes facciones políticas. Por ejemplo, auspició una reunión secreta entre Patricio Aylwin y el Presidente Allende, en 1973, con el fin de alcanzar un consenso que evitara una catástrofe.

DESPUÉS DEL GOLPE DE 1973

Durante la dictadura fascista, se irguió como uno de los principales defensores de los Derechos Humanos. Producto de su ecumenismo, fundó con la ayuda de varias otras iglesias cristianas el Comité Pro Paz, con el fin de resguardar a los perseguidos por el régimen de Pinochet. Después de fuertes presiones por parte de la dictadura dispuso el cierre de aquel organismo a fines del año 1975. En respuesta a esta situación, creó la Vicaría de la Solidaridad., principal organismo defensor de los derechos humanos durante la dictadura.
Aunque su más destacada faceta pública aparece en la defensa de los derechos humanos, cabe destacar su fuerte influencia en la Iglesia de Chile. Creó la Academia de Humanismo Cristiano, la Vicaría de la Pastoral Obrera, y reorganizó la administración del arzobispado.

Sostuvo fuertes disputas con el dictador Pinochet,. Éste presionó a la curia para su remoción. El Cardenal Silva Henríquez debió renunciar a su cargo de Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica por sus desacuerdos con el rector-delegado que impuso Pinochet a la casa de estudios, el Vicealmirante Jorge Sweet Madge. Lo sucedió en el cargo de Pro-Gran Canciller Monseñor Jorge Medina Estévez.

Fundó en 1983, el Banco Desarrollo, debido a que la dictadura lo obligó a crear un banco con los dineros traídos por él desde el exterior, en sus viajes con ayuda para la comunidad aportada por Europa.

ÚLTIMOS AÑOS

En virtud de haber cumplido la edad límite para ejercer el arzobispado, el cardenal Silva presentó su renuncia al papa Juan Pablo II, la cual fue inmediatamente aceptada. Entregó su cargo a Juan Francisco Fresno, el 10 de junio de 1983.

Monseñor Raúl Silva Henríquez en sus últimos años

En los años posteriores se mantuvo bastante alejado de la vida pública; luego de escribir su “Testamento espiritual” en 1992, y de realizar sus últimas apariciones en 1993, se retiró definitivamente al empezar a sufrir la enfermedad de Alzheimer, a los 86 años de edad. Falleció el 9 de abril de 1999.

HOMENAJES

Premio Derechos Humanos 1971, otorgado por el Congreso Judío Latinoamericano;

Premio Derechos Humanos de la Naciones Unidas en 1978;

Premio por la Paz de la Asociación para las Naciones Unidas en España, en 1987.

La esfinge monseñor Raúl Silva Henríquez aparece en la moneda de 500 pesos chilenos.

La Vicaría de la Solidaridad, por su parte, recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, en 1986.

Martin Luther King

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

El 4 de abril de 1968 Martin Luther King fue asesinado de un tiro en la cabeza por un francotirador mientras saludaba a sus seguidores desde el balcón del motel Lorraine, en Memphis, Tennessee. Estaba acompañado por sus colaboradores entre los que se encontraba el reverendo Jesse Jackson.

Martin Luther King había sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz cuatro años antes por su labor en favor de la igualdad racial y los derechos civiles. Tenía 39 años de edad.

¿QUIÉN ERA MARTIN LUTHER KING?

Nació en Atlanta, Estados Unidos, el 15 de enero de 1929. Fue nombrado pastor de la Iglesia bautista en Montgomery en 1954, cuando tenía 25 años de edad.

Llevó a cabo una actividad histórica encabezando el Movimiento por los derechos civiles para los negros estadounidenses. También participó como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam y la pobreza en general.

Desde muy joven, organizó y llevó a cabo diversas actividades pacíficas reclamando el derecho al voto, la no discriminación y otros derechos civiles básicos para la gente negra de los Estados Unidos.

A LA CABEZA EN LA LUCHA POR LOS DERECHOS DE LOS NEGROS

Entre sus acciones más recordadas están el boicot de autobuses en Montgomery, en 1955; su apoyo a la fundación de la Southern Christian Leadership Conference (SCLS), en 1957 (de la que sería su primer presidente); y el liderazgo de la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad, en agosto de 1963, al final de la cual pronunciaría su famoso discurso “I have a dream” (‘yo tengo un sueño’), gracias al cual se extendería por todo el país la conciencia pública sobre el movimiento de los derechos civiles y se consolidaría como uno de los más grandes oradores de la historia estadounidense.

Por esa actividad encaminada a terminar con la segregación estadounidense y la discriminación racial a través de medios no violentos, fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz en 1964.

CONTRA LA GUERRA DE VIETNAM

A partir de 1965, Martin Luther King comenzó a expresar públicamente sus dudas sobre el papel de los Estados Unidos en la Guerra de Vietnam. El 4 de abril de 1967, un año antes de su muerte, pronunció en Nueva York el discurso “Más allá de Vietnam: el momento de romper el silencio”. Denunciaba en él la actitud de Estados Unidos en Vietnam e insistía en el hecho de que estaban ocupando el país como una colonia estadounidense y llamaba al gobierno de Estados Unidos «el más grande proveedor de violencia en el mundo de hoy». Insistía, también, en que el país tenía necesidad de un gran cambio moral.

Multitud reunida en Washington en 1963

CONTRA LA POBREZA

Una verdadera revolución de valores le preocuparía luego por los injustos contrastes entre la pobreza y la riqueza. Con indignación miró más allá de los mares y denunció a los capitalistas occidentales que invertían enormes cantidades de dinero en Asia, África y América del sur, sólo para conseguir beneficios y sin ninguna preocupación por las mejoras sociales en esos países. Ante ello dijo: “No es justo”. Además, cuestionó “nuestra alianza con los terratenientes de América Latina” y se preguntó por qué los Estados Unidos reprimían en lugar de apoyar las revoluciones de los “pueblos descalzos y descamisados” del tercer mundo.

Sostuvo que Vietnam hacía difícil alcanzar los objetivos enunciados por el presidente Johnson en su discurso sobre el estado de la Unión de 1964, en el que anunciaba una «guerra contra la pobreza».

ODIADO POR LOS RACISTAS DEL SUR

Martin Luther King ya era odiado por numerosos blancos racistas de los estados del sur, pero su discurso sobre Vietnam hizo que numerosos medios se volviesen contra él. Por ejemplo, El periódico ‘Time’ calificó el discurso como “una calumnia demagógica que parecía un guion de Radio Hanoi”. Otro tanto hizo ‘The Washington Post’.

Martin Luther King elogió la reforma agraria emprendida por Vietnam. Acusó a los Estados Unidos de haber matado a un millón de vietnamitas, “sobre todo niños”. Y propuso en una carta al monje budista y pacifista vietnamita Thich Nhat Hanh, que luchaba por detener el conflicto, para el Premio Nobel de la Paz de 1967.

CONTRA EL CAPITALISMO

Martin Luther King en sus últimos años vivió una evolución política. Sostuvo la necesidad de cambios fundamentales en la estructura política y económica de Estados Unidos. Expresó con mucha frecuencia su oposición a la guerra y la necesidad de redistribuir los recursos para corregir las injusticias raciales y sociales.

Y aunque en sus alocuciones públicas era reservado a la hora de adscribirse ideológicamente, con el fin de evitar ser etiquetado como comunista por sus enemigos políticos, en privado declaraba habitualmente apoyar al socialismo democrático.

Se dirigía a los capitalistas diciendo: “Ustedes en verdad falsean la realidad porque tienen negocios ahora con la gente. Ustedes tienen negocios con los capitanes de la industria […] Eso significa ahora que ustedes se mueven en un mar agitado, porque eso significa que hay algo que no funciona con… el capitalismo… Debe haber una mejor distribución de la riqueza y puede ser que América tenga que dirigirse hacia un socialismo democrático”.

EL ASESINATO

Entre 1957 y 1968, King recorrió más de 9,6 millones de kilómetros, hablando en público más de 2500 veces, arrestado por la policía más de veinte y había sido agredido físicamente al menos en cuatro ocasiones.

Fue precisamente, cuando Martin Luther King orientó sus acciones a oponerse a la guerra de Vietnam y a la lucha contra la pobreza, que lo asesinaron en Memphis el 4 de abril de 1968.

Su asesinato provocó 125 motines raciales en 60 ciudades de los Estados Unidos, que provocaron numerosas muertes por la represión. Cinco días más tarde, el presidente Johnson decretó un día de luto nacional (el primero por un negro) en honor de Martin Luther King.

A los funerales asistieron 300 000 personas, entre ellas el vicepresidente Hubert Humphrey (el Presidente Johnson estaba en una reunión sobre Vietnam en Camp David y se temió que su presencia pudiese provocar manifestaciones de los pacifistas).

LÍDER Y HÉROE NEGRO

Martin Luther King es recordado como uno de los mayores líderes y héroes de la historia de Estados Unidos, y en la moderna historia de la no violencia. Se le concedió a título póstumo la Medalla Presidencial de la Libertad por Jimmy Carter en 1977 y la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos en 2004.
Desde1986, el Día de Martin Luther King Jr. es día festivo en los Estados Unidos.

1957: La rebelión de las alzas

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

En Chile, el otoño de 1957 comenzó lluvioso. Pero, lo que llovieron fueron las alzas de los artículos de primera necesidad. El general Carlos Ibáñez del Campo, en su segundo gobierno, aplicaba las recetas de la Misión Klein Sacks que golpeaban a los sectores populares. La elevación de las tarifas de la locomoción colectiva de $ 10 a $ 15 fue la gota que rebalsó la paciencia ciudadana. Pronto surgieron las protestas.

EN EL PUERTO

En Valparaíso se constituyó un amplio Comando contra las Alzas. Lo integraban la CUT, las federaciones de estudiantes de las universidades Católica y de Chile, el FRAP, el Partido Radical, la Falange Nacional y la Municipalidad porteña.

Rol principal en esta unidad lo jugaron los comunistas de Valparaíso. Uno de sus dirigentes, Manuel Romero, escribió en la revista “Principios” de julio-agosto de 1957: “A los problemas existentes en Valparaíso, el gobierno agregó el alza de la locomoción colectiva en más de un 200% Como era de esperar las masas no podían soportar una sangría tal y se lanzaron a las calles en miles y miles a manifestar su protesta más enérgica… Lanzadas las masas a la calle, la Dirección del Partido comprendió que se estaba ante un hecho de enormes proporciones. Vimos que si el Partido no se lanzaba a las calles en conjunto con la clase obrera, sería imposible dar dirección al movimiento. Vimos, también, que se precisaba unir en la acción a todas las fuerzas que resistían las alzas. Con esta visión constituimos el Comando contra las Alzas”.

Este comando confeccionó un plan de acciones que se inició el miércoles 27 de marzo de 1957 con mítines relámpagos de obreros y estudiantes. Estos se repitieron el jueves y viernes. El sábado 30, masivas marchas recorrieron las principales calles del puerto, culminando en un acto en la Plaza O’Higgins. Irrumpió la policía disparando contra los manifestantes. Quedó un muerto y numerosos heridos.

La represión no impidió que una serie de paros se llevaran a cabo los dos primeros días de abril.

EN LA CAPITAL

La situación en Santiago fue muy distinta. Las acciones contra las alzas tuvieron mucho de improvisación y espontaneismo. Tanto la CUT, el FRAP, otros partidos de oposición y las federaciones estudiantiles fueron sobrepasadas por los acontecimientos. Al respecto, Mario González escribió en “Principios” de julio-agosto 1957: “La falta de capacidad de dirección dejó abierto el camino a la provocación policial en gran escala… Numerosos militantes del Partido (Comunista) se sumaron y actuaron en la lucha. Incluso hubo camaradas que, por su propia iniciativa, hicieron esfuerzos para dirigir la lucha, organizaron mítines en el centro de la ciudad, trataron de orientar a las masas, se opusieron a los actos vandálicos, pero fueron rebasados por la magnitud de los sucesos”.

LA ALEGRE PROTESTA DE LOS JÓVENES

El lunes 1º de abril estudiantes, convocados por la FECH, celebraron amplia asamblea. Allí recibieron la información de las medidas represivas adoptadas por el Gobierno del ex dictador Carlos Ibáñez del Campo. En la madrugada del domingo 31 de marzo de 1957, agentes de la policía de Investigaciones allanaron los hogares de los dirigentes de la CUT, Clotario Blest, Juan Vargas Puebla, Baudilio Casanova, José Díaz Iturrieta, Elías Mallea, Oscar Astudillo y del dirigente de la FECH Enrique París. Todos fueron detenidos.
Mientras de efectuada la asamblea estudiantil, fuerzas de carabineros rodeaban el local de la FECH, ubicada en San Isidro con Alameda.

Finalizada la reunión, universitarios y secundarios salieron a la calle. Formaban alegres rondas, cantaban y coreaban consignas contra las alzas. Desafiaban valientemente a las fuerzas policíacas. La gente que pasaba por la calle y la que miraba desde los edificios los aplaudía con admiración y entusiasmo. Así les brindaba su apoyo.
Al caer la noche se agudizó la represión. A las 21, 45 horas se disolvieron las manifestaciones y los jóvenes de retiraron para sus hogares.

EL ASESINATO DE ALICIA RAMÍREZ

Un grupo de estudiantes iba por la calle Miraflores cantando. Entre Huérfanos y Merced, sin mediar provocación alguna, sin previo aviso, carabineros dispararon contra los jóvenes. Cayó muerta la estudiante universitaria Alicia Ramírez Patiño. Su cadáver quedó ante la puerta del Teatro Miraflores. En el grupo iba también el liceano Manuel Vásquez Ferreira, estudiante secundario de 15 años de edad, que recibió una bala en el pecho (más tarde recordaría: “Yo siento un golpe en el pecho, me duele. Es como si tuviera una brasa ardiendo”). El muchacho sangraba abundantemente. Sus compañeros, después de muchos intentos, lograron que un auto lo llevara a la Posta Central. Estaba tan grave que, incluso, lo dieron por muerto. Sobrevivió milagrosamente. Igual suerte corrió otra estudiante, Ada González.

Alicia Ramírez, cuyo cadáver quedó en la puerta del Teatro Miraflores, tenía 23 años de edad. Había nacido en el seno de una familia obrera. Su padre, Efraín Ramírez, desde 1946 laboraba como mecánico en el mineral El Soldado, en la industria Cemento Melón de La Calera.

Alicia Ramírez estudió en la Escuela Nº 18 de La Calera, luego en el Liceo de Niñas de Quillota, donde siempre se distinguió por su buena conducta y aplicación. Entró a trabajar en el Hospital Barros Luco. Luego se matriculó en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Chile. Ya era militante de las Juventudes Comunistas y fue elegida miembro del Directorio de la FECH.

LA “BATALLA DE SANTIAGO”

El martes 2 de abril de 1957 las movilizaciones adquirieron más fuerza, motivadas por la indignación que produjo la noticia del asesinato de Alicia Ramírez. Masivas marchas de obreros y estudiantes recorrían las calles. La policía uniformada se vio impotente para contener a los manifestantes. Cuando los reprimían, obreros de las construcciones lanzaban ladrillos y otros elementos contundentes contra carabineros.

Entonces el gobierno sacó tropas del ejército a la calle, al mando del general Horacio Gamboa Núñez. Simultáneamente ordenó abrir las puertas de las cárceles. Decenas de delincuentes salieron a quebrar vitrinas y saquear tiendas y negocios del centro de la capital. Los manifestantes actuaron contra el lumpen que, con sus acciones, desvirtuaban los objetivos de la protesta y desataban el caos, creando las condiciones para una sangrienta represión. Militares y carabineros disparaban balas de guerra contra la gente desarmada, que se defendía con piedras.

En la noche del martes 2 de abril de 1957, el general Gamboa leyó por cadena nacional de emisoras un “parte de guerra” de lo que calificó como la “Batalla de Santiago”. Informó que la situación estaba controlada y que el “enemigo” tuvo 18 muertos y 500 heridos. Posteriormente la cifra oficial de asesinados subió a 21. Sin embargo, diferentes testimonios, hacen aumentar en mucho esa cantidad.

APLICANDO LA LEY MALDITA

El gobierno aplicó la mal llamada Ley de Defensa Permanente de la Democracia y las Facultades Extraordinarias que los partidos reaccionarios le otorgaron apresuradamente.

Dirigentes políticos y sindicales fueron detenidos, encarcelados y relegados.

La batalla de Santiago tuvo otros “combates”. En la madrugada del 3 de abril, matones de la policía política asaltaron, destruyeron y saquearon la Imprenta Horizonte del Partido Comunista, deteniendo a los 20 operarios y a un periodista que laboraban a esa hora.

Este último, Elmo Catalán, testigo presencial de los hechos, relató posteriormente, el martes 30 de abril de 1957, en “El Siglo”: “La puerta se abrió. La turba policial se distribuyó estratégicamente: unos a la prensa, otros al fotograbado. La mayoría al segundo piso. Julio Fauré, inspector de la Policía Política, tez de chocolate, cara ancha y plana, cuello grueso, corpulento, abrió de una patada la puerta del segundo piso. Con paso seguro, con la pistola en alto, gritó: -Alto …. de su madre. Se acabó el trabajo. Unos 10 o 15 policías penetraron con sus revólveres desenfundados y garrotes en las manos…El inspector Fauré empezó a romper los vidrios. Un grupo de policías, con furia inusitada, comenzó a descargar los garrotes sobre las máquinas… Con las manos en alto, en fila india, fuimos obligados a bajar. El jefe de la Policía Política, Raúl del Campo, subía los escalones. Su cuerpo obeso resaltaba con el elegante traje claro que vestía. – Bajen a estos desgraciados, rugió. En la puerta nos esperaba el pelotón militar… Nos quedaban 60 horas de vejaciones…”
Lo que no destruyeron, se lo robaron. Maquinarias, relojes, dineros, documentos de los obreros de “Horizonte”.

Las indignadas reacciones contra el asalto a Horizonte, obligaron a la Justicia a abrir un proceso por este caso. Fue entregado al fiscal militar Francisco Saavedra Moreno, quien actuó con gran celo y objetividad. A mediados de abril efectuó la más sensacional de las pesquisas: el allanamiento del hogar del subcomisario de Investigaciones y miembro de la Policía Política, Carlos Estibil Mahuida. Allí se encontraron dos máquinas de escribir robadas en Horizonte. Esto echó por tierra los intentos del Gobierno de desvincularse del asalto de la imprenta del Partido Comunista.

TAMBIÉN CONTRA “EL SIGLO”

Simultáneamente las oficinas del diario El Siglo fueron asaltadas por agentes de Investigaciones. Eran las 2,30 de la madrugada –escribió el periodista Julio Iturra Falka, testigo presencial de los hechos, en la edición de ese periódico del martes 30 de abril de 1957-… hacía su entrada en la sala de crónica, un fornido agente que llevaba entre sus manos un largo fierro, el que a insultos nos conminó a abandonar el local. Detrás de éste, otros cinco o seis policías se abalanzaron sobre nosotros… Mientras éramos llevados desde la sala de crónica hasta la puerta de calle, los siete detenidos presenciábamos como otro grupo de agentes se dedicaba a destrozar los escritorios de la portería, los estantes y sillas de la oficina de la gerencia de nuestro diario”

También echaron abajo la puerta del Economato y se robaron kilos de té y bolsas de azúcar que había allí. Un piquete militar fue testigo del asalto, robo y destrucción de las oficinas de El Siglo.

LA SOLIDARIDAD

Los asaltos de la Imprenta Horizonte y de las oficinas de El Siglo, despertaron la indignación contra el Gobierno y sus agentes. Al mismo tiempo, una campaña de ayuda solidaria. La hubo de todo tipo: numerosos talleres mecánicos e impresores facilitaron personal técnico y materiales. Generosos aportes económicos, especialmente de los sectores más modestos. Ello, unido al gran esfuerzo desplegado por el personal de la imprenta Horizonte, que lograron reconstituir una mínima parte de la maquinaria destruida por la Policía Política, hizo posible que El Siglo pudiera aparecer -en formato pequeño- el martes 30 de abril de 1957. Fue como una moderna Ave Fénix, surgida de las ruinas dejadas por los agentes policíacos.

No fue casual que, en 1957, se intentara acallar a la prensa obrera cuando se reprimía al pueblo. Esa ha sido la permanente táctica de la reacción. Lo fue ayer y lo es también hoy.

En estos días, cuando El Siglo ha sido víctimas de sospechosos robos, debemos recurrir a la memoria histórica y rodear de una red solidaria al semanario que lleva la verdad a la gente.

Dirigentes de la CUT protestan ante el Presidente Ibáñez, entre ellos Clotario Blest y Luis Figueroa,

El golpe que derrocó a Joao Goulart

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

El 31 de marzo de 1964, el general Olimpio Mourão Filho encabezó el movimiento de las tropas hacia Río de Janeiro, bajo el pretexto de  salvar a Brasil del abismo. Los demás generales se le fueron adhiriendo, uno tras otro. Mientras tanto, avanzaban rumbo al Brasil, desde los Estados Unidos, un portaaviones, numerosos aviones, varias naves de guerra y cuatro buques petroleros: es la Operación Brother Sam, paras ayudar al alzamiento.

Carlos Fico, historiador brasileño afirma la existencia de un telegrama enviado desde el Departamento de Estado a Gordon el mismo día en que los militares se levantaron contra el gobierno de Goulart, donde se detallaba la ayuda que enviarían a las fuerzas golpistas: cuatro barcos petroleros, un portaaviones, seis barcos de guerra, 110 toneladas de municiones y gases lacrimógenos para controlar a las multitudes, diez aviones de carga, seis de guerra y seis de reabastecimiento. Naturalmente, Washington negó siempre su participación en el golpe militar.

El golpe de Estado para derrocar el gobierno de João Goulart fue bautizado cínicamente como “Revolución Redentora” y lo justificaron aludiendo al deseo del Presidente Goulart de modificar la Constitución para mantenerse en el poder. Según tal argumento, el motivo del golpe era “salvar el orden constitucional en Brasil”.
El presidente constitucional se refugió en el Rio Grande do Sul.
El 2 de abril, el Congreso Nacional declaró la vacante de João Goulart en la posición del presidente y la apertura de la posición del jefe de la nación al Presidente de la Cámara de Diputados, Ranieri Mazzilli.

WASHINGTON ESTABA DETRÁS

Detrás del golpe estaba la funesta mano del imperialismo estadounidense. A finales de 1963, tres meses y medio antes del golpe, el entonces embajador estadounidense, Lincoln Gordon, redactó, a finales de 1963, un informe titulado “Un plan de contingencia para Brasil”, en el que planteaba posibles escenarios políticos. Por un lado, Gordon describía el riesgo de una revuelta “de extrema izquierda” incluso, de una “intervención comunista” en el país con el apoyo de la ex – Unión Soviética y Cuba. Por el otro lado, el diplomático planteaba la posibilidad que Goulart fuera “convencido” de dejar el poder por fuerzas “constructivas”. En su lugar, adelantaba, asumiría el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Ranieri Mazilli.

EL TERRORISTA LYNDON JOHNSON

El gobierno federal de Estados Unidos negó el haber intervenido en el golpe militar brasileño. Sin embargo, en los documentos que se han hecho públicos desde entonces, incluidos los documentos del archivo del National Security Archive, se muestra que la Administración Kennedy había establecido contactos con las fuerzas armadas brasileñas para preparar el golpe militar, el cual contó con el apoyo de la Administración Johnson, después del asesinato del Presidente Kennedy.

El propio presidente norteamericano Lyndon Johnson, participó directamente en la decisión del golpe: “Me parece que debemos dar todos los pasos que podamos, estar preparados a hacer lo que necesitemos”, ordenó Johnson al subsecretario de Estado, George Bail, en una conversación telefónica el mismo 31 de marzo de 1964. Horas después el presidente Goulart, marcharía al exilio.

¿QUIÉN ERA EL PRESIDENTE DERROCADO?

Joao Belchior Marques Goulart había nacido el 1 de marzo de 1919 en São Borja, Río Grande do Sul, Brasil.

Era hijo de Vicente Rodrigues Goulart, propietario de grandes extensiones de tierras y de Vicentina Marques.
Joao Goulart (apodado “Jango”) cursó la carrera de Derecho en 1939, en la facultad de Porto Alegre. Al acabar sus estudios se dedicó a la administración de la hacienda familiar. Inició su carrera política en 1950 como diputado federal en Río Grande do Sul por el Partido Laborista Brasileño (Partido Trabalhista Brasileiro, PTB).
De 1953 a 1954, durante el gobierno de Getulio Vargas fue ministro de Trabajo, de la Industria y del Comercio.

Ocupó el cargo de presidente del Partido Trabalhista Brasileiro. Se mantuvo leal a las políticas de Getulio Vargas, tendientes a aumentar la intervención del estado en la economía de Brasil
En 1955 fue vicepresidente con Juscelino Kubitschek y en 1961 con Janio Quadros. Destacó por su influencia en favor del intervencionismo estatal y por su política de apoyo a la clase obrera, mediante elevación de salarios y la realización obras públicas.
A pesar de pertenecer a una familia poderosa, Goulart era muy popular entre clases populares y mantenía buenas relaciones con los trabajadores y los sindicatos. Como ministro del trabajo, Goulart propuso un aumento de 100% de los salarios mínimos.
En 1961 Janio Quadros dimitió. Entonces Joao Goulart asumió la presidencia.

UN GOBIERNO PATRIOTA Y PROGRESISTA

En su gobierno, aprobó leyes que garantizaron beneficios para los trabajadores de la ciudad y del campo. Además, disminuyó la participación de las empresas extranjeras en ciertos sectores estratégicos de la economía. Mantuvo una política exterior independiente: reanudó las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y se negó a apoyar una invasión a Cuba, propuesta por el presidente estadounidense John F. Kennedy.
El desempleo, la inflación y el hambre aumentaron las tensiones sociales en el país.

El 13 de marzo de 1964, en un discurso pronunciado ante 150 mil personas, Jango anunció importantes reformas, como la nacionalización de las refinerías de petróleo y la expropiación de tierras para la aplicación de la reforma agraria.

LA SEDICIOSA Y GOLPISTA DERECHA BRASILEÑA

El 19 de marzo, en Sao Paulo, la derecha organizó una protesta, cuyo objetivo era movilizar a la opinión pública contra el gobierno de Jango y su política que, según ellos, culminaría con la llegada de “un régimen comunista totalitario en el Brasil”.

Joao Goulart era un rico agricultor, que había ido simpatizando con las demandas hechas por los trabajadores agrícolas e industriales, aumentando su salario mínimo. Éstas y otras medidas establecidas a favor de las clases populares antagonizaron a la oligarquía brasileña, que acusó (sin ninguna evidencia) a Goulart de querer establecer un sistema político comunista. Nunca se documentó, por cierto, que el Presidente Goulart intentara cambiar la Constitución para permanecer en el poder. Tal falta de evidencia no fue obstáculo para que los mayores medios de información de Estados Unidos (desde el The New York Times en el Este del país hasta el Los Angeles Times en el Oeste) informaran de lo ocurrido según la visión de los golpistas, explicando el golpe como un acto percibido como necesario para mantener la Constitución brasileña.

Joao Goulart hablándole al pueblo

JOAO GOULART MUERE EN EL EXILIO

Lyndon Johnson envía desde Washington el más cálido reconocimiento a los autores del cuartelazo, aunque Goulart todavía ocupa la presidencia, y el Departamento de Estado anuncia generosos préstamos para el nuevo gobierno. Desde el sur, Leonel Brizola intenta, sin eco, la resistencia.

Después de dos días de sublevaciones, miles de soldados tomaron Río de Janeiro en la madrugada del 2 de abril, mientras el presidente del Congreso se preparaba a anunciar que Goulart había dejado la Presidencia y que su lugar sería ocupado por Mazilli. El mandatario, un seguidor del ex presidente Getúlio Vargas, no ofreció resistencia a las Fuerzas Armadas y se exilió en Argentina, donde permaneció hasta su muerte, en 1976.

CASTELLO BRANCO INICIA 21 AÑOS DE DICTADURA

Dos semanas después del golpe de 1964, asumió la presidencia el jefe del Estado Mayor del Ejército, Castello Branco, marcando el inicio de veinte años de dictadura.

El entonces embajador Gordon llamó a las fuerzas opositoras de Goulart como “constructivas” que habrían “convencido” al presidente de “entregar el poder”, de acuerdo a los documentos divulgados por la cadena Globo.

Con la caída de Goulart comenzó una dictadura que se prolongó en el poder hasta 1985. Fue uno de los períodos más nefastos de la historia brasileña y también uno de los menos discutidos.
No se sabe cuántas personas murieron ni cómo fueron asesinadas en la mayoría de los casos. Las cifras seguramente no serán tan altas como las que dejó la última dictadura argentina. No obstante, los métodos utilizados fueron los mismos: censura, tortura y terrorismo.

Hace 33 años fueron degollados por pensar

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

José M. Parada, Santiago Nattino y Manuel Guerrero

El 28 de marzo de 1985, Santiago Nattino, publicista, fue secuestrado en plena vía pública en el sector alto de la capital.
El 29 de marzo, a tempranas horas de la mañana, fue detenido, en momentos en que llevaba su hija al Colegio Latinoamericano de Integración, José Manuel Parada Maluenda, quien se desempeñaba como Jefe del Departamento de Análisis de la Vicaría de la Solidaridad. En esa misma oportunidad fue secuestrado Manuel Leonidas Guerrero Ceballos, profesor e inspector del mismo colegio y dirigente de la AGECH (Asociación Gremial de Educadores de Chile).

Familiares y compañeros de los detenidos se movilizaron. Interpusieron un recurso de amparo. Incluso indicaron el lugar en que podrían estar detenidos: el cuartel de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros, DICOMCAR, ubicada en calle Dieciocho (donde se comprobó posteriormente habían estado). ¡La justicia nada hizo!

EL HORROROSO CRIMEN

Los autos se trasladaron hasta una zona de Quilicura cercana al aeropuerto. Se estacionaron en la berma, en las cercanías del fundo El Retiro. “El Fanta”, Zamora y González Betancourt se quedaron en su vehículo.

Guerrero fue el primero en ser bajado. De rodillas, esposado y vendado en una especia de hondonada junto al camino, el sargento Fuentes le tomó la cabeza por atrás y le cortó el cuello con un corvo. El vehículo se movió unos 30 metros al norte. Bajaron a Nattino, también esposado y con la vista vendada. Usando la misma arma, el cabo Sáez repitió la ejecución. El auto volvió a avanzar algunos metros, donde fue bajado Parada. Tendido de espaldas, esposado y vendado, el cabo Salazar tomó el corvo y le dio un profundo corte en el abdomen. La víctima se resistió y gritó de dolor, lo que aterró a su verdugo. Un tercer agente bajó del coche y lo degolló.

A los tres cuerpos les retiraron las vendas y esposas. Consumados los crímenes, el grupo se trasladó hasta su cuartel, en la calle 18.

LOS ENCONTRARON DEGOLLADOS

Pasado el mediodía del sábado 30 de marzo de 1985, en el camino que une Quilicura con el Aeropuerto de Pudahuel, dos hermanos campesinos encontraron los tres cadáveres. Estaban horriblemente degollados. Siete horas más tarde, fueron trasladados al Instituto Médico Legal, donde familiares y amigos de Parada, Guerrero y Nattino, esperaban conocer la identidad de los cuerpos.

Pinochet, militares y civiles participantes en la dictadura negaron su participación en ese monstruoso crimen.

El Informe Rettig señaló: “De los antecedentes narrados y los reunidos en la investigación judicial, la Comisión ha llegado a la convicción de que Manuel Guerrero, José Parada y Santiago Nattino fueron ejecutados por agentes estatales en razón de su militancia y las actividades que realizaban, en violación de sus derechos humanos”.

¿Por qué se les asesinó en forma tan bárbara? Por la razón (o la sin razón) de pensar en forma distinta al dictador. Por entonces, mucha gente en todo el mundo, al conocer el terrible crimen perpetrado a fines de marzo de 1985 en Chile por los agentes de la tiranía, unieron sus voces “para que nunca más”.

Cínicamente “La Tercera”, que durante la dictadura fue el órgano oficial de los verdugos, informó así el 30 de marzo de 1985:

NO HAN SIDO NI PUEDEN SER OLVIDADOS

Para este domingo 1 de abril de 2018 se ha convocado a una gran actividad conmemorativa, al cumplirse 33 años de la brutal muerte de los tres profesionales comunistas José Manuel Parada, Santiago Nattino y Manuel Guerrero, victimas del caso degollados de 1985 en plena Dictadura .

Desde la Casa del Maestro en Santiago, Javiera Parada hija de José Manuel Parada Sociólogo, funcionario de la Vicaría de la Solidaridad secuestrado y muerto por la DICOMCAR de Carabineros, sostuvo que este acto conmemorativo refuerza la importancia de la verdad, la justicia y la memoria, sobre todo en tiempos donde la lucha por los Derechos Humanos se centra no solo en lo ocurrido en el pasado sino también en los desafíos que nuestra sociedad hoy debe afrontar.

Por su parte, el Vicepresidente del Colegio de Profesores Jaime Gajardo consideró la actividad de este domingo como una buena instancia de unidad y diálogo entre las diversas fuerzas políticas y movimientos sociales en orden a defender los avances en Derechos Humanos frente a una Derecha que intenta cubrir con un manto de impunidad los atroces crímenes cometidos por la represión.